Magallanes territorio sin fronteras. Patrimonio, identidades, desarrollo sostenible

Tekst
Loe katkendit
Märgi loetuks
Kuidas lugeda raamatut pärast ostmist
Šrift:Väiksem АаSuurem Aa

Por otro lado, los estudios interpretativos y los mapas descriptivos dedicados a las ciudades y los paisajes industriales son, hasta el día de hoy, incompletos. Esta falta de conocimiento corre el riesgo de traducirse en una reducción en la capacidad de elegir las mejores soluciones de diseño a adoptar cuando, en un futuro próximo, surjan problemas de obsolescencia de muchas estructuras e infraestructuras industriales, conectadas con tecnologías intensivas en energía, nocivas para el medio ambiente.

Las complejas transiciones ecológicas y tecnológicas ahora en curso requieren, de hecho, la actualización del concepto de patrimonio industrial según los cambios en los paradigmas de desarrollo y crecimiento. Desde un punto de vista cultural, esta situación es en algunos aspectos similar a la vivida en la segunda mitad del siglo XX, cuando el desmantelamiento de las plantas de producción sugirió el impulso de la arqueología industrial como una nueva disciplina científica26. Hoy, sin embargo, no es posible prepararse para la mera contemplación de los hallazgos de la civilización de los hidrocarburos, pero es necesario pensar en extender su ciclo de vida, convirtiéndolos en nuevas plataformas de desarrollo sostenible27.

A fin de prepararse para afrontar este desafío de diseño, inédito en cuanto a complejidad conceptual y amplitud problemática, la cultura arquitectónica deberá reinterpretar críticamente las formas en que se han creado los espacios destinados a los trabajadores industriales, participando sin reservas en investigaciones que considerarán el conocimiento del patrimonio industrial como una “obra abierta” a la concurrencia de muchas y diferentes competencias: desde los estudios urbanos y territoriales a la geografía, desde la ingeniería a la tecnología, desde la historia económica a la sociología, desde la estética a la antropología28.

Las redes de colaboración y cooperación cultural, impulsadas por estos nuevos desafíos, podrán jugar un papel protagonista en el imaginario del futuro29, si son capaces de asumir el compromiso de “cuidar el mundo”30. Esta era la tarea que Bernard Stiegler había confiado a “Ars Industrialis,” la plataforma de reflexión filosófica fundada en 2005 con el objetivo de promover las “políticas industriales de tecnologías espirituales” y de resolver las contradicciones derivadas de la convivencia conflictiva de modos de producción tangibles e intangibles de bienes y servicios31.

La fructífera relación entre los términos arte e industria, que presupone una interpretación original del concepto de técnica, es la base del volumen que el filósofo francés dedicó al “reencantamiento del mundo”, poco después de haber contribuido a la redacción del primer manifiesto de “Ars Industrialis”32. Para reaccionar al desencanto que, en las primeras décadas del siglo XX, Max Weber había atribuido a la progresiva afirmación del racionalismo tecnológico y los modos de producción del capitalismo33, Stiegler propone un nuevo proyecto industrial, basado en la reinterpretación en clave ecológica de los conceptos de “subsistencia”, “existencia”, “consistencia”, los mismos de los que partió la aventura tecnológica de la humanidad.

Concebido para motivar la exploración de nuevos territorios reales y virtuales, el “re-encantamiento” propuesto por Stiegler es probablemente la clave para redimir los asentamientos de los “pioneros” de la civilización industrial, y quizás ningún lugar como la Tierra del Fuego parece ser más apto para probar, con los medios de la arquitectura, para ponerlo en práctica34. Si fracasa, quedará al menos el consuelo de haber intentado reinvertir el capital guardado en las aspiraciones del proyecto moderno35.

NOTAS

1 Nikolaus Pevsner, Pioneers of Modern Movements (London: Faber&Faber, 1936); Idem, Pioneers of Modern Design, (New York: MoMA, 1949 - 1st edition; London: Penguin Books, 1960 – nueva edición revisada).

2 Karin Wilhelm, “The earth, a good domicile. Ambivalences of Modern City”, in A Utopia of Modernity: Zlín. Revisting Bata´s Functional City, a cura di Katrin Klingan (Berlin: Kerstin Gust, 2010), pp. 225-237.

3 Giovanni Luigi Fontana, Andrea Gritti, Architectures at work. Towns and Landscape of Industrial Heritage (Firenze: Formaedizioni, 2020).

4 Giovanni Luigi Fontana, “’Workers’ villages, company towns and industrial cities: the origins and development of a global phenomenon” in Architectures at work, op. cit., pp. 18-29.

5 Eugenio Garcés Feliú, Las ciudades del salitre (Santiago de Chile: Orígenes, 1999). Domingos Giroletti, “Caetanopolis”; María Marta Lupano, “Meat Processing Towns”, in Architecture at work, op. cit., pp. 202-219.

6 Andrea Gritti, “Ford Motor Company Towns,” in Architecture at work, op. cit., pp. 282-287.

7 Rolando Lloga Fernández, “Hershey”; Luis Antonio Ibáñez González, “Necaxa”, Mariela Ceva “Villa Flandria”, in Architecture at work, op. cit., pp. 288-309.

8 Jean-Louis Cohen, Architecture in Uniform. Designing and Building for the Second World War (Montreal/Paris: Canadian Centre for Architecture/ Hazan, 2011).

9 Andrea Gritti, “Manhattan Project Towns”, in Architectures at work, op. cit., pp. 328-333.

10 Boris Cvitanic Diaz e Daniel Matus Carrasco, “Vivienda y patrimonio industrial: Los campamentos del petróleo en Magallanes”, in Sophia Austral [online]. 2019, N° 23 [citado 2021-04-15], pp.205-234, http://dx.doi.org/10.4067/S0719-56052019000100205.

11 Pamela Domínguez Bastidas, Cerro Sombrero, Arquitectura Moderna en Tierra del Fuego (Santiago de Chile: Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, 2011); Alejandro Parada Valencia, Lorena Novoa Mansilla, La arquitectura moderna como símbolo de políticas públicas (FONDART, 2015).

12 Eugenio Garcés Feliú, op.cit.

13 Deyan Sudjic, The Edifice Complex: The architecture of power (London: Penguin, 2011).

14 Andrea Gritti, Ezio Micelli e Alessandra Oppio, “L’intelligenza del progetto e l’architettura di carta-moneta”, Ardeth, n.3 (2018): 158-178, https://doi.org/10.17454/ARDETH03.09.

15 Ezio Bonfanti, “Emblematica della tecnica” in Edilizia Moderna | 86, 1965, pp. 14-30; Giancarlo De Carlo, “Del ribaltamento del termine-riuso. nella prassi architettonica”, in Riuso e riqualificazione edilizia negli anni ’80. A cura di Carolina Di Biase, Lucia Donati, Carlotta Fontana, Pierluigi Paolillo (Milano: Franco Angeli, 1981).

16 Paul Virilio, L’Université du Désastre (Paris: éditions Galilée, 2007).

17 Jean-Louis Cohen, “Il nostro cliente è il nostro padrone”, in Rassegna, N° 3 (1980), pp. 47-60.

18 Virginia Woolf, On not knowing Greek (London: Hesperus Press, 2008).

19 Tzvetan Todorov, Les Aventuriers de l’absolu (Paris: Robert Laffont, 2005).

20 David E. Nye, American Technological Sublime (Cambridge: The Mit Press, 1994).

21 Tullio De Mauro “Introduzione” a Costituzione della Repubblica Italiana – 1947 (Torino: UTET, 2015), p. 5.

22 Carlo Cattaneo, Milano e l’Europa. Scritti 1839-1846, a cura di Delia Castelnuovo Frigessi (Torino: Einaudi, 1972).

23 Giancarlo Consonni, “La città di Carlo Cattaneo”, in Contemporanea. Rivista di storia dell’Ottocento e del Novecento, N° 2 (aprile 2003), pp. 383-387.

24 Wolfgang Goethe, Italienische Reise (München: C.H. Beck, 2010).

25 Massimo Preite “Company towns and industrial landscapes in the UNESCO World Heritage List”, in Architecture at work, op. cit., pp. 368-375.

26 Andrea Gritti, “Archaeology”, in Recycled Theories: Dizionario Illustrato/ Illustrated Dictionary a cura di Sara Marini e Giovanni Corbellini (Macerata: Quodlibet, 2016), pp. 54-62.

 

27 Andrea Gritti, Marco Voltini, Claudia Zanda, “Archeologia autostradale”, in Memorabilia. Nel paese delle ultime cose, a cura di Sara Marini, Alberto Bertagna, Giulia Menzietti (Roma: Aracne, 2016), pp. 75-82.

28 Lucie K. Morisset, “From work to territory”, in Architecture at work, op. cit., pp. 12-17.

29 Marc Augé, Futuro (Bollati Boringhieri: Torino, 2012).

30 Bernard Stiegler e altri, Ars Industrialis: “Manifesto per una politica industriale delle tecnologie dello spirito”, 2005.

31 Christian Fauré, Alain Giffard e Bernard Stiegler, Pour en finir avec la mécroissance: quelques réflexions d’Ars Industrialis (Paris: Flammarion, 2009).

32 Bernard Stiegler, Réenchanter le monde: La valeur esprit contre le populisme industriel (Paris: Flammarion, 2006).

33 Max Weber, L’éthique protestante et l’esprit du capitalisme (Paris: Plon, 2010), pp. 117-134, pp. 177-179.

34 Eugenio Garcés, Franz Kroeger, Mateo Martinic, Nicolás Piwonka, Marcelo Cooper, Tierra del Fuego: historia, arquitectura y territorio (Santiago de Chile: Ediciones ARQ, 2013).

35 Andrea Gritti, “Project capital: architecture, technique and industrial society”, in Architecture at work, op. cit., pp. 30-41.

BIBLIOGRAFÍA

Augé, Marc, Futuro, Torino: Bollati Boringhieri, 2012.

Bonfanti, Ezio, “Emblematica della técnica”, in Edilizia Moderna n. 86 (1965), pp. 14-30.

Cattaneo, Carlo, Milano e l’Europa. Scritti 1839-1846, a cura di Delia Castelnuovo Frigessi, Torino: Einaudi, 1972.

Cohen, Jean-Louis, “Il nostro cliente è il nostro padrone”, in Rassegna, N° 3 (1980), pp. 47-60.

Cohen, Jean-Louis, Architecture in Uniform. Designing and Building for the Second World War (Montreal/Paris: Canadian Centre for Architecture/ Hazan, 2011).

Consonni, Giancarlo, “La città di Carlo Cattaneo”, in Contemporanea. Rivista di storia dell’Ottocento e del Novecento, N° 2 (aprile 2003), pp. 383-387.

Cvitanic Diaz, Boris, Matus Carrasco Daniel, “Vivienda y patrimonio industrial: Los campamentos del petróleo en Magallanes”, in Sophia Austral [online], N° 23 (2019), pp. 205-234. http://dx.doi.org/10.4067/S0719-56052019000100205

De Carlo, Giancarlo, Del ribaltamento del termine-riuso. nella prassi architettonica.” In Riuso e riqualificazione edilizia negli anni ’80. A cura di Carolina Di Biase, Lucia Donati, Carlotta Fontana, Pierluigi Paolillo. Milano: Franco Angeli, 1981.

De Mauro, Tullio, “Introduzione”, in Costituzione della Repubblica Italiana-1947, Torino: UTET, 2015.

Domínguez Bastidas, Pamela, Cerro Sombrero, Arquitectura Moderna en Tierra del Fuego, Santiago de Chile: Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, 2011.

Fauré, Christian, Giffard Alain e Stiegler Bernard, Pour en finir avec la mécroissance: quelques réflexions d’Ars Industrialis (Paris: Flammarion, 2009).

Fontana, Giovanni Luigi, Gritti Andrea, Architectures at work. Towns and Landscape of Industrial Heritage, Firenze: Formaedizioni, 2020.

Garcés, Eugenio, Las ciudades del salitre, Santiago de Chile: Orígenes, 1999.

Garcés, Eugenio, Kroeger Franz, Martinic Mateo, Piwonka Nicolás, Cooper Marcelo, Tierra del Fuego: historia, arquitectura y territorio. Santiago de Chile: Ediciones ARQ, 2013.

Goethe Wolfgang, Italienische Reise, München: C.H. Beck, 2010.

Gritti, Andrea, “Archaeology”, in Recycled Theories: Dizionario Illustrato/ Illustrated Dictionary a cura di Sara Marini e Giovanni Corbellini, pp. 54-62. Macerata: Quodlibet, 2016.

Gritti, Andrea, Micelli Ezio, Oppio Alessandra, “L’intelligenza del progetto e l’architettura di carta-moneta”, in Ardeth, N° 3 (2018), pp. 158-178. https://doi.org/10.17454/ARDETH03.09

Gritti, Andrea, Voltini Marco, Zanda Claudia, “Archeologia autostradale”, in Memorabilia. Nel paese delle ultime cose, a cura di Sara Marini, Alberto Bertagna, Giulia Menzietti, 75-82, Roma: Aracne, 2016.

Nye, David E., American Technological Sublime, Cambridge: The Mit Press, 1994.

Parada Valencia, Alejandro, Novoa Mansilla Lorena, La arquitectura moderna como símbolo de políticas públicas en Magallanes: FONDART, 2015.

Pevsner, Nikolaus, Pioneers of Modern Movements, London: Faber&Faber, 1936; Idem, Pioneers of Modern Design, New York: MoMA, 1949 (prima edizione; London: Penguin Books, 1960, nuova edizione rivista).

Sudjic, Deyan, The Edifice Complex: The architecture of power, London: Penguin, 2011.

Todorov, Tzvetan, Les Aventuriers de l’absolu, Paris: Robert Laffont, 2005.

Virilio, Paul, L’Université du Désastre, Paris: éditions Galilée, 2007.

Wilhelm, Karin, “The earth, a good domicile. Ambivalences of Modern City”, in A Utopia of Modernity: Zlín. Revisting Bata´s Functional City, a cura di Klingan Katrin, pp. 225-237. Berlin: Kerstin Gust, 2010.

Woolf, Virginia, On not knowing Greek, London: Hesperus Press, 2008.

CRÉDITOS DE IMÁGENES

Figura 1. Plaza de Cerro Sombrero. Foto: N. Piwonka.

Figura 2. Cine Cerro Sombrero. Foto: N. Piwonka.

Figura 3. Escultura en plaza Cerro Sombrero. Foto: E. Garcés.

Figura 4. Iglesia católica en Cerro Sombrero. Foto: E. Garcés.

Figura 5. Estación de bencina en Cerro Sombrero. Foto: M. Oportot.




ESTRECHO DE MAGALLANES Y PAISAJE CULTURAL EXTREMO

Eugenio Garcés Feliú, Joaquín Sabaté Bel

Eugenio Garcés. Doctor arquitecto, Escuela Técnica Superior de Arquitectura U. P. C., Barcelona, España. Profesor titular e investigador de la Escuela de Arquitectura, Pontificia Universidad Católica de Chile.

Joaquín Sabaté. Doctor arquitecto y economista. Catedrático de Urbanismo en la Universidad Politécnica de Catalunya. Doctor honoris causa por la UNC (Argentina).

…ese gemido del viento, allá lejos, como una sirena de alarma en el extremo del mundo1.

El estrecho de Magallanes2, situado en Fuego Patagonia3, al sur de América, fue alcanzado el 21 de octubre de 1520 por la Armada de la Especiería al mando de Magallanes-Elcano, regresando este último a Sanlúcar de Barrameda para completar la primera vuelta al mundo de setenta mil kilómetros (1519-1522). Este acontecimiento constituye la frontera4 global de una empresa marítima que posiciona la geografía en la historia de Occidente y contribuye a una visión moderna del mundo. En nuestro ámbito continental, su confín es el cono sur de América –Fuego Patagonia, islas Falkland-Malvinas y Antártica– una zona que… es una membrana polarizada por dos casquetes de hielo, y sus ecosistemas estepario y archipiélago marítimo más próximos: la Antártica por un lado, y los campos de hielo andino patagónico por el otro5. El propio Estrecho es parte esencial de ese viaje, ya que La travesía por la región se considera la más asombrosa y elogiada de toda la Vuelta al Mundo…6 El área del Estrecho abarca un territorio que va desde Fuego Patagonia hasta los Campos de Hielo Norte y Sur, y desde el río Santa Cruz hasta el Cabo de Hornos e incluye diversas islas, entre ellas, la Tierra del Fuego.


Figura 1. Plano de la primera circunnavegación de la tierra.


Figura 2. Área del estrecho de Magallanes, Tierra del Fuego, Falkland - Malvinas y Antártida.

El estrecho de Magallanes se caracteriza por su condición de paisaje cultural extremo, una categoría radical que atiende a las excepcionales relaciones entre sociedad y ambiente y se expresa según distintas formas de ocupación de un territorio bioceánico7. Es su grado máximo, difícil, excesivo, intenso, exagerado. Simón Bolívar denominó a Chile aquel extremo del universo8. Según Subercaseaux, Magallanes posee un carácter único de extremo del mundo9. De acuerdo con CIDEZE10, es un territorio extremo y especial. Es …un área compuesta por una asociación distintiva de formas, tanto físicas como culturales, según la definición de Carl Sauer11, quien consolida este hermoso concepto, planteando que la cultura es el agente, el área natural es el medio, el paisaje cultural es el resultado. Según la UNESCO12, los paisajes culturales representan a las obras conjuntas del hombre y la naturaleza. Ilustran la evolución de la sociedad humana y sus asentamientos a lo largo del tiempo, condicionados por… su entorno natural y por las… fuerzas sociales, económicas y culturales... Para Gastó13,los paisajes culturales surgen de las actuaciones de la tecnología sobre la naturaleza, según una condición sincrética que vincula elementos culturales y ambientales, produciendo un cierto nivel de deterioro ecológico como resultado de la acción antrópica y el proceso de artificialización.

Este paisaje cultural extremo puede ser interpretado según sus diversos estratos:

El primer estrato es histórico y cultural, con numerosos expedicionarios, científicos, investigadores y cartógrafos14 que nos han legado una obra muy reveladora. Entre ellos, el marino español Juan Ladrillero (1558), corsarios ingleses como Francis Drake (1578) y Thomas Cavendish (1587)15,el navegante español Antonio de Córdova (1789), Phillip Parker King (1826) y Robert Fitz Roy (1828-1836), del almirantazgo británico, el científico Charles Darwin (1832), el documentalista Alberto De Agostini (1913-1955) y el antropólogo Martín Gusinde (1919-1923). Gusinde fue testigo de la inminente extinción de los Selk’nam, durante los años de sus cuatro Expediciones (1918 -1924), por la agresiva campaña en su contra por los estancieros de Tierra del Fuego, y participó en su ceremonia del Hain, así como en la del Chéjaus de los Yaganes en Navarino, dejando extraordinarias fotografías. En su obra Die Feuerland Indianer16 publicó las investigaciones sobre las etnias Yagán, Selk’nam y Kawéskar. A partir de ellas, argumentó que el ser humano cree espontáneamente en la idea de un Dios único, siguiendo las ideas de su maestro Wilhem Schmidt17, pero con los años ha sido refutado18.

Un segundo estrato es geográfico. El contexto de la geografía continental de Fuego Patagonia, es complementado por numerosas y diversas islas. Su principal manifestación es el labrado glaciar del estrecho de Magallanes, que comunica los océanos según mareas que fluyen de acuerdo con factores atmosféricos y geomorfológicos. Posee un clima riguroso, asociado con las temperaturas, vientos, lluvias y nieves, que influyen en sus procesos ecológicos y biológicos, los ecosistemas y la biodiversidad. Está conformado por diversas unidades de paisaje: la cordillera magallánica de ventisqueros, las llanuras fluvio-glaciales, las praderas, zonas boscosas, áreas insulares y montañosas19. Sus paisajes extraordinarios apelan a su percepción como un círculo del cielo, donde el horizonte establece a la redonda sus referencias visuales. Estas características pueden ser asociadas con el término salvaje, equivalente al vocablo inglés wilderness, lugar que conserva la arcaica influencia de lo natural, con alto grado de salvajismo, carácter primigenio, soledad en condiciones primitivas e inhabitable por la aspereza de su naturaleza y su clima. Es una tierra… que ha sido afectada... por las fuerzas primarias de la naturaleza y posee un carácter primitivo e influyente… que se protege y maneja a fin de preservar sus condiciones naturales20. Y esas características de lo natural se relacionan con lo sublime21, ese temor que atrae al alma, en asombro y sin peligro, con impresiones de lo bello, presente como inmenso, vacío, solitario, silencioso, en lo alto de una montaña, en la selva oscura, en una isla perdida. Estas características son apreciables en el Parque Nacional Alberto De Agostini22.

 

Las formas de ocupación del territorio configuran un tercer estrato de este paisaje cultural. La ocupación indígena23 consiguió adaptarse a las severas condiciones ambientales con la ocupación provechosa del mar y la tierra, y se poblaron tierras, canales, riberas e islas desde hace más de quinientas generaciones, con restos fechados hacia 11.000 A.P., dejando expresiones culturales y cosmovisiones que conforman la imagen general de su mundo. Ha sido analizada por estudiosos24 que ofrecen testimonio del legado Kaweskar, Yagán, Aonikenk, Selk’nam y Haush. Una de las manifestaciones de la condición extrema es el terrible exterminio étnico y cultural de los pueblos indígenas, a consecuencia de la ocupación económica. El pueblo Selk’nam, en proceso de reconocimiento como grupo vigente, está al borde de su desaparición, impulsada por la invasión de los territorios familiares de sus Haruwen25 que trastocó su uso tradicional y provocó la rápida disminución de su población26. La gran responsable directa –por delito de acción– lo fue la colonización ganadera, como acción económica impersonal y anónima que en su avasallador desarrollo eliminó los obstáculos que se le oponían, pues su avance representaba una demostración manifiesta de progreso y civilización, no importando que aquel se amasara con sangre y dolor inocente y esta resultara escarnecida27. Un rol clave lo desempeñaron las misiones San Rafael en isla Dawson (1889) y La Candelaria (1893) en Tierra del Fuego, donde los Selk’nam encontraron refugio de la amenaza de los estancieros, con el doble propósito de alejarlos de los “cazadores de indios” e introducirlos en la “vida civilizada”, lo que tuvo trágicas consecuencias28. Su cultura ha sido documentada en publicaciones y textos extraordinarios29. La ocupación económica se inicia con las estancias ovejeras30, que favorecieron la unificación productiva y territorial de Chile, al ocupar Fuego Patagonia y la Tierra del Fuego con una explotación agroindustrial ovina de la pradera para beneficio de lana, cuero y carne. Las estancias generaron una actividad productiva importante en un medio rural extenso y favorable, pero estas no han resultado un agente de radicación poblacional exitoso y su zona rural se está despoblando (2020). Aunque el proceso ha sido descrito como ocupación colonizadora31, estuvo lejos de alcanzar ese propósito, ya que el objetivo fue el de formar estancias ganaderas y no el de radicar pobladores con familias. Por lo mismo, no se consideró necesario –salvo rara excepción– dotar a esos centros laborales con servicios comunitarios (escuela, posta sanitaria, policía)32. Lolich señala que la colonización en Argentina, si bien fue estructurada a partir de la radicación de inmigrantes en colonias agrícolas y pastoriles, en concordancia con el lema “gobernar es poblar”, en la práctica significó el predominio del latifundio entregado a las empresas extranjeras creadoras de grandes estancias dedicadas a la ganadería extensiva33. La ocupación estanciera ha sido complementada a lo largo del tiempo por una economía diversificada de hidrocarburos, manufactura, pesca, agricultura de huertos familiares, transporte marino, turismo.

El país Aonikenk y la ocupación indígena del territorio

La población Aonikenk, para el periodo prehispánico, se calcula entre dos mil y tres mil individuos. Fitz Roy estimó en 1833 que los Aonikenk, que vivían entre el río Santa Cruz y el estrecho de Magallanes, territorio de unos 60.000 km2, eran unos mil seiscientos individuos.34 Su estructura familiar estaba formada por clanes o bandas que explotaban sus regiones de caza en base a los Aikes o paraderos, lugares de reparo, con caza, agua y leña, unidos entre sí por senderos para caballos de origen español, empleados desde mediados del siglo XVIII, a los que sacaron buen provecho35. Sus Kau o viviendas se armaban en base a un conjunto delgado de maderos dispuestos en hileras, con apertura en contra del viento dominante y cubierta de cueros cosidos, para cobijar a una o dos familias. Su vestimenta consistía en capas de piel de guanaco, que se usaban con el pelo hacia adentro36. El caballo innovó su cultura nómada y el manejo del territorio, ampliando el área de caza y la velocidad operacional, y con el tiempo este fue incorporado a su corpus mítico, en una cosmovisión que incluía la vida social y el ambiente natural.


Figura 3. Mujer Aonikenk junto a su toldería.

Las estancias ovejeras ocuparon desde 1884 de forma gradual el territorio al norte del Estrecho, con los remates de arrendamientos y las posteriores concesiones y subastas, de manera que, en menos de veinticinco años, la ganadería ovina dominó la mayor parte del territorio que los Aonikenk habían utilizado desde tiempo remotos en sus movimientos trashumantes. Un decreto de la Gobernación de Magallanes, del 6 de agosto de 1889, fijó para los Aonikenk el derecho a residir al norte de Laguna Blanca, Laguna y rio del Zurdo, Dinamarquero, Cheiak y Tres Chorrillos37. Esa zona corresponde aproximadamente a la estructura de senderos y Aikes, entre los cuales destacan Killik Aike (10), Guer Aike (9) y Chimen Aike (8), en la zona de Río Gallegos; con Aike (14) y Chej Aike (15) y Cetr Aike (16), a lo largo de este río en su curso al oeste; Pali Aike (5), Ush Aike (11) y Orr Aike (17), entre el río y el estrecho de Magallanes; y Orke Aike (6), Kimirl Aike (4) y Kolk Aike (3), junto al Estrecho. (Fig. 5)


Figura 4. Aikes y senderos Aonikenk.


Figura 5. Plano topográfico de Hijuelación de los Terrenos Fiscales en el Territorio de Magallanes, 1902.

Finalmente, el país Aonikenk fue sometido a un trazado cartesiano (Fig. 6), promovido por las autoridades y ocupado por empresas estancieras de capital internacional, que invadieron sus territorios ancestrales y provocaron su virtual extinción étnica y cultural. Esto afectó a los aónikenk de diferentes maneras: en la restricción progresiva de su trashumancia como hábito social de significación económica y en la limitación del ejercicio de una libertad de movimiento que era consubstancial con su ser íntimo; en la reducción drástica de su actividad cinegética como un ejercicio vital y como fuente de aprovisionamiento de recursos económicos (alimentarios, artesanales), y en la adopción forzada de nuevas formas de vida económica como condición de supervivencia38. Si para la Ocupación de la Araucanía39, el Estado chileno empleó al ejército en su campaña contra los mapuches, en la ocupación agroindustrial ganadera de Magallanes, lo hizo mediante las concesiones de tierras.

En 1912 el censo nacional registró 259 personas como indígenas residentes en la reserva Camusu Aike, cifra aproximada al total de la etnia Aonikenk para aquellos años. Uno de los Aonikenk más destacados fue el cacique Mulato, su último jefe en la Patagonia chilena.

Asentamientos humanos y colonización del Estrecho40

Ciudad del Rey Don Felipe

La ciudad del Rey Don Felipe (1584)41 representa el intento de colonización española en la región más austral del continente. Fue fundada como ciudad-fuerte en la península de Santa Ana por Pedro Sarmiento de Gamboa42. Sarmiento desarrolla un trazado unitario de unos 180 por 180 metros, para un programa de ciudad-fuerte con materialización del perímetro, subdivisión predial diversificada y distribución de edificios. Realiza una operación ajustada al lugar, los recursos de madera disponibles y el clima frío y tempestuoso. El antiguo plano43 destaca las manzanas alargadas y estrechas para las casas de pobladores; rectangulares, las de la guarnición, y con lotes proporcionados el resto de las edificaciones. Seleccionado el sitio, ...trazó la ciudad, la cual nombró del Rey Don Felipe. Y luego se comenzó la iglesia… Luego se trazó la plaza… Comenzóse la casa real… se trazó la plaza en cuadra… trazando las casas y calles… Y así mismo se hizo la casa de cabildo y trazó el hospital y casa de religiosos… se rozó campo junto a la ciudad para sembrar… Luego se cercó el pueblo de palizada y se alzó un bestión sobre la mar…44 Concluidos los trabajos, Sarmiento zarpó hacia Nombre de Jesús, pero diversas vicisitudes en su posterior viaje a España impidieron su regreso con los suministros prometidos. Como consecuencia del riguroso clima, falta de recursos, incapacidad de producir, obtener o gestionar provisiones allí donde hubo campamentos aborígenes, la mayoría de los residentes muere por inanición. En 1587, el corsario inglés Thomas Cavendish rescata a Tomé Hernández, uno de los sobrevivientes45, y denomina Port Famine al asentamiento. Sus restos, como primer establecimiento europeo en el Estrecho, son declarados Monumento Histórico en 196846. En 1999 se crea el Parque Histórico Rey Don Felipe47, con el que se protegen los vestigios patrimoniales presentes en el lugar48.


Figura 6. Plano de la ciudad del Rey Don Felipe levantado por Sarmiento de Gamboa.

Fuerte Bulnes

Fuerte Bulnes (1843)49 fue construido en la península Santa Ana, en base a un conjunto de volúmenes rodeados por una alta valla, con un privilegiado campo visual para el control de la navegación, desde el océano Pacífico o el Atlántico. Ordenada por el presidente de Chile Manuel Bulnes, la expedición comandada por el capitán Juan Williams zarpó desde Ancud en mayo de 1843, y consiguió implantar la soberanía chilena en el Estrecho y sus territorios adyacentes a nombre del Gobierno de Chile. Sin embargo, el lugar elegido resultó pobre en tierra vegetal para cultivos, sin pastos adecuados para el ganado ni protección del clima, dependiendo del abastecimiento por mar desde Chiloé. Las primeras construcciones en madera incluyeron una casa fuerte, el polvorín y almacén de víveres, con la empalizada y un foso para defensa y seguridad. Más adelante se edifica una capilla, la vivienda del gobernador, el cuartel de la tropa, la cocina de soldados, corral y establo para animales y nuevas empalizadas. En 1844 el sargento mayor Justo de la Rivera es nombrado gobernador del Fuerte, que para entonces albergaba 59 habitantes entre colonos y soldados. En 1847 fue reemplazado por José de los Santos Mardones, que radica nuevos colonos, soldados y familiares, hasta que un incendio lo destruye parcialmente (1848), hecho que estimula la fundación de un nuevo asentamiento en Sandy Point. En 1852 fue terminado de arruinar por el teniente Cambiazo50, acabando con la primera fundación chilena del Estrecho. En 1943, a cien años de su fundación, es reconstruido de manera cuidadosa, como un falso histórico, según una planimetría realizada por el MOP en base a los exiguos antecedentes disponibles del fuerte original y sus escasos restos51.En 1968 se declara Monumento Histórico por la CMN. En 1999, se crea el parque histórico Rey Don Felipe, en el que se integra el Fuerte Bulnes.

Olete lõpetanud tasuta lõigu lugemise. Kas soovite edasi lugeda?