Chile 1810-2010: La República en cifras

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Naturaleza de los indicadores

Las series que aquí figuran corresponden a indicadores homogéneos, construidos por los autores a partir de información y antecedentes básicos que se pudieron ubicar para tal fin. En los próximos párrafos se explica brevemente, primero, por qué las series se identifican como construcciones y, enseguida, se mencionan razones para insistir en su homogeneidad y continuidad. Muy pocas de estas series corresponden a lo que podría denominarse traspasos simples, o sea, la copia de series ya existentes. Esto sin perjuicio de diversos e importantes esfuerzos de consolidación intertemporal que se encuentran en algunas recopilaciones de agencias oficiales de estadísticas y de otros esfuerzos de este tipo.

Una vez reunida la información parcial básica y evaluada su representatividad, estos componentes se ensamblaron para generar series continuas y homogéneas. Aunque la información básica responda al mismo concepto general, los niveles de inicio y término de los diferentes componentes podrían no coincidir, de modo que la construcción de la serie completa significa hacerse cargo de esta situación y hacer esto con la transparencia suficiente como para que los usuarios interesados puedan visualizar la decisión adoptada. Ocasionalmente, también, se llegó a disponer de información competitiva, sea esta de estadísticas básicas paralelas, o bien de construcciones de terceros. En estos casos el desafío fue seleccionar el componente más apropiado y dejar constancia del razonamiento que llevó a la decisión correspondiente. Otro caso es aquel en que los antecedentes disponibles muestren un tramo vacío, sin antecedentes, caso en que caben varias opciones: publicar la serie incluyendo un tramo sin información, generar un puente o, eventualmente, renunciar a incluir en la presente publicación la serie en cuestión. El libro ambiciona ser explícito en estas materias para que de este modo los usuarios que busquen utilizar estas series para explorar facetas del desarrollo chileno puedan adoptar decisiones con información.

El carácter de construidas de estas series también se revela en la elección de ponderadores. Por ejemplo, al agregar la producción de dos bienes, digamos trigo y carne, surge la pregunta referente a los precios para llevar a cabo dicha operación. En este contexto la comparación de resultados de series construidas con ponderadores alternativos es algo que se realiza en ocasiones; lo que finalmente se reporta son series construidas con base en considerandos que resultaron plausibles para los autores. Sin embargo, tanto el razonamiento como los ingredientes utilizados para llegar a una decisión en estas materias se exponen en las notas que acompañan el capítulo respectivo, de modo que el usuario siempre contará con los antecedentes para emprender una construcción alternativa si así lo aconsejase la naturaleza de su investigación.

La elección de unidad de cuenta es otra decisión de construcción que se enfrenta en múltiples ocasiones. Los mayores desafíos surgen al pasar de la unidad de cuenta nominal, o sea de valores expresados en alguna moneda legal, a valores que aquí se denomina como reales, o sea expresados en una unidad de cuenta que corrija tanto por eventuales cambios de poder adquisitivo de la respectiva moneda, como por cambios en la moneda legal. La extensa y florida experiencia chilena con la inflación, en el siglo XIX y en el siglo XX, implica que esta es otra faceta que acompaña varias de estas construcciones.

Junto con proporcionar las series y una explicación respecto de los puntos que se asocian a su construcción, estas páginas intentan explicitar los procedimientos seleccionados y aplicados, dejando constancia de los criterios de ensamblaje y de las fuentes básicas consultadas, tanto las aceptadas como aquellas que son finalmente rechazadas (la minoría, por cuanto son pocos los casos en que se encuentran series básicas paralelas que compitan en la construcción del indicador). Esperamos que la persona que emplee estas series encuentre explicaciones satisfactorias para llegar a identificar la manera en que una serie fue elaborada, para así poder apreciar sus características. En todo caso, y adicionalmente, se proporcionan los antecedentes para que los interesados puedan generar soluciones alternativas.

Corresponde justificar brevemente la segunda característica de estas series, esto es, su carácter homogéneo y de cobertura anual. ¿Por qué insistir en ello y no presentar solamente la información básica, tal como la reporta la correspondiente agencia estadística? Esta última solución ofrecería dos ventajas. Por una parte, el procedimiento es simple y de menor costo y, por otra, ella estaría alejada de generar resultados que se asocian a la idea de construcción. Es decir, los datos simplemente reflejarían la observación básica tal como ella fue recogida, el dato histórico propiamente tal, exento de lo que para algunos podrían ser prejuicios, juegos técnicos o simples, tal vez intentos sofisticados para sembrar el engaño.

Sin embargo, el carácter de indicadores homogéneos, tanto conceptual como de continuidad temporal, es algo explícitamente buscado. Es precisamente lo que permite identificar sus variaciones de manera nítida y precisa y así no confundirlas con cambios en la definición de los conceptos medidos. En ausencia de tal homogeneidad conceptual, la interpretación del cambio en una serie podría deberse tanto a cambios de fenómenos no estrictamente relacionados, esto es responder a conceptos distintos, como a cambios propios de la serie. Gracias a la homogeneidad los indicadores podrán describir con alguna precisión algo interesante para, de este modo, contar con un cuadro en donde se pueda hablar de manera significativa de causas y consecuencias. Por otra parte, contar con cobertura año a año permite examinar cualquier subperíodo y no solo aquellos para los cuales esté disponible la información, proporcionando de esta manera una gran plasticidad de uso a estas series. Demás está repetir que en estas páginas los autores se remiten exclusivamente a explicar los medios empleados para construir cada serie, identificando sus ingredientes y detalles de construcción y en ningún momento se intenta utilizarlas para construir interpretaciones o evaluaciones.

Ni el primero y, esperamos, tampoco el último

Este libro construye sobre bases preexistentes. Ya se mencionó implícitamente la importancia para nuestras construcciones de los antecedentes elaborados por el INE, el Banco Central y el Ministerio de Hacienda, todas agencias públicas, donde también debemos incluir, entre otros, los trabajos de CORFO, agencia estatal que construye indicadores diversos a partir de 1940. Pero también existen publicaciones y trabajos que, para distintas épocas, han realizado recopilaciones y construcciones de series con objetivos similares a los presentes, material que se identifica con detalle en los capítulos correspondientes. Aquí solamente se hace una breve alusión a publicaciones más generales, las que a nuestro entender podrían considerarse como clásicos en este rubro. El breve listado que sigue podrá ser criticado por excluir obras que significan aportes importantes para nuestras series, pero esperamos hacer justicia al mencionarlos en los capítulos correspondientes.

Marto Ballesteros y Tom Davis (1963), a principios de los años sesenta del siglo pasado, pueden ser considerados como los grandes innovadores en la construcción sistemática de indicadores para Chile, incluyendo estimaciones para el producto total desde la década de 1910; sus series sobre salarios, precios de acciones y capital han sido citadas en múltiples ocasiones. Otro investigador temprano es Carlos Hurtado (1966), quien además de recopilar y uniformar una gama amplia de indicadores, es a nuestro entender el primero que explora con series largas el proceso de urbanización que experimentara la república. Markos Mamalakis (1978-1989) es, y por lejos, el autor más prolífico en este campo del desarrollo chileno y ha publicado una extensa obra con exhaustivas recopilaciones de series elaboradas por agentes diversos; por ejemplo, buena parte de los trabajos de Corfo son conocidos gracias a este autor. A nivel de organizaciones, el Instituto de Economía de la Universidad de Chile en los años cincuenta y sesenta publicó dos obras, las que junto a un análisis interpretativo del desarrollo cuentan con una extensa y exhaustiva recopilación de indicadores (UCh 1956 y 1963). Ffrench-Davis (1973) proporciona seguramente la discusión más detallada y acuciosa de la situación financiera imperante en la década de 1960; Cariola y Sunkel (1990) han recopilado antecedente sobre el desarrollo chileno entre 1830 y 1930 incluyendo un notable listado bibliográfico. Por otra parte, y más recientemente, cabe mencionar las construcciones de Erik Haindl (2006) para el Chile del siglo XX.

Por otra parte y para recordar que el presente libro es la culminación de indagaciones que ya se extienden por más de quince años, mencionamos aquí la recopilación de Braun et al. (2000) en que los autores del presente libro también participaron. Asimismo muchas de las series que figuran en el presente libro se encuentran desde hace varios años en la página de EH Clio Lab. Sin embargo, todas las series de la presente publicación se han vuelto a revisar, se ha extendido su representatividad hasta el 2010, además de incorporar varios indicadores que anteriormente no estaban disponibles. Todo esto exigiendo bastante más tiempo que el originalmente planeado.

Finalmente, para los autores el libro cierra una etapa de la investigación. Pero sabemos bien que en este campo, tal como en la investigación económica y social en general, el conocimiento es definitivo y a la vez transitorio. Es definitivo en el sentido de que hasta la fecha a los autores nos parece que las series que aquí presentamos representan bien lo que hemos llegado a saber del desarrollo de esta república. Pero a la vez sabemos que el conocimiento acumulado tiene siempre el carácter de transitorio: “es lo mejor que podemos decir a la fecha”. Esperamos que esta proposición tenga fecha de vencimiento aunque no la conozcamos. Mientras no se presenten antecedentes superiores y que puedan desplazar a estos, ellos podrán ser útiles; una vez que sean desplazados, si ello ocurre, solo serían eso: conocimiento que alguna vez se consideró válido. Al respecto conviene agregar que en los últimos años se aprecia con fuerza en algunos campos, la presencia de una generación de investigadores cuyas publicaciones recientes y futuras en esta área prometen nuevas perspectivas y antecedentes que seguramente lograrán ampliar y precisar diversos aspectos de este desarrollo republicano. A riesgo de cometer injusticias mencionamos aquí a Marc Badia-Miró, Cristián Ducoing, Manuel Llorca, Mario Matus, Claudio Robles, Javier Rodríguez y César Yáñez.

 

Esperamos que esta publicación sea de utilidad para muchos, y a la vez, que estas páginas estimulen la competencia y que otros productores, o tal vez nosotros mismos, puedan no solo llegar a ofrecer series superiores a estas, sino también complementar áreas que en este libro están ausentes y/o subrepresentadas. Respecto de este último punto se vienen a la mente temas como estadísticas relacionadas con la salud y la evolución experimentada por los recursos naturales como, por ejemplo, la cobertura por bosque autóctono y la pluviometría. Estas son solo dos de las áreas donde la cobertura del libro es inexistente. Además, por supuesto, el territorio y su gente no se inician en 1810.

¿A quién está dirigido?

Esperamos que este libro interese al investigador que explore alguna faceta del proceso de desarrollo de la república, como también al usuario circunstancial que busque poner en perspectiva temporal algún asunto; por ejemplo, la evolución experimentada por una empresa, su tamaño relativo en algún momento pasado y esto con relación al presente, el precio real recibido por el producto que elabora, etc. Eventualmente algún profesor de historia quisiera emplear estas series para identificar períodos del desarrollo de la república caracterizados por una gran crisis, para así contar con un punto de partida que le facilite desarrollar una discusión histórica propiamente tal; o, tal vez, busque ilustrar que el aumento de la producción total del país es más bien un fenómeno sistemático, lento y paulatino, aunque muchas veces un tanto inestable, un fenómeno que a la larga viene acompañado siempre de acumulación de capital y de crecimiento del trabajo efectivo.

En ocasiones la discusión de temas de interés público podrá beneficiarse al emplear ejemplos ilustrativos que provengan de la experiencia pasada del mismo país; series como estas podrán entonces ayudar a controlar que dichos ejemplos no terminen por contradecirse con lo que efectivamente sucede en el pasado. Lo que se pueda aprender del pasado no es por lo general un buen indicador de lo que sucederá en el futuro, pero los fenómenos pasados, y en combinación con una apropiada perspectiva teórica-analítica, podrán constituir ejemplos valiosos que permitan entender aspectos fundamentales que subyacen al funcionamiento de los fenómenos sociales, entendimiento que, pensamos, podría enriquecer la discusión pública.

Otro usuario sería el personaje que en algún momento de su vida se sienta estimulado a revisar el fajo de papeles que el bisabuelo no alcanzó a llevarse al partir de este mundo. Imaginemos que encuentra una escritura del año 1892 en que consta que el antepasado en cuestión adquiere un sitio adyacente a la plaza principal de Cumpeo. Tal vez inspirado en la idea de contar con una impresión si tal compra fue un buen negocio, o solo para dimensionar de cuánto se hubo de privar la familia del bisabuelo por mantener este sitio, nuestro personaje busque transformar el señalado precio de compra expresado en pesos legales de 1892 a pesos de hoy día, esto después de que la moneda del país experimentara dos cambios legales y un largo, y en ocasiones bastante vigoroso, proceso inflacionario. Este usuario también encontrará en el libro material para avanzar en estos desafíos.

¿Por qué un libro en un mundo crecientemente electrónico?

Versiones parciales de estas series figuran desde hace varios años en la página de EH Clio Lab de modo que corresponde una breve reflexión sobre la razón para dar a conocer esta obra en una versión de papel, un libro tradicional. Para ello proponemos dos argumentos. Primero las series de este libro son versiones revisadas y extendidas de aquellas que figuraban en los últimos años en la página señalada; especial cuidado se ha puesto en brindar ahora una explicación exhaustiva de su construcción y, donde sea pertinente, del ensamble con estadísticas más recientes. La segunda razón está relacionada con su uso: vemos en el libro un elemento complementario a los datos en una página electrónica. Se pretende mantener esta última e idealmente avanzar con ella en el tiempo, pero consideramos que el libro podrá ser una obra de consulta que facilite el uso de la página y que también sirva a aquellos que por diversas razones no quieran invertir en una, en ocasiones aún engorrosa, búsqueda electrónica*.

1El término “desarrollo”, la manera en que se emplea en estas páginas, se asocia a la noción de evolución, o sea, de proceso experimentado y no tiene connotación normativa alguna. Los cambios de una misma serie, digamos del Producto, podrán para algunos constituir una expresión de expansión vigorosa, saludable y digna de un país emergente, mientras que para otros, no representa más que otra expresión del retardo y de limitaciones estructurales de la sociedad. Otros podrán considerar que una verdadera noción de desarrollo incorpora consideraciones distributivas y que por tal motivo, y siguiendo con el ejemplo de producto, al usar este indicador debiera hablarse de crecimiento pero no de desarrollo.

2La Oficina de Estadística fue creada en 1843 y posteriormente ha recibido diferentes denominaciones: Oficina Central de Estadística (desde 1911), Dirección General de Estadística (desde 1930), Servicio Nacional de Estadística y Censos (desde 1953), Dirección de Estadística y Censos (desde 1960), e Instituto Nacional de Estadísticas (desde 1970).

*Las cifras aquí presentadas separan las unidades de mil con un punto (.) y los decimales se señalan con una coma (,).

INTRODUCTION

This book provides a set of quantitative socio-economic indicators which describe some of the main features of the development of the Republic of Chile in the period 1810-20101. The series are organized into general chapters, which highlight, one, its commercial and financial activities, both domestically and in relation to the rest of the world; two, the work of the Treasury, mainly as reflected by its incomes and expenses; and three, a set of indicators associated to such phenomena as demographics, inflation, participation of citizens in commercial work, formal schooling and other indicators listed in the index.

All the indicators provide the basis to make substantive descriptions of aggregate development of the country, i.e., the evolution of society and of the people who inhabit its territory. Metaphorically you can imagine this as the record made by a satellite camera, located in a space ship capable of crossing time and drawing footprint captures of the work of Chilean people, finally synthesized into indicators. The contribution of individuals, regions and decentralized entities are added in composite numerical expressions, which incorporate all these contributions as indistinguishable parts of a whole.

Regional and local indicators, as well as references to specific businesses and organizations –except the Treasury– are almost nonexistent, as are names of historical actors, be they generals, ministers, presidents or bishops; actually the only names to be found correspond to authors or to organizations whose data is used in the book to build long-term indicators. However, as the metaphor suggests, aggregate figures contained in these pages take into account everything that happened in a particular time-space area in the country, reflecting, albeit anonymously and inseparably, the work of individual people and organizations, and the expressions of multiple interactions between them.

Without ignoring important contributions of decentralized or private entities, such as for example the Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA) and other similar business associations, the State has been in Chile the major producer of basic statistics. As a result, its capacity and effectiveness to accomplish this task, as well as its willingness to put these statistics at the disposal of the general public, are key ingredients in the construction of the data series presented in this book. At the beginning of the Republic, statistical records were limited to fiscal operations, the movement of foreign trade, and population counts. Around mid-nineteenth century the State created a department in charge of compiling statistics, initially with the idea of improving the quality and coverage of population censuses; then, in the 1860s, it begun to generate statistics of production of a wide range of basic goods and slowly, though with ups and downs, it extended the registration of all types of social phenomena. In the twentieth century another actor emerged in this field, the Central Bank, which undertook the significant task of compiling statistical indicators generated in other departments of Government, as well as to construct its own indicators.

This is not the place to describe the former work, since our knowledge is merely that of users of the basic statistical indicators generated by third parties. But it is pertinent to acknowledge that we found a significant amount of basic statistical material, which we used to construct long data series, illustrating two centuries of evolution of Chilean society. It should, finally, be mentioned, even if only in passing, that some characteristics of the evolutionary process experienced by the country have, in one way or another, complicated the production of basic statistics.

As already noted, in the second half of the nineteenth century the production of basic statistics increased, coinciding with greater fiscal activity in general. But it is not until First World War and the 1920s that the State experienced a significant change in its sphere of influence, notably increasing its presence, imposing new regulations and public activities. The process continues until the present and especially during the first half of the 20th century, the greater participation of the state in the economy was not always accompanied by a parallel growth in its capacity to gather statistical material in order to achieve adequate coverage.

Another aspect that complicates the production of basic statistics is that since the 1930s the Treasury, and therefore the country, did not always distinguish between accounts in nominal and real values. This distinction became only clear again in the late twentieth century.

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