Marlon Brando tenía un bulldog

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Sari: Cine #36
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Si lo que vemos y lo que escuchamos transmite el mismo mensaje, no necesitará de la atención completa del espectador. Este se pondrá a comer palomitas, a mirar el móvil o lo que sea

Es común que los actores “nos perdamos” en el personaje, y no siempre podremos confiar en que el director nos sepa dirigir. Esto se acentúa cuando se trata de grandes estrellas, como Antonio Banderas, pues, muchos directores, sin la confianza, conocimiento y experiencia necesaria, pueden no atreverse a “corregir”, a dirigir, a un actor tan prestigioso. Por otra parte, la decisión final de lo que se mostrará en la pantalla recaerá sobre el montador, que en muchas ocasiones no será el director.

Regresemos al asunto. En los cursos, cuando hablo de las propuestas de los actores, muchos lo ven como una “osadía”: «Que si no será bienvenida ni aceptada, que si me verán como problemático, que si...». Debemos entender que el guionista centra su trabajo en contar toda la historia; el director, en dirigir a todo el equipo técnico y artístico; y el actor, única y exclusivamente, en crear su personaje. Si haces un verdadero trabajo, lo normal es que llegues a comprender a tu personaje mejor que nadie, incluso mejor que el escritor, puesto que ya no se tratará del personaje del guionista, sino del personaje que tú has creado con el material que el guionista te proporcionó.

Es posible que encuentres algunas dificultades. Por ejemplo, los Estudios Disney se plantearon despedir a Johnny Deep porque no entendían ni les gustaba lo que estaba haciendo con su creación del capitán Jack Sparrow en Piratas del Caribe: La maldición de La Perla Negra (Gore Verbinski, 2003). Por suerte para ellos, para Deep y para todos nosotros no lo hicieron, lo que dio origen a una de las sagas de mayor éxito de nuestros días.

Este es otro caso en el que el personaje más fascinante no es el protagonista de la historia. Como en el caso de Hannibal Lecter, se desarrollaron películas posteriores en las que Jack Sparrow se convirtió en el protagonista.

Ya que he mencionado a Johnny Deep, le citaré: «Me siento feliz con el proceso, el proceso es lo que me interesa. El proceso de crear, de explorar, de romper las reglas, porque puedes volverte obsoleto. Siempre he estado interesado en tratar de evitar lo esperado».

Y ya que estamos hablando de las decisiones creativas del actor, mencionaré que Johnny Deep tomó la decisión creativa de que su personaje, Jack Sparrow, cuando estuviera en tierra firme, se balanceara como si no tuviera equilibrio ­—por esto parece borracho y no les gustaba a los ejecutivos de Disney—, mientras que al estar sobre su barco se encontraba en perfecto equilibrio.

Esta decisión no surgió de una ocurrencia, sino de una comprensión profunda de su personaje. Al navegar en un barco es muy probable que nos mareemos debido al balanceo producido por el movimiento del mar. Pero cuando nuestro oído interno se acostumbra a ese balanceo, al llegar a tierra firme nos desequilibramos hasta que nuestro oído interno se acostumbra a esa nueva situación.

¿Qué fin perseguimos con nuestras decisiones creativas? Como dice Johnny Deep, crear, explorar, romper las reglas y evitar volvernos obsoletos. ¿A cuántos personajes de piratas le has visto algo similar?

Para valorar lo acertado o no de nuestras decisiones creativas deberemos ponerlas a prueba, cuestionarlas. En primer lugar, deberemos entender la función que el personaje desempeña dentro de la historia y ver si es compatible con nuestra decisión creativa. En el caso de Jack Sparrow, nos proporciona gran parte de la comedia de la historia —su arquetipo es el bromista, bufón, truhán—. También deberemos entender el género o combinación de géneros, y, sobre todo, deberemos entender a qué público va dirigida nuestra obra. En este caso a los niños. Desde el punto de vista de los directivos de Disney esa creación no era apropiada para su público, pero la veían como adultos. Entonces, ¿qué deberíamos hacer? Poner a prueba nuestra propuesta con niños y contemplar sus reacciones. Si se ríen al verla es que estamos consiguiendo nuestro propósito, y entonces defenderás tu decisión creativa ante quien sea. Recuerda que es muy común que los niños se diviertan jugando a girar sobre sí mismos hasta marearse y perder el equilibrio.

Para valorar lo acertado de la decisión creativa de Johnny Deep solo debemos fijarnos en la cantidad de niños que utilizan a Jack Sparrow para disfrazarse de él en sus fiestas, y la labor social que desempeñó Deep visitando a niños hospitalizados con enfermedades graves, vestido como el capitán Jack Sparrow, porque era al personaje que esos niños querían ver.

Como en el caso de Johnny Deep, es posible que encuentres dificultades, pero debes entender que la meta que persiguen los directores y productores es conseguir que sus proyectos sean un éxito. Por lo que, si tus propuestas hacen crecer la historia, generalmente serán bienvenidas. Y si no, haz lo que puedas.

En un escenario ideal, una vez te hayan proporcionado el guion y lo hayas leído, tendrás una reunión con el director en la que te explicará su visión de la historia y de tu personaje. Debes tenerla muy en cuenta. Luego comenzarás tu trabajo de análisis de la historia y de tu personaje. De aquí te surgirán una serie de dudas, ideas e impresiones que deberías compartir con el director y, a partir de ahí, pasar a la creación de tu personaje.

Lamentablemente esto no te sucederá a no ser que tengas un personaje con una presencia trascendente en la historia y un gran director, o que hayas conseguido un estatus profesional que te permita exigirlo.

Hay propuestas que necesitan de un cierto trabajo de guion, pero hay muchas propuestas que ni siquiera necesitan ser compartidas con el director, y basta que las muestres en el ensayo o al grabar la escena. En caso de que el director no las acepte, escúchale. Quizás tenga razón. Si no te lo parece, deberás ser capaz de defender que tu propuesta hace crecer no solo a tu personaje, al darle mayor dimensión o matices, sino que también a la propia historia.

También hay propuestas que son internas del personaje, esto es, decisiones que tomas para justificar internamente su comportamiento. Esas decisiones no “tienes” que compartirlas con nadie. Es más, te recomiendo que no lo hagas, para evitar una mala acogida que te provoque frustración o inseguridad.

Incluso hay propuestas que te surgirán en el mismo momento en que estés grabando determinada toma. Permítete fluir y mostrarla. Si no le gusta al director, repetirá la toma.

No debes temer que se repita una toma porque te estés comportando como un actor creador. Se repiten tomas por muchos motivos menos importantes y trascendentes en el devenir de la historia

No seas de esos actores que, cuando otro actor presenta una propuesta en un ensayo, le pregunta si lo va a hacer así. O peor aún, un actor que le dice a otro actor que no lo haga de determinada forma. Eso significa que no le estás viendo como personaje, sino como actor, porque estás pretendiendo que te dé lo que imaginaste que te daría cuando preparabas la escena. Estás en tu cabeza y no presente en lo que está sucediendo. Si lo vieras como personaje, no le dirías nada, simplemente reaccionarías a lo que sea que te hagan o digan, tal como haces en tu propia vida. Además, dirigir a los actores es el trabajo del director. Tú deberías centrarte en “dirigirte” a ti mismo con el fin de conseguir realizar un gran trabajo.

Ejercicio:

¿Qué es lo que provoca que, al pensar en la película El silencio de los corderos, del primer personaje que nos acordemos sea el de Hannibal Lecter, siendo este un personaje secundario?

Te recomiendo que veas la presentación del personaje o la película completa antes de seguir leyendo y saques tus conclusiones.

Recuerda el dicho: “La primera impresión es la que cuenta”. O al menos la que más cuenta, diría yo. Por este motivo te recomiendo que empieces a fijarte en la forma en que nos presentan a los personajes.

Espero que hayas realizado el ejercicio y sacado tus propias conclusiones. A continuación, te expongo las mías:

Antes de que se mencione a Hannibal Lecter, vemos las instalaciones del cuartel central del FBI, mientras acompañamos a la joven estudiante a agente del FBI Clarice Starling. Clarice llega al departamento de Ciencias del comportamiento y espera a Jack Crawford en su oficina. En la pared vemos unas fotos de mujeres muertas, a las que les faltan trozos de piel; de la parte frontal del torso, de un brazo y de la espalda. Y un recorte de periódico: «Bill despelleja a su quinta víctima».

Aparece Crawford, jefe del departamento de perfiles psicológicos del FBI, y le dice a Clarice que ha surgido un trabajo para ella. En realidad, no es un trabajo, sino un encargo interesante. Crawford nos introduce en el currículo de Clarice —nos la presenta—, una joven muy bien preparada, y que, cuando termine su formación, quisiera trabajar en su departamento de Ciencias del comportamiento. Crawford entra en materia, le dice a Clarice que «están entrevistando a todos los asesinos múltiples que tienen encerrados, para trazar un perfil psicológico que sería de gran ayuda para los casos sin resolver. La mayoría de los asesinos acceden a hablar con ellos».

CRAWFORD

¿Se asusta fácilmente, Starling?

CLARICE

Aún no, señor.

CRAWFORD

Pero el que más nos interesa se niega a cooperar.

CLARICE

¿Quién es el paciente?

CRAWFORD

El psiquiatra Hannibal Lecter.

CLARICE

Hannibal el Caníbal.

Es decir, que come humanos y que por esto tiene cierta fama, que hace que Clarice sepa de quién se trata. Crawford le dice que «no espera que colabore con ella, pero que quiere intentarlo. Si no coopera, quiere que le haga un informe: ¿Qué aspecto tiene? ¿Cómo es su celda? Si dibuja, ¿qué dibuja?».

 

Clarice le cuestiona por la urgencia: «Lecter lleva mucho tiempo en prisión. ¿Existe alguna conexión entre él y Búfalo Bill?» —el del recorte del periódico relacionado con las fotos de las mujeres—.

CRAWFORD

Ojalá la hubiera... Póngame mucha atención, Starling. Tenga mucho cuidado con Hannibal Lecter. El doctor Chilton repasará con usted todos los procedimientos de seguridad. No los incumpla bajo ningún concepto. Y no le cuente nada personal. Créame, no debe permitir que Hannibal Lecter entre en su mente. Haga su trabajo, pero no se olvide jamás de lo que ese hombre es.

CLARICE

¿Y qué es?

De ahí llegamos al despacho del doctor Chilton, jefe del Psiquiátrico de Baltimore donde está encerrado Hannibal Lecter.

DR. CHILTON

Es un monstruo, un verdadero psicópata... Es tan difícil capturar uno vivo. Desde el punto de vista de la investigación, Lecter es nuestro activo más preciado.

Chilton nos hace ver que Clarice es atractiva al invitarla a salir. Clarice lo rechaza y Chilton continúa.

DR. CHILTON

Por supuesto que hemos intentado estudiarlo, pero es demasiado sofisticado para las pruebas estándar... Nos odia, cree que soy su némesis... Crawford es muy inteligente por usarte a ti.

CLARICE

¿Qué quiere decir?

DR. CHILTON

Una jovencita guapa para excitarlo... Creo que Lecter no ha visto una mujer en ocho años. Y tú eres justo de su gusto, por así decirlo.

Recuerda que ya nos dijeron su mote, Hannibal Caníbal.

Todo esto sucede en el despacho del doctor Chilton y mientras caminan por el interior del psiquiátrico, atravesando puertas de seguridad y bajan escaleras hasta lo que parece ser el lugar más recóndito del psiquiátrico. El doctor Chilton le avisa de que debe cumplir las reglas de comportamiento en todo momento.

DR. CHILTON

No toque el cristal ni se acerque. No le entregue nada, salvo papel. Ni lápices ni bolígrafos. Los papeles sin grapas ni clips. Si intenta darle algo, no lo acepte... Le mostraré por qué insistimos en tomar precauciones. Un día se quejó de dolor en el pecho y lo llevaron a la enfermería. Lo desataron para hacerle un electro. Cuando la enfermera se le acercó, le hizo esto.

(le muestra una fotografía)

Los médicos pudieron recomponerle la mandíbula y salvarle un ojo. El pulso de Lecter no pasó de ochenta y cinco, ni cuando le devoró la lengua.

Todos estos son datos que encontraríamos en el guion referidos a lo que otros personajes dicen sobre tu personaje —de lo que trataremos más adelante—.

Clarice prefiere que Chilton no le acompañe a la entrevista con Lecter. Chilton la deja con un enfermero, en una sala de seguridad que cierra el paso al corredor de celdas donde se encuentra Hannibal Lecter. En la sala vemos a otro enfermero y a un policía en una especie de armería —no habíamos visto algo similar al recorrer el psiquiátrico, lo que nos provoca cierta alarma—. El enfermero recuerda a Clarice que no toque el cristal. Abre la última puerta, que da al corredor con celdas a la izquierda, y le dice que Lecter está en la última celda y que ha puesto una silla para ella. Que camine por el lado derecho del corredor, que lo hará bien y que la estará vigilando.

Clarice entra y la puerta se cierra tras ella. Camina por el corredor y escuchamos «Hola» al acercarse a la primera celda, pequeña y oscura, y descubrimos a su inquilino, un hombre de unos sesenta años, apoyado en los barrotes de la celda y que sonríe, de forma un tanto inquietante, mientras observa a Clarice. Vemos la silla que espera a Clarice al final del corredor —expectación—. Clarice continúa y pasa junto a la segunda celda, pequeña y oscura; un lavabo, un espejo que apenas se aprecia, un sanitario y una mesa. Y descubrimos a su inquilino, un hombre de unos sesenta años, sentado en la penumbra, cabizbajo y completamente ajeno a lo que sucede a su alrededor, y a Clarice. La silla —crece la expectación—. Clarice continúa caminando. Llega junto a la tercera celda, pequeña y oscura, pero menos que las anteriores, y descubrimos a su inquilino, un hombre de unos cuarenta años que trepa por los barrotes, como si de una bestia de un zoo se tratara, acompañando el trayecto de Clarice, mientras le saca la lengua y le dice: «Puedo oler tu coño». Clarice continúa hacia la silla —crece la expectación—.

Todo lo descrito hasta ahora sirve para crearnos una imagen mental del personaje Hannibal Lecter. Todo lo anterior es parte de la presentación del personaje. ¿Qué imagen te has creado de él?

Hasta este momento el director, Jonathan Demme, nos ha dejado descubrir el interior de las celdas de forma progresiva: de la primera celda no observamos su totalidad, de la segunda tampoco, pero vemos algo más que de la primera, y de la tercera celda vemos algo más que de la segunda, pero tampoco la vemos completa. También nos ha presentado a los habitantes del submundo al que pertenece Hannibal Lecter, y la “locura” de esos personajes parece aumentar progresivamente. Y todo esto lo presenta con cortes a la silla a la que Clarice se dirige, creando una gran expectación. Esto es “narrar” —por cierto, puedes observar cómo se nos presenta al personaje a la vez que se hace avanzar la historia, al contrario de lo que vimos anteriormente con Galgo en la escena del hangar del aeropuerto—.

Clarice continúa caminando hacía la última celda, la de Lecter. Encontramos la primera diferencia, la celda no tiene barrotes, sino una pared transparente que imposibilita el contacto directo. Además, está más iluminada y parece más grande. Las paredes no están desnudas, sino que de ellas cuelgan unos dibujos. En el suelo encontramos apilados unos libros y en la superficie de la mesa vemos papeles y un dibujo. También vemos el catre y una repisa sobre la que descansan varios libros y papeles. En el centro descubrimos a Hannibal Lecter. Y realmente no es lo que esperábamos. No tiene nada que ver con los otros habitantes de ese submundo al que pertenece. No “parece” un caníbal que lleve ocho años encerrado en ese psiquiátrico. No, lo que nos encontramos es la creación de Anthony Hopkins; un hombre de unos cincuenta y cinco años, aspecto limpio y cuidado, de porte elegante, casi marcial, educado, inteligente y sagaz, que toma el control de la situación inmediatamente y saca mucha más información de Clarice de la que ella consigue de él.

Prácticamente desde el inicio, la historia se ha diseñado para crear tensión y expectación sobre quién es Hannibal Lecter. Nos ha presentado a la protagonista, Clarice Starling, a su jefe, Jack Crawford y al doctor Chilton, pero como algo secundario a la presentación de Hannibal Lecter, y se trata de un personaje “secundario”. Es decir, su función es la de aliado del protagonista. Es muy interesante que el mejor aliado de Clarice, para su meta de conseguir atrapar a Búfalo Bill, sea Hannibal Lecter que, como dice el doctor Chilton, «es un monstruo, un verdadero psicópata».

Este personaje creó un punto de inflexión que ha servido de inspiración a muchos actores para la creación de sus personajes, pero también creó un punto de inflexión en la forma en que se construyen las historias.

Te comenté que debes prestar atención a la forma en que nos presentan a los personajes. Como ejemplo de esto te recomiendo que te fijes en la presentación de Rick en Casablanca. También te recomiendo Notorious (Alfred Hitchcock, 1946), en la que nos muestra la nuca del personaje interpretado por Gary Grant durante dos minutos, antes de revelarnos al personaje, creando intriga en el espectador.

Algo similar sucede con la presentación de Vito Corleone en El Padrino, donde Coppola nos “oculta” a Vito durante poco más de tres minutos. También crea expectación sobre Michael Corleone, pero de forma diferente a como nos presenta a Vito; Vito, su mujer, hijos y nietos están posando para una foto familiar. Vito pregunta a Sonny: «¿Dónde está Michael?». Sonny le responde que no se preocupe, que aún es temprano. Vito le dice a su mujer que no van a hacerse la foto, que esperarán a que llegue Michael. Esto se reafirma cuando Tom Hagen le pregunta a Sonny, «¿Qué es lo que pasa?», y Sonny responde, «Michael». Hasta el minuto decimosegundo no nos presentan a Michael Corleone, el protagonista de la historia. Al mencionar a Michael durante esa escena, crea intriga en el espectador sobre quién es ese personaje. Esa intriga es mayor debido a que Vito, que es el personaje más importante hasta este momento, es quien pregunta por él y quien se niega a hacerse la foto hasta que llegue. Cuando finalmente nos presentan a Michael, lo primero que le vemos es de espaldas, llegando a la boda acompañado de Kay. Vito observa desde una ventana, y cuando nos muestran lo que Vito mira, descubrimos la cara de Michael Corleone.

Por regla general, cuanto mayor sea la importancia del personaje, mayor expectación se creará en su presentación, incluso cuando se trate de un personaje secundario. Como ejemplo de esto, fíjate en la forma en que nos presentan al personaje interpretado por Benicio del Toro, ‘el Coleccionista’, en la película Guardianes de la Galaxia (James Gunn, 2014). Se trata de un personaje que no tiene gran importancia dentro de la historia, pero sí la tiene el actor que la interpreta, y se la dan al cuidar su presentación. Por cierto, también puedes apreciar la maestría de Benicio del Toro para sacar provecho de un personaje con tan poca presencia dentro de la película.

Es importante entender que en el mejor de los casos tendrás un guion magnífico sobre el que desarrollar tu trabajo y un buen director que te ayude a crear un gran personaje, pero es necesario aclarar que esto te sucederá en contadas ocasiones, si es que te sucede en alguna. Si te involucras en un proyecto que no cumpla estas condiciones ideales, de ti dependerá ser capaz de percibirlas y proponer y aportar para convertirlo en la mejor versión posible. De eso dependerá gran parte de tu éxito profesional.

No tengas desconfianza para hacer propuestas. Los directores y productores buscan actores que eleven la calidad de sus películas, obras y series de televisión. Ahora bien, no propongas simples ocurrencias o ya no querrán volver a escucharte.

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