Cosmopolitismo y nacionalismo

Tekst
Sari: Oberta #186
Loe katkendit
Märgi loetuks
Kuidas lugeda raamatut pärast ostmist
Cosmopolitismo y nacionalismo
Šrift:Väiksem АаSuurem Aa

Esta publicación no puede ser reproducida, ni total ni parcialmente, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, ya sea fotomecánico, fotoquímico, electrónico, por fotocopia o por cualquier otro, sin el permiso previo de la editorial.

© De los textos: los autores, 2010

© De esta edición: Universitat de València, 2010

Coordinación editorial: Josep Cerdà (MuVIM) y Maite Simón (PUV)

Fotocomposición y maquetación: Inmaculada Mesa

Corrección: Communico C.B.

Cubierta:

Diseño: Celso Hernández de la Figuera

Fotografía: Spyros Meletzis. Los pintores de la lucha, Dimitris Gioldasis y Valias Semertzidis en Viniani, 1944 [Grecia, Gobierno resistente del EAM] Gelatina de plata, 30 × 39’8 cm

ISBN: 978-84-370-7773-4

Depósito legal: SE-5715-2010

ePub: Publidisa

Presentación
EL ENTORNO FILOSÓFICO
DE LA ILUSTRACIÓN Y EL MUVIM

Los eficaces intercambios que el Museo Valenciano de la Ilustración y de la Modernidad ha venido manteniendo con el contexto universitario y sus profesionales creo que se han consolidado, en el último sexenio, como uno de los ejes determinantes de sus programas museográficos. De hecho, mediada la primera década del presente siglo, con la llegada del nuevo equipo directivo al MuVIM, tales conexiones –museo/universidad– pasaron a formar parte explícita y definitiva de sus fundamentos institucionales y de su caracterización como museo diferente. No en vano, entre las conocidas segmentaciones de su público, se halla, sin discusión alguna, el fidelizado sector universitario.

Por tanto, no es de extrañar que las distintas actividades expositivas e investigadoras del museo se hayan vinculado directamente al hecho de las periódicas celebraciones de jornadas y congresos especializados, que se programan explícitamente para potenciar la vertiente reflexiva –crítica y analítica– en torno a los temas abordados en las muestras temporales del centro.

A decir verdad, tales planteamientos estratégicos han potenciado que el MuVIM –reconocido y sólidamente implantado– oriente y funde su identidad en la prioridad concedida a tres sectores que le son constitutivos: la Biblioteca especializada y el Centro de Documentación, el Departamento de Estudios e Investigación y el Departamento de Educación. Respaldándose directamente en ellos, desarrolla asimismo sus iniciativas el Departamento de Exposiciones, que canaliza, ejecuta y da visibilidad a los proyectos conjuntos que el equipo planifica.

Se entenderá, en consecuencia, que la acusada personalidad del centro, por su carácter diferencial, frente a otros museos de nuestro entorno próximo, apunte esencialmente a mantener –como «museo de las ideas»– sus principales líneas de intervención, dirigidas a reforzar las conexiones entre el mundo de la Ilustración y las subsiguientes «modernidades», que –en plural– han tejido el cuerpo y la fuerza de nuestra historia.

Un museo, como es el MuVIM, centrado básicamente en las perspectivas diacrónicas y en el tejido sincrónico de nuestro patrimonio inmaterial no puede dejar de mirar alternativamente tanto hacia la historia como hacia el presente, hacia la memoria recobrada y hacia la cotidianidad vivida, trazando un dilatado arco de sugerentes inflexiones y de marcados intereses, en este caso, entre el siglo XVIII y el presente XXI. Pero singularmente nuestro museo ha fijado su fulcro y su palanca en el cruce que la historia de las ideas y la historia de los medios de comunicación han sabido efectuar, a través de sus diálogos, intercambios, refuerzos e interferencias.

Sentadas estas observaciones preliminares, a nadie habrá extrañado, pues, que se haya establecido la laudable costumbre de que, conjuntamente, la Facultad de Filosofía o alguno de sus departamentos y el Museo Valenciano de la Ilustración y de la Modernidad organicen anualmente un par de congresos, centrados respectivamente, por una parte, en el estudio de una figura filosófica de relieve, extraída de ese arco cronológico que define el perfil del museo: entre la Ilustración y la modernidad; y, por otra parte, en la investigación de un tema filosófico, de amplio calado internacional, extraído asimismo de ese histórico período citado.

Por cierto, la llamada «fórmula MuVIM» –basada en este entramado de sinergias– ha funcionado perfectamente en cuanto programa. Así, los congresos filosóficos de otoño, focalizados en un pensador, curiosamente, se han transformado en algo habitual para muchos de nuestros conciudadanos, al igual que también las citas temáticas de primavera, con sus jornadas de trabajo, han devenido una convocatoria esperada y con máxima asistencia.

De este modo, en el 2004 se abordó el bicentenario kantiano,1 bajo el título de Filosofía y razón. Kant 200 años, mientras que el año 2005 tuvo asimismo su destacado protagonista en la figura de Schiller: Ilustración y modernidad en Friedrich von Schiller fue el tema planteado.2 Y así se han ido sucediendo las distintas convocatorias y las colaboraciones bilaterales. En noviembre del 2006 tuvo lugar el congreso internacional Lévinas, la filosofía como ética3 y, por su parte, en el otoño del 2007, se abordó el bicentenario de la publicación de la Fenomenología del espíritu de G. W. F. Hegel como hilo conductor, que puso en marcha el congreso Figuraciones contemporáneas de lo absoluto, organizado en torno a la incidencia contemporánea del pensamiento de Hegel. Más recientemente, ya en noviembre del 2008, el tema congresual ha sido Rousseau, música y lenguaje, con una destacada presencia internacional y múltiples actividades paralelas, al igual que, en el otoño del 2009, se abordó la figura de Santayana, con el título de George Santayana, filosofía y literatura y se preparan asimismo para noviembre del 2010 un encuentro internacional sobre Michel Foucault y para el 2011 la cita en torno al pensamiento de F. W. J. Schelling. Ciertamente, visto lo vivido, no son iniciativas, ni proyectos, ni imaginación lo que falta en esa bilateral confluencia entre el museo y la vida universitaria, con un robusto programa de colaboraciones mutuas.

En esa línea de cuestiones, cabe recordar asimismo –como ya se ha apuntado– que los esfuerzos ejercitados desde el MuVIM para potenciar sus relaciones con la investigación histórico-filosófica no se han limitado, como era lógico suponer, a estas estrictas y periódicas citas anuales de otoño, ya que, por otro lado, toda una serie de jornadas y seminarios han venido también a arropar y hacer posible, en los encuentros de primavera, las reflexiones periódicas, de carácter temático, que el museo desarrolla en torno a su programa expositivo. Así, otras convocatorias e investigaciones han tenido lugar en el MuVIM durante estos años, enfocadas hacia vertientes históricas relevantes: Ciencia y técnica en el XVIII español (2006);4 Viajes y viajeros, entre ficción y realidad (2007); Guerra y viajes (2008); Los afrancesados y la política cultural del XIX (2008); Ilustración y nacionalismo (2009), que ahora nos ocupa en estas líneas de presentación; Masonería e Ilustración (2009); Miradas sobre África (2009) o Estética de la memoria (2010), a la vez que preparamos asimismo la próxima cita sobre Ilustración y religión (2011). Por una parte, el estudio de las fundamentales relaciones existentes entre los museos y el ámbito de la educación han catalizado asimismo las jornadas bienales de invierno, que ya alcanzan su tercera convocatoria.5

Igualmente, las publicaciones del MuVIM no se han limitado a la coedición de las actas de los congresos, colaborando con Publicacions de la Universitat de València (puv), o a la publicación de los rigurosos e imprescindibles catálogos, en los que –como auténticos documentos de trabajo– se materializan las investigaciones gestadas en torno a las exposiciones del museo. Asimismo, el MuVIM puso en marcha de inmediato, desde su reestructuración, una colección de bolsillo titulada Quaderns del MuVIM, muy versátil y abierta a temas diversos, subdividida, a su vez, en otra Serie Minor, monográficamente articulada en torno a cuestiones relativas al universo visual6 (cine, fotografía, vídeo y otras tecnologías de la comunicación) y, junto a ella, asimismo se pensó en iniciar la Colección Biblioteca, singularmente fijada también en temas filosóficos y mayoritariamente vinculados a la época de la Ilustración.

La verdad es que aquel reto inicial, lanzado desde el MuVIM, no quedó en saco roto y henos aquí redactando el proemio justificativo a la aparición de las actas del ya exitosamente celebrado congreso sobre «Nacionalismo e Ilustración». En ellas se recopilan las ponencias programadas, conformando, por cierto, un oportuno bagaje de materiales, testimonio innegable de estas colaboraciones y refuerzos, que se trenzan tan eficazmente entre la vida de la universidad y las iniciativas de un museo que se considera y aspira con decisión a ser diferente y se siente plenamente orgulloso de su identidad.

De manera muy especial, en esta hora de los reconocimientos, debemos referirnos a los profesores don Vicente Sanfélix Vidarte, de la Universitat de València-Estudi General, y a don Gerardo López Sastre, de la Universidad de Castilla-La Mancha, como auténticos aglutinadores de las diferentes vertientes del proyecto, junto a su equipo común. También la Fundació General de la Universitat de València, a través del Patronat Martínez Guerricabeitia, facilitó su apoyo, concretamente con la concesión de créditos académicos de libre disposición a los asistentes que los solicitaron.

 

Por parte de los departamentos del MuVIM, son precisamente los miembros del equipo de la Sección de Estudios e Investigación, directamente involucrados en la planificación, el desarrollo y la realización del Congreso, quienes merecen también nuestro sincero reconocimiento. Gracias a todos ellos, las relaciones entre el museo y la universidad constituyen un hecho plenamente normalizado.

Valencia, enero del 2010

ROMÀ DE LA CALLE

Director del MuVIM

1. Manuel E. Vázquez y Romà de la Calle (eds.): Filosofía y razón. Kant, 200 años, PUV, Valencia, 2005, 207 pp.

2. Faustino Oncina y Manuel Ramos (eds.): Ilustración y modernidad en Friedrich Schiller en el bicentenario de su muerte, PUV, Valencia, 2006, 256 pp.

3. Andrés Alonso Martos (ed.): Emmanuel Lévinas. La filosofía como ética, PUV, Valencia, 2008, 289 pp.

4. E. Martínez Ruiz y M. De Pazzis (eds.): Ilustración, ciencia y técnica en el siglo XVIII español, PUV, Valencia, 2008, 406 pp.

5. Ricard Huerta y Romà de la Calle (eds.): Espacios estimulantes. Museos y educación artística, PUV, Valencia, 2007, 240 pp. También Ricard Huerta y Romà de la Calle (eds.): La mirada inquieta. Educación artística y museos, PUV, Valencia, 2005, 249 pp.; Ricard Huerta y Romà de la Calle (eds.): Mentes sensibles. Investigar en educación y en museos, PUV, Valencia, 2008, 201 pp.

6. Ya se han editado dieciséis volúmenes centrados en el universo cinematográfico, que recogen las conferencias pronunciadas en los ciclos programados.

INTRODUCCIÓN

Los días 5, 6 y 7 de mayo del 2009 se celebró en el Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad un congreso internacional titulado «Ilustración y nacionalismo». Dos días después, los debates continuaron en la Facultad de Humanidades de Toledo de la Universidad de Castilla-La Mancha. Lo que el lector tiene entre sus manos son algunos de los resultados de esos encuentros.1 El tema que nos reunió era el examen del surgimiento del ideal cosmopolita y del nacionalismo. No sólo es que estos temas fueran extraordinariamente importantes y continúen tan actuales hoy en día como cuando fueron objeto de la reflexión de algunos de los pensadores más importantes de la modernidad, sino que además muchas de las cosas que están en juego en aquéllos son la determinación del papel de la razón abstracta a la hora de conformar la vida humana y la organización social, el lugar de los sentimientos en nuestra vida y como impulsores de nuestras acciones, nuestra relación con el pasado y la posibilidad de romper con éste, etc. Es decir, problemas que están presentes de manera destacada en el pensamiento de la Ilustración, y que a través del siglo XIX –espoleados sin duda por la Revolución francesa y sus consecuencias– llegan hasta nosotros sin haber perdido nada de su alcance. Como puede imaginarse, la variedad de perspectivas o de autores desde la que aquéllos pueden confrontarse es enorme, por lo que no hay que extrañarse de la propia variedad de este volumen. Por poner unos meros ejemplos, aparecen en éste la actitud crítica y cosmopolita de un Pierre Bayle –que conoce de primera mano el exilio de su patria y que desarrolla la idea de que los intelectuales pertenecen a una «república de las letras» internacional– y el liberalismo clásico de David Hume, dentro de cuyo sistema los conceptos verdaderamente centrales son los de individuo y humanidad, lo que parecería condenar a las naciones al limbo teórico y abrir la posibilidad de su posible modificación o desaparición en el futuro si así conviniera a esos mismos individuos. También están presentes los proyectos para acabar con las guerras y establecer una paz permanente entre las naciones, y en ese mismo contexto, Saint Pierre propuso una confederación de Estados que llegó a denominar «Unión Europea». Ahora bien, ¿una paz perpetua no requeriría de Estados de derecho que acaben con el poder despótico de unos hombres sobre otros? Pregunta que a su vez nos lleva a la reflexión sobre las causas del despotismo (un tema que domina el pensamiento de Montesquieu) y al temor tantas veces confirmado por la experiencia histórica de que los intentos de mejorar la situación de los hombres en multitud de ocasiones la empeoran. Éste es un elemento central del pensamiento contrarrevolucionario. La defensa de los prejuicios y de los vínculos tradicionales no sería entonces prueba segura de insensibilidad social, sino más bien del convencimiento de que ateniéndonos a lo concreto, a una visión realista de la naturaleza humana con todas sus limitaciones, no es posible aspirar a algo mejor. Los sueños de la razón, cuando no cuentan con el respaldo del lento transcurrir de la historia y de la sabiduría colectiva, no pueden sino destruir a esa misma sociedad que pretendían cambiar. Esta visión conservadora no merece otra cosa que el desprecio más profundo del marxismo. En su carácter reaccionario no habría comprendido que en el proceso histórico no hay vuelta atrás, y que el mundo moderno requiere cambios permanentes. No habría sabido entender que la burguesía tiene que ser transformadora y muchas veces revolucionaria. Cambios a los que sin duda hay que dar la bienvenida en tanto que son elementos necesarios –por los que hay que pasar– dentro de una filosofía de la historia que confía en el triunfo final de la causa de los trabajadores. Es seguramente como producto de esta visión «desde lo alto» como pueden explicarse algunas de las, a primera vista, sorprendentes afirmaciones de Marx y Engels que el lector va a encontrar en nuestro volumen.

Concluyendo ya, la reflexión sobre las naciones y su destino, sobre si es probable su desaparición o sobre qué ocuparía entonces su lugar, ha continuado ocupando el pensamiento del siglo XX y de los primeros años del nuevo siglo. Es el caso de Gellner, Todorov, T. Judt, etc. El debate continúa abierto y los problemas (como todo lo que es propiamente humano) siguen dándonos que pensar. Si los ensayos de este libro contribuyen a arrojar algo de claridad y precisión sobre aquéllos, lo conseguido sería mucho.

Unas últimas palabras de agradecimiento. Fueron varias las instituciones que hicieron posible este proyecto. Ya hemos mencionado que el Museo Valenciano de la Ilustración y de la Modernidad nos acogió en un primer momento. Lo hizo con la generosidad y el buen hacer que caracterizan a esta institución ejemplar. Las universidades de Valencia y Castilla-La Mancha contribuyeron igualmente a la organización de nuestras reuniones, proporcionándonos todo el apoyo que precisamos. Tuvimos, además, la fortuna de contar con financiación adicional de la Consejería de Educación de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Por último, el conjunto de los ponentes y los participantes se constituyeron en una verdadera república de las letras cosmopolita con la que fue un verdadero placer trabajar. A todos ellos hay que darles las gracias más sinceras.

GERARDO LÓPEZ SASTRE

VICENTE SANFÉLIX VIDARTE

1. Varios de estos ensayos (concretamente los de Javier Benéitez Prudencio, Sébastien Charles, Francisco Javier Espinosa, María Lara Martínez, John C. Laursen, Gerardo López Sastre, Susana Maidana, Vicente Sanfélix y Rolando Minuti) son el producto de la participación de sus autores en un proyecto de investigación titulado «Crítica de la religión, imágenes de alteridad y cosmopolitismo. Una nueva lectura del pensamiento ilustrado y una defensa de su vigencia», financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (referencia: FFI2008-00725/FISO).

¿SON LOS COSMOPOLITAS ILUSTRADOS ELITISTAS? REFLEXIONES SOBRE LA REPÚBLICA DE LAS LETRAS DE PIERRE BAYLE

John Christian Laureen

Universidad de California, Riverside

Puesto que hay a nuestra disposición y compitiendo entre sí muchas imágenes de uno mismo, supongo que algunos lectores de este libro puede que no se vean a sí mismos primariamente y sobre todo como ciudadanos de la república de las letras. Para algunos, esta frase sonará como una antigüedad fantasiosa y curiosa, y en el mejor de los casos nos recordará ideales pasados. Pero voy a intentar mostrar que una lectura de la primera publicación importante que llevaba su nombre, las Nouvelles de la République des Lettres, de Pierre Bayle, desde 1684 hasta 1687, puede provocar una reflexión fructífera sobre lo que significa, incluso hoy en día, ser un estudioso, un profesor, un lector, un escritor; en breve, una persona culta. Me ocuparé también del tema del elitismo de la república de las letras y sugeriré que no hemos progresado necesariamente más allá de la época de Bayle en lo que a este tema se refiere.

Interrogar las ideas y las prácticas de Bayle sobre la república de las letras significará tratar tanto de asuntos de los que Bayle se ocupó expresamente –tales como la imparcialidad del periodista y el historiador y los deberes de los ciudadanos de la república de las letras en las controversias– como de temas sobre los que Bayle tenía muy poco que decir, pero que podrían verse iluminados por lo que dijo y por lo que hizo. Estos últimos incluyen 1) las diferencias entre las personas cultas y las incultas, y 2) la tensión entre la ciudadanía convencional y la ciudadanía en la república de las letras. De alguna manera, resulta artificial separar estos temas, algo que haré con propósitos interpretativos, pero espero que quede claro cómo se sobreponen y confluyen entre sí.

Una parte muy importante de lo que vamos a decir depende del contexto, así que es necesario comenzar con algunos de los hechos básicos del proyecto de Bayle. Desde marzo de 1684 hasta febrero de 1687, período durante el que editó las Noticias de la República de las Letras, Bayle vivió en Rotterdam como exiliado hugonote de su Francia nativa. Escribió la mayoría de las 629 noticias y reseñas que componen sus 36

volúmenes mensuales, con una media de diez reseñas y ocho breves noticias de libros por volumen. Fueron años importantes, no sólo para el propio Bayle, sino también para la política en relación con la religión y con la cultura de su alrededor. En octubre de 1685 fue revocado el Edicto de Nantes, lo que completaba la supresión de la religión de Bayle, el protestantismo calvinista, en Francia. En noviembre de ese año, su admirado hermano mayor, Jacob, murió en prisión, aparentemente como parte de la represalia del Gobierno francés por uno de los libros de Bayle.

También hay que destacar brevemente dónde se sitúa este trabajo editorial dentro de la carrera literaria de Bayle. Vino poco después de sus primeras obras importantes, los Pensamientos sobre el cometa y la Crítica general de Maimbourg de 1682, y bastante antes de su famoso Diccionario histórico y crítico (1697, 1702). Durante el tiempo en el que estaba editando esa publicación periódica, escribió también algunas obras importantes, incluyendo La Francia completamente católica (1686) y el Comentario filosófico a las palabras «Oblígales a entrar» (1686). Las ideas de Bayle sobre numerosos temas evolucionaron durante las dos décadas y media de su carrera literaria activa, pero nosotros nos centraremos sobre todo en nuestro breve período.

Bayle estaba escribiendo en los albores de las publicaciones periódicas eruditas, en el despertar del reconocimiento autoconsciente de la república de las letras. Las primeras publicaciones periódicas eruditas reconocibles fueron el Journal des Sçavants y las Philosophical Transactions, ambas fundadas en 1665, seguidas por las Acta Eruditorum de Leipzig, fundada en1682. La idea de la república de las letras tiene raíces antiguas y erasmistas, pero los estudiosos todavía parecen estar de acuerdo en que la noción consciente de una cooperación intelectual internacional en una república de las letras basada en una publicación impresa devino por primera vez una idea extendida en el siglo XVII, especialmente en su segunda mitad, y en una parte no pequeña a causa de la influencia de la publicación periódica de Bayle.1