Diplomática episcopal

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LOS REGISTROS EPISCOPALES*

INTRODUCCIÓN

Los archivos diocesanos conservan entre sus fondos una serie de libros que constituyen la memoria escrita de la actividad pastoral de sus obispos y son una muestra de la estructura de gobierno del obispado. Dicho gobierno no se limita a la visitacorrección, sino que comprende un momento legislativo (sínodo), un ministerio pastoral (visita), sacramental (impartición de órdenes) y de gobierno (nombramientos y concesión de licencias), todo interrelacionado. Ayudan al obispo en el gobierno de la diócesis los obispos auxiliares, sobre todo en la impartición de órdenes; el vicario general, para asuntos espirituales y temporales y supliendo al obispo en su ausencia; y el oficial para asuntos judiciales, con responsabilidades continuadas y precisas. Vicario general y oficial se sirven de notarios y escribanos para la redacción de los diferentes libros y, sobre todo, para la expedición de letras.

De la variada tipología de libros producidos por las cancillerías episcopales en los siglos bajomedievales1 basamos el presente estudio en los registros episcopales de Valencia de los siglos XIV y XV, llamados Libri litterarum collationum, donde se registran nombramientos y concesiones de licencias en general. Hemos elegido estos libros porque responden perfectamente a lo que en diplomática se entiende por registro de cancillería: aquel libro destinado a recibir el texto de los documentos expedidos por ella a medida que se expedían o se sellaban, y se hacía a intervalos más o menos regulares2 y, además, por constituir el registro la última fase de la expedición de los documentos y ser testimonio de lo expedido. La práctica de registrar los documentos emitidos, que ya era habitual en la cancillería imperial romana, fue posteriormente adoptada por la cancillería pontificia, de manera continuada desde Inocencio III (1198-1216), a través de la cual se propagó a las cancillerías reales y episcopales. La cancillería episcopal de Valencia, integrada en la provincia eclesiástica tarraconense y en la Corona de Aragón, gobernada por obispos que fueron cancilleres del rey de Aragón, como Hug de Fenollet, que lo fue de Pedro IV, o cercanos a la casa real, como Jaume d’Aragó, primo de este rey, siguió el ejemplo de los registros reales aragoneses.

Tras un rápido recorrido historiográfico donde ponemos de manifiesto cuándo empezó el interés por los registros episcopales como fuente histórica en Europa y quiénes son los autores españoles que han seguido esta línea de investigación, nos detenemos en el estudio de los registros episcopales de la diócesis de Valencia, de los que damos su descripción física, vemos qué títulos recibían estos libros en la época y los nombres que los notarios daban a los documentos que copiaban, explicamos el significado de las notas que aparecen al margen y de las notas de cancillería que se aprecian al final o al pie de algunos documentos y, por último, establecemos una tipología documental atendiendo a la naturaleza jurídica de las litterae registradas.

HISTORIOGRAFÍA DE LOS REGISTROS EPISCOPALES

Cuando R. C. Fowler publicó su trabajo titulado Episcopal Registers of England and Wales en 1918,3 pudo decir con razón más que justificada que el número de eruditos e historiadores que habían estudiado sistemáticamente los registros de los obispos ingleses no era muy numeroso. Pero esta situación, un siglo después, ha cambiado sustancialmente gracias a los esfuerzos de la Canterbury and York Society, fundada en 1904 con la finalidad de transcribir o fotografiar y publicar registros medievales de obispos y arzobispos ingleses y otros documentos eclesiásticos, fuentes importantes no solo para la historia de la iglesia sino también para la historia económica, social y política. Hasta el momento llevan publicados más de un centenar de volúmenes,4 y el registro más antiguo es el del obispo de Lincoln Hugo de Gales de 1209.

En 1981 David M. Smith publicó una completa guía5 sobre los registros de las cancillerías episcopales de Gran Bretaña, a la que en 2004, con motivo del primer centenario de la Sociedad, siguió un Suplemento6 con actualizaciones de las publicaciones y notas de nuevos descubrimientos de registros. Por su parte, el Pontifical Institute of Mediaeval Studies de Toronto, Canadá, publicó en 1976 un registro de un obispo de Worcester.7

El tema de la registración fue también objeto de un coloquio de la Comisión Internacional de Diplomática que tuvo lugar en Montréal en 1995, con motivo de la celebración de los coloquios del Comité Internacional de las Ciencias Históricas, titulado «Origines des systèmes d’enregistrement et développment des registres de chancellerie».

La publicación de las actas de la reunión de estudios titulada I registri vescovili dell’Italia settentrionale (secoli XII-XV), que tuvo lugar en Monselice en el año 2000,8 representa sin duda una etapa significativa para los estudios medievales italianos, notoriamente desprovistos de sólidas bases historiográficas de referencia sobre diplomática episcopal de la plena y sobre todo de la baja Edad Media. Aunque era relativamente rica la literatura sobre expresiones documentales más típicas de las diócesis italianas durante los siglos altos y centrales de la Edad Media, la documentación episcopal en registro, que es típica de la baja Edad Media y de la Edad Moderna, no había tenido una atención específica hasta ahora, comparable por número y sistematización con otra fuente en forma de registro de oficina que más ha llamado la atención: la documentación municipal.

Por lo que respecta a España, comprobaremos que han sido solo en las diócesis pertenecientes históricamente a la Corona de Aragón, que en su mayoría han conservado los fondos de sus archivos diocesanos, en donde el tema de los registros ha sido estudiado desde diferentes puntos de vista, además de su edición como importante fuente de información sobre la vida religiosa y civil de las diócesis y fuente esencial para la historia de la administración episcopal.

Si dejamos aparte el artículo publicado en 1934 por Pascual Galindo Romeo sobre un formulario del obispo de Valencia Jaume d’Aragó,9 el iniciador de la edición de registros episcopales en España fue el director del Archivo Diocesano de Mallorca Juan Rosselló Lliteras, el cual en el primer volumen de la revista Fontes Rerum Balearium, aparecido en 1977, publicó en edición íntegra el primer registro de colaciones de 1348, que constituye a su vez la serie más antigua de dicho archivo; el de 1360-1363 apareció entre el I y II volumen, en este último apareció el registro del año 1374-1376, que continuó en el volumen III, donde quedó detenida la edición.10 La idea del autor era haber continuado con los siguientes registros correspondientes a los años 1393-1417, 1393-1394 y 1399-1400. En 1989 publicó junto con J. N. Hillgarth el único registro de Communia del siglo XIV de esa diócesis.11

Será en la década de los ochenta cuando esta fuente eclesiástica comience a despertar el interés de los investigadores. La realización de mi tesis doctoral, defendida en 1980, versó sobre un registro de colaciones de beneficios de la diócesis de Valencia de la primera mitad del siglo XVI,12 lo que me permitió entrar en contacto por vez primera con los escasos fondos de la Edad Media y principios de la Moderna que se habían conservado en el Archivo Diocesano de Valencia tras los saqueos sufridos durante la Guerra Civil. En el I Curso de Estudios Universitarios –organizado por el profesor J. Trenchs y celebrado en Castelló-Benassal, del 30 de mayo al 4 de junio de 1982 bajo el título Diplomática pontificia y real– impartí el curso titulado «El documento episcopal. Estado actual de sus estudios».13 Con estos trabajos se iniciaba una nueva línea de investigación en el joven Departamento de Paleografía y Diplomática de la Universidad de Valencia sobre la documentación episcopal y concretamente sobre los registros episcopales. Línea que tuvo sus frutos inmediatos cuando cuatro años después M.a José Carbonell Boria defendía su tesis doctoral sobre el primer registro conservado en el mismo archivo: El libro de colaciones de Ramón Gastón (1312-1347),14 parte de la cual se publicó más tarde,15 y esta misma profesora dirigió una tesis de licenciatura, leída en 1989 por Helios Joaquín Borja Cortijo, sobre un registro de Juan de Tahuste, obispo de Segorbe.16 Hasta la actualidad el interés por los registros, su contenido y el conocimiento de la curia episcopal valentina a través de estos ha configurado una de mis líneas de investigación que ha producido numerosos frutos.

Por otro lado, en Barcelona, en 1978 José M.a Martí Bonet, director del Archivo Diocesano de Barcelona, junto con los también archiveros diocesanos Leandro Niqui Puigvert y Félix Miquel Mascort iniciaban la publicación de varios registros de dicho archivo.17 Más tarde el propio Martí Bonet publicaba el registro más antiguo conservado en él, correspondiente al obispo Ponç de Gualba de 1303.18 El trabajo sobre la publicación de las series de los registros episcopales de España con el registro Communium de la diócesis de Barcelona entre 1345-1348 había comenzado antes de 1983 (fecha de la publicación del libro) en un seminario del Centre of Mediaeval Studies of the University of Toronto dirigido por el profesor Jocelyn N. Hillgarth, que posteriormente publicó el Pontifical Institute of Mediaeval Studies de Toronto.19 A esta publicación le siguieron en 1988 la de K. Utterback sobre la fecha de composición de los registros de los obispos de Barcelona desde la peste negra,20 y en 1994 la de Richard F. Gyug del registro Communium correspondiente a los años de la peste negra.21

 

En Zaragoza, desde 1989 Pilar Pueyo Colomina está trabajando con estas fuentes, editando en regestas algún registro o estudiando desde el más antiguo, el de 1348, la tipología documental y temas como la peste negra, letras para redimir cautivos, las tasas que llevan anotados los documentos, maestros en artes, construcción de altares, licencias para pedir limosnas, práctica devocional, etc.22

Por último, en Girona, el que fuera director del Archivo Diocesano, Josep M.a Marqués, confeccionó en 1991 un extracto de cada uno de los documentos de los volúmenes 1-5 de la serie de Regestra litterarum (1294-1334), que está a disposición de los estudiosos que acuden al Archivo. Para los volúmenes 6 al 43 de la misma serie abandonó el criterio exhaustivo y adoptó otro, selectivo, omitiendo regestar las letras referentes a la provisión de beneficios y a la administración de sus rentas. Publicó también varios artículos sobre temas diversos, que ofrecen las letras episcopales y sobre un formulario de letras de la curia eclesiástica,23 al que siguieron los trabajos de Jaume de Puig i Oliver sobre documentos relativos a la Inquisición24 y Eduard Sierra Valentí sobre licencias para pedir limosna para rescatar cautivos.25

LOS REGISTROS EPISCOPALES DE VALENCIA

A imitación de las principales autoridades de la época, como el rey o el papa, también el obispo de Valencia organizó a su alrededor una curia desde principios del siglo XIV. Él, junto con uno o dos vicarios generales y el oficial, adoptaba resoluciones, después de informarse por iniciativa propia o bien a petición de súbditos suyos. La cancillería recibía orden de confeccionar documentos que podían conceder una dispensa, otorgar una autorización o testificar un hecho. Sellada la letra, cobrado su importe al peticionario y registrado su texto, podía comenzar a causar efectos.

La existencia de registros en la cancillería episcopal valentina está atestiguada desde 1316, época del obispo Ramon Gastó, quien, tras setenta y cinco años de restauración y consolidación de la diócesis en los precedentes episcopados, inició durante su mandato la práctica de la registración que ya venía siendo habitual desde comienzos del siglo XIV en otras diócesis de la provincia eclesiástica tarraconense a la que pertenecía Valencia. Calculamos que habría un registro por año.26 Desde 1316 hasta 1499 se conservan actualmente 37 registros, de los cuales 17 (6 del siglo XIV y 11 del siglo XV) están en el propio Archivo Diocesano y 20 (6 del siglo XIV y 14 del siglo XV) están en un archivo nobiliario de la ciudad de Valencia, el del Barón de Llaurí.27 El Archivo Diocesano de Valencia sufrió la destrucción de más de 13.000 legajos en 1936, no por incendio, sino porque, ocupado el Palacio Arzobispal, el comité que lo utilizaba vendió para pasta de papel tan extraordinario depósito.28

Bien los obispos personalmente o bien a través de sus vicarios generales se sirven de litterae emanadas de su cancillería, que se copian en estos libros, pudiéndose seguir a través de ellos la actividad administrativa de esta institución eclesiástica. Quedan registrados así sobre todo los documentos referidos a la colación de un beneficio, es decir, el acto de conferir un beneficio, guardando íntima relación con este acto la presentación del candidato hecha por el patrono del beneficio, y la posesión que toma el agraciado a través de un comisionado episcopal. Debido a los efectos jurídicos que afectan a la colación, también se registran las permutas y renuncias de beneficios y otra serie de documentos cuyo contenido veremos más adelante.

Podemos establecer tres etapas en los registros valencianos: una primera comprende todos los registros conservados desde mitad del siglo XIV hasta finales de ese siglo y corresponde a los pontificados de Ramon Gastó, Hug de Fenollet, Vidal de Blanes y Jaume d’Aragó. Son los más interesantes desde el punto de vista diplomático, por su riqueza en notas de cancillería y porque responden a la consolidación paulatina de la cancillería episcopal y conviven con otros libros que harán su aparición durante esta segunda mitad del siglo, como son las actas de visita pastoral, los registros de órdenes, los libri usurarum, los registros de minutas y un formulario episcopal (estos dos últimos libros aparecen en época de Jaume d’Aragó). También son los más interesantes desde el punto de vista del contenido por la variedad de asuntos que tratan los documentos. Una segunda etapa la constituyen los registros del obispo Hug de Llupià, que cubren todo el primer cuarto del siglo XV y en los que aparece como novedad y se mantiene durante todo el periodo la nota de la tasa que se puede ver en el margen de todos los documentos, cuyo contenido se refiere sobre todo a las colaciones de beneficios y las licencias para celebrar. Junto a estos libros existen también las actas de visita pastoral, los libros de órdenes y los libros de licencias matrimoniales. Los registros de la tercera etapa corresponden a los pontificados de Alfons de Borja y su sobrino Roderic de Borja, ambos ausentes de la diócesis y ambos pontífices con los nombres de Calixte III y Alexandre VI, respectivamente. Durante este periodo la diócesis está gobernada por los vicarios generales y la mayoría de las letras que expiden están relacionadas con los beneficios eclesiásticos, licencias para celebrar y, como novedad, las dispensas matrimoniales por consanguinidad. Los registros son descuidados en cuanto a su factura y escritura, abundan los folios dejados en blanco en los que se han copiado tan solo las tres o cuatro primeras líneas del documento, siguiendo el estilo de los libros «notales» de los notarios. Existen también registros de minutas (lám. 1 y 2) y registros de ordenaciones.

DESCRIPCIÓN DE LOS REGISTROS

Los registros episcopales valencianos se presentan escritos en hojas de papel verjurado grueso, tamaño in folio (sus medidas oscilan entre 350/293 x 240/220), sin filigrana los primeros y con las siguientes filigranas el resto: campana, unicornio, corona, carro, cuerno, estrella, flor de lis, áncora, guante, columna sencilla, clavel, columna con corona, gorro de arlequín, cuerno de ciervo, monte, mano con flor, gancho, clavel, águila, cruz inscrita en un círculo y monte con cruz inscritos en un círculo.

Están encuadernados en pergamino amarillento con ataduras o restos de cintillas de cuero blanco para los dos cierres, aunque alguno tiene una encuadernación de cartera. En la mayoría de los libros parece haber sido hecha posteriormente, ya que las hojas de guarda son de papel más blanco y más fino que las del resto del manuscrito y con una filigrana diferente. Durante su confección los libros se escribían a base de cuadernillos sueltos, con idea de encuadernarlos al finalizar el año registrado, ya que cada registro comprende un año de actividad administrativa de la curia,29 pero en la mayoría parece ser que esto no ocurrió, ya que algunos tienen las primeras y últimas hojas de cada cuaderno muy deterioradas, lo que confirma que estuvieron sueltos, sin encuadernar muchos años. En otros se indica al comienzo de cada cuaderno, cuyas hojas están en blanco, lo siguiente: «Pro stalvio sine cohoperta» (escrito por una mano distinta) o «Quarta manus libri collacionum», lo que demuestra que estos libros se confeccionaban sueltos y no había voluntad de encuadernarlos de inmediato.30 Dicha encuadernación parece que tuvo lugar a mitad del siglo XVI. Incluso en 1600 ya se habían perdido por completo alguno o algunos cuadernillos.31

Su estado de conservación en general es bueno, aunque hay algunas excepciones: manchas de humedad, corrosión de la tinta, deterioros por roedor en algunas esquinas, efecto de los lepismas, cavernas producidas por la polilla, etc.32

En la parte superior e inferior del lomo lleva dos refuerzos de cuero marrón (73 x 50 mm), donde se aprecia el cosido con hilo de cáñamo de cada cuadernillo al lomo; entre ambos refuerzos se lee en tinta oscura y en escritura gótica redonda del siglo XVI de gran módulo una inscripción con abreviaturas correspondiente al título del libro y al año o años que comprende, trazada en la dirección del lomo o a finales del s. XV trazada entre dos líneas a punta seca de manera transversal al lomo (lám. 3) («Collat. 1346 / et 1347»; «Coll. et alior. 1352 et 1353»; «Collat. 1365»; «Coll. Inst. Present. / et aliorum 1383»; «Coll. et alior. 1408»; «Coll. et aliorum 1408»; «Coll. et alior. ne/gotior. 1421»; «Coll. provision. et ali/or. negocior. 1425»; «Coll. 1450»; «Colla. 1477»; «Collat. 1482»; «Coll. et alior. actor. / Curie Val. 1484»). En el centro del lomo lleva pegado un tejuelo de papel con la signatura antigua, que para todos estos registros es la letra mayúscula F seguida de un guion y el número del libro. En la cubierta anterior lleva impreso en tinta azul un sello rectangular de tampón con una signatura más moderna que se repite a lápiz en la primera hoja de guarda. Por último y también a lápiz y en el margen inferior izquierdo aparece la signatura actual, que se repite en la hoja de guarda. Una rúbrica aparece en el centro de la cubierta de todos los libros.

El número de cuadernos varía en cada registro, así como el número de folios que contiene cada uno, que oscila entre 24 y 36; abundan los primeros, con una media de 220 folios por registro.

La foliación en todos ellos es en números romanos33 y está situada en el margen superior derecho, pero en la mayoría se ha realizado a mitad del siglo XVI, momento que corresponde a su encuadernación, que además viene corroborado porque el color de la tinta es más oscuro que el del resto del manuscrito y el ductus coincide con el de las notas que Joan Alamany, notario de la curia en los años centrales de este siglo, fue dejando al lado de cada asiento correspondiente al nombre del altar o de la iglesia cuando se trataba de un beneficio;34 además, algunas hojas ya estaban rotas cuando se folió el libro, ya que escribió el número más al centro del folio.

El texto está dispuesto a línea tendida, variando como es natural en cada caso la medida de la caja de escritura; dejan buenos márgenes, sobre todo superior e izquierdo, que se aprovechan para escribir notas de cancillería, la tasa, correcciones, añadidos y otras observaciones.

Los documentos van copiados por orden cronológico con gran espacio entre ellos (lám. 6), de una anchura de 3 a 5 líneas, donde escriben el título de algún documento enmarcado por dos pequeños calderones, aunque hay alguna alteración, como explicaremos más adelante.

La escritura a lo largo del siglo y medio que comprenden estos registros muestra todas las variedades de gótica que se dieron en la Corona de Aragón (minúscula cancilleresca, gótica bastarda (lám. 6), gótica muy cursiva con grandes bucles envolventes) y su transición paulatina a la humanística a partir de 1450 y en todas sus versiones a partir de esta época: redonda, cursiva (lám. 9), corriente y cancilleresca.35 La copia excepcional de documentos recibidos, como las bulas pontificias y las bulas de la Penitenciaría Apostólica, la lleva a cabo un escribano distinto al que ha estado trabajando en el registro hasta ese momento y lo hace con letra más cuidada.36 Abundan las abreviaturas por suspensión, contracción y letras sobrepuestas indicadas mediante gran línea recta o algo curvada que cubre toda o parte de la palabra o por medio de bucle envolvente. Se usan letras muy agrandadas para el comienzo del texto del documento que corresponde a la inicial de la intitulación del obispo o del vicario general o a la N de la notificación (Noverint) o de la intitulación o del comienzo de los documentos pontificios copiados (Nos, Nos igitur). Dejan huecos en el texto cuando no saben un dato, por ejemplo el nombre del fundador del beneficio. Como es propio de los registros, abundan las etceteraciones en las fórmulas de intitulación y fecha.

Todos los registros presentan anotaciones de mano del siglo XVI al escribir en el margen izquierdo el nombre del altar o de alguna iglesia relativa a los beneficios (lám. 4 y 5), y de mano del siglo XVII mediante la abreviatura co. (colación), P (permuta).

En cada libro intervienen varias manos (lám. 8) de las que desconocemos su autoría y que se atribuyen a los notarios y escribanos que trabajaban para el obispo y su curia. Algunas se han podido identificar porque el propio notario lo dice claramente. La tinta es color sepia oscuro y a veces tan fuerte en su composición de sulfato de hierro que llega a corroer el papel y a romperlo o a hacer difícil su lectura.

 

La lengua utilizada es el latín, lengua propia de la administración episcopal a causa de la influencia del derecho romano y canónico, pero existen algunos documentos que por sus características están escritos en lengua vulgar,37 sobre todo los mandatos dirigidos a los oficiales del obispo en los lugares de su señorío, los cartells contra los patronos de beneficios que debían ser leídos en voz alta por el rector de la parroquia, los árboles genealógicos en las solicitudes de dispensa por consanguinidad, etc. Los registros del siglo XIV son mucho más ricos y variados para el conocimiento de la lengua vulgar,38 ya que los del siglo XV se refieren casi siempre a asuntos relacionados con los beneficios eclesiásticos, sobre todo a dar a conocer los nuevos patronos de un beneficio o la presentación de un beneficiado y también son mandatos, comunicados, ruegos, citaciones, súplicas, confirmaciones de indulgencias, concesión de licencias, nombramientos, absoluciones, reconocimiento de deudas, etc.

Se encuentran muchas hojas sueltas intercaladas entre algunos folios y son documentos cuyo asunto corresponde al del documento registrado en ese lugar (p.e. nota para tonsurar a un escolar). También hay cuadernos de tamaño octavo cosidos o sueltos, enviados a la curia y que hacen referencia al documento allí registrado, como son copias de procesos sobre beneficios, deposición de testigos para dispensa matrimonial por consanguinidad, árbol genealógico, etc.

TÍTULOS DE LOS REGISTROS

No todos los registros llevan título dentro, pero cuando existe está situado en la primera hoja o en la que sirve de hoja de guarda. Comienza siempre con la palabra Liber y los datos aluden a que en él se contienen letras de colaciones, instituciones, presentaciones de beneficios, provisiones y otros negocios comunes de la curia episcopal, se aporta el nombre y títulos académicos del vicario general, nombre del obispo, año y nombre del notario que regenta la escribanía de la curia episcopal («Liber factus tempore venerabilis viri domini Guillermi Arnaldi, decretorum doctoris et vicarii reverendissimi domini nostri domini Hugonis, divina providencia episcopi Valentini, anni Domini MI CCCI quiquagesimo»; «Liber litterarum collacionum, institucionum presentacionumque ac aliorum negociorum communium Curie episcopalis reverendissimi in Christo patris et Domini, domini Iacobi, divina providencia episcopi Valentini, scilicet anni a Nativitate Domini millesimi CCCI octogesimi tercii, confectus sub Ludovico de Fenollosa, notario publico auctoritate regia et regente Curiam sive scribaniam supradictam»; «Liber litterarum collacionum, institucionum presentacionumque beneficiorum ac aliorum negociorum communium Curie episcopalis reverendissimi in Christo patris et Domini, domini Iacobi, divina providencia episcopi Valentini, anni scilicet a Nativitate Domini millesimi CCCI octogesimi sexti, confectus sub Ludovico de Fenollosa, auctoritate regia notario publico et regente Curiam supradictam»; «MCCCCVIII. Regestrum collacionum litterarum et aliorum negociorum Curie reverendissimi in Christo patris et Domini, domini Hugonis, Dei gracia episcopi Valencie de anno a Nativitate Domini M° quadragesimo octavo»; «Liber collacionum litterarum et aliarum provisionum et negociorum comunium Curie episcopalis reverendissimi in Christo patris et Domini domini Hugonis Dei gracia episcopi Valentini de anno a Nativitate Domini M° CCCC° vicesimo primo» y «Liber collacionum, provisionum et aliorum negociorum Curie Vicariatus generalis reverendissimi in Christo patris et Domini domini Hugonis Dei gracia episcopi Valentini de anno a Nativitate Domini M° CCCC° vicesimo quinto» [lám. 7]).

Solamente la palabra Registrum la encontramos en el encabezamiento de algunos cuadernos («Registrum domini Hugonis anno Domini M° CCC° quinguagesimo primo»; «Secundum registrum reverendisimi domini episcopi Valencie anni millesimi CCCI quinquagesimi quinti»), que pueden empezar también directamente diciendo el año y el obispo al que corresponde («Anno Domini M° CCC° L° tempore domini Hugonis», y «Anno a Nativitate Domini M° CCCC° XX° quinto»).

TÍTULOS DE LOS DOCUMENTOS

Así como en el formulario episcopal cada documento lleva un título para servir de ayuda a los redactores de documentos, no ocurre lo mismo en los registros, a pesar de que también estos libros podían servir de modelo cuando se tuvieran que redactar letras episcopales semejantes a las ya expedidas.

Habiendo revisado todos los registros sobre los que basamos nuestro estudio y análisis, observamos que, al menos hasta mitad del siglo XV, hay muy pocos documentos que lleven título del asunto que tratan. En los primeros registros está situado en la parte superior derecha del documento bajo un arco. La manera de referirse a los documentos es con la voz Forma o Littera. En cada registro los títulos son los siguientes: 1346-47: no se ven títulos de la época y los tres que hay, por el tipo de escritura, corresponden al siglo XVI; 1348-49: 32 títulos; 1350-59: solo lleva diez titulillos y van inscritos entre dos llaves o metidos en un círculo sin cerrar o en el margen; 1352-1353: solo 21 títulos; 1365: solo tres; 1372: solo hay dos títulos y se refieren a instituciones de beneficios; 1383: hay 15 títulos y los dos últimos, referidos a instituciones de beneficios, se añadieron en el siglo XVI; 1386: solamente tiene tres títulos; 1408, 1412 y 1421: no lleva títulos; 1418: tiene cuatro títulos; 1425: tiene 10 títulos; 1449: aparece 40 veces el título en letra muy pequeña y en el centro de la hoja. En este pontificado de Alfons de Borja comienzan a hacer su aparición las dispensas matrimoniales. En este registro se anotan desde la séptima hasta la decimotercera; quizá habían empezado a registrarse desde el libro anterior, ya que en el siguiente sigue con la decimocuarta; 1450: aparece 15 veces el título en letra muy pequeña y en el centro de la hoja; 1451: hay 18 títulos; 1477: casi todos los documentos sobre beneficios llevan título, que se acompaña del nombre del presbítero o de la iglesia, excepto las licencias para celebrar. A continuación del documento de colación, al que llaman collacio, se copia el de toma de posesión, al que titulan como «Instrumentum posessionis dicti beneficii». Hay muchas curae con el nombre de la iglesia que se adjudica al individuo y se titulan así: «Cura ecclesie loci de…». Hay muchas dispensas matrimoniales en las que se especifica el grado de consanguinidad y también suelen llevar el nombre del afectado; 1482: no todos los documentos llevan título; 1484: las colaciones de beneficios o de canonjías van seguidas del nombre del beneficiado o de la iglesia parroquial y a continuación se copia el documento de posesión, que titulan siempre Possessio; 1491: hay título en casi todos los documentos; abundan las licencias para pedir limosna para hospitales, monasterios o capillas (questus), las colaciones (collacio) de las que dicen en qué iglesia está instituido el beneficio; muchas colaciones no están terminadas de copiar, han escrito solamente las dos o tres primeras líneas y dejan en blanco una hoja y media; por último, las concesiones para pedir limosna llevan indistintamente el título de littera o de licencia.

NOTAS AL MARGEN

El trabajo de copia que supone la confección de un registro es un trabajo más de los que se realizan diariamente en la cancillería episcopal por parte de los notarios y escribanos y requiere tanta atención y cuidado como la escrituración de la littera episcopal original que se ha de expedir, aunque de hecho este cuidado no se observa completamente, ya que por cansancio, despiste, olvido, negligencia u otra causa se cometen errores, que por supuesto se subsanan y quedan reflejados en una serie de notas en las páginas del libro, expresadas por medio de signos de llamada convencionales que se colocan en el texto y se repiten en el margen. Este sistema de trabajo, usual en el ambiente notarial, no ha sufrido cambios a lo largo del siglo y medio de observación en los registros episcopales valencianos. Estas notas, colocadas en los márgenes laterales e inferior, se escribieron en diferentes momentos y por diversas circunstancias y se refieren a los siguientes aspectos: