Autonomía personal y salud infantil. SSC322_3

Tekst
Loe katkendit
Märgi loetuks
Kuidas lugeda raamatut pärast ostmist
Šrift:Väiksem АаSuurem Aa

2.4. Trastornos psicolingüísticos

Implican la aparición de alteraciones neurológicas o cognitivas. Con ello hacemos referencia, no al trastorno en sí, sino al hecho de que a causa de éstos, se pueden producir dificultades, alteraciones, e incluso la ausencia total, del lenguaje y de la comunicación del sujeto.

Entre los más comunes, pueden observarse:

1 Discapacidad intelectual (en sus múltiples manifestaciones).

2 Autismo.

3 Mutismo selectivo.


Alteraciones del habla y el lenguaje
Trastornos del hablaAlteraciones en la articulaciónAlteraciones en el ritmo o flujoPor la resonancia
Trastornos del lenguajeRetraso simple del lenguajeDisfasiaAfasia
Alteraciones de órganos fonoarticulatoriosHipoacusiaDisglosiaDisartriaTrastornos psicolingüístico


Aplicación práctica

En una de las aulas de Educación Infantil, hay escolarizado un niño de 4 años de edad en la que por causa de espasmos, realiza múltiples interrupciones que provocan rigidez y tensión facial siendo incapaz de expresar en numerosas ocasiones lo que desea exponer al prójimo. A menudo, debido a la impotencia, se da golpes en la cabeza y las piernas, con el objetivo de seguir con la frase y terminar lo que quiere decir.

¿Qué tipo de tartamudez es la que se expone y qué ayudas pueden desarrollarse con este caso en particular?

SOLUCIÓN

La forma más exitosa para tratarla es cuando se detecta de niño y se le comienza a ayudar inmediatamente. El método más eficiente es intentar volver a enseñarle a hablar al pequeño, así dejará de lado el aprendizaje equivocado. Elementos que ayudan a esto son no presionarlo en público, hablarle de manera pausada y tranquila y no terminarle las palabras que intenta decir, entre otras.

3. Alteraciones del desarrollo psicomotor

El aspecto motor constituye en la teoría Piagetiana la base sobre la que se asienta la actividad intelectual, de manera que él entendía que la actividad es el punto de partida para el desarrollo intelectual.


El desarrollo psicomotor se produce desde que el niño nace. Es progresivo, y comprende tanto la evolución psicológica como motora.

Los trastornos más destacables en el desarrollo motor, según Picq y Vayer (1985), son los siguientes.

Trastornos en la organización del esquema corporal

Los trastornos en la organización del esquema corporal, son aquellos producidos, bien por alguna problemática de origen neurológico, o bien por falta de conocimiento del esquema corporal.

Principalmente, sus consecuencias se evidencian en el desarrollo psicomotriz del niño.

Así, en función del tipo de trastorno y dónde se encuentre originado, dichas problemáticas variarán considerablemente:

1 Percepción y control del propio cuerpo. Estas alteraciones se producen por falta de conocimiento y representación del propio cuerpo. La más común es la asomatognosia. Generalmente, está producida por algún tipo de lesión cerebral. Cuando se sufre dicho trastorno, el niño no es capaz de identificar, y por tanto, nombrar, ninguna de las partes de su cuerpo. De forma más específica, la que más porcentaje de ocurrencia tiene entre la población infantil, es la asomatognosia digital. Debido a ella, el niño no reconocerá o nombrará los dedos de las manos, ya sean propios o ajenos.

2 Equilibrio postural y lateralidad. Generalmente, alrededor de los 5 años se define la lateralidad en los niños. Este proceso, consiste básicamente en el decantamiento (determinado previamente de forma genética) por el uso principal de uno u otro lado del cuerpo para realizar actividades cotidianas. Es en este momento cuando pueden surgir ciertos trastornos, o al menos, se harán más evidente. Los más observados son:Ambidextrismo. La lateralidad no se define correctamente, y por ende, el niño utilizará indistintamente tanto un lado como otro del cuerpo para las actividades cotidianas. Lo más frecuente, es percatarse de este al utilizar las manos. El problema de esta ambigüedad radica en que puede originar trastornos de orientación y percepción espacial.Zurdería contrariada. Se da en aquellos niños en los que, siendo zurdos, los adultos a su cuidado “fuerzan” el uso del lado derecho. El hecho de imponer una lateralidad errónea, puede causar problemas similares a los anteriores.Lateralidad cruzada. Sucede cuando los lados dominantes no lo son en su totalidad. Es decir, cuando a modo de ejemplo, domina el ojo derecho y la pierna izquierda, pero también la mano derecha. Además de los problemas de orientación y percepción espacial, también causa trastornos en el esquema corporal. En estos casos, como en el ambidextrismo, será necesario ayudar al niño a decantarse por uno u otro lado.

Trastornos de motricidad base

Los trastornos de motricidad base son aquellos que como su nombre indica, afectan a los mecanismos más básicos por los que se rigen esta acciones.

A diferencia de la psicomotricidad, que implica aspectos emocionales, la motricidad base, se encuentra integrada por elementos cognitivos, sensoriales y simbólicos.

En el caso que nos ocupa, serán estos los elementos cuyo desarrollo no sea el óptimo como para llevar a cabo con normalidad las actividades motrices. Generalmente, pueden agruparse de la siguiente forma:

1 Trastornos del equilibrio. Pueden tener múltiples orígenes, como articulatorios, musculares, visuales, acústicos, etc. Según su origen, podrán observarse unos u otros síntomas. Sin embargo, los más generales son los siguientes:Sensación de inestabilidad.Dificultad para movimientos básicos como: caminar, doblar esquinas, subir escaleras, pararse, etc.Tropieza o se cae con frecuencia.Camina con las piernas separadas.Muestran signos de descoordinación en sus movimientos.Están continuamente desorientados.Les es difícil caminar en lugares oscuros o con poca luz.La manifestación más peligrosa de los trastornos de equilibrio, es el vértigo. Con ellos, se producen grandes mareos, náuseas, y la sensación constante de que los objetos a su alrededor, e incluso que ellos mismos, se mueven.

1 Trastornos de la coordinación dinámica general. Son aquellos referidos a la incapacidad del niño de utilizar de forma simultánea varias partes de su cuerpo, de forma coordinada, con la finalidad de realizar una tarea cotidiana. Estas alteraciones, aunque pueden ser tratadas de forma sencilla deben trabajarse con precaución, ya que pueden tener consecuencias graves en la coordinación psicomotriz, visomotora, visomanual, etc. Estas últimas, son consideradas por los autores que nos ocupan como alteraciones por sí mismas.

Trastornos en las conductas neuromotrices

Alrededor de los 6 meses de edad, se produce un considerable aumento del tono muscular del bebé.

Como bien es sabido, la musculatura puede funcionar por movimientos voluntarios e involuntarios, aunque es cierto, que sobre todo en las edades más tempranas, son los segundos los que juegan un papel más importante.

En el caso de los niños que sufren trastornos en las conductas neuromotrices, dichos movimientos involuntarios no funcionan correctamente, por lo que producen espasmos que dificultan el movimiento del pequeño de diversas formas.

Las manifestaciones más comunes son:

1 Paratonía: el niño o niña no es capaz de relajar el tono muscular de forma voluntaria. A veces, incluso, en vez de relajarlos, los contrae de forma más exagerada.

2 Sincinesias: son movimientos realizados de forma involuntaria al contraerse un grupo de músculos, o al realizar otro movimiento sobre el que se centra la atención. Por ejemplo, mientras el niño escribe, saca la lengua.

3 Hipertonía: aumento exagerado del tono muscular.

Trastornos de las conductas perceptivo – motrices

Este tipo de trastornos está generalmente relacionado con la incapacidad de percibir correctamente los objetos que lo rodean, e incluso a sí mismo, de forma visual. Es decir, existe una problemática base de percepción visual.

Esta condición incapacita enormemente al niño a la hora de llevar a cabo cualquier actividad motriz, ya que necesita de dicha percepción para poder moverse.

Los principales trastornos perceptivos, son los siguientes:

1 Orientación espacial: esta capacidad se encuentra determinada por diversos factores como la percepción, el procesamiento de estímulos, el equilibrio, etc. La alteración de esta función, puede dar lugar a problemáticas no sólo motrices que impidan llevar a cabo actividades cotidianas al niño, sino también a nivel de aprendizaje, dado que le producirá dificultades a la hora de leer, escribir, realizar operaciones de cálculo y numeración, y en la organización general de todo lo que le rodea.

 

2 Discriminación visual: habilidad para diferenciar figuras muy similares (por ejemplo entre la letra b y d).

3 Constancia de forma: capacidad para reconocer una figura aunque cambie su color o forma (por ejemplo reconocer como muñeco a uno pequeño y vestido de azul y a otro grande y vestido de rojo).

4 Figura – fondo: es la habilidad para discriminar entre la figura y el fondo en el que se le presenta.

5 Memoria visual: capacidad de reconocer una figura que ya se ha visto previamente.

6 Relación viso – espacial: es la habilidad desarrollada para conseguir toda la información de una figura o entorno, sin verlo en su totalidad.

Todo ello influirá negativamente tanto en el ritmo y actividad motriz, como en la organización estructuración didáctica del tiempo de clase.

En el primer caso, la falta de percepción visual, ralentiza notablemente el ritmo con el que se lleva a cabo una actividad. Normalmente, a medida que dicha actividad es conocida, el tiempo de actuación va disminuyendo. En el caso de estos niños no es así. Todo ello, dará lugar a que la organización didáctica de los tiempos de clase, deba ser modificada de forma individual.

Trastornos en el conocimiento y la expresión motriz

Este tipo de trastornos viene dado principalmente por la falta de autoconocimiento de las propias capacidades.

En este sentido, el niño que no es consciente de las habilidades que posee, y en consecuencia, de cómo utilizarlas, poseerá múltiples dificultades a la hora de poner en marcha (al menos de forma consciente) sus expresiones psicomotrices.

En concreto, dos son los factores más influyentes:

1 Organización de las percepciones: la percepción visual es un proceso activo mediante el cual, el cerebro transforma la información que capta el ojo en una recreación de la realidad externa o copia de ella, que es personal. Como ya se ha comentado anteriormente, si existe algún tipo de trastorno tanto en la percepción del exterior, como en la autopercepción que el niño posee sobre sí mismo (por ejemplo sobre su esquema corporal) y sus capacidades, será imposible que las desarrolle con normalidad.

2 Preparación de los aprendizajes escolares: la estructura organizativa de la actividad escolar recibirá, sobre este tema, dos puntualizaciones. Por un lado, el modo en que los conocimientos estén estructurados, podrá influir negativamente en el desarrollo del niño. Así, si a modo de ejemplo, no se respeta la evolución natural del movimiento del niño (de lo más cercano a más lejano), es muy probable que le cueste seguir el ritmo pautado. Por otro lado, como ya se mencionó con anterioridad, el hecho de que un alumno sufra este tipo de trastornos, hará que su organización curricular sea diferente, al menos en cuanto a secuencia temporal se refiere, respecto a la de los demás.

4. Alteraciones del comportamiento

Las clasificaciones de las alteraciones comportamentales han sido muchas y muy variadas, desde las que se agrupan en función del ámbito preferente en el que se manifiestan (clasificación CIE-10 de la OMS) a las que prefieren la clasificación basada en descripciones de los síntomas más relevantes (manuales DSM de la American Psychiatric Association).


Sabía que...

El trastorno del comportamiento es una alteración de la conducta que a veces se diagnostica en la niñez y que se caracteriza por conductas antisociales que violan los derechos de los demás y las normas y reglas sociales apropiadas para la edad.

A continuación algunos de los síntomas que presentan los niño o niñas como consecuencia de una alteración de comportamiento, persistentes al menos durante seis meses, dentro de la etapa en la que el niño o niña presenta el trastorno:

1 DesatenciónNo presta atención a los detalles o comete errores por descuido en las tareas escolares.Dificultad para mantener la atención en actividades lúdicas.Parece no escuchar cuando se le habla directamente.No sigue las instrucciones ni finaliza tareas escolares.Extravía objetos necesarios continuamente.Descuida las actividades diarias.

2 HiperactividadMueve en exceso las manos, los pies y se mueve del asiento.Abandona el asiento de clase frecuentemente, en situaciones en las que debería estar sentado.Habla en exceso.Corre o salta en situaciones no apropiadas.

3 ImpulsividadSe precipita a dar respuestas antes de conocer la pregunta.Tiene dificultad para mantener el turno.Interrumpe y se inmiscuye en las tareas de los compañeros.

Junto a los anteriores trastornos, aparecerán otras categorías diagnósticas que se consideran englobadas dentro de las alteraciones comportamentales. Son las siguientes:

Trastornos de la eliminación (enuresis y encopresis).

1 Enuresis: emisión no voluntaria de orina por el día o por la noche, a una edad en la que se espera que haya control al respecto, es decir, más allá de los 3-4 años.

2 Encopresis: pérdida voluntaria o involuntaria de heces en niño o niñas mayores de cuatro o cinco años.

Aparecen como trastornos primarios y específicos, no asociados a un síndrome más general, que pueda considerarse como su causa. Constituyen pautas persistentes de comportamiento no adecuado a la edad del niño o niña, tendiendo a perturbar su relación interpersonal y su propio desarrollo.

1 Trastorno de ansiedad por separación: ansiedad excesiva e inadecuada desde cualquier punto de vista evolutivo referente a la separación, respecto del hogar o de las personas con quienes el niño o niña está vinculado.

2 Mutismo selectivo: persistente incapacidad para hablar en situaciones sociales específicas, a pesar de que el afectado hable en otras ocasiones.

3 Movimientos estereotipados: comportamiento motor repetitivo, aparentemente impulsivo y no funcional, que interfiere en las actividades normales y, en ocasiones, da lugar a lesiones corporales.

Los trastornos del comportamiento pueden aparecer bajo la forma de un trastorno primario, es decir, no deriva de otros problemas significativos del desarrollo infantil, o pueden aparecer como parte de un síndrome más amplio de alteraciones diversas.


4.1. Principales trastornos relacionados con las alteraciones comportamentales

La conducta del sujeto puede ser en sí la dificultad central del trastorno o uno de los aspectos más relevantes del problema. Dentro de este tipo de trastornos podemos distinguir los siguientes por su mayor incidencia e importancia en la edad infantil.

El trastorno de déficit de atención por hiperactividad (TDAH)

El TDAH es un trastorno específico se identifica habitualmente cuando el niño o niña ingresa en la escuela. Suele diagnosticarse antes de los cuatro años y prolonga sus manifestaciones a lo largo de toda la niñez, siendo frecuente que, junto a otras características externas, perdure más allá, especialmente cuando coincide con otras discapacidades, como, por ejemplo, retraso mental.

Este trastorno ha centrado la atención de los especialistas a lo largo de las últimas décadas, por su importante repercusión en el rendimiento escolar de los sujetos, así como por su carácter disruptivo, no sólo en el contexto escolar sino en el hogar y en todo tipo de situación social.


Sabía que...

La incidencia del trastorno de déficit de atención por hiperactividad (TDAH) en niños es entre 6 y 9 veces mayor que en las niñas.

El TDAH se considera un síndrome en el que se identifican tres síntomas básicos complementarios (DSM.III.R):

1 Déficit atencional: incapacidad persistente para el control voluntario de la atención, manifiesta incapacidad del sujeto para centrarse ante cualquier estímulo, de modo que la sensación de verse continuamente ‘atrapado’ por nuevos estímulos lo hace incapaz de inhibir la respuesta frente a ellos. Se considera el síntoma más característico. Estos niños o niñas presentan dificultades para centrar su atención durante períodos de tiempo continuados. El déficit atencional es un buen criterio diagnóstico a partir de los 6 años y durante la adolescencia, aunque no lo es tanto en la edad infantil, ya que no es hasta esa edad, 6 años, cuando la atención pasa a ser interna.Actividad motriz excesiva o hiperactividad: constituye el síntoma más llamativo del TDAH durante la niñez, y tiende a remitir notablemente con el transcurso de los años, llegando a ser sumamente leve en la adolescencia. Esta hiperactividad consiste en una actividad corporal excesiva y desorganizada, que se desarrolla sin ninguna intencionalidad específica u objeto concreto, asociándose generalmente a trastornos en la coordinación motriz y a movimientos incontrolados.Impulsividad: hace referencia a un déficit en el establecimiento de un autocontrol voluntario por parte del sujeto, dejando un comportamiento sin inhibición y una acusada tendencia a lo que se ha denominado ‘acting-out’, o tendencia a actuar los impulsos o deseos. Este síntoma se asocia a una baja tolerancia a la frustración y a la búsqueda inmediata de satisfacción de los deseos, con incapacidad para diferir la obtención de recompensas.


Ejemplo

Un ejemplo bastante común es el niño o niña pequeño que acompaña a la madre en el supermercado y decide abrir una caja de galletas para coger unas tantas situando la caja de nuevo en la estantería. E incluso el niño o niña que anda por la calle y decide cruzar de acera sin mirar previamente a ambos lados.

La impulsividad es una tendencia a actuar rápidamente sin tomarse el tiempo de planear o pensar sobre las consecuencias.

La acción puede ser repentina o como respuesta a un deseo fuerte de hacer o decir algo. Es causada por una lesión en la parte del cerebro que controla la habilidad de una persona para planificar, organizar y percibir.

Es común que las personas que sufren algún tipo de lesión en la parte frontal del cerebro, acarree con frecuencia problemas de impulsividad.

Trastornos por conductas perturbadoras

Los trastornos por conductas perturbadoras son alteraciones comportamentales donde el rasgo central es el choque entre el individuo y su entorno social, dando lugar un efecto simultáneo de dos circunstancias:

1 En primer lugar, el sujeto afectado manifiesta un acentuado déficit en la adquisición de ciertos comportamientos, considerados necesarios, para una adecuada interacción con el contexto en que se encuentra.

2 En segundo lugar, el sujeto presenta pautas de comportamiento sistemáticas de violación de algunas normas elementales, que regulan el intercambio social para sujetos de su misma edad en el contexto en que se encuentra.

Trastorno negativista desafiante (TND)

Este trastorno hace referencia a la manifestación de conductas excesivamente groseras, de rebeldía ante la autoridad y provocativas, acarreando un deterioro en la vida social y académica, sin que presente un trastorno de ánimo o psicótico. Es frecuente que se produzca en la mayoría de las ocasiones con niños o niñas y adultos que el sujeto conoce bien, por lo que la aparición de estas conductas puede no manifestarse en el ámbito escolar, quedando establecidas exclusivamente dentro del hogar. El niño o niña afectados por este trastorno tiende a protagonizar rabietas con frecuencia, molestan repetidamente a otros y se muestran hostiles y desafiantes. Los niños, niñas y adolescentes que presentan este trastorno muestran su ira hacia los padres y profesores, y en menor grado hacia los compañeros.

 

Sabía que...

Los trastornos por conducta perturbadora, el negativista desafiante y el disocial muestran síntomas de inadaptación social en el niño, niña o adolescente.

Es bastante probable que este comportamiento se vea agravado si el niño o niña recibe mensajes negativos de manera continuada de la familia y profesores.

Este trastorno puede ser el precursor del trastorno desafiante.

Trastorno disocial

El trastorno disocial (TD) se caracteriza por presentar ciertos patrones de comportamiento antisocial, que manifiestan niños, niñas y, sobre todo, adolescentes difíciles de controlar por parte de personas significativas del entorno, provocando un deterioro significativo en el funcionamiento cotidiano en el hogar y en la escuela.

1 El TD es más frecuente en los chicos que en las chicas, presentando algunas diferencias, según aparezca en unos u otras:

2 Los chicos muestran diferentes conductas de enfrentamiento, tales como robos, vandalismo, etc.

3 Las chicas expresan el problema en forma de ausencia de enfrentamiento, con mentiras, faltas injustificada a la escuela...

Un inicio temprano, antes de los seis años, y precedido por un trastorno negativista desafiante se asocia a un mayor riesgo de padecer posteriormente un trastorno antisocial de la personalidad.


Ejemplo

Un claro ejemplo del niño o niña con trastorno disocial es el de aquél que constantemente diseña y propone acciones para incumplir la normativa de cualquier institución -el colegio en este caso-. Trata de atentar contra cualquier tipo de mobiliario del centro, e incluso desafía a las personas con autoridad sobre ellos. No respeta las normas de convivencia ni del juego con los iguales y agrede a los compañeros sin causa justificada.

El principal rasgo lo constituye el ser un “patrón de comportamiento persistente y repetitivo en el que se violan los derechos básicos de los otros o importantes normas sociales adecuadas a la edad del sujeto” (criterio A DSM IV-TR año 2000). Se trata de desviaciones más intensas que la simple ‘maldad infantil’ o la ‘rebeldía adolescente’. Por lo general, implica la participación consciente por parte del niño, niña o adolescente en actos que involucran un conflicto con la normativa social o con los códigos de convivencia implícita en las relaciones en sociedad.

Trastorno de Tourette

El trastorno de Tourette (TD–Tourette`s Disorder), también llamado síndrome de Tourette (TS), es un trastorno neurológico caracterizado por múltiples tics repetidos. Los tics se manifiestan como producciones de sonidos vocales o como sacudidas musculares abruptas, involuntarias y sin sentido.

Los síntomas del TD generalmente aparecen entre los 5 y 10 años de edad. El síndrome suele iniciarse con tics leves y simples que involucran la cara, la cabeza o los brazos. Con el tiempo, éstos se vuelven más frecuentes y variados, extendiéndose a más partes del cuerpo, como el tronco o las piernas, y suelen tornarse más perturbadores para las actividades de la vida cotidiana.

Los síntomas del trastorno de tic transitorio pueden ser más evidentes durante los períodos de agotamiento, estrés o como consecuencia de la administración de algún tipo de medicamento. Además, estos tics pueden confundirse con otros síntomas como el nerviosismo, la ansiedad o la inquietud que muchos niños o niñas experimentan por diversas causas.


Sabía que...

Entre un 6 % y un 25 % de los niños o niñas en edad escolar experimentan un trastorno de tic transitorio, con síntomas que persisten al menos 4 meses, pero menos de un año.

Estos son algunos de los movimientos que se manifiestan:

1 Sacudidas de la cabeza.

2 Estrabismo.

3 Parpadeo.

4 Encogimiento de los hombros.

5 Muecas.

6 Movimientos de la nariz.

Los tics vocales (sonidos sin sentido), por su parte, suelen adoptar las siguientes formas:

1 Ladridos.

2 Ruidos de nariz.

3 Tos.

4 Escupir.

5 Ecos.

6 Ruidos obscenos.

7 Chasquido de la lengua.

Si los tics duran más de un año se clasificarán como tics crónicos.

Trastornos depresivos y por ansiedad

Los trastornos por ansiedad son trastornos psiquiátricos, cuya incidencia se considera frecuente en la edad infantil, y que puede solaparse con el TDAH y con los anteriores trastornos estudiados. Parte de esta situación encuentra su razón en que el niño, niña o adolescente que ha desarrollado cualquiera de los trastornos anteriores, presentará lo que se denomina ‘baja competencia social’, y sufrirá el rechazo de sus compañeros tras los primeros contactos, debido al estilo de interacción de éstos (escasa cooperación, elevado egocentrismo, deficientes habilidades de comunicación, baja comprensión de las señales sociales y pérdida de control ante situaciones conflictivas).


Sabía que...

La depresión en la niñez se empezó a reconocer sólo en los años 70. Su prevalencia en la infancia es del 1-2 % y, en la adolescencia, del 4-5 %.