Un corazón alegre

Tekst
Loe katkendit
Märgi loetuks
Kuidas lugeda raamatut pärast ostmist
Šrift:Väiksem АаSuurem Aa

9 de marzo - Relaciones

¿Quién es fuerte?

“Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte, el que domina su espíritu que el conquistador de una ciudad”

(Proverbios 16:32).

Lucía era una estudiante de magisterio en la facultad universitaria donde ejercí como docente (J). Era una joven inteligente, constante y organi- zada. Rebosaba fuerza física e intelectual. Avanzó con éxito en sus estu- dios y comenzó el periodo de prácticas en una escuela pública. Su futuro era prometedor pues, con su capacidad y el certificado estatal de maestra, podía encontrar un buen empleo en cualquier parte. Sin embargo, un día cuando los niños estaban especialmente revoltosos, Lucía perdió el control y se enojó excesivamente, profiriendo gritos e insultos contra sus alumnos. Como era de esperar, toda la comunidad escolar, incluido el director, se enteró de que Lucía se había encendido en ira en el salón de clase. La reacción fue fulminante. El director le comunicó que no podía continuar las prácticas en ese centro.

La facultad fue informada y Lucía suspendió la asignatura de prácticas sin poder concluir su carrera.

Esta joven, aunque brillante en sus estudios, perdió mucho por airarse de forma inadecuada en el momento y lugar inoportunos. Una acometida de ira siempre es mala, pero tal circunstancia tuvo muy malas consecuencias. Lucía perdió la oportunidad de “conquistar” fácilmente una plaza profesional excelente. Allí se cumplió la sentencia de que “más vale vencerse uno mismo que conquistar ciudades” (Prov. 16:32, DHH).

Enojarse de forma iracunda con los demás no solo es una barrera en las relaciones y un obstáculo para alcanzar objetivos importantes. También es una conducta pecaminosa: “La ira del hombre no obra la justicia de Dios” (Sant. 1:20). Por lo tanto, el primer paso para resolver el problema es confesarlo, pues “el que oculta sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y se aparta de ellos alcanzará misericordia” (Prov. 28:13). Desafortunadamente, algunos no lo confiesan ni lo reconocen y hasta culpan a otros (“¡Eres tú quien me incita a la ira!”). Pero echar la culpa a otros no es la solución; es necesario confesarlo a Dios y, además, pedir perdón a la persona dañada.

Si tienes tendencia a enojarte fácilmente, entrégate al Señor para que él tome las riendas de tu temperamento. Intenta, por su gracia, seguir el consejo de Pablo: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia y toda malicia. Antes sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (Efe. 4:31, 32). Por último, deja abierta la posibilidad de recibir ayuda profesional, pues Dios, muchas veces, obra por medio de los expertos.

10 de marzo - Relaciones

Diente roto y pie descoyuntado

“Como diente roto y pie descoyuntado es confiar en un prevaricador en momentos de angustia”

(Proverbios 25:19).

"Estar loco o trastornado” es la primera definición del diccionario para la palabra prevaricador. La segunda es “faltar un empleado público a la justicia en las resoluciones propias de su cargo”. El texto es muy ilustrativo: no debemos depositar nuestra confianza en un loco ni en un corrupto, especialmente en tiempos de angustia. Las consecuencias son también gráficas: confiar en ese tipo de persona es como tener un diente roto o un pie descoyuntado.

¿Qué supone tener un diente roto (o careado, como indican algunas versiones)? El síntoma inmediato es el dolor. Puede también causar abscesos, enfermedad de las encías, problemas de masticación y de digestión y pérdida de la pieza dentaria. Es además sabido que, si hay absceso y no se aplica tratamiento, la infección puede extenderse a otras partes del cuerpo y hasta poner en peligro la vida del afectado.

¿Y qué diremos de tener un pie descoyuntado o una luxación? También produce un dolor intenso, de naturaleza punzante que se hace insoportable cuando uno trata de hacer uso normal del pie afectado. El problema también puede provocar hinchazón, magulladuras, dificultad para caminar o llevar peso e impedimento para usar calzado.

Ambas metáforas nos ofrecen una idea clara de lo malo que es confiar en un prevaricador. Su naturaleza egoísta lo inhabilita para el apoyo y el consuelo que necesitamos en tiempo de angustia.

El texto de hoy nos advierte de las consecuencias de asociarnos con un mal amigo. Cuando quieras verificar si tienes un buen amigo, observa si está dispuesto a escucharte, si te dedica tiempo, si te ofrece ayuda, si te da consejos y sus consejos funcionan. Pero si tu amigo es claramente egoísta, te utiliza para beneficiarse a sí mismo, o si anda siempre con chismes y rumores, es lo más probable que tal amistad no te convenga. La Biblia marca pautas específicas a este respecto: el buen amigo es persona justa y te sirve de guía (Prov. 12:16); ama en todo tiempo, no solo cuando todo va bien (Prov. 17:17); no es violento ni iracundo (Prov. 22:24); te trata de la misma forma en que a él (o ella) le gustaría ser tratado (Luc. 6:31); no miente ni usa palabras desagradables (Efe. 4:25, 29); es compasivo y sabe perdonar (Efe. 4:32); posee bondad, humildad, gentileza y paciencia y es comprensivo con las faltas de los demás (Col. 3:12, 13).

Pide hoy a Dios sabiduría para escoger a personas que te ofrezcan amistad verdadera.

11 de marzo - Relaciones

¿Epinefrina o contagio emocional?

“El que anda entre sabios será sabio, pero el que se junta con necios saldrá mal parado”

(Proverbios 13:20).

La epinefrina (también llamada adrenalina) ha sido objeto de mucha aten- ción en los últimos tiempos. Se usa como medicamento para la resucita- ción cardiopulmonar ante un paro cardiaco, colapso circulatorio, ataque de asma o reacción alérgica. Aunque la epinefrina se sintetiza en los laboratorios desde hace más de cien años, las glándulas suprarrenales del ser humano la llevan segregando desde su origen. De hecho, esas glándulas la producen de manera intensa cuando alguien se enfrenta a situaciones de riesgo, de miedo o de tensión. Esto ocurre para proporcionar más energía y sobrevivir a la ame- naza. Además de comunicar energía, la epinefrina afecta a las emociones de forma tal que, cuando sentimos la presencia de la sustancia, experimentamos emociones que pueden ser positivas (alegría, gratitud, complacencia, entusiasmo) o negativas (temor, desesperación, frustración, hostilidad).

La psicología experimental lleva varias décadas observando el efecto de esta sustancia química sobre las emociones humanas. Uno de los primeros experimentos lo llevaron a cabo Stanley Schachter y Jerome Singer. Inyectaron a un grupo de estudiantes una dosis de epinefrina para observar el efecto sobre sus reacciones temperamentales. A la mitad de ellos se les asignó un compañero que actuaba de forma alegre y juguetona, mientras que a la otra mitad se les puso un compañero malhumorado y protestón. Se observó que todos los participantes mostraban una actividad emocional más intensa de lo normal, pero fue interesante observar cómo había una gran diferencia entre los dos grupos, según habían tenido un compañero agradable o uno gruñón. Los investigadores esperaban que la manifestación fuese homogénea sin verse afectada por la presencia de los dos tipos de compañeros. De esta manera demostrarían que la epinefrina era absolutamente responsable en la activación emocional. Pero el resultado fue diferente: los primeros desplegaron emociones positivas intensas y los segundos mostraron emociones negativas intensas.

Estas observaciones nos confirman que la presencia de una persona tranquila y feliz produce consecuencias muy distintas de la persona tensa y enojosa. Una de las características del necio es la ira (Job 5:22). Y el versículo de hoy nos advierte que, si nos juntamos con necios saldremos mal parados. Parece que el efecto es inexorable: la presencia del otro es más poderosa que la epinefrina (o adrenalina).

Hagamos planes hoy para buscar la compañía del sabio y poder así también nosotros ser sabios y esquivar el trato excesivo con el necio (Prov. 13:20).

12 de marzo - Relaciones

La fuerza de la unidad

“De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan”

(1 Corintios 12:26).

Cualquiera que visite la empresa donde Mariano trabaja de psicólogo or- ganizacional (o industrial) y lo vea en plena acción con un grupo de em- pleados, pensará que están perdiendo el tiempo. Para comenzar, cada uno tiene un globo que intenta mantener en el aire dándole golpecitos. Mariano va añadiendo un globo cada 5 segundos. Y a medida que el número de globos aumenta, todos los empleados se mantienen frenéticamente activos para que no caigan. Si un globo toca el suelo, Mariano pita “falta” de forma muy rui- dosa, pues las reglas dicen que, con seis faltas, la actividad se termina y todos vuelven al trabajo. El propósito es durar tanto tiempo como sea posible con los globos suspendidos. No se trata de un mero recreo, sino de una actividad que fortalece los lazos mutuos y la estrategia común. Haciendo este tipo de juegos, los trabajadores reafirman sus relaciones y promueven el espíritu de equipo. Muchas empresas están dispuestas a invertir dinero en personal (como Mariano) y tiempo para que los empleados “jueguen” porque saben que tales actividades hacen que los participantes aumenten su motivación, refuercen sus vínculos y adquieran un mayor nivel de satisfacción. Todo ello redunda en un mejor rendimiento y una producción más elevada.

El texto de hoy se halla inserto en un capítulo dedicado a describir el tejido de la comunidad eclesiástica, especialmente en la importancia de que cada uno haga su parte en un conjunto en el que todos contribuyen en alcanzar los objetivos. Sin embargo, algunos piensan que su padecimiento es individual y no consideran que “todos los miembros se duelen con él” (vers. 26), o creen que pueden hacer su parte sin el apoyo de los demás y dicen: “No tengo necesidad de vosotros” (vers. 21). Otros, hacen distinción entre fuertes y débiles e incluyen a unos y excluyen a otros sin pensar que “los miembros […] que parecen más débiles, son los más necesarios” (vers. 22). Así el Señor nos insta a “que todos los miembros se preocupen los unos de los otros” (vers. 25).

 

La sana y eficaz costumbre de trabajar en conjunto no se limita a la comunidad eclesiástica, sino que se extiende a la familia, al trabajo, o a cualquier círculo social. En el día de hoy recuerda la imagen de los empleados con globos en el aire y piensa que las cosas grandes y difíciles solo se consiguen con el apoyo mutuo y uniforme del grupo.

13 de marzo - Relaciones

La unión hace la fuerza

“Todo reino dividido contra sí mismo es asolado, y ninguna ciudad o casa dividida contra sí misma permanecerá”

(Mateo 12:25).

El arrastre de piedras es un deporte rural que viene practicándose en España y Francia desde épocas ancestrales. Es particularmente común en el País Vasco y también en las comunidades de Cantabria, Navarra y Castilla-León. Aunque los arrastres pueden hacerlo burros, mulas, caballos o incluso hombres, la modalidad más extendida es el arrastre que efectúan yuntas (pares) de bueyes guiadas por yunteros. El deporte consiste en ver qué yunta puede cubrir mayor distancia en 30 minutos mientras arrastra una gran piedra. El peso promedio es de 2.000 kg por yunta. Ahora bien, cuando separamos los bueyes y los ponemos a arrastrar una piedra individualmente, cada vacuno tiene el límite de arrastrar 500 o 600 kg. ¿Cómo es posible que apliquen en yunta el doble de fuerza que si arrastran por separado? Ni la física, ni la fisiología, ni la psicología explican el fenómeno de forma cabal, pero la verdad es que, cuando ambos animales jalan en unidad, cuentan con una fortaleza mucho mayor que la suma de las fuerzas separadas.

El principio se traduce al ámbito humano: atletas, empleados de fábrica, artesanos, albañiles, inventores, entre otros, multiplican su fuerza al trabajar en equipo. Y no solo la fuerza física, sino también las tareas de naturaleza mental. Esto es, además, cierto en las relaciones. Cuando una pareja, una familia o un grupo de trabajo tienen metas comunes en las que todos creen, las alcanzarán de manera más rápida y eficaz. Dice el proverbio: “El hierro con hierro se afila, y el hombre con el rostro de su amigo” (Prov. 27:17). El proverbio no coloca a un amigo en posición de preeminencia sobre el otro. No es mayor, ni menor el que ayuda o el que es ayudado. Ambas hojas pierden partículas de hierro para afilarse mutuamente.

El texto de hoy contiene las palabras que Jesús pronunció ante los escribas porque ellos lo acusaban de expulsar demonios en alianza con Satanás. Jesús les hizo saber que, si él se aliara con Satanás, su casa estaría dividida y no habría resultado positivo. Jesús estaba en armonía con Dios y esa era la razón de su poder.

Nos queda claro que, en conjunción y en armonía con otros, las metas se alcanzan más fácilmente. Es un principio verdadero y útil. Pero aún es más poderosa la alianza con Jesús. A su lado y bajo su guía, tanto individuos como grupos, alcanzarán fines nobles y realizarán grandes empresas. Asóciate hoy con Jesús, invitándolo a cualquier pensamiento o acción que lleves a cabo.

14 de marzo - Relaciones

Sonríe

“Una mirada radiante alegra el corazón, y las buenas noticias renuevan las fuerzas”

(Proverbios 15:30, NVI).

No hay nada más cálido y relajante que una sonrisa franca. Y si esta va acompañada de mensajes gratos, la consecuencia es un buen estado de ánimo y hasta un mejor bienestar físico. Así lo confirma el texto de hoy: una mirada radiante comunica alegría al corazón y las buenas noticias proporcionan fuerza física.

El investigador Fritz Strack estudió el efecto de la sonrisa sobre el estado de ánimo. Para ello, explicaba a sus participantes (de forma falsa) que estaba explorando el sentir de las personas cuyas manos estaban impedidas y debían utilizar boca y dientes para asistirse en tareas habituales como escribir con un bolígrafo o usar el mando del televisor. Instruyó a la mitad del grupo a que realizaran tareas sujetando un lápiz con los dientes (forzando los músculos de la sonrisa) y a la otra mitad a que realizaran las mismas tareas con el lápiz en los labios (impidiéndoles la sonrisa). A continuación, hizo que cada uno de los participantes evaluara el nivel de humor de una serie de dibujos animados. Quedó claro que los que sujetaban el bolígrafo con los dientes valoraban los dibujos de forma mucho más cómica que los que sujetaban el bolígrafo con los labios. La conclusión de estas observaciones es que no solo “el corazón alegre embellece el rostro” (Prov. 15:13), sino que también la sonrisa aislada ayuda a mejorar el estado de ánimo. Tal vez por ello el patriarca Job nos invita a mostrar una mirada radiante que equivale a una buena sonrisa. El mismo autor inspirado nos asegura que es posible y recomendable cambiar el rostro: “Olvidaré mi queja, cambiaré mi triste semblante y me esforzaré” (Job 9:27). Además de los beneficios que el rostro alegre reporta a la salud física y mental, hemos de subrayar la gran ayuda que esto proporciona a las relaciones interpersonales. Cuando uno de los interlocutores se muestra radiante y sonriente, determina el humor del otro (u otros) suavizando las diferencias e invitando al acercamiento y a la relación cordial.

Proponte sonreír a lo largo del día de hoy. Recuérdate una y otra vez: “Voy a mantener una amplia sonrisa frente a los demás”. Hazlo con cada miembro de tu familia, cada compañero de trabajo, cada vecino, cada persona con la que hagas transacciones comerciales… Experimentarás un sentir generalizado de bienestar y tu relación con ellos será mucho más plácida. Por último, estarás haciendo la voluntad del Señor que te invita a mantener “una mirada radiante”.

15 de marzo - Relaciones

Agradecido

“Jesús le preguntó: ‘¿No son diez los que han quedado limpios? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviera y diera gloria a Dios sino este extranjero?’ ”

(Lucas 17:17, 18).

De camino a Jerusalén, Jesús se encontró con diez leprosos que le rogaron los sanara de su terrible enfermedad. Jesús no los sanó de inmediato, sino que los envió a los sacerdotes. De camino hacia el templo, quedaron

todos milagrosamente limpios. Uno de ellos regresó “glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies dándole gracias” (vers. 15, 16). Nada más se nos dice de los nueve desagradecidos.

La lección más importante de este relato es la gratitud. Los nueve eran probablemente judíos, con un sentir de derecho a estar sanos y a ser salvos por su condición de pueblo elegido. No veían necesidad de acudir al Maestro para agradecerle el colosal milagro. El otro, un extranjero humilde y con menos derechos, sintió el amor de Jesús y lo expresó de manera obvia con sus palabras y acciones. Jesús le respondió con la dulce certeza: “Levántate, vete; tu fe te ha salvado” (vers. 19).

Las palabras de aprecio y agradecimiento son un bálsamo eficaz en toda relación interpersonal. Sara Algoe y Barbara Fredrickson, de la Universidad de Carolina del Norte, llevaron a cabo un estudio sobre la gratitud cuyo diseño se ha repetido en varias ocasiones, con diversos participantes, en lugares diferentes y con resultados parecidos. Pares de amigos participaron en el experimento en el que tenían que llevar a cabo tareas en equipo. Los investigadores dividieron al grupo en dos mitades: el grupo experimental y el de control. En el grupo experimental, uno de los componentes de cada par recibió instrucciones en privado para que expresara apreciación y gratitud al amigo por algo específico. Al grupo de control no se le dio instrucción alguna. Todos participaron en un seguimiento para evaluar la calidad de relación durante seis meses tras el experimento. Se constató que los miembros del grupo experimental (los que habían expresado gratitud) gozaron de una relación de mayor calidad durante todo ese tiempo en comparación con el grupo de control.

Cuando Jesús reconoció la gratitud que mostró el leproso, no lo hizo porque el Señor necesitaba reconocimiento, sino porque aquel hombre se beneficiaría de ello. La gratitud beneficia más a quien la emite que a quien la recibe. Escoge hoy a alguien a quien estés verdaderamente agradecido. Demuéstrale tu gratitud de manera abierta y clara de forma oral o escrita. Te embargará un sentimiento de bienestar y satisfacción. Muestra también agradecimiento a tu Creador y el resultado tendrá consecuencias trascendente.

16 de marzo - Relaciones

Edificándonos

“Por lo tanto, esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación”

(Romanos 14:19, NVI).

El neurocientífico Robert Sapolsky es bien conocido en el campo de las ciencias sociales por sus múltiples observaciones de la conducta de man- driles en el Parque nacional Serengueti (Tanzania). Una de sus observa- ciones fue que, cuando había grupos agresivos de mandriles que se peleaban y azuzaban al resto de la comunidad, la salud y el bienestar de toda la colonia se afectaba manifiestamente. Además, el ambiente se envenenaba de tal forma que, cuando un macho era víctima del acoso de otros, se frustraba y golpeaba a las hembras o incluso a los mandriles más jóvenes.

En una ocasión, una de estas comunidades contaba con una pequeña banda de machos especialmente agresivos. El grupito descubrió un contenedor de basura donde se arrojaban los desperdicios de la cocina de un hotel de cazadores. Allí habían tirado carne de vacuno contaminada por la tuberculosis. Los matones impidieron que los demás comieran aquella carne y la reservaron en exclusiva para sí mismos. Finalmente, murieron víctimas de la tuberculosis. Lo interesante fue que, con la desaparición de esa banda, la salud (tanto física como mental) de todos los demás mandriles mejoró significativamente.

Estaba claro que la presencia de amigos y vecinos pacíficos y amables promovía la buena salud general.

Dejando los simios aparte, este tipo de conducta también ocurre entre los seres humanos, donde existen con frecuencia matones que amenazan e incluso maltratan a los más débiles. Pero se ha observado que, cuando los afectados encuentran apoyo y consuelo en las personas queridas, su salud mejora y su sistema de defensas se fortalece. Bert Uchino y Wendy Birmingham, de la Universidad de Utah (EE.UU.), crearon la hipótesis de la amortiguación del estrés. Significa que los amigos constituyen una protección eficacísima contra los agentes estresantes y que su presencia mejora la salud, tanto física como mental. En concreto, estos investigadores constataron que quienes cuentan con una red sólida de amigos están protegidos de la depresión, de la ansiedad, de las enfermedades cardiovasculares y de la muerte prematura. En diversos estudios han comprobado que los que viven aislados, o no tienen buenas relaciones sociales, son más propensos a esas enfermedades que los que viven en armonía con otras personas.

El apóstol insta a sus lectores a que hagan esfuerzos “por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación”. Pide a Dios que hoy te ayude a hacer tu parte para procurar la paz y la mutua edificación. Según la ciencia, esto te proporcionará salud de cuerpo y mente.