Currículo intercultural afrocolombiano

Tekst
Loe katkendit
Märgi loetuks
Kuidas lugeda raamatut pärast ostmist
Šrift:Väiksem АаSuurem Aa

Es innegable tal situación. La sociedad en general y de hecho el mismo Estado “han hecho sordos sus oídos” para escuchar la voz de estas comunidades afrocolombianas que piden atención y justicia. Y aunque el Estado ha hecho esfuerzos por visibilizarlos, aún no lo ha logrado, falta mucho por hacer. Ellos, como todo colombiano, desean ser partícipes activos de la construcción social, política, económica y cultural del país, pero desean una participación real y profunda.



A pesar de todos los progresos que se han adelantado para mejorar las condiciones sociales de las comunidades afrocolombianas, la situación continúa desoladora, como afirma el Departamento Nacional de Planeación (1998):



En relación con la población afrocolombiana se conoce que habitan en su mayoría en los cordones de miseria y que en éstos (sic) las condiciones de saneamiento básico son críticas, Las mujeres afrocolombianas enfrentan condiciones bastantes complejas. Aunque se han enmarcado principalmente en actividades de la pequeña minería, agrícola, caza, pesca, artesanías, servicio doméstico, trabajo informal, no se les ha reconocido de modo sustancial sus aportes a la construcción de la base económica de la Nación, ni el papel primordial que juegan en la familia. Pese a ello, constantemente viene enfrentándose a diversos problemas tales como el desempleo, el analfabetismo, la violencia familiar, la pobreza, el abuso sexual, el ultraje, y el desplazamiento por la violencia y la discriminación racial y de género–sexo. De igual manera se encuentra desprotegida frente a la seguridad social, lo que en su conjunto las coloca como un grupo poblacional especialmente vulnerable (p. ٣٠).



En este orden de ideas, la Revista Semana (2011) presentó los resultados de un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el que se muestra que en Colombia el 90% de la población afro se concentra en 201 municipios de la geografía nacional.



En dichas localidades se presentan indicadores de pobreza mayores al resto de municipio y un rezago general en los indicadores de calidad de vida. De esta forma, mientras el ٦٠٪ de la población afro está en la pobreza, la cifra para el resto es del ٥٤,١٪. También se presentan brechas en educación, salud y equidad de género.



Como puede notarse, la población afrocolombiana se encuentra en difíciles situaciones económicas que la hacen más vulnerable. Habitan en zonas marginadas donde la pobreza, la inequidad, la violencia y la fragmentación del tejido social son críticos. Los sectores de la salud, educación, trabajo productivo y la discriminación afectan más profundamente a esta población. Las evidencias de rechazo, marginación, humillación y discriminación son comprobadas. No se les ha reconocido su valor y actuación relevante en la historia y construcción de una sociedad diversa y rica culturalmente. Y aunque poseen un gran patrimonio ancestral, que proclaman saberes, tradiciones, costumbres, ritos y valores propios representados en la lucha y la conquista de sus derechos que por años han tenido que reclamar y que, aún siguen reclamando, la discriminación y segregación de la cual han sido víctimas los negros y por extensión los afrocolombianos por su color de piel, ha sido implacable y despiadada: han querido arrebatarles su cultura y aniquilarlos. Al respecto, Blandón (2017), referenciando a la Corporación Convivamos y la Alcaldía de Medellín, afirma que:



A pesar del avance en herramientas jurídicas para la protección y promoción de los derechos humanos básicos y de orden colectivo de las comunidades afrocolombianas, al igual que para el fortalecimiento de su identidad, se evidencia una persistencia viciosa y socialmente aceptada de estructuras y prácticas colectivas que lleva a que aún hoy se sigan perpetuando importantes niveles de inequidad social, económica y educativa, así como la vulneración permanente de los derechos de estas comunidades con las prácticas racistas y discriminatorias (p. ١٢٥).



Todo este historial de sufrimiento y exclusión, hace vulnerables a las comunidades afrocolombianas, que exigen del gobierno, de la nación, de las instituciones públicas y privadas, y de la misma sociedad, atención especial. Esta puede tener como referente y punto de partida a las escuelas que subyacen en estos territorios de reivindicación. En este sentido, no se pretendió con el presente acto investigativo dar soluciones a la problemática socioeconómica que atraviesan estas comunidades, ni borrar el dolor, la humillación y la segregación de la cual han sido víctimas. Lo cierto es que su finalidad estuvo soportada en el afán incesante de hacer visible a la comunidad afrocolombiana, en este caso, a una comunidad afro asentada en el Caribe colombiano, San Juan de Palos Prieto, mediante el reconocimiento de sus saberes ancestrales como cimiento en la construcción de un currículo intercultural, en el cual las voces de los participantes nativos fueron escuchadas, respetadas y valoradas. Por todo lo anteriormente planteado, se formuló la pregunta problema del estudio en los siguientes términos:



¿Cuáles son los sentidos y significados que atribuyen las comunidades afrocolombianas a la construcción de un currículo intercultural que afiance los saberes ancestrales en el Caribe colombiano?



Con el propósito de responder a las pretensiones teleológicas del estudio, este se planteó como objetivo general develar los sentidos y significados que atribuyen las comunidades afrocolombianas a la construcción de un currículo intercultural que afiance los saberes ancestrales en el Caribe colombiano. Un propósito que supone a la vez: reconocer los saberes ancestrales que se encuentran en el currículo escolar orientados a la construcción de identidad propia; identificar desde las voces de los participantes el legado de tradiciones afrocolombianas a través de los procesos lecto-escriturales que se dan en el currículo escolar, y comprender desde el diario vivir de la comunidad afrocolombiana la necesidad de incorporar de manera transversal la interculturalidad en la escuela como lugar de reencuentros y saberes tradicionales.






San Juan de Palos Prietos. Un pedazo de África en la escuela



San Juan de Palos Prieto es un corregimiento del municipio de Puebloviejo, en el departamento del Magdalena (Colombia), ubicado al sur de este y aproximadamente a tres horas de la cabecera municipal. Se halla situado entre extensas plantaciones de palma africana, donde habita una comunidad afrocolombiana proveniente del sur de Bolívar, específicamente de los municipios de María La Baja y San Onofre. Municipio último este, que, en ese entonces, formaba parte del departamento de Bolívar y que hoy integra el departamento de Sucre.



Mapa 1. Localización del corregimiento de San Juan Palos Prieto-Magdalena








Fuente: Electrónica4(Map data © 2018 Google)



Al indagar sobre la historia de este corregimiento, fue casi nada la documentación oficial encontrada, así que se decidió preguntar entre sus habitantes para reconstruir sus antecedentes, y como resultado se presenta el siguiente argumento: San Juan de Palos Prieto nace alrededor de los años cuarenta del siglo XX, cuando un grupo de campesinos, procedentes de María La Baja y San Onofre, atraídos por la fama de la United Fruit Company5, deciden explorar estas tierras.



Al llegar a la zona6, buscaron quien les entregara tierras para trabajarla y hacer sus propias “rosas” o cultivos. Es así como a través de unos contratos verbales con la familia Dávila, terratenientes del sector, acuerdan dar a manera de préstamo parte de sus tierras para que estos campesinos sembraran y cosecharan sus plantaciones. Al pasar el tiempo, se trajeron a sus familias y conocidos para que los acompañaran en la labor, dando origen al primer asentamiento afrocolombiano en la zona y por supuesto haciéndose cada vez más numerosos. Con el transcurso de los años, un grupo de estos campesinos deciden invadir los terrenos y apoderarse de ellos a la fuerza, iniciando una disputa con la familia Dávila que duró varios años. Fue una lucha difícil y sangrienta, ya que se presentaron enfrentamientos con la Policía y el Ejército. De hecho, algunos campesinos fueron arrestados y/o asesinados.



Estos campesinos buscaron la asesoría de un abogado que los ayudara en sus pretensiones. Fue así que por un periodo de seis años, el abogado Juan Cenón Prieto se prestó a guiarlos en el proceso que comenzó entre los años de 1957 a 1958 y terminó en el año 1964, con la entrega de una escritura colectiva. Ya con escritura en manos, se disponen a repartir las tierras entre los campesinos asignando a cada uno dos hectáreas de terreno. Inicialmente, sus casas fueron construidas de barro, palma, bareque, madera y posteriormente de concreto. Sus primeros moradores eran personas trabajadoras que lo hacían de forma independiente en sus propias parcelas, donde cultivaban arroz, maíz, yuca y ahuyama. Vivían de sus cultivos.



El pueblo recibió el nombre de San Juan de Palos Prieto por varias razones casuales: la primera, tiene que ver con el hecho de que las tierras invadidas por los campesinos pertenecían a una de las secciones que conformaban las fincas de los Dávila y que llevaba por nombre Palos Prieto, a las otras dos se les conocía como Palo Alto y Palos Verde. Coincidencialmente, el abogado que los asesoró era de apellido Prieto y de nombre Juan. Y la tercera razón, porque nuevamente, producto del azar, su color de piel hacía honor a la palabra prieto que tanto se les cruzaba en el camino, lo que los llevó a adoptar el nombre para el caserío.

 



Así mismo, el abogado, quien era devoto de la virgen de Chiquinquirá, le prometió a esta que le haría una fiesta todos los años en la plaza del pueblo si lo ayudaba a ganar este pleito, para que los campesinos pudieran tener sus tierras donde sembrar y cultivar para sobrevivir. Fue así como el litigio se resolvió un 22 de febrero, y aunque esa no es la fecha en la que se celebra la fiesta de la virgen de Chiquinquirá, el pueblo la asumió para celebrarla como una forma de agradecimiento a este abogado que les ayudó a conseguir sus propósitos. Como consideraron un milagro tal logro, le agregaron el San, y hoy el pueblo se conoce como San Juan de Palos Prieto.



Las vías de acceso eran inexistentes. La gente salía en burro, en bicicleta o a pie entre los extensos matorrales para abastecerse de alimentos y comercializar sus cosechas. Con el pasar de los años, el señor Lacouture abre vía hacia Soplador, corregimiento de Zona Bananera, facilitando la entrada y salida del pueblo. Hoy, la situación ha mejorado, ya existen carreteras, (destapadas y polvorientas), por las que trafican moradores, trabajadores y toda clase de vehículos. De hecho, ya entra y sale una buseta que recoge a los pobladores y los lleva hasta el municipio de Fundación para hacer sus compras y diligencias. Sin embargo, en época de invierno, la situación es difícil. Los caminos se dañan a causa de las lluvias y se hacen intraficables, hasta el punto de aislar al pueblo en algunas ocasiones.



En el año 1986, llega la luz eléctrica a San Juan de Palos Prieto, lo que provocó en el pueblo la exigencia de otros servicios públicos a la Alcaldía de Puebloviejo. Así fue como después de muchas solicitudes, se construye la escuela que inicialmente solo atendía a estudiantes de primaria. Hay que mencionar que, antes de esto, los niños y jóvenes eran educados ocasionalmente por algunos miembros de la comunidad que tenían un poco de conocimiento sobre lectura y escritura, ya que casi toda la población era iletrada. No sabían leer ni escribir. Con el tiempo, la alcaldía nombra sus primeros docentes para que desarrollen sus labores en el pueblo.



En la actualidad, San Juan de Palos Prieto cuenta con una población aproximada de ochocientos habitantes, distribuidos en 120 familias, ubicadas mayormente en el corredor de la calle principal, que es la única calle del pueblo. Aunque desde hace poco se inició la apertura de otra calle. Tienen una Junta de Acción Comunal y se está conformando el Consejo Comunitario. El 98% de sus habitantes son afrocolombianos. Algunos son desplazados de la violencia, procedentes de Trojas de Aracataca y del vecino país de Venezuela. Son personas sencillas, alegres y con expectativas. Que han ido superando poco a poco la cruel violencia que se vivió en la Zona y de la cual fueron víctimas.



Esta es una zona de difícil acceso que no cuenta con servicios de acueducto ni de alcantarillado. El servicio de energía eléctrica no es bueno, constantemente se va el fluido eléctrico, haciendo difícil la realización de algunas actividades académicas y culturales que se programan en la institución y que requieren del suministro. En cuanto al agua, muchas de las familias han construido en sus patios pozos artesanales para acceder a ella, sin embargo, la calidad del líquido no es recomendable para el consumo. Otros deben ir a buscarlas a acequias cercanas.



San Juan de Palos Prieto es un territorio netamente agropecuario, donde predomina el cultivo de la palma africana. La mayoría de los hombres del pueblo trabajan como jornaleros en fincas vecinas de palma y otros se dedican a trabajar sus pequeñas parcelas donde cultivan el pan coger, y algunos crían animales. De allí obtienen el sustento de sus familias. Algunas tienen ingresos menores al salario mínimo. Las mujeres se dedican a las labores domésticas y a la crianza de sus hijos, son familias de bajos recursos económicos. Muy pocos poseen tierra para sembrarla, solo cuentan con sus viviendas, que en la mayoría de los casos son propias. Los productos de la canasta familiar son traídos de los municipios más cercanos que están aproximadamente a dos horas, como (Aracataca y Fundación) y a casi tres horas, como (Ciénaga). Lo que de una u otra manera incrementa el valor de los productos, impactando negativamente en los ingresos de las familias.



Son personas muy humildes y alegres. Sus fiestas patronales en honor a la virgen de Chiquinquirá se celebran en el mes de febrero. Se practican danzas folclóricas como el baile negro tradicional, y se juega cuco y cucunubá, juegos propios de esta comunidad, que se practican con granos de maíz y balines de metal (canicas), respectivamente. En la gastronomía podemos contar platos típicos como el arroz de coco y fríjol, que se preparan con mayor frecuencia en épocas de Semana Santa.



Cabe señalar que la mayoría de las familias paloprieteras son de bajos recursos económicos, su sustento depende del sembrío de la palma africana, la cual tiene una gran influencia en la vida de esta comunidad, pues además de obtener sus ingresos de ella, se ven afectados por la contaminación ambiental que ha ocasionado su cultivo en la zona, ya que la única quebrada del pueblo, la quebrada Roncador, ha desaparecido a causa de los desechos que deja el procesamiento de la fruta de la palma de aceite o palma africana, que son arrojados allí por las fincas que las trabajan.



Por otra parte, al introducirnos a la Institución Educativa Departamental Rural de Palos Prieto, se observa que su perfil natural es el agropecuario. Cuenta con un convenio de articulación con el Sena7, en el que el colegio aporta la unidad productiva, que vienen siendo los estudiantes, un docente en el área y las instalaciones para realizar las prácticas. Mientras que el Sena colabora enviando dos instructores: uno para la parte agrícola que trabaja con los estudiantes de décimo, y otro para la parte pecuaria con los estudiantes de undécimo. Al finalizar la media vocacional, los estudiantes reciben una certificación del Sena como técnico en producción agropecuaria, y el título que le otorga la institución educativa como bachiller técnico agropecuario.



Esta institución educativa está conformada por seis sedes: San Juan, Guayabos, El Triunfo, San Joaquín, La Isla y Tierra Nueva. San Juan es la sede donde se encuentra la oficina administrativa. Las otras cinco se hallan ubicadas respectivamente, a 2.5, 7, 10, 12 y 12 kilómetros de distancia de esta. Lo que de alguna manera influye en la asistencia regular y puntual de los estudiantes al colegio. Muchos de estos niños se trasladan en motos, en bicicletas o hasta a pie. Incluso, algunos se arreglan temprano para llegar al colegio, pero no consiguen transporte para llegar, así que en algunos casos pierden el día de clases.



Por otro lado, dos de las sedes se encuentran situadas en fincas privadas, en donde no es posible invertir en infraestructura, ni mantenimiento. Solo se les puede surtir en material didáctico, tecnológico y docentes. Las seis sedes ofrecen servicios de preescolar y básica primaria. San Juan además tiene cobertura en básica secundaria y media técnica. Mientras que Tierra Nueva ofrece cobertura hasta octavo grado de bachillerato. Los estudiantes de la institución también reciben los beneficios del Programa de Alimentación Escolar.



Todas las sedes, a excepción de El Triunfo, cuentan con fluido eléctrico. Todas cuentan con computadores, aunque no con internet, ya que el servicio es deficiente, a pesar de contar con las antenas instaladas por los operadores. Así mismo, en ninguna de las sedes hay aseadoras, ni celadores. De vez en cuando, por pequeños periodos de tiempo, en la sede San Juan, se contratan aseadora y conserje. El resto del año, los docentes y los estudiantes realizan la labor de limpiar y barrer las instalaciones educativas.



La Institución Educativa San Juan de Palos Prieto cuenta con 730 estudiantes, atendidos por treinta y cuatro docentes, dos coordinadoras y una rectora. Veinticinco son licenciados, tres especialistas, seis normalistas y seis profesionales diferentes a la pedagogía. De estos, veintiséis tienen contrato en propiedad, y once en provisionalidad. Del mismo modo, cinco ingresaron a la planta docente a través del Decreto 22778 y 32 docentes mediante el Decreto 12789.



En cuanto a los acudientes de los estudiantes, generalmente son mujeres, son muy pocos los hombres que cumplen con este papel dentro de la comunidad educativa. La mayoría asiste a las reuniones que se programan para la entrega de informes académicos e informativos. Aunque son poco participativos en actividades como actos cívicos, culturales o de otro tipo que se realizan en la institución.



Su condición de afrodescendientes los convierte en una comunidad especial. Su riqueza cultural es valiosa y significativa. Sus creencias, costumbres, tradiciones, ritos, cantos, formas de vivir y concebir la vida son un legado importante, no solo para su comunidad, sino también para nuestro país. Ellos forman parte de la idiosincrasia que identifica a Colombia y constructores activos de nuestra historia, nuestro presente y también de nuestro futuro.






El ser afro en la diversidad



La diversidad étnica y cultural que posee Colombia la convierte en uno de los países más privilegiados y aventajados del mundo. Su patrimonio cultural representado en valores, saberes, conocimientos, costumbres y tradiciones la hace única y especial. La Constitución Política de 1991 así lo reconoce al considerar el carácter pluriétnico y multicultural como característica constitutiva de la nacionalidad colombiana.



Fue gracias a la carta política que se empezó a visualizar y a dar espacios legales y sociales a la condición multicultural y pluriétnica de esta sociedad. Esto como resultado de los justos reclamos de los pueblos y comunidades denominados “minoritarios” (indígenas, afrocolombianos y Rrom, entre otros), que por mucho tiempo han exigido del Estado y de la sociedad en general, el reconocimiento y la reivindicación de sus derechos como miembros activos de ella; pues ellos, al igual que el resto de la comunidad, han forjado la historia e idiosincrasia de este país y, por supuesto, esperarían aportar en condiciones de equidad al presente y futuro de esta nación.



Como resultado de estos justos reclamos, la comunidad mundial ha respondido ante la negada diversidad étnica y cultural que por muchos años se promocionó. Cada vez toman más auge los temas relacionados con la multiculturalidad y la plurietnicidad, a tal punto que los Estados están considerando la transformación de sus sistemas educativos a unos más incluyentes e interculturales. En este sentido, la Unesco (2001)10 por ejemplo, ha asumido esta tarea con particular interés. Ha proclamado en su Declaración Universal sobre Diversidad Cultural, la necesidad de tener en cuenta, a aquellas comunidades que han sido rechazadas e invisibilizadas, y a las que se les ha negado sus derechos como ciudadanos, al afirmar que los estados miembros se comprometen a:



Favorecer el intercambio de conocimientos y de las prácticas recomendables en materia de pluralismo cultural con miras a facilitar, en sociedades diversificadas, la inclusión y la participación de las personas y de los grupos que proceden de horizontes culturales variados (artículo ٢).



Declaración que promueve reformas en el sistema educativo, orientadas a la promoción de prácticas de intercambio intercultural, como es el caso, de la construcción de un currículo intercultural que circunscriba la creación de estructuras y contenidos propios, en donde se reconozcan los saberes de entornos culturales variados, y se erijan diálogos reflexivos y respetuosos que fomenten la vida en común, basados en la comprensión de los demás como vía hacia una sana convivencia.



Reconocimiento que, para efectos de este estudio, ha de tener en cuenta los aportes materiales y espirituales que las comunidades afrocolombianas han hecho a la construcción de una nación colombiana diversa y pluriétnica. Sin embargo, tal reconocimiento incluye también garantizar la participación y cohesión de toda la sociedad, con identidades diversas y variadas que conviven en el país y dan vida a las relaciones sociales:



En nuestras sociedades cada vez más diversificadas, resulta indispensable garantizar una interacción armoniosa y una voluntad de convivir de personas y grupos con identidades culturales a unos tiempos plurales, variados y dinámicos. Las políticas que favorecen la inclusión y la participación de todos los ciudadanos garantizan la cohesión social, la vitalidad de la sociedad civil y la paz (artículo ٢).

 



No cabe duda, los Estados deben crear políticas para la consecución de estos objetivos. No es un capricho, es un derecho y un compromiso como sociedad, ante estos grupos poblacionales que por tanto tiempo han padecido el rechazo, la humillación, la marginalidad y la discriminación racial. Por tanto, es un deber de los gobiernos proponer estrategias de reivindicación y re-establecimiento de sus derechos, que además patrocinen y refrenden las relaciones armónicas entre sus comunidades. Así mismo, es una responsabilidad de todos los habitantes del planeta como ciudadanos del mundo, en una creación que se asemeja cada vez más a una gigantesca aldea global, ya que vivir en paz y armonía es potestad de todos.



Del mismo modo, haciendo referencia a los derechos que poseen estos grupos minoritarios manifiesta en su artículo 4:



La defensa de la diversidad cultural es un imperativo ético, inseparable del respeto de la dignidad de la persona humana. Ella supone el compromiso de respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales, en particular los derechos de las personas que pertenecen a minorías y los de los pueblos autóctonos. Nadie puede invocar la diversidad cultural para vulnerar los derechos humanos garantizados por el derecho internacional, ni para limitar su alcance.



Es menester entonces el reconocimiento de la identidad cultural como parte de la defensa de sus derechos y como pueblos autóctonos. Es una forma de demostrar dignidad hacia estas minorías, que también quieren participar en condiciones de equidad, en la construcción de una sociedad libre, justa, tolerante y respetuosa de las diferencias. Propósito que por medio de este estudio se esperó lograr: el reconocimiento a los saberes ancestrales de la comunidad afrocolombiana San Juan de Palos Prieto ante sus miembros, sus nuevas generaciones y la comunidad educativa. De esta forma, al hacer un ejercicio en la escuela y requerir sobre lo que significa ser afrocolombiano, un estudiante se pronuncia en los siguientes términos:



Sentirme orgulloso porque soy negro, porque somos un pueblo que podemos salir adelante con nuestras propias culturas (voz del estudiante ١E, ٢٠١٧).



Realizar una investigación en la que se develen los sentidos y significados que atribuyen las comunidades afrocolombianas a la construcción de un currículo intercultural, que visualice y reconozca sus costumbres y saberes ancestrales, resulta pertinente porque contribuye a contextualizar los contenidos desde los cuales se realiza el trabajo de aula y a crear estrategias pedagógicas que hagan más interesante y representativo este proceso para los estudiantes. Manejar los procedimientos del aula sobre la base de la esencia de los protagonistas, deriva en un ejercicio práctico e innovador, distinto pero significativo. Es una forma de desmonopolizar y democratizar las prácticas educativas que permiten, según Santos (2006):



Superar la lógica de la monoculturalidad del saber y del rigor científico, la cual tiene que ser cuestionada por la identificación de otros saberes y de otros criterios de rigor que operan creíblemente en contextos y prácticas sociales declarados como no existentes (pp. ٧٨-٧٩).



Estos saberes desconocidos y pocos desarrollados en contextos educativos podrían convertirse entonces en elementos dinamizadores del currículo escolar. Provocando entre sus beneficiarios una elevación de los índices de motivación y participación con respecto a su proceso educativo. Sería de igual manera una oportunidad para los docentes de resignificar su praxis a través de la búsqueda de opciones distintas de hacer su trabajo, cada vez más contextualizado y significativo.



Estos conocimientos ancestrales considerados de poco valor científico han existido por mucho tiempo en espacios sociales cumpliendo un papel de promotores de cultura, de salud y de sabiduría, que han posibilitado mantener viva a una comunidad que ha resistido toda clase de atropellos y maltratos por parte de una sociedad opresora. Lo que en otras palabras significa que dichos saberes han contribuido a la subsistencia de una población que ha querido ser eliminada por su color de piel, pero a pesar de ello, se ha mantenido firme, fuerte e inmovible en su propósito de subsistir como pueblo.



Es evidente que dichos conocimientos han resultado prácticos para estas comunidades, quienes los han utilizado para enfrentar sus desafíos cotidianos: las enfermedades, la tristeza, la crianza de los hijos, la muerte, entre otros. Los usos y beneficios de estos saberes son numerosos, la medicina natural así lo demuestra. Por ello, resulta oportuno citar las pal

Olete lõpetanud tasuta lõigu lugemise. Kas soovite edasi lugeda?