Fotografía de boda

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LOS ERRORES

Por último, una sugerencia que debería guiar todo su trabajo en este campo: incluso el mejor fotógrafo puede cometer un error pero debe saber cómo salir de él. En este aspecto hay varias diferencias entre el aficionado y el profesional. El profesional procura que los errores no ocurran y aprende constantemente de ellos. Para lograr minimizar su impacto comprueba periódicamente su cámara y el resto de su equipo, verifica las fotografías que va tomando; y si algo falla o ha cometido un error, sabe cómo salir de él. Unas veces pidiendo a los novios repetir alguna fotografía o sugiriéndoles complementar el reportaje en otro lugar. Piense siempre que la pareja desea obtener un buen reportaje y estará a su disposición cuando les indique que considera necesario repetir alguna toma.

En caso de mayores problemas, un buen contrato le protegerá en muchas eventualidades de su relación laboral con las parejas. Sin embargo, considere que su mejor publicidad serán los clientes satisfechos y, para ello, necesita de conocimientos y experiencia suficiente que le permitan detectar y corregir los errores antes de que arruinen un reportaje y posteriormente todo su prestigio.

Estructura del libro

Este libro se ha concebido para suministrarle toda la información y técnicas necesarias para iniciar su negocio de fotografía de boda. En el capítulo 2 empezaré por describirle los diferentes estilos de cobertura de boda y cómo puede desarrollar el suyo propio. Podrá encontrar información sobre el equipo que precisa y cómo ajustarlo para conseguir el máximo rendimiento en el capítulo 3. A lo largo de los capítulos 4, 5 y 6 abordaremos la producción de reportajes de boda, describiendo las técnicas generales, cómo mejorar sus fotografías y la cobertura paso a paso de dos bodas. La selección, ajustes y postproducción digital, así como la construcción de sus álbumes en Internet, son tratados en el capítulo 7. Todo lo relacionado con la gestión y promoción de su estudio fotográfico se detalla en los capítulos 8 y 9.

El Marco Rojo y Xpression International, dos de los mejores estudios especializados en fotografía de boda, guiarán su aprendizaje. Lea atentamente los próximos capítulos y adapte las técnicas descritas a su método de trabajo.

Recuerde siempre que ninguna boda que realice en el futuro será idéntica a las descritas en este libro o a las anteriores que haya realizado, por lo que todo lo que aprenda deberá adaptarlo a las circunstancias peculiares de su próximo reportaje.


En el reportaje de boda no se obsesione con documentar la ceremonia. Seguramente tendrá más oportunidades de conseguir una fotografía que transporte a los novios a ese día soñado siguiéndoles con su cámara a lugares vinculados con su relación, por ejemplo aquella tetería donde se conocieron. Esas serán las fotografías más útiles para darle sorpresa y variedad a su reportaje.

24-70 mm f/2,8, ISO 800, f/ 2.8, 1/60 segundos.


Narrar las bodas de una forma fresca y desenfadada caracteriza el estilo de El Marco Rojo.

Cámara DJI montada en dron, objetivo de 3,6 mm (equivalente a 20 mm en fotograma completo), ISO 200, f/2,8, 1/320 segundos.

CAPÍTULO 2
Creando un estilo

AL FINALIZAR ESTE CAPÍTULO HABRÁ APRENDIDO:

•La evolución de estilos en la fotografía de boda

•Los tres estilos más habituales y sus técnicas específicas

•Cómo aprovechar su personalidad y experiencia previa para definir su propio estilo

•Algunas claves para desarrollar su estilo en los reportajes de bodas

Algunos fotógrafos de boda empezaron a trabajar en este campo ya desde muy jóvenes, como José Luis y Juan Carlos Guardia Vázquez que se iniciaron en el anterior estudio de fotografía y vídeo abierto por su padre José Luis Guardia Peinado en Granada, antes de fundar su nueva empresa como Xpression International. Otros empezaron en diferentes sectores de la imagen y derivaron en un momento hacia el reportaje de boda, tal es el caso de los socios de El Marco Rojo. Tanto unos como otros lograron tener éxito en este campo por su técnica profesional y por el estilo propio que han aportado a sus imágenes. ¿Cuáles son las claves de cada uno de estos estudios para abordar un reportaje de boda?

Le recomiendo que ahora salte al capítulo 6 y observe atentamente las fotografías incluidas en el desarrollo completo de las dos bodas realizadas por dichos estudios antes de proseguir con la lectura de este capítulo. No es necesario que lea dicho capítulo, sólo que se detenga a mirar tranquilamente sus imágenes. Sobre esas fotografías, hágase las siguientes preguntas:

•¿Cuál es el primer sentimiento y emoción que le transmiten?

•¿Qué le ha llamado más la atención de las fotografías? ¿Los escenarios? ¿Las acciones que transcurren en ellas?

•¿Transmiten la acción y la dinámica de una boda? ¿O son fotografías más reposadas y estudiadas?

•¿Qué destacaría de la iluminación usada? ¿Y del color?

•¿Cómo organizan los elementos dentro del encuadre? ¿Predominan las composiciones simétricas, con fotografías organizadas alrededor de un eje principal? ¿O son más frecuentes las composiciones asimétricas?

•¿Cómo usan el enfoque y la profundidad de campo? ¿Suelen estar todos los elementos perfectamente enfocados? ¿O hay personas u objetos desenfocados?

Observará que las respuestas van a ser muy distintas según analice el álbum de uno u otro estudio, lo cual es un signo claro de que sus métodos de trabajo son muy diferentes a la hora de realizar el reportaje de boda y aportarle un estilo personal. Los fotógrafos de Xpression International transmiten al espectador la pasión de la pareja situándola en edificios y lugares de una enorme belleza. Para ellos resulta crucial ser capaces de recoger todos los elementos del encuadre, por lo que prestan mucha atención a la iluminación, la exposición, el enfoque y el postprocesado, a fin de que el espectador pueda deleitarse en cada detalle de la imagen. La narración de la historia es una parte muy importante en su estilo y sus imágenes contienen el ingrediente de la emotividad a la vez que conservan una cuidada belleza que cautiva al espectador. Los fotógrafos de Xpression International consideran que el álbum impreso en un cuidado libro constituye la mejor forma de presentar sus reportajes. Para conseguir construir una atractiva historia trabajan en ella desde la concepción de las fotografías hasta el retoque y puesta en página.

Si seguimos ahora con El Marco Rojo, posiblemente cada una de sus respuestas será muy diferente. Lo primero que le llamará la atención será la espontaneidad y frescura con que capturan lo que ocurre delante de sus cámaras. Para ellos lo más importante es transmitir la acción y la emoción de sus participantes al espectador. Los escenarios no tienen aquí un papel predominante, por lo que les gusta elegir entornos urbanos más cotidianos o que tengan una cierta relación con la pareja y su estilo de vida. Usan todo tipo de recursos de iluminación, punto de vista y enfoque para subrayar la acción que está ocurriendo, no dudando en situar a la pareja a contraluz para expresar mejor el cariño que transmiten sus perfiles silueteados mirándose o realizando una toma desde arriba de la pareja tumbada a fin de capturar su complicidad. Si pueden, motivan a las parejas para que se salgan de poses clásicas y expresen sus propias personalidades en las imágenes.


Los fotógrafos de El Marco Rojo han logrado captar la espontaneidad del beso de esta pareja de recién casados, aislándolos de la escena y del resto de personas en la sala mediante un punto de vista elevado. De hecho, el fotógrafo Víctor Martí tuvo que subirse encima de la mesa, mientras su ayudante iluminaba la escena con el flash montado sobre una pértiga. Como suele ser habitual en su estilo lo importante es la acción que transcurre, la narración de un momento especial de la pareja, que en este caso se enfatiza al incluir al rabino que acaba de certificar su unión en una interesante composición basada en triángulos.

Nikon D750, Nikkor 24 mm f/2,8, ISO 800, f/4,5, 1/80 segundos.

Hay tantos estilos de reportaje de boda como fotógrafos. El fotógrafo Joe Buissink explicaba en un vídeo reciente que “Si llevamos a diez fotorreporteros a un evento para tomar fotografías, todas serán diferentes porque cada persona que dispara el obturador lo hace basándose en quién es y cuando piensa que es el momento adecuado. Cada uno usará objetivos y puntos de vista diferentes pensando en quienes son ellos mismos […] Nadie puede disparar el obturador sin que haya algo de él mismo en esa imagen”.

 

No obstante, sí podría intentarse una cierta clasificación de los estilos de reportaje de boda que puede ayudarle en la búsqueda de su estilo propio. La mayoría de los fotógrafos especializados y libros sobre fotografía de boda se refieren a los siguientes estilos: reportaje clásico, fotoperiodístico y retrato creativo. A continuación profundizaremos en la concepción, equipo y método de trabajo de cada uno de ellos.

Reportaje clásico

Existe una larga tradición de reportajes de boda a lo largo del siglo XX, en ellos, los estudios fotográficos de retrato aplicaban sus conocimientos y experiencia para conseguir una secuencia de fotografías donde la pareja y sus familiares fueran recogidos con la solemnidad que la ceremonia de enlace requería. La mayoría de esas fotografías son excelentes retratos posados en estudio o en un entorno de iluminación muy controlado, donde se presta una extrema atención a todos los detalles. Aún sigue siendo bastante común en muchos países y muy solicitado por los contrayentes.

Este tipo de reportaje suele planificarse con sesiones preboda o postboda en estudio o en localizaciones donde se pueda trabajar tranquilamente. Además de esas fotografías más posadas es habitual ofrecer realizar un reportaje durante la ceremonia, que incluya también retratos de grupo de la familia y amigos al finalizar la misma. El álbum resultante es más un conjunto de retratos posados que una historia en sí misma, porque esa narración suele aportarla el operador de vídeo que es habitual contratar en este tipo de cobertura de boda.

En el reportaje clásico, el fotógrafo toma el control en la mayoría de las situaciones, dirigiendo la acción, sugiriendo las poses o cambiando de posición a los participantes. En caso de contar con un planificador de boda, su colaboración puede resultar una buena ayuda, ya que tiene la experiencia de muchas otras bodas para resolver problemas y hacer que la secuencia de actividades se desarrolle fluidamente.

Sin embargo, si sus intervenciones son muy frecuente puede hacer que las fotografías se aprecien como excesivamente posadas. Todos hemos asistido a ceremonias donde el fotógrafo solicita continuamente una “sonrisa para la cámara”. Esta operativa se encuentra tan inmersa en el inconsciente colectivo de los participantes, que en muchas ocasiones incluso el oficiante o los propios novios detienen la acción, por ejemplo cuando cortan la tarta, para que el fotógrafo capte mejor el momento. Si la mayoría de las fotografías se ven demasiado preparadas, el conjunto del reportaje perderá espontaneidad y se apreciará una cierta rigidez en la secuencia de acciones. Aunque no hay que olvidar que muchas parejas desean ese tipo de reportaje tradicional, sin demasiadas concesiones a la experimentación artística o a la improvisación de acciones fuera del marco de los momentos clave de cada etapa de la ceremonia.


Las imágenes de parejas en estudio con atrezo y fondos pintados fueron durante décadas el único testimonio fotográfico del enlace. El fotógrafo situaba la iluminación cuidadosamente, dirigía la pose y retocaba extensamente el negativo obtenido antes de realizar las copias. Fotografía de pareja con vestuario de boda, primeras décadas del siglo XX.

EQUIPO

En la era de la fotografía química, para este tipo de reportajes era común usar cámaras de medio formato (6x4,5 cm y 6x6 cm) e incluso era habitual recurrir a cámaras de placas de gran formato (9x12 o 13x18 cm) para el retrato nupcial en estudio. Al evolucionar hacia la fotografía digital, muchos de esos estudios siguen considerando necesario disponer de una cámara de altas prestaciones que les proporcione una cierta aura de profesionalidad, por lo que escogen cámaras digitales de formato medio tipo Hasselblad, Mamiya o Pentax. El tamaño y peso de esas cámaras hace difícil fotografiar instantes rápidamente, requiriendo de un método de trabajo más lento y organizado.

Por supuesto, el entorno favorito de estos fotógrafos es su propio estudio donde pueden disponer de varios fondos y elementos de atrezo, así como un buen surtido de flashes y accesorios de iluminación. En caso de trabajar en localizaciones o para la ceremonia suelen llevar como mínimo un par de cabezas autónomas de flash con sus trípodes y paraguas. Además, recurren a equipos de flash portátiles para suplementar la iluminación durante la ceremonia, de modo que puedan disparar a las altas velocidades de obturación que requieren ese tipo de cámaras para no producir fotografías con trepidación.

MÉTODO DE TRABAJO

Habitualmente los fotógrafos situarán los equipos de iluminación en el altar o en el lugar escogido para las fotografías de grupo al menos media hora antes del comienzo de la ceremonia, así como realizarán las mediciones y fotografías de prueba necesarias. Durante la ceremonia suelen limitarse a recoger los momentos cumbre, tales como la entrega de los anillos y las arras, el primer beso, etc. Una vez acabada la ceremonia empezarán a organizar las composiciones de los diferentes grupos en la escena preparada anteriormente, fotografiando uno tras otro con el énfasis habitual en poses perfectas y sonrisas. A veces esta secuencia puede hacerse interminable, por lo que el fotógrafo debería contar con la participación activa de algún familiar de los novios o un planificador de bodas, que vaya llamando previamente a los integrantes de cada próxima fotografía. En esta sesión debería sugerir que los familiares y amigos no realicen fotografías con sus propias cámaras, pues ello distraerá la atención de los miembros del grupo. Además usted deseará que le compren sus fotografías y no que circulen otras imágenes de mucha peor calidad de los grupos que usted ha compuesto e iluminado cuidadosamente.

Después de la boda fije una fecha para realizar con más calma los retratos de la pareja en estudio. Recuerde a los novios la conveniencia de ir peinados y maquillados de forma similar a cómo estaban el día de la boda. Esta sesión suele durar alrededor de una hora; en ella el fotógrafo realiza algunas tomas de la pareja de cuerpo entero, seguidas de planos medios de ambos y finalizando con retratos de primer plano por separado de cada uno. Todas las fotografías serán procesadas digitalmente para conseguir eliminar cualquier imperfección y acentuar los detalles más interesantes de la pareja y de sus trajes. A pesar de lo arraigada que está la costumbre de que el novio no vea el traje de la novia antes de la ceremonia, cada vez es más frecuente que algunos fotógrafos de este estilo —e incluso de otros— convenzan a la pareja para realizar una sesión preboda con los trajes reales que van a llevar. Considere y hable esta opción con la pareja, pues esa sesión servirá para que conozca mejor a los novios y también para que ellos le conozcan a usted y su método de trabajo, consiguiendo que el día de la ceremonia estén menos tensos ante la cámara.

Por último, fije una fecha para revisar su selección de fotografías con la pareja, que suele ser reducida, ya que sólo incluye la mejor toma de cada momento y de cada grupo. Sobre dicha selección la pareja puede indicar las imágenes que desea para el álbum, solicitar las copias que requiera y también suele ofrecérseles la posibilidad de que se lleven el conjunto de copias para que sus familiares y amigos puedan escoger las que más les gusten. Este conjunto de copias debería entregarlos a tamaño reducido (9x12 cm) o con algún tipo de marca de agua para evitar reproducciones indeseadas de las mismas.

Estilo fotoperiodista: narrar el evento

Los fotógrafos, que pueden englobarse en este estilo, buscan narrar con sus imágenes el desarrollo de una boda, de la misma manera que lo haría un fotoperiodista al cubrir una noticia. Ello implica realizar las fotografías casi sin que los participantes se den cuenta del trabajo del fotógrafo, siguiéndolos según van desarrollándose las fases de la ceremonia y estando muy atentos a la interacción entre los participantes, así como a las posibles sorpresas que puedan hacer única esa boda: desde las lágrimas del abuelo, cuando ve salir a la novia del coche, al niño que se acerca a la novia y tira de su velo.

Los seguidores del estilo fotoperiodista no dirigen a la pareja ni a los otros participantes, dejan que fluya la acción, no componen en poses, ni les piden que sonrían o muestren alguna emoción en particular. Organizan la composición mediante su posición y el encuadre sólo en su visor, se mueven rápidamente alrededor de la acción y disparan muchas fotografías para lograr atrapar todo lo que va ocurriendo… inclusive las sorpresas. El procesado digital de este tipo de reportajes suele ser reducido, limitándose a los ajustes generales de luces, sombras y equilibrio de color, así como un ligero enfoque. También es muy popular recurrir a la conversión a blanco y negro para acentuar el carácter de reportaje asociado a periódicos y revistas.


Captar instantes cargados de emoción es una de las claves para narrar las historias en los reportajes de El Marco Rojo. Estas son las fotografías que hacen pararse al espectador cuando está viendo el audiovisual o el álbum de la boda. Si logra al menos un par de estas fotografías en cada uno de los escenarios de una boda, la narración del reportaje tendrá picos de emoción a los que sólo tendrá que añadir otras imágenes puente para construir una preciosa historia sobre la pareja.

Nikon D3S, Nikkor 85 mm f/1,4, ISO 800, f/2, 1/2500 segundos.

Algunos de los mejores fotógrafos que han tenido éxito con este estilo vienen precisamente de medios de prensa o televisión. De hecho, Víctor Martí y Antonio Trigo, socios fundadores de El Marco Rojo, eran operadores de cámara en una cadena española de televisión antes de iniciar su andadura en el campo de la fotografía de boda. Estaban habituados a narrar historias con sus cámaras de vídeo para los informativos y, en un momento determinado, decidieron reorientar su andadura profesional hacia el campo de la fotografía de eventos sociales, empezando por fotografiar a los hijos de sus compañeros de trabajo y, posteriormente, realizando sus primeros reportajes de bodas.

Aunque parezca que el estilo fotoperiodístico pueda resultar poco previsible, ya que no organizan ni repiten ninguna fotografía; precisamente por eso, los resultados de los buenos fotorreporteros al cubrir una boda son mucho más emocionantes y dinámicos. Además, en la práctica, interfieren muy poco en el desarrollo de las ceremonias. Por todo ello, muchas parejas de novios prefieren elegir esta clase de reportaje para sus bodas, pues les permite olvidarse de la presencia del fotógrafo, pudiendo así concentrarse en vivir esos momentos tan especiales y atender a los invitados correctamente.

En este tipo de cobertura de bodas suele pactarse en el contrato una cantidad fija por el reportaje completo, que puede variar en función del número de fotógrafos que trabajarán y de los servicios adicionales —sesión preboda, sesión de photocall durante el baile, etc. En ese precio el fotógrafo incluye la entrega a la pareja de una selección de unas 400 imágenes en alta resolución con su procesado completo en una memoria USB o DVD, de manera que la pareja puede realizar directamente las copias necesarias en papel o formato electrónico para sus familiares. Si los novios desean la producción de un álbum u otros productos se les presupuestarán y facturarán aparte.

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