El Pastor hacedor de discípulos

Tekst
Autor:
Loe katkendit
Märgi loetuks
Kuidas lugeda raamatut pärast ostmist
Šrift:Väiksem АаSuurem Aa

Si yo fuera el enemigo, desafiaría los estándares de Dios. Usaría las formas más poderosas de comunicación a mi disposición: las películas, la televisión y la internet; lo impactaría a usted intelectualmente a través de sus emociones; dramatizaría la vida y lo expondría emocionalmente, para llevarlo luego a donde yo quiera; usaría los miles de asesinatos, violaciones y escenas violentas familiares para bombardearlo hasta insensibilizarlo ante ciertas formas de maldad. Si yo fuera el enemigo, querría que usted escuchara las palabras dichas a Eva en el Jardín del Edén: “¿Es verdad que Dios les dijo…?” (Génesis 3:1). Lo confundiría y removería el velo existente entre la fantasía y la realidad.

La televisión y la internet nos están discipulando. “Todo (discípulo) el que haya completado su aprendizaje, a lo sumo llega al nivel de su maestro” (Lucas 6:40). Los medios de comunicación corroen nuestra base moral, insensibilizándonos a usted y a mí ante el mal y borrando la línea entre lo correcto y lo equivocado.

La gente que se sienta en las bancas es producto de la televisión más que de la Palabra de Dios. Sus puntos de vista acerca del mundo no se basan en las Escrituras; ellos son discípulos de su cultura. Cuando los medios de comunicación mencionan la responsabilidad, no están hablando acerca de responsabilidad moral, sino del uso de anticonceptivos; abortar (asesinar) es el derecho de la mujer; ser sexualmente activo (fornicar) está bien en la medida en que usted practique el sexo seguro; tener una aventura (adulterio), se espera que suceda en cualquier momento como algo normal, en personas desinhibidas; los extremistas (cristianos) de mente cerrada, son un peligro alrededor de los colegios y edificios públicos; usted no quisiera tener a uno como vecino.

Ellos no creen todo lo que escuchan, pero la comunidad cristiana está alejándose de los absolutos morales. Lo que el pastor declara va en contra de la corriente cultural. La Palabra de Dios es abrasiva cuando es presentada claramente en la atmósfera actual. La mente humana se ha vuelto suave y ya no piensa críticamente; por lo tanto, muchos miembros de la iglesia local tienen sus propios y contradictorios sistemas de pensamiento.

La Necesidad de Moral. El pastor predica a mentes que piensan que lo más grande es lo mejor; lo más espectacular es lo más importante; lo más importante en la vida es disfrutarla; las necesidades básicas son tener una hermosa casa, dos carros, vacaciones de tres semanas totalmente pagadas y varios fines de semana alejados de la ciudad; la vida lo ha engañado a usted a menos que vaya a un crucero por el Caribe, tenga un VCR y un traje para hacer ejercicio. La gente tiene un perverso sentido de la necesidad. Las necesidades se convierten en valores, que se adueñan de su propia moral. El lenguaje de la necesidad ha reemplazado el lenguaje de la codicia.

Conseguir un compromiso es difícil. El pastor hacedor de discípulos se enfrenta a una empinada cuesta cuando pide compromisos de largo plazo para lograr objetivos a largo plazo. El mensaje cristiano, en sí mismo, es lo suficientemente abrasivo, pero cuando se enmarca en el mandato de hacer discípulos, la fricción aumenta. La verdadera naturaleza del mensaje del pastor hacedor de discípulos requiere un compromiso a largo plazo. El deseo de tener todas las cosas ahora mismo, desde un carro hasta los muebles del jardín, milita contra una vida cristiana significativa. Por su incapacidad de mantener compromisos debido a la presión por mantener el estándar de vida de su predilección, los cristianos evidencian su inclinación al materialismo. La clave para un ministerio hacedor de discípulos es la disposición a atrasar la recompensa material. Toma cinco años establecer un discipulado fluido que dé fruto en la iglesia. Muchos pastores y asistentes a la iglesia simplemente no poseen el estómago espiritual necesario para esta clase de viaje.

Ajustarse a las Metodologías Seculares. La iglesia debería sacar ventaja de la publicidad, las ciencias sociales y la tecnología moderna, cuando estos métodos y técnicas ayudan la causa de Cristo. El uso de estudios demográficos, psicográficos (estadística que clasifica la población en grupos según variables sicológicas como sus actitudes, valores o temores), telemercadeo y mercadeo especializado, está bien. Pero cuando lo demográfico se convierte en el factor determinante de la voluntad de Dios en la ubicación de la nueva iglesia, lo demográfico ha reemplazado al Espíritu Santo. Cuando ciertas características del crecimiento de la iglesia se convierten en el “Santo Grial” simplemente por sus resultados y no por su soporte bíblico, el pragmatismo se convierte en un ídolo.

Cuando lo psicográfico determina el contenido y la conducta de mi mensaje, he doblado mi rodilla ante el baal de “oprimir el botón.” Las metodologías seculares han invadido el pensamiento de los líderes de muchas iglesias. Los evangélicos son fácilmente engañados por los últimos modelos presentados para alcanzar a las personas, ya sea el telemercadeo, los ingeniosos folletos o las extravagancias musicales. El total acercamiento pone más responsabilidad en el liderazgo para ser creativo y levantar fondos para que los miembros de la iglesia penetren sus mundos para Cristo de una forma más efectiva.

Lo queremos todo rápido y fácil: escuchamos historia tras historia de la iglesia que creció de cero a mil miembros en dieciocho meses por medio del telemercadeo y sermones analizados psicográficamente, especialmente promovidos a través de la música y el drama. Los pastores empresarios que llevan a cabo estas proezas épicas delante de pastores que “quieren ser” y que escuchan con asombro, salen inmediatamente a tratar “lo que funciona.” El actual fervor por el éxito ha causado muchas veces que un pastor abandone sus convicciones por alcanzarlo.

La desgastante labor del pastor, como la sólida predicación exegética, la oración y hacer discípulos, están fuera de moda. Nosotros determinamos que una iglesia es exitosa por cuánta gente va al espectáculo del domingo por la mañana. ¿Cuán bueno es el predicador? ¿Qué tan talentosos son los músicos? ¿Qué tan cargado está el ambiente? ¿Cuán abundantes son las ofrendas? ¿Qué tan hermosos son los edificios? Estas cosas le dan calidez a nuestro corazón. Muchos se han detenido a hacerse las preguntas correctas: ¿Para qué espectáculo se han reunido? ¿Están penetrando sus mundos para Cristo? ¿Están ellos caminando en integridad delante de Dios? ¿Están colocándolo a Él en primer lugar en sus finanzas? ¿Están comprometidos en la evangelización del mundo?

No tengo argumentos contra el uso de las metodologías seculares, pero sí contra lo que está siendo comunicado como importante. La iglesia se ha vuelto más efectiva en reunir personas, especialmente al sembrar iglesias. Pero el verdadero tema es: ¿Qué hacemos una vez que las personas se encuentran ahí? Este es el verdadero trabajo del pastor y ninguna metodología secular le ayudará a hacerlo. Eso llama al trabajo sobrenatural del Espíritu de Dios, a hacer que las personas se interesen en ser discípulos y en aprender a reproducirse y alcanzar al mundo para Cristo.

No se avergüence de la ayuda secular, pero tenga cuidado de la tentación de convertirse en un pragmático. Comprométase a sí mismo en sus convicciones bíblicas y rehúse a ceder en ellas. Cristo desea que Su iglesia esté compuesta por creyentes saludables, que se reproduzcan y penetren el mundo para Cristo.

Cristianismo Superficial. En una entrevista de 1979, el decano de los escritores cristianos, D. Elton Trueblood, se refirió “al podado compromiso evangélico que carece de raíces profundas; cada vez cuesta menos llevar la etiqueta evangélica en nuestra sociedad.”

El gran escritor G. K. Chesterton describió las obras de ciencia ficción del escritor H. G. Wells como un océano vasto de cinco centímetros de profundidad. Si alguien cae por la borda al moderno mar evangélico, no correrá ningún peligro de ahogarse. Como en las obras de Wells, se encontraría a sí mismo de pie con el agua solo hasta la altura de su tobillo. A los cristianos de hoy les hace falta profundidad espiritual de carácter en el cual establecerse durante los tiempos difíciles.

La influencia de la sicología del mundo ha creado un nuevo culto de adoración propia. Las personas están preocupadas por sí mismas y por cómo enfrentar las necesidades establecidas por la sociedad. La sicología aparece al poner a la gente en necesidad; se les ha dicho que tienen necesidades que nunca supieron que existían. Mientras la industria de la publicidad crea falsas necesidades en las personas para que salgan y gasten dinero en artículos presuntuosos que creen necesarios; las personas gatean tratando de encontrar un nuevo estrato de necesidades emocionales fabricadas por la industria de la sicología.

El locutor nos presenta la horrible verdad, que no es más que la realidad. La Biblia nos da la verdad revelada, en tanto que la sicología nos ha dado la verdad escondida, la cual es una estafa. En una sociedad sicológica, el lenguaje y la filosofía de la necesidad han seducido a la iglesia. Por lo tanto, todos en la iglesia se hacen toda clase de preguntas equivocadas, basados en la programación cultural: ¿Qué puede hacer la iglesia por mí? ¿Puedo cubrir mis necesidades allá? ¿Me siento bien cuando salgo de aquí? ¿Me hace sentir culpable el pastor? ¿Tendré que hacer lo que no siento que debo hacer? Estas preguntas y muchas más reflejan en primer lugar la corrupción de la auto-idolatría acogida en nuestra sociedad por la comunidad de la sicología secular.

Esto ha llevado al desarrollo de una “nueva teología” que encuentra sus raíces en la complacencia de los deseos de la carne. Por lo tanto, las teologías más populares de hoy están dirigidas hacia la inmediata necesidad de placer. La televisión se presta perfectamente para este mensaje, el cual es frecuentemente llamado “la rica y saludable herejía.” La promesa es que Dios desea sanarlo a usted, haciéndolo rico; todo lo que necesita hacer es creer. Dios no sólo le dará salud y riqueza, sino que también quiere darle una variedad de muy excitantes experiencias sensuales espirituales. En otras palabras, seguir a Cristo es sólo un chasquido de dedos tras otro. Si usted tiene dolor, Él se lo llevará. Si lo que necesita es dinero, Él lo proveerá si usted planta una semilla en ese ministerio en particular. ¿Necesita superar la depresión, la ansiedad, los problemas maritales y los conflictos con otros? Sólo cierre sus ojos y crea, y obtendrá la victoria.

 

Como en un programa de televisión, Dios hará que las cosas mejoren al final. Así como un detective agarra al ladrón y el héroe rescata a su chica, todo será resuelto también. Esto prepara a los cristianos para pensar egoísta y superficialmente acerca de su fe.

Otro aspecto del cristianismo superficial que merece una breve mención es el pensamiento sin sentido de que “no somos especiales, pulcros y llenos de potencial, necesitados de una autoestima positiva.” Esta clase de enseñanza resalta las habilidades y la gloria del hombre. Mientras Dios valore al hombre y el hombre necesite pensar bien de sí mismo, esta enseñanza simplemente no dice toda la verdad. El otro lado de la historia, por supuesto, es nuestra naturaleza pecadora. Somos tan especiales para Dios que Él obra a través de Su Hijo para salvar al ser humano, pero necesitamos arrepentirnos. Podemos sentirnos bien acerca de nosotros mismos después de haber empezado a conducirnos de una manera agradable a Dios, pero el potencial humano es limitado y debe ser cuidadosamente monitoreado por el Espíritu de Dios y bajo la responsabilidad de la iglesia.

El peligro de la enseñanza superficial es que desarrolla una autodependencia del hombre en vez de enfocarse en la protección de Dios para el hombre. Esta se presta para estudiar la literatura sicológica y el precio de un devocional liviano, y dirigirse a las emociones más que a la mente. Raramente estas personas pasan mucho tiempo en las Escrituras, estudiando, memorizando o meditando en las verdades eternas que le dan la historia completa.

Alguien dijo que la diferencia entre los hombres y los niños es que los niños quieren ser alguien, mientras que los hombres quieren ser algo. Los cristianos superficiales quieren tener todos los beneficios de una vida victoriosa en Cristo sin ninguna clase de compromiso. Él busca una puerta de escape para su problema y una vida fácil y agradable.

Los cristianos sensuales poseen un apetito insaciable. La multitud necesitará cada vez más mantener su “llamado espiritual” vivo. Esto no se diferencia de la drogadicción, pues la tiranía eventualmente lo destruye. Una vida espiritual edificada sobre la base de una experiencia de emociones será corta y terminará en problemas.

El pastor hacedor de discípulos predica un compromiso, pero sin el Espíritu que engendró las convicciones, no habrá compromiso. Las personas necesitan una buena experiencia espiritual edificada sobre la base de la verdad objetiva, la cual se encuentra en las Escrituras. Usted enfrenta el reto de desprogramar a quienes reciben su enseñanza. Ellos necesitan rechazar los “nuevos evangelios” superficiales de los últimos años del siglo veinte y ser educados en las enseñanzas de Jesús del primer siglo. La iglesia debe eliminar estas charlas sin fundamento y comprometerse con las enseñanzas ordenadas por nuestro Señor.

El pastor hacedor de discípulos lucha una batalla personal de duda propia. Muchos le pedirán que su mensaje no sea “tan radical” y le dirán: “Está pidiendo demasiado. Si usted realmente nos amara, nos haría esto más fácil”. La tentación es darle a la gente postre en los sermones en vez del plato principal, evitar los pasajes difíciles, eliminar los detalles de geografía, historia, cultura y lenguaje que agotan la superficial atención del cristiano de hoy.

Usted enfrentará la tentación de reducir sus objetivos o recortar las velas de su barco. No le pida a la gente que reproduzcan creyentes. Ellos correrán y se esconderán, porque no querrán pagar el precio. Estudiar la Biblia, orar, memorizar Escrituras, dar testimonio a sus vecinos y amigos: ¡Esto es demasiado! ¡Cuide de nosotros, sea usted nuestro pastor!

Las mismas tentaciones surgirán en los requisitos para los líderes, en el tamaño y el rigor de los grupos de discipulado, en la insistencia de todos los líderes potenciales a mostrar su experiencia y éxito en el evangelismo. Una y otra vez los cristianos superficiales de la congregación desafiarán todos estos estándares. La iglesia nunca será fácil.

Tradicionalismo

Tradición es la fe viviente de los progenitores piadosos, pasada de generación en generación. El tradicionalismo es la fe muerta de los líderes cristianos que intentan mantenerse en el poder. El sufijo ismo significa una doctrina, teoría o causa distinta; refleja un estado del ser. Un comunista recluta otros y se convierten al comunismo, el liberal al liberalismo, el conservador al conservatismo y así sucesivamente. La tradición es algo bueno. Las familias, las iglesias, los clubes, los empresarios, todos tienen tradiciones que forman las bases para los valores corporativos. Las iglesias necesitan tradición no sólo en doctrina, sino también en muchas prácticas familiares. La tradición se mete en problemas cuando se avinagra y se convierte en tradicionalismo.

“Se acercaron a Jesús algunos fariseos y maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén, y le preguntaron: «¿Por qué quebrantan tus discípulos la tradición de los ancianos? ¡Comen sin cumplir primero el rito de lavarse las manos!» Jesús les contestó: «¿Y por qué ustedes quebrantan el mandamiento de Dios a causa de la tradición?»”

Mateo 15:1-3

El tradicionalismo milita contra la voluntad de Dios. De muchas maneras, los líderes de la iglesia local lo manifiestan e inconcientemente entorpecen la obra de Dios. Los matrimonios de la iglesia tratan de mantener viva la reunión de oración de los miércoles en la noche a través de un ministerio de grupos pequeños. Ellos se oponen al estilo innovador de la adoración, a los nuevos requisitos para los líderes, a los nuevos estatutos, porque amenazan los límites seguros de lo familiar. Como resultado, entorpecen el progreso y crean una atmósfera de conflicto. Los “padres fundadores” de una iglesia independiente se encuentran luchando entre sí hasta la muerte por temas sin importancia. Muchas veces, ellos olvidan la razón de la batalla y el conflicto cobra vida propia. Muy frecuentemente, la iglesia se viste completamente con el equipo de escalar montañas y terminan ascendiendo hormigueros.

El tradicionalismo es todavía muy fuerte en muchas regiones. Sería tonto para el pastor hacedor de discípulos hacerse cargo de una iglesia existente sin el conocimiento de sus tradiciones y valores. Trabaje en una atmósfera tradicional cabalgando sobre sus sueños. Luego, pídales que agreguen algo de lo suyo, sin tomar las cosas importantes de ellos. Este acercamiento hará mucho por apaciguar la ira de los “padres fundadores.” Pero, de cualquier manera, prepárese para el conflicto; algunos siempre pelearán ante cualquier nuevo cambio. Un joven senador de los Estados Unidos le hizo un comentario a un veterano de treinta años: “Senador, le apuesto a que usted ha visto cientos de cambios durante su tiempo en el Congreso.” El avezado senador le respondió: “Sí y he estado en contra de cada uno de ellos.” Use las tradiciones para su propia ventaja y combata el tradicionalismo en todo lo que usted valore.

La Educación del Seminario

Yo soy graduado de un seminario y no recomendaría que cualquier persona tome la posición de un pastor predicador sin las ventajas que provee un sólido entrenamiento en el seminario. Apoyar y mantener seminarios teológicos es esencial para proteger, revitalizar y plantar iglesias locales saludables. Como lo dije anteriormente, el seminario determina lo que los pastores creen y finalmente lo que el miembro de la Iglesia cree.

Las iglesias locales pragmáticas generalmente critican los seminarios, reclamando que los graduados de los seminarios son demasiado académicos; sin embargo, en sus críticas llegan a un nivel más serio de acusación cuando dicen que los seminarios no entrenan a sus estudiantes para la obra pastoral. Además, ellos protestan porque muy pocos profesores en el seminario tienen experiencia pastoral y, por lo tanto, los estudiantes son entrenados por gente sin experiencia.

Salgo prontamente en defensa de estos especiales siervos de Cristo. La enseñanza en el seminario es un llamado especial y necesario. El profesor de seminario experimenta los implacables rigores de la comunidad académica secular. No sólo invierte tres o cuatro años para obtener su grado teológico básico, la Maestría en Teología, tres años adicionales para obtener las credenciales en la enseñanza profesional y finalmente, el Doctorado en Teología. Tal rigor académico lleva a una persona cuyo corazón está encendido por Cristo y que ha sido equipado por Cristo, a una gran capacidad intelectual. A diferencia de otros campos seculares, en los que alguien con un Doctorado se asegura un salario considerablemente alto, la mayoría de los profesores de seminarios ganan menos que los pastores.

El papel del profesor de seminario no es suministrarle al estudiante las herramientas del ministerio. Quienes critican los aspectos no prácticos de los seminarios, fallan en reconocer tanto el propósito como las limitaciones de la academia. El seminario le suministra al estudiante aspectos importantes acerca de cómo puede levantar un ministerio: un pensamiento crítico, un trabajo de reconocimiento de los campos de estudio relacionados con mantener la integridad de la Palabra de Dios y, las herramientas para predicar y enseñar las Escrituras. En esta larga carrera, no existe nada más práctico que una sólida comprensión doctrinal junto con un marco filosófico de la visión del mundo. Sobre este fundamento, un pastor puede edificar un ministerio perdurable.

El seminario no intenta equipar totalmente al estudiante para el pastorado, pero en unión con la iglesia local, es responsable de hacer posible que el joven empiece a pastorear la iglesia. El seminario le proporciona las herramientas básicas para el ministerio y la iglesia será la responsable de ayudar a equiparlo en otras áreas. El típico graduado del seminario sabe cerca del 50% de lo que se requiere para ser pastor. La otra mitad debe venir de su propia experiencia, del ejemplo de otros, del internado y de la experiencia previa en el ministerio.

Los profesores del seminario no están en el frente de la batalla por Cristo; en verdad, ellos no forman parte de las tropas regulares en las trincheras y no deberíamos esperar que lo hicieran. Como custodios de la verdad, ellos protegen la integridad de la Palabra de Dios. ¿Cómo le pone usted precio a eso? Ellos no están en el frente; se encuentran en la última línea de la defensa, entre la iglesia y los abismos del subjetivismo. Si el enemigo logra pasar las líneas de defensa de la iglesia local, ellos deberán pelear para obtener la victoria. Satanás agredió a la iglesia liberal desde la retaguardia cuando atacó los seminarios, derribando denominaciones enteras. Al enemigo le gustaría convencer a los pastores y a los laicos de que los seminarios son obsoletos, irrelevantes y demasiado académicos, y por lo tanto, debemos abandonar el modelo académico. Esta creencia es miope e ignorante de lo que los pastores realmente necesitan. Algunas recomendaciones deberían ser consideradas para mejorar el seminario. Pero mientras tanto, deberíamos estimar, orar y apoyar a estas personas tan especiales que se encuentran en la última línea de defensa.

Yo creo que el seminario debería darle al estudiante tres regalos principales: primero, una educación académica exigente y basada en la Escritura, para que los principales fundamentos de la disciplina teológica sean profundamente establecidos; segundo, exponerse ante los miembros más viejos y avezados de la facultad. El intercambio de experiencias y puntos de vista que suministra el ambiente del seminario tienen valor de por vida. En estos dos temas, muchos seminarios realizan un trabajo sobresaliente.

Sin embargo, el tercer regalo es en mi opinión la debilidad número uno de nuestros seminarios evangélicos. Ellos no proporcionan al estudiante una filosofía de la iglesia basada en las Escrituras sobre la cual edificar un ministerio. El estudiante aprende lo que es la iglesia, pero no lo que hace la iglesia. Aunque lo que es la iglesia determina lo que la iglesia hace, ¿el graduado asume su primera tarea pastoral con un marco filosófico a través del cual pueda entender su trabajo? ¿Tiene las características que lo definen como un pastor hacedor de discípulos? Yo no pido que los estudiantes posean la filosofía exacta de este libro, pero deberían tener convicciones dentro de un marco filosófico. ¿Entiende el pastor quién es él y cuál es su trabajo? ¿Tiene un objetivo con quienes se sientan delante de él en el culto? ¿Cómo motiva y mueve a las personas a través de los procesos de discipulado sin polarizar la congregación? Estas son sólo unas pocas preguntas que los graduados del seminario deberían hacerse en su labor de pastorado.

 

Yo recomiendo un curso completo requerido en la Maestría de Teología, que expone a los estudiantes a esta clase de temas. Adicional al típico ministerio pastoral y a los cursos de consejería pastoral, al menos tres importantes cursos beneficiarían de gran manera al estudiante: primero, un curso principal que establezca una base filosófica a partir de las Escrituras por la naturaleza de la iglesia y su trabajo y papel como pastor. Este curso sería teórico en principio. Los dos cursos subsecuentes se enfocarían en cómo identificar los principios y hacer que funcionen en la estructura de la iglesia local. Este es el “eslabón perdido” de nuestros graduados del seminario. Muchos entran a la iglesia sabiendo cómo dar un sermón, oficiar matrimonios y funerales, dar consejería y algo más.

Yo no esperaría que alguien recién egresado del seminario trabaje con la sabiduría y eficacia de alguien con más experiencia, pero quisiera verlo con estos principios y convicciones adicionales agregadas a su caja de herramientas.

La educación del seminario sin este tercer regalo a sus estudiantes será otro obstáculo para hacer discípulos. No es un obstáculo como los ya mencionados. Sin el seminario, el futuro de la iglesia estará en riesgo. Pero no podemos estar satisfechos mandando graduados a las iglesias sin convicciones relacionadas con el encargo de hacer discípulos.

Notas

1 Lyle Schaller, Es un Mundo Diferente (Nashville, Tenn.: Abingdon Press, 1987), 60.

2 Richard Neuhaus, Conferencia en el Congreso sobre la Biblia, Washington D. C., Septiembre, 1987.

3 Tony Walter, La Necesidad de la Nueva Religión (Downers Grove, Ill.: Inter Varsity Press, 1985), 142.

4 D. Elton Trueblood, en entrevista privada con Jon Johnston, Sobrevivirán los Evangélicos a su Propia Popularidad? (Grand Rapids, Mich.: Zondervan, 1980), 38.