Hacia el sentir común

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III

IDENTIDAD

Yo no soy yo.

Soy este / a

que va a mi lado sin yo verlo,

que a veces, voy a ver,

y que a veces olvido.

El / La que calla sereno cuando hablo,

el / la que perdona dulce cuando odio,

el / la que pasea por donde no estoy,

el / la que quedará en pie cuando yo muera.

Juan Ramón Jiménez

BELLEZA y FEALDAD

Un día, la Belleza y la Fealdad se encontraron en una playa,

y se dijeron: ¿Nos bañamos?...

Entonces se quitaron la ropa y empezaron a nadar.

Después de un rato, la Fealdad volvió a la playa, se vistió con la ropa de la Belleza y se fue. Cuando la Belleza salió del mar, no encontró su ropa,

y como era demasiado tímida para ir desnuda por el mundo,

se vistió con la ropa de la Fealdad y siguió su camino.

Desde aquel momento, mucha gente confunden la una con la otra.

Sin embargo, quien ha contemplado el rostro de la Belleza, la reconoce a pesar de su apariencia, y también hay quien reconoce el rostro de la Fealdad entre sus deslumbrantes vestimentas.

Khalil Gibran

La belleza es el reflejo de la armonía y la proporción, representada tanto en las formas externas como en las internas, en el plano físico, como en el anímico. Es obvio que la belleza genera un poderoso atractivo en todas las especies del mundo vegetal y animal. Las flores y los frutos despliegan sus colores más llamativos en el intento de propagar su polen y sus semillas, y los animales también adoptan un aspecto exuberante en su periodo de celo, tal como las personas cuidan y realzan su aspecto externo para agradar o seducir. El mundo de las formas manifiesta abundantes muestras de armonía y proporción dentro de una paradoja entre belleza y utilidad: algo realmente útil, puede que no sea explícitamente bello, y viceversa, algo bello puede que sea inútil.

Quizás el problema típicamente humano sea el concentrarse excesivamente en la belleza externa y priorizar el mundo de las formas en detrimento a la percepción de la esencia o la entidad contenida en aquella forma. Tal como relata el mito de Narciso, que murió ahogado al intentar abrazar su propia imagen reflejada en el agua de un estanque, la dificultad de la psique humana es la atadura a lo superfluo y a la autoimagen del ego. En un espíritu contemplativo, el deleite de la belleza, el amor y el éxtasis puede ser ilimitado; sin embargo, las interferencias y fantasías de los apetitos sensoriales pueden conducir a la lujuria y a la voracidad ilimitada. El poder personal y las virtudes esenciales a menudo son mermadas al sucumbir ante los potentes estímulos sensuales y sexuales. La clave para disfrutar realmente de la belleza sería aprender a suavizar el deseo, para desapegarse de lo superfluo y así dejar caer máscaras, prejuicios y adicciones, hasta que solo permanezca lo esencial. En este sentido, el budismo exalta la conciencia plena, el autocontrol consciente, así como el sufismo exalta la conciencia abandonada y la embriaguez extática.

El reto del buscador de la autenticidad, es conocer y aceptar todas las oscilaciones como un reto para instaurar la templanza y transformarse.


ANARQUÍA / ACRACIA

Del prefijo griego An = No, y de la palabra arkho que significa cabeza, dirigente, caudillo, ilustrando la idea de una sociedad organizada sin la figura de líder, gobierno o estado.

Este es un concepto que tiene a menudo una connotación negativa asociada al desorden y al caos, sin embargo, en su sentido esencial,

la anarquía, propone y demuestra la eficiencia de un contexto político o social en el que ningún individuo ejerce autoridad sobre otros. Define pues una sociedad humana autoorganizada y responsable donde las personas se relacionan inteligentemente en igualdad, libertad y hermandad, la gran meta a la que de algún modo aspira la humanidad.

ACRACIA, de la raíz griega “a” = no, y “kratos” = poder, amplía la idea de anarquía, señalando no solamente la ausencia de autoridad sino indicando un orden social basado en el principio de no agresión, en que las normas sociales de convivencia provienen de acuerdos voluntarios. Dichos conceptos reafirman que mientras los sistemas de organización social utilicen a la gente como rebaños, existirán los buenos o malos pastores, los machos o hembras dominantes que dirijan o manipulen las manadas. Las jerarquías naturales, son aquellas que surgen de una inteligencia colectiva realmente dinámica y madura donde existe un buen nivel de comunicación y consenso donde cada individuo ocupa el lugar más adecuado para su libre expresión ejerciendo una interacción respetuosa y solidaria en el conjunto.

Una jerarquía natural es la organización de elementos y personas vinculadas de acuerdo a sus talentos y funciones, siguiendo un orden y unos criterios de oficio, categoría y potestad relacionados con intereses de familia, grupo y comunidad.

De forma similar a las estructuras tribales, se establece un orden dinámico de potestad inherente al carisma y a la capacidad de intervención de las personas en la resolución de las necesidades puntuales del conjunto.

Esta cualidad es reconocida y aceptada por la colectividad, sin que ello suponga un cargo vitalicio, ni una acción egocéntrica ni dominante por parte del supuesto líder, ya que este sabrá situarse oportunamente en el centro, en la periferia o en el espacio concéntrico más adecuado a los movimientos y necesidades del sistema.

PSICOGENEALOGÍA

“Vamos por la vida cargando con nuestros muertos y antepasados. El árbol genealógico es nuestra trampa al mismo tiempo que nuestro más preciado tesoro. Es la trampa que nos conduce a traicionarnos a nosotros mismos y a quedarnos enganchados fielmente a contratos inconscientes, y el tesoro que nos engendra dándonos la posibilidad de vivir y desarrollar la conciencia”.

Marianne Costa, licenciada en literatura, escritora, cantante, actriz y traductora.

Nuestra existencia se dio a través de nuestros padres, detrás de los cuales están los abuelos, los bisabuelos, los tatarabuelos y un sinfín de parejas que se remontan al misterio del origen de los tiempos, y con ellos el bagaje genético del ADN que contiene todas las características transmitidas biológicamente por nuestros ancestros, y que determinan nuestras capacidades de adaptación y de evolución. A ello se suma la herencia psicológica recibida a través de los valores, mensajes, expectativas, y tradiciones familiares con sus aspectos favorables y desfavorables, que si bien transportan cualidades valiosas, también transmiten faltas de orden, omisiones, secretos, deslealtades, incoherencias, a su vez condicionadas por circunstancias sociales y ambientales.

A través de la psicogenealogía se pueden estudiar y analizar las raíces de la historia familiar y hallar causas de desequilibrios y malestares recurrentes. Desde una perspectiva generacional nos ayuda a comprender cómo muchas enfermedades, complicaciones, accidentes y trágicos destinos, están determinados por el historial irresuelto de nuestros antepasados.

Para descubrir y sanar la propia historia familiar es necesario llevar a la consciencia el máximo de información sobre los hechos confusos u ocultos de nuestro historial. A medida que este material sale a la luz se abren posibilidades de resolución y sanación.

Según el teólogo e innovador terapeuta Bert Hellinger, creador de la terapia de las Constelaciones familiares, el 70% de los problemas psicológicos que nos afectan, provienen del propio sistema y de las relaciones familiares. El método de las constelaciones consiste en restablecer las funciones de la jerarquía natural y del orden universal en los ámbitos familiares, deshaciendo los nudos ancestrales. A tal efecto el terapeuta reúne a un grupo de personas dispuestas a realizar, entre ellas, una escenificación de sus cuadros familiares en la que se evoca el posicionamiento jerárquico de los elementos que configuran el grupo familiar original y se llega a configurar una imagen de resolución que los participantes pueden vivenciar como liberación de los bloqueos que afectaban particular y grupalmente a dicho sistema.

Muchos problemas —según Hellinger—, se agrandan en la convicción de que mediante la razón, el esfuerzo o el amor se superarán las dificultades.

“El orden de llegada a un sistema viene dado y no es posible substituirlo por amor.

Pretender invertir esta relación

intentando cambiar el orden mediante el amor, es un forzoso fracaso.

El amor se subordina a un orden y este después,

puede prosperar de la misma manera que una semilla en la tierra”.

Esta definición actualiza las creencias sobre el amor y la fidelidad condicionadas por pautas morales y nos sitúa en un nuevo espacio que contempla las jerarquías como formas dinámicas, y el orden natural como los cauces para que la energía vital fluya y el amor real prospere. Así pues, para formar parte de una jerarquía natural exenta de roles desfasados es conveniente resolver las heridas psicoemocionales del pasado y también las necesidades individuales de autoafirmación y de independencia. En la medida que este tema se resuelve a nivel individual, se manifiesta la genuinamente dentro del colectivo y mejoran las estructuras sociales. Aunque los procesos de transformación personal se realizan básicamente en el plano individual, la sanación real siempre es un fenómeno colectivo. Nuestra vida está profundamente ligada y relacionada con la vida de los demás y por ello las técnicas de resolución grupal o sistémica son las que mejor posibilitan la resolución de cualquier residuo conflictivo a través de la reparación real o cuando no simbólica, de los vínculos afectivos y sociales. Actualmente, es común en los sistemas humanos el fenómeno de la exclusión sin argumentación ni razones perceptibles.

 

Cuando alguien por cualquier causa queda excluido de un sistema, se produce una escisión de la raíz causal, una separación del tronco o constelación original, lo que genera consecuencias dentro y fuera del sistema en forma de exilios, erráticas itinerancias, y roles sustitutivos, en el intento de compensar las íntimas carencias del alma. Cuando el malestar se vuelve persistente, indica bloqueo o atrofia de nuestro curso vital, entonces hay que encontrar la forma de expresar el conflicto, preferentemente en el contexto familiar y social al que uno/a pertenece, o en su defecto mediante un asesor, un buen amigo/a, o un/a terapeuta profesional.

LA SOMBRA

“Desafortunadamente no puede haber ninguna duda de que el hombre es, en general, menos bueno de lo que se imagina a sí mismo o quiere ser. Todo el mundo tiene una sombra, y cuanto más oculta está de la vida consciente del individuo, más negra y más densa es, y representa uno de nuestros peores obstáculos, puesto que frustra nuestras intenciones más bien intencionadas”.

Carl Jung, psicólogo y psiquiatra

“La sombra” es un término que Carl Jung tomó de Friedrich Nietzsche para ilustrar la personalidad oculta que tiene toda persona.

Aparentemente todas las personas podemos parecer buena gente y mostrarnos políticamente correctas, sin embargo en nuestro interior existen represiones, frustraciones, traumas, instintos en los que se comprime el odio, la rabia, la violencia. Cuando estas pulsiones comprimidas emergen o estallan dan lugar a las perturbaciones neuróticas o psicóticas.

Todos/as tenemos una cierta proporción de sombra en nuestro interior. Jung describió dos tipologías: la sombra personal, que oculta las tendencias hereditarias, miedos, frustraciones, y dinámicas neuróticas más comunes, y la sombra impersonal que inscribe la maldad más arquetípica y que reside en personas violentas, genocidas, asesinas, despiadadas y sin escrúpulos, entre ellos los policías antidisturbios, curioso ejemplo de psicópatas mercenarios capaces de ejecutar ciegamente acciones violentas. En otras tradiciones culturales la sombra se define como “el doble”. La visión antroposófica de Rudolph Steiner se refería a ella como a los aspectos que afectan a nuestra naturaleza anímica y corporal y los espacios que no han sido ocupados por el Yo superior. La mayoría de los conflictos son peleas entre dobles inferiores que no perciben la naturaleza del auténtico si mismo/a. Cuando estas entidades o demonios internos, no son reconocidos y nombrados, se vuelven más feroces y hostiles, y si los aislamos e ignoramos seguirán controlando nuestra psique, nuestra imagen y nuestro comportamiento. En la medida que las sombras son reconocidas, enfrentadas, elaboradas y aceptadas, se disuelven y entonces se amplía el espacio de calma y bienestar.

LA PAREJA

La humanidad transita en un juego de aspectos antagónicos que se atraen y se exaltan para ser transformados. En las relaciones de pareja se experimentan los más fuertes oleajes emocionales y las más intensas convulsiones y discordias. Las crisis pueden evolucionar como oportunidades cuando los enfrentados aprenden a responsabilizarse de su propia sombra o negatividad, y a darse tiempos y espacios para superar la ofuscación.

Los enfrentamientos comportan ataques, defensas y destrucción de vínculos, y puesto que estas reacciones suceden igualmente en ambos lados, cuando no se toma la oportuna distancia, los protagonistas entran en una espiral de energía demoledora.

Nuestras vidas están inicialmente regidas por aspectos duales y antagónicos. Esta dualidad que se explora y evoluciona a través de las tensiones entre sus opuestos en diversos modos de creación, de integración y de destrucción.

El estado de enamoramiento y de unidad inicial, contrasta a corto o medio plazo con la desarmonía y la dualidad; así ambos aprenden que la clave de estas agitaciones es aprender a transitar de lo fusional a lo dual, que oscila de la unidad a la dualidad, y de la dualidad a la unidad. En la relación de pareja descubrimos la esencia original del dos que esencialmente es uno.

En antiguas mitologías encontramos el ejemplo de deidades danzantes que expanden la vida con sus movimientos. Quizás la más representativa sea la de Shiva y Shakti, cuya danza representa las energías de lo esencial masculino y femenino en todos los fenómenos de la creación.

Para comprender nuestras relaciones desde una perspectiva cíclica y multidimensional veamos estas tres fases:

1. En la primera fase, dos personas se atraen y tratan de descubrir puntos en común. Este es el movimiento del dos buscando la unidad original, por ello esta etapa de la relación, lo que llamamos enamoramiento, siempre es entusiasta, creativa, y extática. Los dos seres se reconocen y sienten el gran flujo de energía circulando entre ellos viendo en el otro/a lo mejor de sí mismo/a.

2. En la segunda fase el movimiento nos aleja de la unidad y tiende hacia la separación, situándonos de nuevo en la dualidad: el uno se hace dos; otra vez dos seres distintos y separados que reflejan el uno para el otro, aspectos de la propia sombra en forma de diferencias, defectos y carencias, tanto propias como del otro/a. Cuando surge la ansiedad, la rabia y la frustración, entran en juego dos tendencias: Arraigarse en la autoestima y en las propias creencias, o sucumbir a la culpabilidad y la autodevaluación.

Se trata pues de regresar a uno mismo/a y tomarse el tiempo y el espacio para reflexionar y redefinir la propia identidad individual.

3. La tercera fase es el retorno a la unidad y la armonía. A través del previo proceso individual que desató egos y miedos, cada cual aprendió algo más de sí mismo/a y redescubrió su unidad; entonces, sea cual sea el nuevo paisaje, se ha situado en un punto más elevado de la espiral de la conciencia, lo que reduce la necesidad de volver atrás y repetir patrones destructivos. Como bailarines de emociones, podemos aprender a soltar y a moverse para no quedar atrapados en la energía densa y destructiva. Así quizás se pueda cuidar el núcleo común y mantener la relación como una base abierta a nuevos movimientos y niveles de experiencia.

TIPOLOGÍAS DE PAREJA

Las observaciones de por Wilhem Reich, ofrecen una interesante descripción de tres tipologías básicas de pareja:

1. La pareja fusional es la que tiende a crear unos lazos primitivos, casi prenatales, y genera una potente dependencia del objeto amoroso (compañero/a) en proporción al grado de carencia amorosa vivida durante la infancia. En la relación sexual priorizan el afecto a la pasión, siendo el eje fundamental de la relación el hecho de sentirse juntos, llenando vacíos y reparando simbióticamente las carencias primitivas.

2. La pareja fronteriza es aquella que está en permanente huida hacia adelante, envueltos en diversas formas de hiperactividad para no parar y para no encontrarse, evitando la posibilidad del encuentro real de sí mismos, con su núcleo de tipo obsesivo-depresivo o su vacío, y con las limitaciones que sienten en la relación de pareja.

3. La pareja neurótica, es la que se mantiene mediante sus múltiples intereses en común (económicos, emocionales, estatus social) en relación directa con los de consumismo, adaptación a lo convencional, evitación de cualquier conflicto, seguridad, etc.

La pareja neurótica se adapta a su entorno social con una rutina de apariencia, comodidad, acuerdos tácitos y aceptación que crean la forma de relación más “normal” de nuestra sociedad, pero que tiende a ir distanciando la comunicación y la intimidad, acomodándose en una dimensión de sucedáneos o acumulando tensiones hasta que algún tipo de crisis o enfermedad desate el atasco compartido.

Estas tipologías y estructuras personales —sean en cualquier grado psicóticas, fronterizas o neuróticas—, condicionan directamente las tendencias, las elecciones y nuestra forma de vivir la relación de pareja.

Conviene observar cómo transcurre y/o como manipulamos nuestros afectos y nuestra comunicación en el intento de satisfacer anhelos y carencias inconscientes, y también qué tipo de dinámicas restrictivas desarrollamos en nuestras parejas. Frecuentemente sin darnos cuenta, vamos asumiendo bloqueos y desamor y nos amoldamos resignadamente a las relaciones perdiendo el contacto con nuestra esencia y nuestros anhelos vitales, entreteniendo nuestras limitaciones y así fomentando una institución perversa.

Los patrones de dominación, control, apego y dependencia, han de ser liberados.

Si uno de los compañeros/as domina, controla o manipula al otro/a, genera frustración y rabia, y si no se expresa puntualmente, puede llegar a asumirse como un patrón habitual de la relación o acumularse hasta detonar en violencia. En las relaciones regidas por la comunicación y la franqueza los compañeros/as son conscientes de sus actos para no desempoderarse ni desempoderar al otro y hallan las maneras de motivarse mutuamente para que la relación sea estimulante, fluida y equitativa y no mantenida para compensar miedos o carencias. La pareja es un refugio y una entidad que brinda protección, amor, placer, satisfacción, complicidad, libertad y desarrollo personal a cada uno de sus miembros. Como hombres y mujeres reproducimos los dos principios cósmicos esenciales; el Yang, activo, centrífugo, expansivo, celeste, viril, que es la capacidad de acción masculina, y el Yin, pasivo, centrípeto, acogedor y materializador. Lo femenino recibe la energía del universo y la transforma en el sentimiento que estimula al masculino a emprender y concretar la acción.

Lo femenino representa la parte más inmutable y esencial y lo masculino representa el aspecto más mutable y existencial; así, cuanto una mujer se decante hacia su polaridad femenina, más monocéntrica será, y cuando el hombre se decanta a su polaridad masculina más policéntrico será. Estas son las dos características más representativas en el constante proceso de balance entre los aspectos masculino y femenino, y en el juego de tensiones complementarias que constituyen el proceso creativo del hombre y la mujer. Si los miembros de una pareja en su trayectoria relacional llegan a ser muy iguales o parecidos y permanecen en demasiada proximidad, conseguirán desequilibrarse y llegarán al hastío. Mantener el núcleo vivo de una relación implica un dinámico equilibrio de tiempos y espacios entre lo individual y lo colectivo, entre lo material y espiritual.

ALQUIMIA HORMONAL

“Tal vez haya entre los sexos mayor grado de parentesco o afinidad

que el que comúnmente se supone,

y la gran renovación del mundo consistiría

en que el hombre y la mujer *,

una vez libres de todo falso sentir y de todo hastío,

ya no se busquen mutuamente como seres opuestos y contrarios,

sino como hermanos y allegados”.

R.M. Rilke, poeta

* Aplicable a lo masculino y lo femenino como polaridad, en todas las formas o personalidades que estas se manifiesten.

Actualmente numerosas parejas se precipitan a la separación, mientras que en tiempos pasados las uniones matrimoniales se mantenían condicionadas por presiones sociales y por la dificultad de divorciarse. Aunque hoy existe mayor conciencia y libertad, el hecho de entrar y salir de una relación siempre comporta agitaciones emocionales, a menudo con pesadas cargas de impotencia, dolor y culpabilidad. Además de valorar las creencias y la moral con la que justificamos nuestros vínculos, también conviene considerar las causas netamente hormonales que condicionan los ciclos de las relaciones. En términos biológicos y evolutivos, los seres humanos en la etapa reproductiva estamos condicionados a expandir nuestros genes tan ampliamente como sea posible y proveer un ambiente seguro para criar nuestra descendencia. Tanto el hombre que se desenvuelve de forma más policéntrica, como la mujer que lo hace de forma más monocéntrica, ambos están proyectados para enamorarse, copular, concebir hijos e hijas, y después de cierto tiempo, repetir el procedimiento, con el mismo u otro amante. Generalmente, a las mujeres les atraen sexualmente hombres que reúnan potencialmente recursos prácticos y solvencia económico-paternal; sin embargo, el imperativo biológico de los hombres es la atracción por cualquier mujer fértil con características físicas o culturalmente deseables. Dicha tendencia del deseo varonil, siempre se autorregula según el nivel de consciencia y los principios éticos adquiridos en su cultura, pero biológicamente, el enamoramiento nos conecta a través de una generosa descarga de oxitocina y dopamina en nuestros primeros encuentros sexuales.

 

Gradualmente el resplandor de la oxitocina desciende y es cuando comenzamos a des-enamorarnos, y también se vuelve más difícil mantener una vida sexual excitante.

Es natural que la función sexual se apague después de un tiempo de haber cumplido su cometido tanto si es reproductivo como psicológico. Los dictámenes biológicos no necesariamente van a la par con las motivaciones afectivas, éticas y morales aunque influyen. Esto es evidente después del embarazo, cuando la mujer mantiene altos niveles de prolactina durante la lactancia del bebé, ha cambiado la conexión cariñosa con su pareja, y el sexo orgásmico es hormonalmente indeseable, pues sus lazos de oxitocina están con el bebé. A menudo esta situación conduce a la inestabilidad emocional, aunque las parejas conscientes encuentren las formas para mantener el cariño y las caricias adecuadas. Hay etapas en las que nos enfrentamos más a menudo con los síntomas del descenso hormonal y es cuando se tiende a encuentros sexuales más rutinarios y a percibir el lado ingrato de nuestras parejas y se incrementa la irritabilidad, la frustración y las emociones negativas como expresión de una cierta resaca biológica. Con el transcurso del tiempo, las parejas comienzan a perder interés en el sexo, e intentan activarse mediante algunos juegos innovadores para elevar el nivel de dopamina, explorando variantes y posiciones sexuales, interesándose por un nuevo amante, el intercambio de pareja, talleres de tantra, o incorporando cualquier plus o nueva adicción. A menudo todas estas variantes no acaban nunca de satisfacer, y subyace frecuentemente el deseo de separación. Muchas parejas al no compartir algún ideal o alternativa común que salvaguarde su identidad y al mismo tiempo sus comunes intereses, optan por la ruptura. Esta es una de las actuales causas de conflictos y daños colaterales de nuestra sociedad, por lo que conviene resituar el eros y el afecto en una saludable dimensión creativa, amistosa y trascendente y superar definitivamente el histórico sufrimiento y el desgaste que conllevan estos procesos.

Al integrar y armonizar las cualidades de amor erótico, devocional y compasivo, se trascienden todos los aspectos de la dualidad terrenal representada en el hombre y la mujer, como pareja humana.

ALMAS GEMELAS

Al final los amantes del amor serán uno.

La atracción de la pareja es el afán de reunir partes de un alma escindida. Un alma o llama gemela no es un regalo ni un evento fortuito, es el resultado de un proceso evolutivo que conforme a su calidad bioenergética, reúne a determinadas personas para seguir procesando, nutriéndose y trascendiendo. Los encuentros de almas gemelas parecen suceder como una conexión rápida, pero el encuentro que parece como predestinado es el resultado de una red de causas y efectos y de previos ensayos a través de anteriores relaciones. A menudo se cree que la unión con una alma gemela es una relación de total armonía y felicidad y aunque el sentimiento de estas almas afines sea de reconocimiento, confianza y bienestar, ello no presupone que la relación sea idílica, perfecta, ni especialmente romántica. Las circunstancias pueden ser tan afines como controvertidas, pero la relación de la almas gemelas constata rápidamente que sus puntos en común promueven la mejor versión de uno/a mismo/a y que sus diferencias ejercen una función de contraste, sanación y complementariedad con facilidad, sin presión ni prisa. Aunque puedan surgir momentos de requerimiento o asertividad, todo va a su tiempo y momento y la alquimia fusional de la pareja puede trascender la dualidad y generar un núcleo completo en sí misma.

Generalmente la energía de este núcleo se expresa más a través de proyectos creativos y humanistas que de reproducción biológica. Finalmente, el real y verdadero amor es altruista, hacia Dios, el Universo. La realización personal no es necesariamente dependiente de un amor personal, no obstante, existen relaciones de tal integridad física, anímica y espiritual en la que se realiza la unidad de las almas consortes. En un planeta de 7 mil millones de humanos, resulta difícil pensar que solo tenemos una única pareja ideal. Todas las personas estamos inmersas en una evolución dinámica que genera sus complementaciones en parejas, en amigos, en maestros, en amantes, en grupos, en constelaciones o en racimos de almas interdependientes que se van destilando y optimizando a través de sucesivas relaciones. Todos estamos trascendiendo y ascendiendo. Todas y todos merecemos amar y ser amados tal como somos, en cualquier forma o modalidad. La alquimia del “laboratorio cosmos” siempre tiende a generar relaciones de contraste, compatibilidad, de ascensión y de mejora.

Se cruzaron tu vida y la mía

dardos hacia la diana de nuestra lotería

¿Por qué se cruzan las vidas que se tocan y luego vuelven separarse?…

Un filón de suertes que se mezclan

Alquimia en el laboratorio Kosmos el doctor Noestamossolos.

Por respirar, por confiar de nuevo y volver a creer

Por confiar, por respirar serena y saber esperar

Renacerás. si no te empeñas en querer sufrir

Precioso tiempo tu vida ha de ser.

Manolo García, cantautor

Características de las almas afines o gemelas:

•Cuando esa persona está cerca te invade una sensación de paz y bienestar.

•Sientes magnetismo y placer en el contacto físico.

•Puedes ser tú cuando estás con esa persona, bajar la guardia y mostrar tus facetas más vulnerables y sinuosas. No necesitas esconder nada ni comportarte de forma diferente, él o ella es básicamente tu amigo/a.

•Has visto a esa persona en su peor momento y aun así la amas, puedes sentir y acoger su dolor.

•Reconoces valores y proyectos de vida compatibles.

•Dure el tiempo que dure la relación, reconoces que esa persona llegó a tu vida para darte una lección importante. Tú alma gemela está ahí para ser un maestro/a que removerá tus pasiones y reacciones más profundas y escondidas. Te cuestionará lo que necesitas aprender en cuanto a quien eres, lo que vales, lo que quieres y, lo más importante, lo que ya no quieres más en tu vida.

COMUNICACIÓN

La palabra comunicación está directamente relacionada con el concepto de comunidad. Comunicar es la capacidad de ser emisor y receptor, de relacionarnos y de vincularnos con las personas y el entorno, por ello en el origen de cualquier desorden, patología o violencia, reside un bloqueo de la comunicación que obvió u omitió algún dato relevante para el libre flujo de ideas y elementos necesarios para la armonía del sistema. Los maltrechos árboles genealógicos formados por insólitos vínculos y confusos parentescos, configuran estructuras familiares a menudo enfermizas y opacas, que transcurren con improntas traumáticas en sus relaciones.

Para aclarar situaciones dudosas no hay más que restablecer la comunicación (común-unificación) y expresar lo que uno siente, intentando responder sin reaccionar a la defensiva, al camuflaje o al contraataque, sino a través del diálogo y la empatía que facilita la comprensión y el posible consenso.

Durante los distanciamientos que conllevan las crisis, a menudo confiamos que el tiempo lo olvida y cura todo, sin embargo, es evidente que por los caminos no transitados prolifera la vegetación y se desdibuja la senda, pero las causas del problema pueden persistir indefinidamente trasladando sus derivados patológicos en posteriores relaciones de nuestras vidas, incluso a través de generaciones.

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