Cuatro héroes para salvar el mundo

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Cuatro héroes para salvar el mundo
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JUAN C. GRUTTULINI








Cuatro héroes para salvar el mundo














Gruttulini, Juan C.



Cuatro héroes para salvar el mundo / Juan C. Gruttulini. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2021.



Libro digital, EPUB



Archivo Digital: descarga y online



ISBN 978-987-87-1837-8



1. Narrativa. I. Título.



CDD A863




EDITORIAL AUTORES DE ARGENTINA

www.autoresdeargentina.com


info@autoresdeargentina.com




Diseño de portada: Justo Echeverría

Diseño de maquetado: Maximiliano Nuttini




Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina –

Printed in Argentina





Este libro se lo dedico a mi querida esposa María Angélica Castro, la persona que me apoya en todos los proyectos que emprendo y es la que me alentó para realizar esta aventura.








También se lo dedico a mis cuatro nietos,





que son la continuidad de mi vida.





Prólogo








Dios creó el mundo y se lo dio al hombre para que lo disfrute y lo cuide.



Pero al evolucionar el hombre, por su ambición lo está destruyendo.





CAPÍTULO - 1 -








Desde una galaxia muy lejana llamada Dominitrox, cuatro jóvenes fueron enviados a través del espacio intergaláctico en forma teletransportada, con la enorme misión de salvar la tierra.



Estos jóvenes guerreros espaciales, fueron elegidos principalmente por las cualidades que cada uno de ellos desarrollaba.



El mayor de ellos es Maxi, él se destaca por su inteligencia y capacidad de planeamiento.



El segundo es Sebastián, él tiene la virtud de la comunicación y la distribución de datos.



El tercero en edad es Leandro, dotado de una capacidad manual increíble, para armar y desarmar todo tipo de artefactos.



Y por último Agustín, él representa la fuerza incontrolable, capaz de destruir lo indestructible.



Por separados son combativos, pero cuando los cuatro se juntan son invencibles y tienen la cualidad de disponer de ciertos poderes.



Sus trajes espaciales, están operativamente diseñados para tomar la forma de la vestimenta que se use en el lugar y tiempo donde lleguen, de acuerdo a la misión que le hayan asignado sus superiores.












El siniestro Malox, un ser maligno y dominador, es el jefe supremo de los terribles Dracules, unos seres macabros y sin sentimientos,



capaces de matar sin ninguna contemplación; Malox tenía su cuartel general en un castillo inexpugnable, desde donde dirigía sus fuerzas y dominaba el planeta.












Cuando los cuatro llegaron a la tierra fueron recibidos por un viejo sabio, un anciano de ochenta años, con el cabello y la barba muy larga y blanca, a pesar de su edad, caminaba erguido y en forma elegante, él estaba a cargo del monasterio.



Yancar, que era el nombre del viejo abad, comenzó a explicarles la necesidad urgente de evitar que Malox se adueñe del mundo. — Él es un personaje siniestro, que con su magia negra y conjuros satánicos, logro, junto con su enorme ejercito de bestias salvajes, que le son fieles hasta la muerte, exigirle a los presidentes de todos los países, mediante extorciones y terribles amenazas, que lo proclamen como el rey absoluto del planeta y lo veneren como tal, bajo la amenaza de lanzar un gas en todos los continentes, el cual anula la mentes de las personas y podría producir un caos en toda la humanidad, además de amenazarlos con tomar represarías contra sus seres queridos, si no asedian a sus deseos... Por lo cual, los mandatarios se encuentran en la encrucijada de decidir, si se rinden a los deseos de este siniestro personaje o buscar la forma entre todos de luchar contra el peligro que representa y atenerse a las consecuencias, sean las que sean... Y lo peor, es que con sus experimentos está poniendo en riesgo a todo el planeta.



—Maxi asombrado pregunta. — ¿Pero tan malvado puede ser?



—Y eso no es lo peor... Además, para evitar que lo ataquen o traten de matarlo, ya puso armas químicas en distintas partes del mundo, con la amenaza de hacerlas estallar, si se viera amenazado de alguna manera. — Explica el maestro.



— Sebastián rascándose la cabeza dice. – Disculpe la pregunta Sr. ¿ Pero tienen algún plan ya definido, de cómo poder combatir a esa persona tan siniestra?



¡Hijos míos! Les pido que me llamen por mi nombre, que es Yancar o maestro Yanca como Uds. Prefieran, ya que vamos a luchar juntos contra el mal, quiero que nos una la amistad y la camaradería que es la mejor manera de convivir... Sinceramente y aunque me da vergüenza confesarlo, no tenemos ni la más remota idea de cómo atacar a Malox y poder anular sus planes.



— ¡Entonces no perdamos más tiempo! — Grita Agustín entusiasmado. — Estos problemas, cuanto más rápido lo resolvamos, mejor para todos... Donde tiene la fortaleza este loco de Malox.



¡Sí! ¿Cómo podemos llegar al castillo de ese criminal?— Pregunta Maxi—.



Yanca, fue hasta un armario y busco un rato entre un montón de antiguos papeles y con cara de triunfo volvió con un viejo plano, con sumo cuidado lo desplegó sobre una inmensa mesa de roble y comenzó a explicar dónde estaba ubicada la fortaleza... —El edificio está ubicado sobre una montaña y protegido por la misma naturaleza, la parte de atrás da hacia un acantilado que cae a pico hacia el mar... Por los costados es imposible intentarlo, porque son bosques pantanosos, con diferentes alimañas ponzoñosas rondando la zona, por lo que solamente queda el frente... Que aparentemente, también es imposible de evadir; El camino para llegar allí, está protegido desde la torre más alta del castillo, con armas de rayo láser de gran alcance; De fallar este sistema, como si eso fuera poco, el edificio está rodeado por un gran foso lleno de agua y cantidades de pirañas nadando en el mismo y como último obstáculo, está el puente levadizo por el que se ingresa al castillo y que siempre esta levantado, impidiendo la entrada al mismo.



— ¿ Y porque no le tiramos con un misil y terminamos con el problema? Pregunta Sebastián.



Ya probaron con distintas armas, pero no se logró nada positivo, porque todo el castillo está protegido por un campo antinuclear o campana antinuclear, que anula todo tipo de ataque. – Explica Yancar.



¿Puedo hacer una pregunta? —Dice Agustín, mirando al maestro con la curiosidad pintada en la cara. — ¿Se puede saber como es este personaje con el que tenemos que pelear y del cual no sabemos nada, ni como viste, ni que pensamientos lo llevan a hacer lo que hace... O que locura lo domina para ser tan malvado ?.



Yanca mira a los chicos, mientras acaricia suavemente la cabeza de Agustín y quedando un momento meditativo, comenzó a decir — Como explicarles quien es esta persona. – El maestro puso una mano detrás de su cintura, mientras con la otra mano comenzó acariciarse la barba, dio unos pasos yendo y viniendo en un recorrido corto, meditando lo que iba a decir, de pronto se detuvo frente a los chicos y con voz profunda comenzó a explicar. — Malox es un hombre de unos cuarenta a cincuenta años, alto, como de un metro noventa, de contextura delgada, pero fuerte, de cabellos negros y bigotes finos y caídas las puntas sobre las comisuras de los labios, usa una pequeña barba en forma de triángulo sobre el mentón y unos ojos oscuros y profundos, que parece hipnotizar a la persona que lo mira... Según tengo entendido por lo que escuche alguna vez, este hombre fue un científico especializado en armas químicas y nucleares... Nadie sabe a ciencia cierta, porque un día enloqueció de tal manera que decidió por su propia voluntad, enclaustrase en ese antiguo castillo, al que en parte lo convirtió en uno de los laboratorio más avanzado en tecnología, donde desarrolla todos sus experimentos, de la misma forma instalo la tecnología de última generación para proteger el lugar, convirtiéndolo en una fortaleza, instalándole como anteriormente les explique, la campana antinuclear y el cañón láser contra cualquier ataque, tanto aéreo como terrestre... —Yancar hizo una pausa, tomo un poco de agua de un vaso que estaba sobre la mesa y prosiguió con el relato. — Y como contrapartida a la modernidad con la que equipo a esa parte del castillo, Malox comenzó a venerar a la diosa Cali, la diosa de la muerte, a rendirle sacrificios al culto satánico y a practicar la magia negra... Quizás mimetizado por el viejo castillo, comenzó a vestirse con túnicas y capas, preferentemente de color rojo, largas hasta casi tocar el suelo, al estilo de los reyes de la época medieval;Al mismo tiempo creo una secta, con gente de la más baja estirpe, capaces de matar por el solo placer de matar, que lo siguen y lo idolatran, hasta dar la vida por él... A este extraño ejército, siguiendo con su locura, lo vistió y los armo como vestían y luchaban los antiguos gladiadores, con taparrabos, correajes cruzados al pecho, sandalias de cuero y para defenderse, lanzas y espadas... Estas bestias están sumamente entrenadas, tanto para defender el castillo, como para cualquier eventualidad que a Malox se le ocurra.

 



—Quiere decir que no tenemos tiempo que perder, hay que atacar cuanto antes, para evitar daños mayores. –Comenta Leandro.



—¡Tienes razón hijo mío ¡, Pero hasta ahora no encontraron la forma de poder llegar hasta donde esta Malox. –Explica Yancar.



Maxi estudia con detenimiento el mapa y luego de un instante, pregunta. —¿ No hay planos originales, de cuando comenzaron la construcción del castillo?



El viejo monje se quedó meditando un instante y luego se dirigió hacia un rincón del recinto, donde estaba un antiguo baúl, le retiro el candado y comenzó a revisar el contenido, hasta que con una sonrisa en los arrugados labios, dijo con emoción. — ¡Aquí está, este es el plano original!.



Luego de estudiarlo con bastante detenimiento, Maxi lanzo un grito de alegría, mientras dice. — ¡Ya está ¡... Aquí es el lugar oculto, por donde se puede ingresar al castillo.



Yanca observa el plano y sorprendido mira a los chicos, mientras responde. — ¡Pero eso es imposible... Es una cueva que está en los acantilados, a siete metros de profundidad en el mar... Es sumamente peligroso.



Sebastián con determinación dice. — ¡No hay nada imposible ¡. —Mira a sus compañeros y estirando el puño derecho hacia adelante, grita. – ¡Lo vamos a lograr!



Los demás imitando el gesto, apoyan sus puños al de Sebastián y también gritan. — ¡Todos juntos lo vamos a lograr!



Yanca sorprendido por el entusiasmo de los chicos, se dejó llevar por la emoción del momento; Pero de pronto reaccionando les dice. – Me parece todo muy bien lo que están diciendo, pero creo que vestidos con esos trajes espaciales, no podrán pasar muy desapercibidos.



Los chicos se miraron entre ellos y se dieron cuenta que Yancar tenía razón.



Maxi, mira al maestro y le dice. – Es verdad, con el entusiasmo nos olvidamos de cambiar nuestra apariencia. – Mira a sus compañeros de aventura y les indica. —¡Bueno muchachos, llego el momento del cambio! — Y diciendo esta palabras, levanto la mano sobre su cabeza y estirando el dedo índice, comenzó a hacerlo girar rápidamente y como por arte de magia, unos aros luminosos y multicolores comenzaron a rodear su cabeza y luego todo el cuerpo, hasta llegar al piso; De pronto los aros luminosos desaparecieron como por arte de magia y Maxi estaba vestido con una camisa a cuadros, pantalón de jeans y zapatillas deportivas.



Los demás chicos hicieron exactamente lo mismo, con la diferencia de quedar con camisas de distintos colores.



Yancar, que no salía de su asombro, les dijo. – La verdad que a mi edad creí que había visto todo, pero me doy cuenta que me equivoque... Si no supiera de donde vienen ustedes, diría que lo que hicieron es brujería.



Agustín, mira a Yancar y le pregunta en forma curiosa. — Ud. Maestro, ¿Cree en brujas?



Yancar lo observa, mientras piensa la respuesta y le contesta muy tranquilo. – Mira hijo mío, yo no creo en brujas, pero como dice el viejo proverbio, ¡Que las hay, las hay!... La brujería, la hechicería, el vudú, como otras tantas armas que usa el Diablo, para atrapar almas puras, pero débiles de fe, existen; Por eso, desde el nacimiento de la Santa Iglesia, se organizó la forma de combatir el mal, fue entonces que la misma cúpula de la iglesia comenzó a formar dentro de su seno, hermanos que fueran fuertes de fe y de coraje, para enseñarles el exorcismo, que es el arma más fuerte que tiene la iglesia para destruir el mal... Si no fuera así, ¿ Con qué motivo la iglesia iba a crear y aplicar el exorcismo ?... Desde todos los tiempos siempre existió el bien y el mal, pero gracias al Señor, siempre, por sobre todas las cosas, triunfa el bien.



Pensándolo bien, tiene razón maestro ¿Para qué iban a crear el exorcismo, si no fuera necesario. — Le dijo Agustín.



— ¡Bien, comenzaremos ya mismo con los preparativos, para ir en busca de Malox. –Dijo Maxi con determinación—.



— Es preferible hijos míos, que por esta noche nos dediquemos a planear los detalles, luego si a Uds. Les parece bien, cenamos y luego descansan, mañana si Dios lo dispone, podrán realizar sus planes... Yo dentro de lo que les pueda ayudar, estaré con Uds. – Y diciendo estas palabras, Yancar los invito a que lo sigan al comedor del monasterio.



Luego de cenar, tuvieron una larga charla, donde Yancar, entre otros temas, también quiso saber cómo era la forma de vida en el planeta Dominitrox; Los chicos le dieron una breve explicación, pero aclarándole que no podían explayarse mucho en el tema, por una cuestión de seguridad; Después se retiraron a la habitación que Yancar les había Indicado para descansar.





CAPÍTULO - 2 -








A la madrugada salieron del monasterio y siguiendo las indicaciones que les había dado Yancar. Tomaron un sendero, que luego de una hora de andar por él, desembocaron en un monte de cipreses y atravesándolo como les había dicho el maestro, se encontraron sobre una plataforma rocosa, que sobresalía como una cornisa sobre el mar, la altura que separaba la roca del agua, sería de unos cinco metros aproximados.



— ¿Y ahora, que hacemos? Pregunta Leandro.



— ¿Cómo qué hacemos? — Responde Sebastián. — Tenemos que bajar y listo.



— Ya sé que tenemos que bajar ¿Pero por dónde ?, Si no hay ningún camino que nos conduzca hacia el mar. – Responde Leandro, curioso por saber, por dónde iban a descender.



¡No hay que descender por ningún lado, desde esta altura tenemos que arrojarnos al mar!... No hay otra alternativa... ¿ Alguna duda de parte de ustedes?



Los cuatro se miraron para confirmar la pregunta de Maxi y a la par respondieron. – ¡No hay ninguna duda, hagámoslo!



Todavía no había aclarado, cuando se tiraron al mar, que en ese momento estaba bastante agitado y lentamente se fueron acercando al acantilado, cuando estuvieron en el punto, donde supuestamente se podía encontrar la boca de la cueva subterránea, se hicieron señas con el pulgar hacia arriba y con determinación se sumergieron, nadaron en las profundidades hasta que ubicaron la entrada de la cueva, se introdujeron en la misma y siguieron nadando por el canal completamente inundado y oscuro, habían recorrido un gran trecho sin encontrar nada; Cuando ya estaban por regresar, desilusionados por no encontrar la entrada al castillo, una claridad diminuta en el agua les renovó las esperanzas de encontrarla, nadaron hacia ese lugar y a medida que avanzaban la claridad se convertía en un círculo más grande, indicándoles que allí estaba la entrada secreta al castillo.



Salieron del agua y se encontraron en una gran caverna. – Sebastián, mirando hacia todos lados pregunta. — ¿Dónde estamos?



— Según el plano que nos mostró el maestro Yancar, estamos en la caverna que se encuentra por debajo de los cimientos del castillo... Ahora lo que tenemos que descubrir, es donde está el camino que nos lleve hacia el interior del edificio. —Explica Maxi.



Con la pequeña claridad del lugar, los cuatro fueron tanteando las paredes, en busca de una abertura que les permita seguir el camino. La caverna estaba llena de rocas esparcidas por todos lados y eso les dificultaba el trabajo.



De pronto Sebastián grito de alegría. — ¡Amigos!, Aquí encontré la entrada.



Todos corrieron hacia el lugar, con la sonrisa pintada en la cara, pero al llegar se desilusionaron y se quedaron parados mirándose unos a otros. Porque el único acceso para salir de allí, estaba cerrado por una enorme piedra redonda y chata, como una rueda maciza, que impedía el paso.



¿Y ahora qué hacemos? – Pregunta Sebastián.



Maxi se acerca a la roca y mirándola, como calculando el peso, dice. – No nos queda otra cosa que hacer, que intentar moverla.



Sebastián y Leandro se pusieron a la par de Maxi y entre los tres tomaron la roca desde distintos puntos y poniendo todas sus fuerzas trataron de hacerla rodar, pero por más que se esforzaron, no consiguieron moverla ni un centímetro



Otros hubieran desistido de seguir adelante, pero Agustín acercándose a sus compañeros les dice. — Si Uds. Me permiten, voy a intenta abrir el camino.



Los tres se hicieron a un costado y Agustín tomando aire para darse fuerza, tomo la roca con ambas manos y trato de moverla pero sin resultado, la soltó, tomo aire nuevamente, bajo la atenta mirada de sus compañeros y volvió a intentarlo, pero nuevamente fallo.



Sebastián viendo el esfuerzo que estaba haciendo Agustín le dice. – Ya está, es demasiada pesada para moverla... Tenemos que buscar otra forma de ingresar al castillo.



Agustín sin préstale atención, se escupió las manos y se las froto para tener más agarre y otra vez tomo la gran roca y afirmándose con todas sus fuerzas comenzó hacer presión, poniendo al máximo su cuerpo y su alma. Y como compensación a tanta voluntad, la roca cedió y comenzó a desplazarse hacia un costado de la pared, dejando el paso libre; Viendo que su esfuerzo dio el resultado esperado, comenzó a saltar y dar gritos de alegría. — ¡Hurra, hurra! ¡Lo logre, lo logre!



Los demás se acercaron para abrazarlo y felicitarlo; Pero Maxi, que era como siempre el más pensante, les sugirió. — ¿Qué les parece si ahora que tenemos el camino abierto, seguimos hacia el castillo?



Todos consintieron con lo que proponía y se introdujeron en el túnel, a partir de allí, comenzaron a recorrer un camino angosto y oscuro como la noche, iban tanteando las ásperas paredes, en ese extraño laberinto que los llevaba de un lado a otro, pero siempre en subida.



Luego de caminar varios e interminables minutos, sin saber exactamente donde estaban, llegaron a un lugar más amplio, pero con un olor raro a humedad, que invadía todo el recinto, comenzaron a tantear las paredes, para reconocer el lugar.



Sebastián fue el primero en romper el silencio. – En esta pared, encontré estantes y por lo que toco, hay varios cajones... Este está abierto, veré que contiene. — Introduce la mano y tantea en el interior, de pronto grita lleno de alegría. – No lo van a creer, es una bola de bowling.



—¡No puede ser! Estas mintiendo. — Grita Maxi. – ¡Mira que justo en este lugar, vas a encontrar una bola de bowling!



—¡Te lo juro ¡– Responde Sebastián. – Si hasta tengo los dedos metidos en los agujeros de la bola.



—¡Esperen, no discutan más! — Grita Leandro. — Me acorde, que en mi cartuchera traía una pequeña linterna. – La toma y enfoca hacia donde estaba Sebastián.



Cuando el tenue haz de luz, ilumina la mano y lo que esta sostenía, los cuatro a la vez, gritan espantados por la sorpresa. — ¡Es una calavera!



Sebastián temblando la arroja al aire, mientras se abraza con Agustín, que también temblaba del susto. Maxi le saca la linterna a Leandro y comienza a enfocar hacia todos lados, sin poder creer lo que sus ojos estaban viendo; Todas las paredes tenían seis filas de estantes y todos ellos llenos de sarcófagos, algunos bien conservados y otros semi destruidos por el tiempo y la humedad del ambiente y de donde sobresalían esqueletos vestidos con restos de uniformes de la época de los cruzados.



¿Qué lugar es este? – Pregunta Sebastián.



Es una cámara mortuoria. – Responde Maxi. –Aquí es donde sepultaban a todas las personas importantes de este castillo... Pero por lo que se ve, esta quedo abandonada desde hace siglos.



— ¡Salgamos rápido de aquí ¡– Pidió Agustín.












Malox, el brujo negro, estaba frente altar mayor, haciendo un conjuro dedicado a los dioses del infierno; Un grupo de Dracules estaban arrodillados alrededor de él; Malox levanto el copón sobre su cabeza y comenzó el ritual, todos los allí presentes se pusieron de pie en absoluto silencio observando la ceremonia. De pronto las manos de Malox comenzaron a temblar y su rostro se transformó, mientras grita a sus súbditos. – ¡Hay invasores en las catatumbas!... ¡Vayan y maten a todos, sin piedad!

 












Los cuatro siguieron caminando por el estrecho corredor, iluminándose con la pequeña linterna, hasta que llegaron a una caverna más amplia, con grandes rocas esparcidas por todos lados y estalactitas colgando del techo de la misma. El lugar estaba iluminado por grandes antorchas, que colgaban en distintos lugares de las paredes.



— Por fin un lugar tranquilo e iluminado. – Dice Leandro.



—¡Si! Ya estaba cansado de andar en la oscuridad y golpearme en todas las paredes. — Responde Sebastián.



Maxi se sienta sobre una piedra y comenta. – Aprovechemos este lugar tranquilo para descansar un rato y reponer energía, luego seguimos.



Agustín se estaba por sentar en otra roca, cuando mira al fondo de la caverna y ve movimientos raros entre las penumbras del lugar, observa con atención y se da cuenta que algo extraño pasa, por lo que alarmado, susurra. — ¡Muchachos, me parece que no vamos a poder descansar mucho tiempo.



Los Dracules, mitad hombres y mitad bestias, se lanzaron sobre ellos, entre aullidos y gritos de guerra, llevando en sus manos lanzas y garrotes, dispuestos a todo. Los chicos viendo el peligro que se les venía encima, se pusieron los cuatro, espalda con espalda, cubriendo todos los ángulos del recinto, dispuestos a rechazar el ataque.



Y comenzó el combate cuerpo a cuerpo, los jóvenes haciendo gala de sus artes marciales, repartían patadas y todo tipo de tomas con los brazos, lanzando a sus rivales hacia todos lados.



A medida que iban cayendo los Dracules, otros ocupaban sus lugares, haciendo que sea una lucha continua, en donde los chicos, por el gran esfuerzo que estaban realizando, comenzaban a sentir el agotamiento.



— ¡No cedan terreno! — Grita Maxi —¡Un poco más y les ganamos!



Redoblando el esfuerzo, los cuatro comenzaron a golpear y dar más patadas voladoras, ayudándose unos a otros y obligando a sus rivales a retroceder.



—¡Ya los tenemos! — Grita Leandro — ¡Acabémoslo ¡



Cuando ya se sentían vencedores, unos cincuenta Dracules salieron de unas cuevas y se unieron al combate.



—¡Ahora sí, que estamos perdidos! — Grita Agustín, mientras tiraba a uno de sus rivales.



—¡Como me gustaría que estuvieran los caballeros de este castillo, para que nos ayudaran. — Comenta Sebastián, mientras les hacía golpear las cabezas a dos rivales y los desmayaba.



Los Dracules fueron cerrando el círculo alrededor de los chicos, dispuestos a dar el golpe final; Los jóvenes se preparaban para defender sus vidas a toda costa.



Y comenzó una lucha desigual, donde la brutalidad de los salvajes, se iba imponiendo a los valientes jóvenes, que viéndose superados comenzaron a retroceder, temiendo lo peor.



Fue en ese momento, que se escucharon fuertes ruidos provenientes del pasillo por donde habían ingresado los jóvenes; Instintivamente todos miraron hacia ese lado y lo que vieron los paralizo del asombro. .



Un grupo de caballeros, con sus esqueléticos cuerpos vestidos con ropas dañadas por el tiempo, armaduras y escudos oxidados, pero empuñando brillantes espadas, levantadas y listas para la batalla, ingresaron al recinto a paso firme.



Los Dracules inmediatamente reaccionaron y se dividieron en dos grupos, unos siguieron peleando con los chicos y los demás se lanzaron contra los caballeros; Estos al verlos venir, se prepararon y comenzó un combate cuerpo a cuerpo, de una violencia terrible.



Los Dracules golpeaban sin piedad, con sus lanzas y garrotes, pero los caballeros fueron demostrando a través de los minutos de lucha, que ellos estaban bien entrenados para la batalla y mientras peleaban algo sorprendente y milagroso iba ocurriendo, sus caras y sus cuerpos se iban encarnando, dándoles otra vez la presencia de juventud y a través de esa renovada fuerza, comenzaron hacer estragos en las filas de los salvajes, hasta no dejar ninguno en pie.



Mientras tanto, los cuatro valientes viendo la ayuda inesperada que les había llegado, atacaron con todas sus fuerzas e hicieron despliegue de sus artes marciales, derribando a todos los que se atrevían acercarse a ellos.



Los caballeros, una vez que vencieron al grupo que los había atacado, se unieron a los chicos y entre todos terminaron con los salvajes que quedaban.



Cuando volvió la tranquilidad al lugar, Maxi se dirigió al líder de los guerreros. — ¡Gracias por la ayuda que nos brindaron!... Sin ustedes, no hubiéramos logrado vencer, a toda esta cantidad de salvajes que nos atacaron, ¿Pero quienes son ustedes y como aparecieron tan oportunamente ?



El líder se levanto el yelmo y con una sonrisa responde muy cortésmente. – ¡Ustedes nos convocaron cuando pidieron la ayuda!... Permítanme que me presente, soy Sir Wilson y junto a ellos, somos los caballeros de la mesa redonda, defensores del rey y del castillo... Y les quiero decir, que ustedes también son unos valientes y lo demostraron en esta pelea.



Maxi desorientado le responde. – Disculpe mi atrevimiento... Pero la verdad, no sé cómo hacer la pregunta para no ofenderlo.



Pregunte lo que guste, joven guerrero, entre los compañeros de lucha, no tienen que quedar dudas. – Responde Sr. Wilson.



Sebastián, que era más frontal para entablar una conversación, hace la pregunta tan comprometida. – Disculpe Sr. Sir ¿ Pero nos puede explicar, como puede ser que hace unos minutos atrás, ustedes estaban en los sarcófagos bien muertitos y ahora pelearon como leones y están con un aspecto tan saludable, como si el tiempo no les hubiera pasado ?



Sir Wilson los mira y les dice. – Queridos amigos, esa es una larga y triste historia.



Sebastián, apurado le ruega. – Le pido por favor, que nos diga que sucedió... No nos podemos quedar con esta intriga.



Agustín apoyando el pedido, le dice. — ¡Sí!, Sr. Wilson! Explíquenos como fueron los hechos... Total, después de esta pelea, no creo que venga nadie más y mientras usted nos relata la historia, todos aprovechamos a descansar y reponer fuerzas.



Sir Wilson sonríe y les contesta. – Queridos amigos, me convencieron, les voy a relatar los acontecimientos, tal y como fueron. —Medita unos instantes buscando como comenzar la narración; Pero primero se sentó sobre una roca para estar más cómodo, los chicos siguiendo su ejemplo, hicieron lo mismo y comenzó su relato. – Hace muchos, pero muchos años atrás... Pero no recuerdo con exactitud cuántos años pasaron, vivíamos en un país, gobernado por un rey muy sabio y generoso con su pueblo; Cada uno de nosotros. – Señalando a los presentes. –Pertenecía a la nobleza; Yo tenía mi castillo en el que vivía junto a mi mujer y mis hijos y en los alrededores vivían la gente que trabajaban los campos, pero que estaban bajo mis dominios... En iguales condiciones estaban los demás caballeros, pero todos dependíamos del rey y a él nos debíamos; Durante muchos años vivimos felices, pero desgraciadamente esa felicidad, un día llego a su fin... Un gran ejercito de barbaros infieles estaban arrasando a los países vecinos, llevando la muerte y la destrucción con ellos.



El rey, que era un valiente guerrero, demostrado en muchos combates anteriores, llamo a todos sus caballeros para organizar la defensa del país y salir al ataque del enemigo; Con un gran ejercito bien entrenado, se puso a la cabeza del mismo, para iniciar el viaje hacia una lucha, de la cual no sabía si iba a volver... —Sir Wilson hizo una pausa en el relato y sus ojos brillaron, como si las imágenes de lo que estaba relatando las estuviera viviendo nuevamente; Y continuo explicando. – El rey, que como dije anteriormente era muy sabio, nos dejó a nosotros, los caballeros de la mesa redonda y a un pequeño ejército de cruzados para defender el lugar; Antes de partir me puso a cargo de todo y nos hizo jurar que defenderíamos al castillo y a su familia con nuestras vidas... Yo le respondí, que la única forma de que llegarían hasta su familia, seria sobre nuestros cadáveres; El rey sabiendo que lo que decíamos era la pura verdad, subió a su hermoso caballo blanco, miro a su ejército listo para emprender el viaje, mientr