Medio siglo de historia del cooperativismo financiero colombiano

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1.3DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA. DIMENSIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL

Mientras que la dimensión económica le da el carácter empresarial a las organizaciones cooperativas, buscando el cumplimiento de objetivos económicos, la dimensión social le da el carácter asociativo y, por tanto, de cumplimiento de objetivos sociales. Son dos caras de la misma moneda, que se articulan y fusionan para hacer de las organizaciones solidarias una forma alternativa de organización.

En relación con la dimensión económica se puede decir que una organización solidaria está sometida a las presiones del entorno económico, y por ende, a los criterios de efectividad, eficiencia y eficacia, como ocurre con las organizaciones privadas con ánimo de lucro que se le contraponen (Ayala, 1999). Por tanto, debe actuar siendo eficaz y eficiente económicamente (Sánchez Cabrera, 2006: 13-15). Probablemente nadie colocaría recursos en una organización solidaria si supiera de antemano que éstos se perderían.

Sin embargo, esta gestión económica en las organizaciones solidarias difiere de sus homólogas privadas con ánimo de lucro, por cuanto sus dueños (asociados) no las fundan con expectativas de rendimientos o dividendos, y no esperan que en periodos determinados haya ganancia adicional por el capital invertido. El sentido de la asociación no es obtener utilidades de capital, sino el fin único consiste en prestar el servicio para el cual fue constituida por sus asociados7 (Sánchez Cabrera, 2006: 13-15).

El asociado en sí se convierte en el objeto de la organización cooperativa. Él es el punto de partida y al mismo tiempo de llegada de la actividad financiera cooperativa. Al respecto cabe señalar:

La selección de las actividades por parte de las cooperativas debe responder a criterios de servicios a los asociados, que contribuyan a la solución de sus necesidades y las de sus familias. Los servicios de las cooperativas no pueden servir a criterios mercantilistas, ni a decisiones caprichosas de sus directivos. (Solano & Cañola, 1997: 15) citado por (Sánchez Cabrera, 2006: 15).

En las cooperativas no se habla de ganancia sino de excedentes para fortalecer la estructura financiera en el cumplimiento de sus objetivos, a fin de reducir la volatilidad y el costo de los recursos. Al respecto Sánchez Cabrera señala:

El sin ánimo de lucro no implica para las organizaciones cooperativas financieras que el proceso organizacional enfocado a la prestación de servicios (de ahorro y crédito o financieros) se hiciera en condiciones onerosas o trabajando a pérdida. Debía primar el principio económico en el sentido de obtener el máximo resultado posible con una suma dada de medios, o bien alcanzar un resultado determinado con el mínimo posible de instrumentos. (Sánchez Cabrera, 2006: 15).

Esta orientación económica, entonces, exige –entre otras cosas– buena administración de los recursos independientemente del resultado económico, claridad y transparencia en los negocios, justa rentabilidad en las operaciones, gestión adecuada de riesgos, eficiencia en el cumplimiento de los objetivos.

La dimensión social, por su parte, se fundamenta como lo dice Sánchez en una lógica de “cooperación” y “solidaridad” (Sánchez Cabrera, 2006: 15), lo que entra realmente a diferenciar las organizaciones solidarias del resto de organizaciones.

Cooperación, entendida como “acometer acciones y obras de forma conjunta (formas de trabajo) en las que la responsabilidad recae sobre grupos de personas comprometidas que se reúnen para ayudarse, y no sobre individuos aislados y separados unos de otros” (Sánchez Cabrera, 2006: 16). En este sentido se podría entender la cooperación en las organizaciones cooperativas de carácter financiero, en la medida en que los asociados dejan recursos de capital bajo las figuras del ahorro y el aporte, conformando una masa de recursos económicos, que se dispone para satisfacer las necesidades financieras y de crédito de los mismos asociados.

Solidaridad, asimilado por Sánchez Cabrera al concepto de sociabilidad, “como la inclinación natural que todo ser viviente tiene al trato y relación con los de su misma especie, es la necesidad experimentada de asociarse con los congéneres” (Sánchez Cabrera, 2006: 16). Basado en las tesis aristotélicas que el hombre no es sólo un ser racional, sino principalmente un ser social.

Con el ánimo de buscar concreción de la lógica de la cooperación y la solidaridad en la gestión de la organización solidaria8, se acude a los principios y valores del cooperativismo9, los cuales son tenidos en cuenta de alguna forma en la legislación colombiana, que regula la actividad de las organizaciones solidarias, en especial la Ley 79 de 1988 y la Ley 454 de 1998.

1.4REDES SOCIALES Y ECONÓMICAS

La aplicación de los principios y valores que identifican a las organizaciones solidarias permiten la constitución y fortalecimiento de redes sociales y económicas entre quienes las conforman y su entorno, que posibiliten sacar el mejor provecho de los recursos y capacidades con las que se cuenta y la creación de alternativas novedosas para resolver los problemas y satisfacer las necesidades.

Basados en la definición tradicional de red como “sistema de vínculos entre nodos orientado hacia el intercambio de apoyo social” según el profesor psicólogo chileno Víctor Martínez. Para este psicólogo, se encuentran cinco componentes básicos de la red, a saber: nodos (actores, personas, grupos organizaciones que participan); vínculos (relaciones entre los actores); sistema de vínculos (conjunto de vínculos que conforman un sistema); intercambio (las relaciones entre los nodos producen intercambios); apoyo social (resultante del proceso de intercambio). (Martínez, sin fecha).

Una organización como COOPDESARROLLO se constituye en una red social teniendo en cuenta la interacción con su estructura interna y con su entorno. Con el interior, por cuanto se configura en un espacio donde confluyen seres humanos, con características de asociados, trabajadores, directivos, que se interrelacionan creando un sistema complejo de vínculos en los diferentes planos afectivo/emocional, material, financiero, social, etc., constituyendo apoyos y redes de acuerdo con el plano donde se desarrollen estas relaciones.

Con su entorno, puesto que las organizaciones no están solas sino que, a su vez, tienen que interactuar con el exterior. Se puede decir que también constituyen redes con su entorno; así, por ejemplo, COOPDESARROLLO se relacionó con grupos sociales u otras organizaciones públicas y privadas.

Es probable que si las redes internas están fortalecidas, su relación con el mundo exterior también se verá fortalecida por cuanto se puede dar la tendencia de proyectar lo vivido internamente en sus relaciones con el exterior.

En este punto vale la pena destacar lo señalado por Martínez:

La red, entonces, no es un conjunto de nodos, sino más bien un sistema de vínculos. Así, por ejemplo, si queremos describir una red social personal, no nos debemos centrar en las características específicas de cada uno de los individuos que la componen (nodos), sino en las características de las relaciones que se establecen entre ellos (vínculos). (Martínez, sin fecha).

Las organizaciones solidarias, dando fundamento a su dimensión social10, basan su gestión en la aplicación de principios y valores con los cuales se cualifican las relaciones (vínculos) y permiten la construcción y el fortalecimiento de redes sociales, con las cuales se logra cohesión y confianza y mejores condiciones para actuar en el entorno. Al haberse construido redes sociales fortalecidas, es de esperarse que en momentos de crisis, la organización esté mejor preparada para responder a los condiciones adversas que se le presenten.

Al fortalecerse las redes sociales provocan mejor disposición para la conformación de redes productivas, propias de la actividad económica que se desarrolle.

En relación con las redes productivas, Marleny Cardona señala:

[…] la comunicación disminuye la asimetría de la información y consolida el aprendizaje, por lo tanto se reducen los comportamientos oportunistas de actuar sobre el precio. Las redes mueven relaciones de diferente orden permitiendo encuentros para el desarrollo productivo y crean muchas exigencias como condicionamiento para formar parte de ellas. Además, estas toman importancia cuando apoyan y fortalecen intereses comunes y tienden a evitar la trampa de la centralización del poder, por eso la red no puede estar definida sólo por la institucionalidad, mientras ésta más se intensifique, más se aleja de la noción de red. Las redes crean una cultura de relaciones a partir de la confianza, la solidaridad y la cooperación (Cardona Acevedo, 2006: 147).

Por lo dicho anteriormente y para reconocer los aciertos y desaciertos en COOPDESARROLLO, se ha seleccionado la gestión democrática como el principio cooperativo de mayor relevancia, ya que es el que le da el carácter de formas alternativas de hacer empresa a las organizaciones solidarias (Dávila Ladrón de Guevara, 2004: 32).

1.5GESTIÓN DEMOCRÁTICA EN LAS ORGANIZACIONES COOPERATIVAS

Teniendo en cuenta que la cooperativa es una organización alternativa en la medida en que propone una forma distinta de hacer gestión como organización democrática y participativa. La democracia se eleva a la categoría de valor y, además, se ratifica como uno de los principios que caracterizan y definen a la empresa cooperativa.

 

A continuación se traen algunas reflexiones hechas por Serrano Uribe (2007), en relación con la gestión democrática en las cooperativas. Por una parte, que la democracia, como valor, está en relación con otros valores del cooperativismo11 y explica la relación en cada uno de ellos. Por lo pertinente de la reflexión, se tomarán dos de ellos, que coadyuvan al análisis de lo sucedido en COOPDESARROLLO:

“La autonomía”, con la que el ejercicio de la democracia “preserva a la organización de injerencias, coacciones o coerciones externas que afecten el autogobierno o vicien la libre expresión de los asociados”.

“La participación” está implícita en la cooperación y esencial a la democracia. Nadie puede cooperar sin participar, y se participa en la propiedad de la empresa, en los servicios, en el origen, el proceso y el resultado de las decisiones, en el otorgamiento de representaciones o delegaciones, en el control de las funciones y las operaciones delegadas (Serrano Uribe, 2007: 65).

La Alianza Cooperativa Internacional considera la democracia como un principio en los siguientes términos:

Gestión Democrática por parte de los asociados.

Las cooperativas son organizaciones gestionadas democráticamente por los asociados, quienes participan activamente en la definición de sus políticas y en la toma de decisiones. Los hombres y mujeres elegidos para representar y gestionar las cooperativas son responsables ante los asociados. En las Cooperativas de primer grado los asociados tienen iguales derechos de voto: un asociado, un voto y las organizaciones de grado superior también se constituyen democráticamente (Confederación de Cooperativas de Colombia, 2008).

Según Serrano Uribe, este principio se justifica por cuanto los asociados han “cooperativizado” (puesto en común) sus necesidades, intereses y aspiraciones, que constituye el objeto social de la organización; han adquirido el carácter de coempresarios al haber puesto capital de riesgo y de funcionamiento, y al haber adquirido responsabilidades económicas y técnicas inherentes a la actividad empresarial, que les da derecho a decidir sobre cómo utilizar los recursos y qué bienes y servicios deben producirse (Serrano Uribe, 2007: 66).

Para Serrano Uribe (2007), acorde con este principio, los asociados:

•Controlan y gestionan democráticamente en última instancia a su cooperativa.

•Participan activamente en la fijación de las políticas de la organización, tanto en lo concerniente a su dimensión social como en la empresarial.

•Se involucran activamente en la adopción de las decisiones claves, es decir, en las que orientan el funcionamiento y los propósitos y metas generales de la entidad.

La democracia puede ser directa o indirecta según la decisión que se vaya a tomar. Debe ser directa cuando se define el futuro de la organización, por ejemplo, creación, fusión, reestructuración, liquidación y, en general, todo aquello que tenga que ver con el direccionamiento estratégico de la organización. En este caso, la participación debe ser del mayor número de asociados. Para ello, se debe disponer de los instrumentos que garanticen esta participación. En la actualidad, con el desarrollo de las telecomunicaciones, probablemente se contribuya a crear y utilizar mejores herramientas para la mayor participación de los asociados (Serrano Uribe, 2007).

Puede ser indirecta, cuando la decisión tenga que ver con aspectos operativos o tácticos que conlleven al cumplimiento de las decisiones en el nivel anterior. Este tipo de decisión no requiere la participación amplia de los asociados y se puede acudir, entonces, a la democracia representativa, en la que los asociados se hacen representar por otros asociados en los cuerpos de dirección y control, y a su vez, confiar la operación de las actividades en un gerente y en un equipo coordinado por él, quienes llevan a la realidad lo acordado en los niveles anteriores (Serrano Uribe, 2007). De todos modos, en cualquier caso se deben establecer mecanismos para controlar y hacer seguimiento de la gestión de sus representantes en la organización.

La aplicación eficaz de la democracia y la participación de los asociados en las organizaciones solidarias, presenta dificultades que vale la pena estudiar. Una síntesis del origen de estas dificultades las describe Sven Ake Book (1992) de la siguiente forma:

Tanto económica como democráticamente, las cooperativas tuvieron un periodo exitoso. Sin embargo [sic] se generó un conflicto entre las ambiciones generales de penetración económica y mantener y mejorar la participación democrática en las estructuras cooperativistas. En el Congreso de Hamburgo de 1968 ya era posible saber cuál sería el perdedor. Las cooperativas informaron de crecientes dificultades para mantener, con todo rigor, su base democrática. Los amplios cambios de la estructura cooperativista fueron adoptados para mejorar su eficiencia comercial y permitir hacer frente a la severa competencia. Incluían entre otros: concentración de recursos, unidades operacionales más grandes e integradas, centralización de servicios y poder federativo, y mayor número de gerentes profesionales. (Sven Ake Book, 1992; citado por Serrano Uribe, 2007: 71).

El problema radica en la aparente contradicción que existe entre la aplicación de la democracia en las organizaciones solidarias y el crecimiento económico de éstas, que según Serrano Uribe (2007) deriva los siguientes conflictos.

•Estructura y tamaño. ¿Qué dimensión sería la adecuada para materializar los valores de la democracia, la igualdad, la equidad y la autosuficiencia?

•La transferencia del fomento y la aplicación de la democracia de la órbita del consejo o de los comités auxiliares compuestos por asociados, a la planta gerencial compuesta por técnicos profesionales que generalmente no son asociados.

•De carácter generacional de conocimientos, que se da por la sustitución o remplazo de una generación basada en una cultura cooperativa que da prelación al hombre por encima del capital, por otra generación un tanto más pragmática, e inmediatista con una escala de valores distinta, influenciada por el desarrollo tecnológico y el crecimiento económico.

•Cambio notable en el carácter y tipos de comunicación entre la cooperativa y sus asociados. La tendencia más acentuada a este respecto es la de “remplazo” de la comunicación directa (reuniones, debate, grupos de estudio) por métodos indirectos como la información en una sola dirección propaganda y mercadeo.

Según Serrano Uribe (2007), existe una tendencia generalizada para que los asociados se “separen” del proceso cooperativo tanto física como mentalmente. El aspecto participativo de la democracia ha llegado a ser un tema casi exclusivamente para el gerente y una escasa élite de representantes, en los altos niveles de la organización. En América Latina dice, Serrano Uribe se dan las siguientes tendencias:

•Primacía de la función comercial

•Primacía del elemento tecnocrático.

•Primacía del espíritu paternalista.

La primacía de estas tendencias se nutre, según Serrano Uribe, por la falta de mecanismos adecuados para la participación

Por carecer la cooperativa de mecanismos adecuados para la participación continuada de un número representativo de asociados, la mayor parte de estos [sic] dejan las cosas de interés en manos de delegados cada vez menos representativos, quienes tienden, por fuerza de la dinámica política a incrustarse en el círculo del poder tecnocrático. Esta tendencia pone en peligro la identidad cooperativa y produce un desinterés cada vez más acentuado en los asociados, quienes pasan a ser de manera casi insensible, de su condición de empresarios a la de simples clientes de una organización más o menos anónima. El problema se agrava cuando la cooperativa crece en extensión geográfica y en cobertura social (Serrano Uribe, 2007).

Esta falta de identidad es más evidente cuando la entidad se muestra exitosa

De forma que cuando el éxito se presenta, existe la tendencia a olvidarse de las ideas y a olvidarse de los asociados. Algunas personas se empiezan a preguntar si realmente se necesitan los asociados, aquella gente se queja de los asociados por qué estos no entienden los negocios de hoy, y que su participación no solamente es irrelevante, sino que causa interferencias y problemas [...] (Serrano Uribe, 2007).

Pero este alejamiento de la base social y el núcleo donde se toman las decisiones probablemente hace que el(los) grupo(s) de interés dominante(s) sea(n) el(los) que se beneficie(n) en los momentos de éxito, y en forma residual los demás grupos. No obstante, en momentos de crisis, es poco probable que todos los grupos de interés actúen en forma conjunta para buscar soluciones a los problemas que las desencadenaron porque no se ha logrado ese sentido de pertenencia con su organización.

En las páginas 67, 71, 122 y 163 de este documento se hacen algunas reflexiones que muestran cómo la vinculación de terceros en las cooperativas, la vinculación de asociados personas naturales en los organismos cooperativos de grado superior de carácter financiero, responden a criterios relacionados con el crecimiento de las organizaciones que impiden el ejercicio eficiente de la gestión democrática. La no presencia adecuada de la gestión democrática, en cierta medida, impidió la creación y fortalecimiento de redes sociales y económicas con las cuales se hubiera hecho frente a la crisis económica de los noventa.

Notas al pie

5En este documento, al hacer referencia a las cooperativas, no se excluye al resto de organizaciones de carácter solidario. De igual manera, cuando se habla de sector solidario, necesariamente incluye a las cooperativas.

6Primer Gerente de COOPDESARROLLO.

7En el caso de COOPDESARROLLO, prestar servicios financieros de ahorro y crédito.

8Se debe, sin embargo, seguir profundizando sobre el tema para encontrar nuevos elementos que identifiquen mejor el carácter social de las organizaciones solidarias.

9Sánchez distingue dos organizaciones de carácter internacional que pregonan los principios del cooperativismo la Alianza Cooperativa Internacional y la Confederación Latinoamericana de Cooperativas y Mutuales de Trabajadores (COLACOT).

10Como se dijo en la sección 1.3 de este documento.

11Por su noción valorativa, la democracia cooperativa está relacionada estrechamente con otros valores propios del cooperativismo, como responsabilidad (cumplimiento de deberes y obligaciones), la igualdad (de derechos y obligaciones), la confianza (fe en el esfuerzo conjunto), la disciplina (se acatan las decisiones del colectivo).