De PhD y otros demonios

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Clasificación

Los helmintos de mayor importancia médica pertenecen a los fila Nematoda y Platyhelminthes. Los primeros están divididos en dos clases: Aphasmidea y Phasmidea, de acuerdo a la ausencia o presencia de fasmides, pequeñas papilas quimiorreceptoras en el extremo posterior. Los segundos se subdividen en las clases Cestoda y Digenea; este último es más conocido con el nombre de superclase Trematoda.

En las tablas 1-2 y 1-3 se encuentra una clasificación sencilla de los principales helmintos productores de infección humana.

GENERALIDADES SOBRE ARTRÓPODOS

El término artrópodo significa “patas articuladas” y se utiliza para designar el inmenso número de animales pequeños invertebrados que tienen exoesqueleto quitinoso, cuerpo segmentado y simétrico bilateralmente. Poseen una cavidad interna o hemocele, en la cual existe un líquido llamado hemolinfa, que actúa como aparato circulatorio. El sistema nervioso es rudimentario y de tipo ganglionar. El aparato digestivo está bien desarrollado, lo mismo que algunos órganos de los sentidos.

Existen sexos separados y presentan, frecuentemente, una gran actividad reproductiva, con metamorfosis completa o incompleta. La primera incluye huevo, larva, pupa y adulto, que son morfológicamente muy diferentes; la segunda tiene huevo, ninfa y adulto, las ninfas son morfológicamente similares a los adultos, pero más pequeñas. El número de especies de artrópodos existentes en la naturaleza sobrepasa al resto de especies animales. El estudio de los artrópodos constituye una ciencia de gran importancia dentro de la biología y con mucha aplicación en varias áreas como son agricultura, la ecología, la veterinaria y medicina. La mayoría de los artrópodos son benéficos en la naturaleza al participar en el equilibrio ecológico del medio ambiente, porque sirven de alimento para otros animales, destruyen ciertos seres vivos perjudiciales, consumen materias orgánicas en descomposición, actúan como polinizadores de algunas plantas y algunos, como las abejas, producen sustancias útiles al hombre.


Figura 1-13. Nemátodo. Corte transversal de la filaria Loa loa hembra.C: cutícula, LC: cuerda hipodérmica lateral; CM y FM: capa muscular con fibrillas citoplasmáticas (CM) y fibrillas contráctiles (FM); PC: pseudoceloma; UT: ramas uterinas; IN: intestino; SR: receptáculo seminal. Coloración tricrómica.

Cortesía: Orihel TC, Ash LR. Parasites in Human Tissues. Am Soc Clin Pathol


Figura 1-14. Platelmintos. A. Céstodo (tenia). B. Tremátodo. Es: escólex. Cu: cuello. Pi: proglótides inmaduros. Pm: proglótides maduros. Pg: proglótides grávidos. Vo: ventosa oral. Vv: ventosa ventral. Agf: aparato genital femenino. Ic: intestino ciego. Agm: aparato genital masculino.


Figura 1-15. Céstodo. Sección transversal de proglótide de Taenia saginata. La parte externa es el tegumento grueso; CO: capa cortical del parénquima; ME: capa medular del parénquima rodeada de músculos longitudinales; EC: troncos excretores; UT: ramas uterinas.

Cortesía: Orihel TC, Ash LR. Parasites in Human Tissues. Am Soc Clin Pathol.


Figura 1-16. Tremátodo. Sección transversal de Clonorchis sinensis. UT: útero enrollado de color café lleno de huevos; OV: ovario lobulado; IC: intestino ciego; EC: canales excretores; VS: ventosa ventral.

Cortesía: Orihel TC, Ash LR. Parasites in Human Tissues. Am Soc Clin Pathol.

El hombre como depredador y causante de daños en la naturaleza introduce un desequilibrio en las poblaciones de los seres vivos y favorece la proliferación de artrópodos que destruyen cultivos o afectan al hombre y a los animales. Unos pocos utilizan los seres humanos como hospederos y le producen directamente perjuicio representado por enfermedad o transmisión de agentes patógenos. Los artrópodos de importancia médica aparecen en tablas 1-4 y 1-5.

Clases principales

Insecta o hexápoda. Esta clase es la más importante del filo Arthropoda y la que tiene más relación con la Medicina. A su estudio se le llama Entomología. Las estimaciones sobre la cantidad de especies de insectos descritos en el mundo van de 625.000 a 1.500.000. Los insectos son dioicos, es decir, que presentan sexos separados. Se reproducen por medio de huevos y presentan dos tipos principales de metamorfosis: la metamorfosis incompleta o hemimetábola, que pasa por estados de huevos, ninfa y adulto; la ninfa es igual al adulto, pero con las alas poco desarrolladas e inmadura sexualmente; la metamorfosis completa u holometábola presenta los estados de huevo, larva, pupa y adulto; la larva y la pupa son totalmente distintas al adulto y viven en hábitats diferentes.

Los insectos adultos tienen el cuerpo dividido en tres regiones (figura 1-17): cabeza, que posee aparato bucal, ojos y un par de antenas; tórax, dividido en tres segmentos: protórax, mesotórax y metatórax, de cada uno de los cuales sale un par de patas; en los insectos que tienen alas se encuentran un par en el mesotórax y otro par en el metatórax; el abdomen no tiene apéndices, excepto los órganos reproductores. La respiración se lleva a cabo por medio de una red compleja de tubos traqueales microscópicos (espiráculos respiratorios) que se abren al exterior a través de la pared del cuerpo y llevan aire directamente a todo el organismo del insecto (figura 1-18).

Tabla 1-2. Clasificación de los principales nemátodos parásitos.

Tabla 1-3. Clasificación de los principales platelmintos, acantocéfalos y pentastómidos.

Arachnida. Esta clase constituye el segundo grupo en abundancia y diversidad entre los artrópodos, con alrededor de 80.000 especies descritas en el mundo, cifra que sobrepasa el número de especies conocidas de todos los animales vertebrados. Comprende las arañas, garrapatas, ácaros, escorpiones y formas relacionadas. Algunos arácnidos actúan como vectores de gérmenes patógenos importantes (p.ej., las garrapatas portan organismos causales de las fiebres recurrentes y manchadas en el hombre, fiebre de Texas en animales y anaplasmosis bovina).

Los arácnidos más importantes como las garrapatas, los ácaros y las arañas no presentan cuerpo segmentado; los escorpiones, pseudoescorpiones y otros semejantes están claramente segmentados. El cuerpo se divide en dos partes (figura 1-19); primero el cefalotórax (prosoma), compuesto por la cabeza y el tórax; y después el abdomen (opistoma), los escorpiones tienen un telson o aguijón (figura 1-20). En los ácaros y las garrapatas el cefalotórax y el abdomen están fusionados al cuerpo, lo que da la apariencia de una masa única.

Tabla 1-4. Clasificación de los principales artrópodos, clase Insecta, de importancia médica.

Tabla 1-5. Clasificación de los principales artrópodos, clase Arachnida.

Con pocas excepciones, los arácnidos adultos poseen cuatro pares de patas, aunque las larvas de las garrapatas y la mayoría de los ácaros tienen solo tres pares. Ningún arácnido tiene alas ni antenas y los ojos son simples. El sistema respiratorio de los arácnidos, especialmente el de las garrapatas y los ácaros, es traqueal como el de los insectos. En las arañas, el órgano respiratorio es una combinación de filotráqueas y tráqueas (libro pulmonar). En general, los arácnidos son depredadores o parásitos.

Crustácea. Hay pocos crustáceos de importancia médica. Algunos de vida acuática, como Cyclops, sirven como huéspedes intermediarios de algunos parásitos humanos.


Figura 1-17. Insecto. Mosquito. Cabeza que tiene ojos, un par de antenas, aparato bucal con proboscis; tórax con los tres pares de patas y un par de alas; abdomen que contiene la genitalia.

 

Cortesía: Luisa Díez, Medellín, Colombia.


Figura 1-18. Insecto. Aspecto externo de un mosquito Aedes aegypti.

Cortesía: Gabriel Jaime Parra, Hernán Carvajal, Instituto Colombiano de Medicina Tropical, Medellín, Colombia.


Figura 1-19. Arácnido. Escorpión. Cefalotórax o prosoma con quelíceros, ojos, pedipalpos, cuatro pares de patas; abdomen (opistosoma) con telson (aguijón).

Cortesía: Luisa Díez, Medellín, Colombia.


Figura 1-20. Arácnido. Aspecto externo de un escorpión Centruroides gracilis.

Cortesía: Gabriel Jaime Parra, Hernán Carvajal, Instituto Colombiano de Medicina Tropical, Medellín, Colombia.

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Unidad 2 Parasitosis intestinales por protozoos


Capítulo 2 Amebiasis
Capítulo 3 Otras protozoosis intestinales


2 Amebiasis

INTRODUCCIÓN

La amebiasis es la infección producida por Entamoeba histolytica, especie parásita del hombre que puede vivir como comensal en el intestino grueso, invadir la mucosa intestinal, producir ulceraciones y localizarse extraintestinalmente. A pesar del término técnico de entamoebosis, se emplea como término más conocido el de amebiasis, que reemplazó el nombre de amibiasis.

 

HISTORIA

Entamoeba histolytica se descubrió en 1875, y desde muchos años antes se utilizaba la ipecacuana (planta que originó la emetina) para el tratamiento de la disentería. A los 10 años del descubrimiento del parásito se asoció con las úlceras en colon y absceso hepático. En el siglo XX, se logró cultivar en medios artificiales, lo que permitió el desarrollo de nuevos métodos de diagnóstico. En 1993, se diferenciaron las especies E. histolytica y E. dispar, la primera patógena y la segunda no patógena.

F.A. Lösch fue quien descubrió el agente causal de la amebiasis 1 en San Petersburgo; en 1875, encontró en un campesino de 24 años, que sufría disentería, unos microorganismos móviles que poseían ecto y endoplasma, y contenían glóbulos rojos. El investigador inoculó las heces del paciente en cuatro perros, por vía rectal y oral, lo cual produjo disentería en uno de ellos, con ulceraciones en la mucosa intestinal y amebas en el exudado. El enfermo murió a los siete meses y la autopsia demostró numerosas y extensas ulceraciones de la mucosa del colon, donde de nuevo vio los microorganismos, a los que llamó Amoeba coli. No obstante, el autor consideró a la ameba, no como el agente causal, sino como un coadyuvante mecánico que impedía la curación de las lesiones originadas por otro agente causal.2

Koch (1883) revisó autopsias en una epidemia de cólera y demostró las amebas en la submucosa de la pared intestinal, en los capilares cercanos a la pared de abscesos hepáticos y en el exudado de lesiones del hígado.3 Los hallazgos de Koch fueron confirmados totalmente por Kartulis (1885-1887) al demostrar la presencia de amebas en 150 autopsias de casos de disentería. A este autor se le considera el primero en afirmar que la ameba era el agente causal de la disentería tropical y que el absceso del hígado era una secuela de la disentería amebiana. Desde 1764, se recomendó el uso de ipecacuana, extracto de la planta del Caribe, Cephaelis ipecacuanha, para el tratamiento de la disentería, de la cual Pelletier y Magendie aislaron la emetina.4 Heuber (1903) describió los quistes de esta ameba, y Schaudinn los trofozoítos; este autor diferenció dos especies: Endamoeba histolytica o ameba patógena, y Endamoeba coli o no patógena. Para mostrar esta diferencia de patogenicidad, ingirió quistes y sufrió como consecuencia dos crisis disentéricas, lo que para muchos fue la causa de su temprana muerte. Posteriormente, se adoptó el nombre genérico Entamoeba, que había sido propuesto desde el siglo pasado.5

Los trabajos definitivos sobre la patogenicidad de E. histolytica fueron los realizados en 1913 por Musgrave y Clegg, y por Walker y Sellards, quienes suministraron quistes de E. histolytica y quistes de E. coli a voluntarios sanos y obtuvieron la disentería solo en aquellos que ingirieron E. histolytica.5 En 1924, Boeck y Drbohlav cultivaron con éxito E. histolytica en un medio artificial con base en huevo que contenía la flora microbiana de las materias fecales.6 Diamond (1961) obtuvo, por primera vez, un cultivo axénico, o sea, libre de bacterias, el cual sirve para preparar antígenos con alto grado de pureza para diversas reacciones serológicas.7 Diamond y Clark (1993) 8 redescribieron la existencia de dos especies diferentes: Entamoeba histolytica (patógena) y Entamoeba dispar (no patógena), morfológicamente iguales, pero con diferencias inmunológicas, bioquímicas y genéticas. Esta clasificación, que es la aceptada en la actualidad, se hizo en honor al investigador francés E. Brumpt, quien en 1925 hizo experimentos en animales que le permitieron proponer la existencia de dos amebas: E. dysenteriae (igual a E. histolytica, patógena) y E. dispar (no patógena).8