Educación y prevención para la salud sobre cáncer de cuello uterino

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2.6. Violencia sexual

El tipo de violencia basada en el género más invisible es, sin duda, la sexual y que ocurre en la familia y en su entorno inmediato. Dependiendo del tipo de delito sexual, el Código Penal establece penas de hasta un máximo de 25 años. Son varias las razones por las que las personas afectadas, o sus representantes, padres y madres de familia, parientes cercanos, no denuncian este tipo de violencia, por temor a la revancha, por dependencia económica, para evitar más problemas familiares y por los comentarios de los parientes y amigos.

En el 2011, la encuesta del INEC sobre violencia de género detectó que 60 % de las mujeres ha sufrido violencia sexual. Las provincias con un mayor porcentaje de este tipo son Morona Santiago, Tungurahua, Pichincha, Pastaza y Azuay. Las etnias más afectadas son la indígena con el 67,8 % y la afroecuatoriana con el 66,7 % (INEC, 2011, pp. 4, 14).

El 9,6 % de las mujeres reporta violencia sexual, es decir, del total de las mujeres que están en edad reproductiva (de 15 a 45 años), alrededor de 294.636 fueron agredidas sexualmente en el 2006, mediante sexo forzado -violación- o como abuso sexual (Figura 2.3) (Arauz, V., Camacho, A., Fraga, G., 2006, pp. 4-6).

Figura 2.3 Mujeres que reportan violencia sexual, según forma de violencia (mujeres de 15 a 49 años de edad)


Fuente: Arauz et al. (2006, p. 5).

2.6.1. Violencia doméstica

La violencia ejercida contra la mujer es un fenómeno universal que continúa en todos los países del mundo y es aceptada como “normal” en algunas sociedades. Desde que en el año de 1993 se celebró la Conferencia Mundial de Derechos Humanos en Viena y se realizó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la sociedad civil y los Gobiernos han reconocido que la violencia constituye una preocupación de las políticas públicas y de los derechos humanos, lo que repercute por el efecto traumático para los que la presencian, en particular los niños.

El estudio multipaís de la OMS sobre la salud de la mujer y la violencia doméstica, así como sus recomendaciones, contribuyen a la lucha para eliminar la violencia contra la mujer. El estudio de la OMS definió el comportamiento dominante de la pareja de una mujer, que incluye impedirle ver a sus amigas, limitar el contacto con su familia carnal, insistir en saber dónde está en todo momento, enojarse con ella si habla con otros hombres, acusarla constantemente de ser infiel e, incluso, controlarle el acceso a la atención para la salud (Organización Mundial de la Salud, 2005).

2.6.2. Violencia intrafamiliar

La violencia intrafamiliar implica toda acción u omisión cometida por algún miembro de la familia en relación de poder, sin importar el espacio donde ocurra, que perjudique el bienestar, la integridad física, psicológica, la libertad y el derecho al pleno desarrollo de otro miembro de la familia, hace referencia al ámbito relacional en el que se construye la violencia, más allá del lugar donde sucede. En cambio, la violencia doméstica hace referencia al sitio donde se da el acontecimiento violento.

La prevalencia de la violencia intrafamiliar representa un serio problema de salud pública y una violación de los derechos humanos. En relación con el impacto de la violencia en la salud, la violación y la violencia doméstica aparecen como una causa significativa de discapacidad y muerte entre mujeres en edad reproductiva. Además de heridas, hematomas, fracturas, enfermedades de transmisión sexual y abortos, como resultado del abuso tanto físico como psicológico, las mujeres sufren dolores de cabeza de forma crónica, trastornos sexuales, depresión, fobias y miedos prolongados (Larraín y Rodríguez, 1993, pp. 203-208).

Las mujeres afectadas por la violencia se caracterizan por tener una baja autoestima, lo cual repercute directamente en su comportamiento, productividad en el trabajo, en su capacidad de protección, de buscar ayuda y denunciar su caso. Algunos estudios consideran que el abuso sexual y el maltrato físico ocasionan alteraciones mentales en las mujeres, lo que incide en sus actividades laborales (Paltiel, 1993, p. 145).

Según la OPS (2008a, pp. 30-32), las infecciones de transmisión sexual, incluyendo el VIH/ SIDA, entre los miembros de los pueblos indígenas del país son algunas de las expresiones más visibles de la inequidad en el acceso a la salud (también la sexual y reproductiva). La OPS propuso llevar a cabo una consulta acerca de la promoción de la salud sexual y la prevención del VIH/SIDA en esta parte de la población. Los chamanes, los curanderos, las parteras se esfuerzan por aplicar sus conocimientos y técnicas a las nuevas enfermedades.

Los programas escolares sobre salud, prevención del VIH y salud reproductiva (en particular aquellos que tratan acerca de las infecciones de transmisión sexual y los embarazos no deseados entre adolescentes) deberán abordar asuntos de género, capacidad y consentimiento informado. Se espera que los resultados de este estudio contribuyan a una mejora de la educación para la salud, especialmente en el caso de las madres que viven en Turubamba, donde se centra la mayoría de la población con falta de educación y bajos ingresos.

2.7. Financiamiento y recursos del sector de la salud

El presupuesto del MSP mantuvo un incremento constante desde 2001 (151,7 millones de dólares) hasta 2008 (1047 millones de dólares), pasando de 2,7 % a 10,1 % en lo que respecta al presupuesto general del Estado, y del 0,9 % al 1,7 % en lo concerniente al Producto Interno Bruto (PIB), respectivamente (Organización Mundial de la Salud [OMS] y Organización Panamericana de la Salud [OPS], 2009, pp. 32-33).

Según la Proforma General del Estado del 2016, en lo que se refiere a la Disposición Transitoria Vigésima Segunda, el presupuesto para el sector salud era de 512’132.846,89 dólares, que representaban el 0,5 % del PIB (Asamblea Nacional de la República del Ecuador, 2015, p. 209).

El gasto público en salud comprende el gasto recurrente y de capital proveniente de los presupuestos públicos, central y locales, el endeudamiento externo, las donaciones y los fondos de salud social y obligatoria. El gasto total en este rubro es la suma del gasto público y privado. Abarca la prestación de servicios en salud preventiva y curativa, las actividades de planificación familiar y de nutrición, además de la asistencia de emergencia designada para la salud, sin incluir agua ni los servicios sanitarios.

En el periodo de 2011 a 2015 el gasto público per cápita fue de 52,30 dólares. 90 % del gasto privado correspondió al gasto de los hogares (61 % para la adquisición de medicamentos e insumos; 24,3 % para la atención médica y 4,7 % para exámenes de laboratorio, odontología y aparatos ortopédicos). Del gasto privado, 74,7 % se hizo en el área urbana y 25,3 % en la rural, que concentra al mayor número de población empobrecida.

Con relación a los recursos del sector salud, el Ecuador tenía 26.000 médicos en 2013, con una tasa de 16,48 %; 4162 odontólogos, cuya tasa fue de 2,64 %; 981 psicólogos, con una tasa de 0,62 %; 15.776 enfermeras, con el 10 %; 2.120 obstetrices, con 1,34 %, y 18.466 auxiliares de enfermería, con 11,71 %. El 31 % son médicos de atención primaria para la salud, aunque la meta es de 40 %. La razón de enfermeras calificadas en relación con los médicos es de 2,4:1 pese al 1:1, que propone la meta.

Según el Registro Estadístico de Recursos y Actividades de Salud (RAS) publicado por el INEC en 2018, se registró la existencia de 4165 establecimientos de salud a nivel nacional, de ellos 626 corresponden a sitios con internación hospitalaria y 3.539 a establecimientos sin internación. El país tiene 23,44 médicos y 3,12 odontólogos por cada diez mil habitantes. Durante 2018, en el Ecuador se efectuaron 39,8 millones de consultas atendidas por un médico, psicólogo u obstetra a pacientes por una enfermedad determinada (morbilidad). De ellas, el 61,07 por ciento corresponde a mujeres y el 38,93 por ciento a hombres. Cabe destacar que los establecimientos del sector público atendieron 19,2 millones de consultas de prevención, equivalentes al 84,75 por ciento de todas las efectuadas (INEC, 2018c).

El presupuesto del Ministerio de Salud se concentra en tres programas: prevención y promoción, provisión y prestación de servicios y vigilancia y control. En el 2019 fue de 3104,8 millones de dólares lo que implica una reducción respecto al año previo de 431,2 millones de dólares. Sinembargo, como se puede apreciar en la figura 2.4 se evidencia un aumento sostenido del presupuesto en la década previa que no se ha visto reflejado en una mejora del sistema.

 

Figura 2.4 Presupuesto del Ministerio de Salud Pública


Fuente: Carriel (2012).

2.8. Servicios públicos de salud del Distrito Metropolitano de Quito

En la parroquia de Turubamba —donde se realizó la investigación y se entrevistó a la mayoría de las mujeres— hay muchos hogares pobres. Se encuentra ubicada en la zona sur, área 19, y tiene el subcentro de salud, donde las madres de familia del lugar acuden a las consultas médicas. Todas las unidades del Ministerio de Salud Pública previenen y atienden problemas médicos generales, que afectan a niños, adultos y mujeres embarazadas. Los subcentros que están en el área 19 de Salud tienen como referente al Centro de Salud de Guamaní, localizado en la parroquia de Turubamba, que ofrece servicios de atención adicional como laboratorio, odontología, terapia familiar, rayos X, medicina no tradicional.

El centro de salud de Turubamba ofrece servicios de medicina alternativa e indígena, junto con especialidades de la medicina convencional. Este centro emplea métodos y procedimientos para la promoción de la salud, prevención de enfermedades, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación propios de la medicina convencional, alternativa, tradicional e indígena. Integra recursos terapéuticos de diferentes especialidades, con el propósito de ampliar la capacidad resolutiva del sistema de salud. El equipo dispone de especialistas en la medicina convencional y profesionales en acupuntura, homeopatía y chamanes de la comunidad.

En los últimos años se ha evidenciado una mejoría en la atención y el cuidado de los niños dentro del Distrito Metropolitano de Quito con la apertura de centros infatiles conocidos como Guagua Centros que han permitido el cuidado de los infantes, iniciar la escolaridad de los niños, mejorar indicadores de desnutrición; sin embargo, debido a las circunstancias de marginalidad y desconocimiento persiste la existencia de varios niños en situación de calle, con o sin la compañía de sus padres como se puede evidenciar en la fotografía de la figura 2.5.

Figura 2.5 Niños de Turubamba jugando en la calle


Fuente: Fotografía de Eduardo Adolfo Herrera Herrera.

Tabla 2.5 Servicios públicos de salud de Turubamba de la ciudad de Quito, zona sur, área 19 Guamaní


Fuente: Ministerio de Salud Pública (2008, pp. 8-9).

2.9. Conclusiones

La educación en salud viene a ser una herramienta esencial para disminuir la mortalidad de varias enfermedades que afectan a la mayoría de las mujeres que no han cumplido con la instrucción básica obligatoria y que están bajo la línea de pobreza. Una de las principales dificultades es la falta del reconocimiento de las enfermedades, como problema de salud prevenible. La puesta en marcha de actividades de diálogo social para la protección social en salud contribuye a fortalecer el contacto directo y el trabajo conjunto de actores gubernamentales, parlamentarios, sociales, sindicales y eclesiásticos.

La Constitución del Ecuador en el artículo 363, numeral 3, menciona que “el Estado es responsable de fortalecer los servicios estatales de salud, incorporar el talento humano y proporcionar la infraestructura física y equipamiento a las Instituciones públicas de salud” (2008). En consecuencia, es preciso utilizar la estructura institucional existente del MSP, administrando los recursos de la manera más responsable, con dignidad y honestidad. De ese modo, se beneficiará a todos los ecuatorianos.

En este estudio se trata de analizar, por un lado, la documentación que demuestra la alta prevalencia de iletrados en salud, especialmente en las mujeres de bajas condiciones económicas; por el otro, recomendar una mejor educación y comunicación sobre las enfermedades más comunes de las mujeres. Se espera que los resultados de esta investigación aporten a la educación para la salud, sobre todo en lo que respecta a las madres de familia que viven en el sector de Turubamba, donde la mayoría son de escasos recursos económicos.


CAPÍTULO 3
Educación y prevención para la salud de la mujer
3.1. Antecedentes

A la educación se le puede definir como una serie de acciones planificadas, basadas en valores humanos dirigidos hacia el entendimiento y el aprendizaje del alumno y concierne al educador que esté calificado para el ejercicio pedagógico. La educación del adulto se mantuvo en un bajo perfil hasta mediados del siglo XX, cuando se vio la necesidad de replicar la enseñanza fuera del sistema educativo formal, con el fin de optimizar los recursos humanos para el Estado. Inició, entonces, una redefinición de la educación del adulto a la que se le definió como andragogía.

En el ámbito pedagógico, ser “adulto” equivale a haber alcanzado una madurez social que le permite catalogar el aprendizaje, potenciar su dignidad y cultura. Esto conlleva algunas diferencias que deberán ser tomadas en cuenta en los programas educativos tendientes al aprovechamiento de la experiencia del adulto para incrementar su pensamiento, la autogestión y su calidad de vida en el entorno social en el que se encuentra.

En el último lustro, la Unesco ha mantenido una posición de apoyo al sistema educativo mediante el programa Educación para Todos, en el que incluye al adulto. Existe una estrecha correlación entre la alfabetización de adultos con la mejora de la salud, el aumento de los ingresos, la mayor participación en la vida cívica y la educación de los niños. Ello debe ser un estímulo poderoso para que los Gobiernos brinden el mayor apoyo al déficit que actualmente existe en materia de alfabetización.

Los orígenes de la andragogía han influido en las teorías psicológicas y filosóficas que conciernen al papel conductor del individuo en el desarrollo social y personal. La andragogía, como teoría de aprendizaje del adulto, fue creada en 1970 por Malcom Knowles, Smith y Jarvis, quienes lo definieron como el arte y ciencia de ayuda al aprendizaje del adulto (Knowles et al., 2005). Los autores sostienen que existen premisas para considerarse adulto. De acuerdo con el concepto, existe una transición que va desde un ser dependiente de la personalidad hasta un ser humano que actúa por sí mismo. El adulto acumula en su crecimiento un acervo de experiencia que llega a ser una fuente de conocimiento en aumento. Además, tiene aptitud para aprender a orientarse progresivamente en las tareas de desarrollo de su papel cambiante.

Los adultos están listos para aprender cuando perciben la necesidad de saber o hacer algo para desempeñarse más eficazmente en algún aspecto de sus vidas. Su disposición a aprender puede ser estimulada ayudándoles a evaluar las diferencias entre dónde están ahora y dónde quieren y necesitan estar. (Knowles et al., 2005, p. 294)

Los programas de educación no deben ser elaborados con la idea de establecer la competitividad individual. Por el contrario, el énfasis debe estar en aspectos sociales relacionados con el aprendizaje. El contenido de los programas de educación debe centrarse en el proceso antes que en el producto y procurar el conocimiento útil para resolver problemas en los que la persona está comprometida en el lugar de trabajo y en la comunidad.

3.2. La alfabetización

La alfabetización debe ser definida como la inclusión de las habilidades para leer y escribir, pero se debe avanzar más allá de la instrucción meramente alfabética, pues se espera que la alfabetización sea un recurso tanto para la erradicación de la pobreza como para alcanzar el respeto y la consideración social. En el lenguaje de la mayoría de los países, el término analfabeto está ligado a desventaja; se ha creado una conexión entre alfabetización, estatus, poder y salud. Ser alfabetizado es tener posición social, habilidades en comunicación verbal y escrita; implica tener acceso a la información y a las tecnologías que hacen posible la participación en el proceso de la comunicación entre las personas.

Los países en vías de desarrollo abarcan a la mayoría de los analfabetos, pues apenas 1,1 millones de ellos están en los países desarrollados. De acuerdo con la Unesco, hay 30 millones de mujeres analfabetas mayores de 15 años de edad y, de este número, 1,6 millones tienen 60 o más años. Así, el iletrado continuará siendo objeto de manipulación, abuso, agresión de los caprichos y fantasías de las élites ricas, por lo que la alfabetización se vuelve el componente clave de cualquier estrategia de educación básica.

La Unesco impulsa la agenda regional para la educación para jóvenes y adultos (EPJA) en Latinoamérica y El Caribe a través de: Alfabetización, Educación y trabajo, Educación ciudadanía y derechos humanos, Educación con indígenas y campesinos, Participación de los jóvenes en las actividades de enseñanza, Equidad de género, y Desarrollo sostenible. (Unesco, 2006, pp.92)

Los principales retos de la cobertura de educación en el Ecuador, para que los niños y niñas puedan alcanzar los diez años de escolaridad básica, apuntan a la obtención de financiamiento y a la eliminación de la inequidad entre el sector rural y el urbano, así como entre la población indígena y la no indígena. Para cubrir las metas de cobertura y calidad establecidas, el gasto en educación debería llegar al 5 % del PIB.

Las posibilidades de éxito del ser humano en sus actividades depende del desarrollo de su capacidad personal y de la oportunidad que tenga para utilizarlas. Los tres pilares del desarrollo humano son una vida larga, sana y creativa, el conocimiento y el acceso a los recursos necesarios para un nivel de vida decente que le permitan “ser” y “hacer” cosas deseables en la vida. El índice educacional —calculado usando los años promedio de escolaridad y los años esperados de escolaridad— indica que, en el caso de Ecuador, al 2013 fue de 0,594, lo cual le ubicó en el puesto 98 en el mundo (PNUD, 2013, p. 1).

Entre las principales causas que afectan directamente a la calidad de la educación en el Ecuador están los bajos niveles de formación docente, especialmente en las zonas rurales, el trabajo infantil (8,56 %, según el INEC [2014e, p. 11]) y el incumplimiento de la asignación del 5 % del PIB. Estos son, entre otros, algunos de los factores que influirán en los objetivos de las Metas del Milenio. Con base en información de la Unesco, muchos países serían incapaces de hacerse con el objetivo de mejorar en 50 % la tasa de alfabetización de los adultos para 2015. Ecuador tenía una meta, a saber, declarar al país libre de analfabetismo en 2009; sin embargo, a la fecha, no se ha cumplido.