Cuatro héroes para salvar el mundo

Tekst
Loe katkendit
Märgi loetuks
Kuidas lugeda raamatut pärast ostmist
Šrift:Väiksem АаSuurem Aa

—Ustedes. Me quitan la vida, pero yo los maldigo a una vida eterna, sus cuerpos y sus almas no descansaran nunca, así como me vencieron, siendo los custodios de este castillo, así serán los custodios eternamente, hasta que caiga la última piedra de este lugar, los maldigo a que sean los muertos vivos, hasta el fin de los días.

Y diciendo esta palabras, cerró los ojos y falleció, pero para sorpresa de todos los que estábamos allí, como por arte de magia, su cuerpo comenzó a envejecer rápidamente, hasta ser un esqueleto, luego convirtiéndose en polvo y desaparecer por el viento de la noche.

Cuando regreso el rey con su ejército, después de haber derrotado a los barbaros, se encontró con la triste noticia, de que nosotros habíamos muerto en forma repentina, sin saber nadie los motivos por el que fallecimos; La reina le relata, como luchamos para defenderla a ella y al castillo y el rey agradecido por nuestra valentía y lealtad, ordeno que nuestros cuerpos fueran depositados en la criptas, lugar destinado a los nobles del palacio... Y la maldición se cumplió, cada vez que el castillo está en riesgo o alguien solicita nuestra ayuda, salimos de nuestro sueño eterno a luchar... Pero por esos misterios de la vida o por la gracia del Sr. Cuando estamos luchando, nuestros cuerpos se vuelven a reencarnar, pero ese efecto dura hasta que termina la batalla o a veces un tiempo más y luego volvemos a ser lo que somos, unos cadáveres.

Sebastián que estaba al lado de Maxi, le dice al oído. – Mejor no les decimos en que siglo estamos.

Sir Wilson envaina su espada mientras dice. – Señores, fue un placer ayudarlos, ahora nos volvemos a nuestros recintos. – Dio media vuelta y se alejó unos pasos y otra vez se volvió hacia ellos. – Antes de irme quiero decirles, que cada vez que nos necesiten para defender una causa justa, no tienen más que convocarnos y allí estaremos junto a ustedes. – Y diciendo estas palabras se marchó junto con los demás caballeros, por el mismo sitio por el que habían ingresado, mientras sus cuerpos volvían a degradarse y convertirse nuevamente en cadáveres.

Leandro, con la mano levantada les grita. – ¡Chau huesitos! ¡Gracias por la ayuda!

CAPÍTULO - 3 -


Malox estaba en uno de los salones del castillo, frente a un gran tablero de control, que se comunicaba con una cabina de cristal, en cuyo interior había una silla con apoya brazos y la misma tenía correajes. En ese momento ingresan dos asistentes vestidos con delantales blancos, trayendo a la rastra a un jovencito de unos catorce años aproximadamente, seguidos por cuatro Dracules, el último de ellos al ingresar al lugar, cerro puerta del laboratorio y se quedaron parados a un costado del recinto.

Bajo la atenta mirada de Malox, los asistentes introdujeron al menor en la cabina, lo sentaron y lo ataron con el correaje, de las muñecas y de los tobillos, mientras el chico imploraba que no le hagan daño; Los asistentes salieron y cerraron la cabina herméticamente. Malox comenzó a manipular los controles y la cabina se fue llenando de un humo blanco, hasta no dejar ver nada de lo que pasaba en el interior. Luego de unos minutos Malox volvió a manejar los controles y el humo desapareció completamente, los asistentes abrieron la cabina y sacaron al chico que con pasos vacilante y la mirada perdida, los seguía sin pronunciar ninguna palabra.

Malox, mirando al joven que estaba como en una nebulosa, lanza una carcajada siniestra, mientras grita. — ¡Lo volví a lograr! ¡No solo le robe las ilusiones, sino también le robe la voluntad!, Ahora no solo domino el mundo, también domino las mentes... Solo me falta una cosa para lograr todos mis propósitos.

—¿Qué es lo que le falta? – Pregunta uno de los asistentes.

—¡Usted lo tiene todo, mi señor!— Le dice el otro asistente.

—¡No!— Grita Malox. —Para que mi triunfo sea perfecto, tengo que apoderarme del cáliz sagrado y con eso alcanzare la inmortalidad y seré el rey de reyes.

CAPÍTULO - 4 -


Dentro de los muros que circundaba el antiguo monasterio, la vida transcurría en paz y armonía; Unos monjes trabajaban en las quintas, otros cuidaban los jardines o limpiaban las hojas de los árboles, caídas en los parques y caminos.

En el segundo piso del edificio principal, se encontraba reunido el viejo Yancar con otros monjes, charlando de diferentes temas. De pronto se levanta de la silla, tocándose la parte derecha de la cabeza con un gesto de dolor en el rostro, sin decir nada se dirige a la ventana y se pone a mirar el exterior, observa cómo trabajan los jóvenes monjes y se queda un instante meditando.

Uno de los monjes se acerca y le pregunta. — ¿ Tiene algún problema, hermano Abad ?... ¿ No se siente bien ?

—¡No! No es mi salud el problema. —Contesta Yancar, volviendo hacia donde estaban los demás. — Hermanos, el señor me hizo ver unas imágenes en mi mente, verdaderamente terribles, algo siniestro sobrevuela el monasterio y amenaza a nuestra comunidad.

—¿Pero de que se trata esa gran amenaza? – Preguntan todos los presentes. –

—No lo sé con exactitud, pero el Sr. Me previno para que estemos preparados... No sé contra quien o contra que tendremos que enfrentarnos... Pero hermanos, desde hoy tendremos que estar con los ojos y las mentes muy atentos a lo que pueda acontecer y defendernos de acuerdo a las circunstancias.

CAPÍTULO - 5 -


Los cuatro ingresaron a un pasillo interno del castillo, a través de una puerta secreta, oculta detrás de la escultura de un gran guerrero; El pasillo estaba adornado con armaduras colocadas en pedestales y apoyadas en sus propias espadas. A medida que avanzaban por el mismo, comenzaron a escuchar como un susurro de voces a lo lejos, siguieron caminando con precaución, mientras vigilaban hacia todos lados.

De pronto, cuando menos lo esperaban, cuatro Ninjas vestidos de negro y armados con lunchacos, les cortaron el camino.

—¿Y estos de donde aparecieron? — Pregunta Agustín.

—¡No sé! —Grita Maxi. — ¡Pero ataquemos primero. — Y se lanza a la lucha, seguido por los otros tres, que imitándolo comenzaron a dar patadas y golpes.

Leandro con una toma, le saca el lunchaco a uno de los ninjas y le aplica con el mismo, un golpe en los testículos, haciéndolo caer desmayado por el dolor, mientras grita. – ¡Bola dos, palo afuera!

En pocos minutos quedaron los ninjas tirados por el suelo desmayados, mientras los cuatro siguieron su camino, hacia el lugar desde donde provenían las voces; Cuando llegaron se quedaron sorprendidos por lo que veían; Era una celda, con el frente cerrada por un enorme cristal irrompible y donde a través de él, se podía observar a unos veinte chicos de distintas edades, caminando como zombis, con los ojos perdidos y los brazos colgando a los lados del cuerpo.

—¿Qué les pasa?. – Pregunta Sebastián.

—¡No tengo la más remota idea!. – Responde Maxi. – Pero seguro que no es nada bueno... Espero que podamos ayudarlos.

—Muchachos, las voces vienen del otro lado. – Les grita Agustín.

Los cuatro fueron hacia ese lugar y otra vez se sorprenden; Era otra celda con su correspondiente cristal, pero esta era enorme y en su interior habían más de cien chicos de distintas edades, que oscilaban desde los tres años, a los quince años de edad aproximadamente y que al verlos a ellos, se pusieron a llorar y gritar, pidiéndoles por favor que los saquen de allí.

Leandro se pone a observar todo el contorno del cristal, buscando como poder abrirlo o desarmarlo, pero no encontró la forma. – Debe haber algún control electrónico, que al accionarlo, abre esta estructura... Pero no está por aquí.

—¿Y ahora qué hacemos? – Pregunta Agustín.

—Sigamos avanzando, quizás con un poco de suerte, encontramos el tablero y liberamos a todos los chicos. – Comenta Sebastián, mientras comienza a caminar.

Los demás lo siguen, sin dejar de mirar a los pequeños cautivos; Cuando habían recorrido un trecho, encuentran una puerta cerrada, pero con la llave colocada en la cerradura.

—Qué raro que la llave este puesta del lado de afuera de la habitación. —Observa Leandro.

—Depende... Si adentro de la habitación, hay algo o alguien al que vos no quieres dejar salir, está bien que la llave este del lado de afuera. – Responde Sebastián.

—¡Buen punto! ¿Pero qué les parece, si en vez de dialogar, entramos y averiguamos que hay dentro de esta habitación? En una de esas casualidades encontramos el tablero de comando para abrir las celdas. –Dice Agustín.

Abrieron la puerta y con sumo cuidado se introdujeron en la habitación; Pero otra sorpresa les esperaba en la misma, que los dejo paralizados. En el centro del recinto había un lecho de piedra y sobre el mismo se encontraba acostada boca arriba y con los ojos cerrados, una niña quinceañera, tenía puesto un vestido de fiesta blanco, que le llegaba hasta los pies, sus manos entrelazadas sobre su pecho, sostenían un pequeño adorno floral y sobre su cabeza, una coronita de azares adornaban su larga y negra cabellera, que le llegaba hasta la cintura. La tenue luz de dos grandes cirios le iluminaba el rostro, dándole un aspecto angelical.

 

Los cuatro se fueron acercando lentamente, mientras Agustín comenta. —¿Estará muerta?

Sebastián muy suavemente, se inclina cerca del rostro y comenta. — ¡No!, No está muerta, pero respira muy suavemente... casi no se percibe.

—Seguro que el brujo le hizo un hechizo y la dejo en trance. – Asegura Leandro.

Maxi mirando el rostro de la niña, siente que el cosquilleo del amor le recorre el cuerpo, de los pies a la cabeza y le golpea con fuerza el corazón y solo atina a decir. — ¡Es hermosa!

Sebastián mira con picardía a los otros dos y le sugiere. – Maxi, si le das un beso en los labios, pero con ganas, en una de esas se rompe el embrujo y se despierta.

—¿Te parece? Pregunta Maxi. — ¡Pero no me atrevo!... No me parece bien.

Sebastián insiste. – No seas cobarde, piensa que le estás haciendo un bien a ella.

Maxi toma coraje, se inclina sobre ella y le da un beso en la boca;Pero para su sorpresa, la niña abre los ojos y sin mediar palabras le da un tremendo cachetazo en el rostro. Maxi sorprendido da un paso hacia atrás, mientras se acaricia la mejilla golpeada.

Sebastián, Leandro y Agustín, viendo la situación tan graciosa, lanzaron la carcajada.

La niña, sentándose en el lecho les pregunta. — ¿Quiénes son ustedes?... ¿Y qué hacen aquí?

Maxi, luego de presentar a sus compañeros de aventuras, comienza a explicarle. — Yo sé que te va a costar creerlo, pero nosotros fuimos mandados desde otra galaxia, para combatir al malvado Malox y ayudar a salvar el planeta tierra.

—Ella sorprendida pregunta. — ¿ Pero ustedes tienen algún poder, para poder combatir a este canalla?

—Los cuatro tenemos distintos poderes, pero por orden de nuestros superiores no podemos utilizarlos, salvo que allá un motivo especifico que nos libere de ese compromiso. – Explica Maxi.

—¿Y cuál podría ser el motivo? – Pregunta ella.

—Nosotros somos guardianes del Universo. – Sigue explicando Maxi. – Y nuestra misión es cuidar, que cualquier situación fuera de lo normal, no altere a las distintas galaxias... Por eso es que nos mandaron, para evitar que Malox, con su malvado plan, pusiera en peligro la integridad de la tierra... Pero en el caso de no poder controlarlo, de igual a igual, sin utilizar ningún otro recurso y viendo que el caso se nos va de las manos y pongo en riesgo por alguna explosión nuclear o cualquier otro motivo, al sistema planetario, eso nos libraría del compromiso y utilizaríamos los poderes.

—Eso quiere decir, que ustedes viajan en el tiempo. –Pregunta ella asombrada.

—¡No!, No, Nosotros no somos viajeros del tiempo... Los viajeros del tiempo, se trasladan de una época a otra, en su misma dimensión... Nosotros somos viajeros del espacio y nos trasladamos de un lado a otro, en nuestro mismo tiempo. —Explica Leandro.

Marilú pone cara de sorprendida, mientras contesta. — La verdad que no entendí nada de lo que me explicaste.

—Ahora explícanos vos ¿Quién eres y que haces así vestida en este lugar?. — Pregunta Sebastián.

—Mi nombre es Marilú y estoy vestida así, porque hace dos días atrás era mi cumpleaños y mis padres me iban a festejar los quince años, en un salón en donde ellos me esperaban con todos los invitados; El fotógrafo personal de mi padre, me iba a sacar unas fotos con mi hermanito en distintos jardines; Pero cuando estábamos posando al lado de una fuente de agua, un grupo de ninjas salieron de entre los árboles y golpearon al fotógrafo hasta desmayarlo, nos raptaron a los dos y nos trajeron aquí.

—¿Y tú hermanito dónde está? –Pregunta preocupado Agustín.

—Durante estos dos días que nos tuvieron prisioneros, tuve que cuidarlo sin poder dormir, porque estaba muy asustados y lloraba pidiendo que vengan mis padres... Hoy a la mañana lo llevaron junto con los otros chicos y a mí me dejaron aquí, porque me informaron que Malox me iba a interrogar; Cuando quede sola, el cansancio me venció y me quede dormida sobre esa plataforma, donde ustedes me encontraron. – Explico Marilú.

—¿Y todos esos chicos que están encerrados, para que los tiene allí ?. —Pregunta Leandro.

—Para contestarles esa pregunta, tengo que comenzar por el principio... Según escuche decir a mi padre, Malox hizo instalar en todos los países, aparatos con grandes cargas de un gas, que el controla por medio de dispositivos y que solo él sabe dónde están ocultos... Este gas anula la mente de las personas y las convierte en seres sin voluntad ni control; Malox mando ultimátum a todos los gobernantes del mundo, para que se rindieran a él y que lo reconozcan como el único soberano sobre la tierra y para demostrarles que no mentía sobre la amenaza de soltar el maldito gas, les hizo ver a todos los presidentes por vía satélite, lo que pasaba en un pequeño pueblito del este del áfrica, donde libero una pequeña cantidad de este producto y el resultado fue terrible... Las personas deambulaban como zombis, sin saber dónde ir... Pero para asegurar su propia integridad y por las dudas que descubrieran su escondite y decidieran atacarlo, tomo la precaución de mandar a su gente a secuestrar a todos los hijos o nietos, de todos los gobernantes y de esa forma se aseguraba de que ninguno de ellos, se atreviera a planear ningún ataque en su contra... Y eso es lo que nos pasó a nosotros y a todos esos niños.

—¡Qué persona tan malvada! – Comenta Sebastián.

—Marilú se pone de pie, al lado de Maxi y era tan alta como él. —¡Si! verdaderamente es un ser diabólico, que no piensa nada más que en hacer sufrir a la gente. – Responde ella.

Maxi, que la estaba observando de arriba abajo, no supo más que decirle, que lo que su corazón le dictaba. – Disculpa mi atrevimiento... Pero eres muy hermosa.

Ella que también lo observaba, le responde sonriendo. —Vos también eres muy lindo.

¡Bueno ¡¿ Porque no dejamos de charlar y seguimos adelante con lo que vinimos hacer ? – Sugiere Leandro.

—Ven con nosotros. — Le pide Maxi a Marilú.

—No puedo... Me amenazaron, diciéndome que si trataba de escapar, iban a matar a mi hermanito. – Explica ella.

Después de unos cuentos intentos para tratar de convencerla y ella negarse a dejar a su hermano, los cuatro abandonaron el lugar, prometiendo volver a buscarla.

Siguieron por el corredor y desembocaron a un moderno laboratorio, con enormes paneles de control y los indicadores de colores perfectamente iluminados, las computadoras de última generación, estaban encendidas, mostrando distintos programas y en el centro del lugar, habían dos tableros de acrílico transparente sostenidos con sus correspondientes pie de soporte, el primero era un mapamundi que mostraba todas las capitales de los distintos países, con unas pequeñas lucecitas rojas; El segundo era un gran radar, que indicaba como punto central al castillo y servía para proteger el lugar de posibles ataques.

Agustín observa todas las computadoras y una de las palancas le llamo la atención y se preguntó. –¿ Sera esta la llave que abre las compuertas donde están los chicos prisioneros ? – La acciona y automáticamente la computadora altera su ritmo en forma acelerada, él vuelve la llave a su lugar y despacio se coloca las manos a la espalda disimulando, mientras dice. — ¡Yo no fui ¡. — Y sale silbando suavemente del lugar.

CAPÍTULO - 6 -


Los ayudantes de Malox entran a la habitación donde esta Marilú, ella al verlos se asusta y se arrincona contra una pared, los dos hombres la toman de los brazos y la obligan a caminar, ella se resiste, pero los malvados la llevan a la rastra, trasladándola por un camino interno, hasta llegar al salón donde los espera el gran brujo.

Este al verlos ingresar, levanta los brazos y con voz potente ordena. –Ubíquenla dentro de la cámara.

Cuando los ayudantes tratan de ingresarla, Marilú con un gran esfuerzo se libra de sus captores y comienza a correr por el lugar, dando gritos desesperados pidiendo auxilio; Los dos hombres corren tras ella tratando de atraparla, pero Marilú los esquiva, mientras les tira con todo lo que encuentra en su camino.


Los cuatro estaban revisando todo el laboratorio, tratando de averiguar si desde ese lugar, era que Malox tenía controlado los dispositivos que amenazaban a los países.

Maxi comenzó a operar una de las computadora, tratando de encontrar algún programa que lo oriente en la investigación, mientras los otros chicos miraban los planos y apuntes, tratando de descubrir algún indicio sobre lo mismo, pero sin dejar de estar en alerta, para evitar cualquier ataque por sorpresa, de parte de sus enemigos.

—No dejo de pensar en esa pobre gente, que puede llegar a sufrir por culpa del malvado de Malox. – Comenta Maxi, mientras sigue tecleando en busca de información.

Estoy seguro que vamos a poder vencerlo y desbaratar su maléfico plan. – Asegura Sebastián.

Maxi da un grito de triunfo. — ¡Ya encontré el programa que oculta la información!... Solo me falta descubrir la clave de ingreso, que habrá la página... Eso va a ser un poco más difícil.

Leandro contesta. – No creo que sea tan difícil de adivinar... Solo tienes que buscarle el sentido a las cosas.

—¿Porque decís que es fácil?, ¿En qué te basas, para decir semejante afirmación? – Pregunta Agustín.

—Me baso en la lógica. –Responde Leandro. — ¿De qué se enorgullece el malvado Malox?

Maxi piensa un instante y responde medio dudando. — ¿De ser un brujo?

¡Exacto! – Dice Leandro. — Y estoy seguro que la palabra brujo, debe ser la clave.

Maxi ingresa la palabra al sistema y automáticamente el tablero del mapamundi comienza a iluminarse con lucecitas amarillas, marcando todas las ciudades más importantes del mundo.

—¡Lo logramos! – Gritan los cuatro al unísono.

—Ya sabemos dónde instalaron los artefactos, ahora solamente falta ubicar el lugar exacto donde están ocultos... Pero de eso se va a ocupar cada país. — Comenta Maxi.

—¡Sí! Pero para eso tenemos que sacar una copia del programa. – Opina Sebastián. – De esa manera, cada país va a saber dónde comenzar la búsqueda.

—Mientras tanto, tratemos de ver si desde este lugar podemos desactivar el sistema, para evitar cualquier accidente. – Explica Leandro.

Fue en ese momento, que sintieron gritos desesperados de mujer, pidiendo auxilio, los cuatro se quedaron quietos escuchando, para saber de donde provenían.

Al escuchar nuevamente los gritos, Maxi reconoce la voz y se pone pálido, mientras dice. – La que está pidiendo auxilio es Marilú... Algo grave le está pasando... Corramos a salvarla.

Dejaron todo lo que estaban haciendo y guiándose por la voz desesperada de Marilú, fueron recorriendo a toda velocidad el pasillo, hasta llegar a la puerta cerrada que los separaba de ella... Agustín con una fuerte patada, hizo que la puerta se abriera con tanta fuerza, que la arranco de sus bisagras.

Los ayudantes de Malox, habían logrado sujetar a Marilú y a pesar de los gritos y la fuerza que ella hacía para poder librarse, los dos hombres la llevaron nuevamente hasta donde estaba la cámara, para obligarla a ingresar a la misma.

Fue en ese momento que los cuatro ingresaron al lugar y al ver la situación por la que estaba atravesando la niña, sin mediar palabras se dividieron en el ataque; Leandro y Sebastián se entablaron en lucha contra los ayudantes, obligándolos a soltar a Marilú, Maxi la tomo de la mano y la ubico a su espalda para protegerla, en el momento justo que los dos Dracules que estaban de guardia, se le venían encima, blandiendo sus garrotes, dispuestos a partirle la cabeza.

Malox, al ver en la forma que irrumpieron los chicos y con la furia que peleaban, grito furioso. – Como puede ser, que estos insignificantes imberbes, tengan el tupe y el coraje de desafiar mis poderes y se atrevan atacarme.

Agustín viendo al brujo en su altar, corre hacia él y le tira una patada voladora, que le pega justo en el rostro y hace que Malox vuele dos metros por el aire hacia atrás y caiga tan largo era.

Este rápidamente se pone de pie y ante de que Agustín lo ataque nuevamente, hace un pase mágico, estirando los brazos hacia adelante, mientras pronuncia unas palabras y Agustín se siente impulsado por el aire hacia atrás, como si una maza pesada le hubiera pegado y lo arrojara con fuerza contra la pared.

 

Malox lanza una siniestra carcajada, mientras dice. – Eso es para que aprendas respeto, pequeña rata insolente y sepas brindarle pleitesía a un ser supremo.

En ese momento Leandro y Sebastián terminaban de derrotar a los dos ayudantes, miraron hacia donde estaba luchando Maxi, para ir en su ayuda, pero este ya había acabado con uno de los Dracules y en ese instante le estaba dando un garrotazo al que seguía de pie y lo dejaba fuera de combate.

Cuando se dieron cuenta de que Agustín estaba tirado en el piso, los tres corrieron hacia él, seguidos por Marilú, pero cuando ya estaban llegando, él comenzó a incorporarse masajeándose la cabeza con la mano derecha.

—¿Qué te sucedió? –Pregunta Sebastián, preocupado por la salud de su compañero.

—Fue el malvado de Malox, no sé cómo hizo, pero sin tocarme me arrojo hasta aquí. – Explica Agustín medio aturdido por el golpe.

—Acabemos con él y terminemos con este problema. – Dice Leandro.

Lo ayudan a incorporarse, mientras miran hacia donde estaba Malox.

Este estaba parado frente al altar, con su larga túnica y su capa roja que le llegaba hasta los pies, tenía los brazos cruzados sobre el pecho en actitud desafiante y en tono amenazante les grita. — ¿Quiénes son ustedes que se atrevieron a introducirse en mis dominios ?... ¿ Que loco los mando a desafiarme, sabiendo las terribles consecuencias a las que se exponen ?

—Nosotros representamos al mundo y en representación de tal mandato, es que vamos a terminar con tu locura dominante y tu ambición de poder delirante. – Responde Sebastián.

Leandro, Sebastián y Agustín rodearon a Malox para que no tenga escapatoria, mientras Maxi toma a Marilú de la mano, como para protegerla y se pone en guardia.

Los chicos se lanzan al ataque, ante la risa siniestra del brujo, que los esperaba sin inmutarse; Cuando lo estaban por agarrar, inesperadamente y ante la sorpresa de ellos, Malox desapareció como por encanto, haciendo que los tres se golpearan entre sí por el impulso, quedando abrazados y con los ojos muy abiertos por la sorpresa.

—¿Qué paso... Donde se fue? – Pregunta Agustín.

—Que brujo mañoso, hace cualquier cosa para escapar del castigo. – Protesta enojado Sebastián.

—¡Allá esta! — Señala Leandro.

Malox estaba en el otro extremo del gran salón, parado detrás de un elegante escritorio de cedro, mirando a los desorientados jóvenes y mostrando una gran sonrisa, les dice. – Vengan jóvenes... Vengan que les quiero comunicar algo muy importante.

Maxi le sujeta con más fuerza la mano a Marilú, mientras comienza a acercarse con desconfianza, seguido por los demás; él iba observando hacia todos lados, por si era una trampa y aparecieran de golpe los Dracules o los Ninjas. — ¿Qué es eso tan importante que nos quieres comunicar? – Pregunta.

—Aproxímense, no les voy hacer daño... Un viejo refrán dice, que si no puedes vencer a un enemigo, es mejor unirte a él... Ustedes demostraron ser un enemigo difícil de vencer, ya que pudieron llegar hasta aquí eludiendo todos los obstáculos e incluso a mi guardia personal, por eso es que decidí llegar a un arreglo con ustedes. – Les explica Malox.

—El único arreglo posible, es que nos reveles la clave para anular los artefactos que instalaste y que tiene al mundo en vilo. – Responde Sebastián.

— No le crean, es una más de sus mentiras, seguro que algo malo está tramando para que ustedes se descuiden y caigan en sus redes.

– Asegura Marilú. – Mientras se abraza a la cintura de Maxi, buscando protección.

Malox se coloca la mano derecha sobre el pecho, a la altura del corazón y con voz suave les dice. – Les hablo con todo mi corazón y por el respecto que ustedes me merecen, es que les digo que no voy a levantar ni un solo dedo en contra de ustedes... Pero lo único que les pido, es que se acerquen un poco más al escritorio para tener una charla amigable y poder explicarles todo lo que quieran saber, sobre mis planes.

Los chicos dieron varios pasos hasta quedar frente al escritorio, sin darse cuenta que quedaron parados sobre un circulo, que en su centro tenia pintado un ojo humano, con el iris de una tonalidad azulada.

Maxi mira serio, al sonriente Malox y le dice con determinación. – A partir de este momento se terminaron tus días de maldad, desde ahora comenzaras hacer las cosas como deben ser...

Malox lo interrumpe, diciéndole. – Tienes toda la razón del mundo, a partir de tu enseñanza, comenzare hacer las cosas bien, tal como tú me lo pides. –Y lanzando una terrible carcajada, oprime un botón oculto; Y ante la sorpresa de los chicos, el circulo sobre el que estaban parados se abre en dos, haciéndolos caer al vacío.

Mientras Malox grita eufórico. — ¡Imbéciles, ignorantes, nunca se le debe creer a un enemigo, ahora aprenderán la lección... Lastima que sea un poco tarde y que ya no les sirva de nada!. – Oprime nuevamente el botón y automáticamente el hueco se vuelve a cerrar.