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Historia de Teruel

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SEGUNDA PARTE

Capítulo primero

Situación de la moderna ciudad de Teruel. – Sus barrios. – El escuche del Molino nuevo. – Los ríos, puentes, vega, ermitas y demás alrededores de Teruel

Asentada sobre una meseta o altura de bastante consideración en la carretera de Zaragoza a Valencia y a la izquierda del río Turia, se halla la Ciudad de Teruel, capital de la provincia del mismo nombre, cuyos viejos muros, en parte desmoronados, atestiguan su respetable antigüedad.

Cual centinelas que la guardan, tiene a su rededor los ocho barrios siguientes: 1.º el de San Julian, así llamado por una antigua ermita de su nombre, denominada hoy de San Antonio Abad, en cuyo día celébrase allí una fiesta al fin de la cual, los labradores con sus bien enjaezadas caballerías dan carreras por el camino de Valencia que atraviesa el barrio. 2.º el de las Ollerías, porque en él están las alfarerías que proveen a Teruel, y a muchos pueblos de la provincia y de fuera, de cántaros, ollas, jarros, baldosas, ladrillos y demás objetos de tierra cocida, tierra que con abundancia le proporcionan los cerros vecinos. 3.º el del Arrabal, próximo al anterior y a la parte alta de la ciudad. 4.º el de las Estaciones, nombre que recibe de las cruces y escenas de la Pasión que se hallan hechas en baldosa sobre pedestales de ladrillo en el camino del cementerio17 5.º el de las Cuevas, denominado así a causa de las que había en la antigüedad habitadas por los moros, y convertidas hoy en casas de mediano aspecto, habiendo alguna que otra cueva que revela bien lo que fue especialmente la marcada con el número 114, que se encuentra a la derecha del camino que desde el molino viejo conduce a Capuchinos por detrás de la casa de Beneficencia. 6.º el del Cármen, que comprende las casas de campo que hay desde la cárcel pública hasta algo mas allá de la ermita de aquel título, sita en la carretera de Zaragoza. 7.º el de San Francisco, así llamado del ex-convento de este nombre. Y 8.º el barrio de la Florida; sin duda denominado de este modo por formarle las casas que se encuentran en la vega, desde el paseo del Obalo hasta el Molino nuevo; frente al cual, en la ribera izquierda del río, y subiendo a una pequeña altura dejando a la izquierda la torre o casa de campo del Sr. Arcipreste Don Martín Sanchez, está el llamado por muchos, Escuche del Molino nuevo, porque efectivamente, levantando allí algo la voz, vuelven a oírse con muchísima claridad las palabras pronunciadas, como si otra voz las repitiese en el sitio de enfrente por donde pasa la carretera de Cuenca, entre cuyos dos puntos hay una distancia bastante regular.

Al hablar de los ríos debemos citar el Guadalaviar, o Guadi-Albiar, el Alfambra o Alhambra, tierra roja y el Turia: el primero, que significa río blanco, lleva sus aguas con aquel nombre hasta mezclarlas con las del segundo, y desde esta unión siguen las aguas por toda la vega, formando el río Turia. Antes de llegar a San Blas, pueblecito distante una hora de Teruel, hay un puente de piedra sobre el río Guadalaviar, y antes de encontrarse con el Alfambra, se ve una acequia cuyo alcantarillado no queda duda que fue obra de arquitectura árabe: sobre el Alfambra, hay un puente de piedra, llamado del Cubo, que da paso a la carretera de Zaragoza, cerca del cual se construye ahora una ferrería: sobre el río Turia se encuentra, siguiendo la corriente un hermoso y sólido puente de hierro, obra que data del año 1867, sirviendo de paso a la carretera de Cuenca, y mas abajo hay otro llamado de Tablas: también debajo de los Arcos hay otro puente de madera denominado de la Reina, por el que pasa la carretera de Alcañiz.

Los ríos citados riegan la vega de Teruel, vega pequeña pero muy bien trabajada: los campos, huertos y viñas que se hallan al rededor de la ciudad, presentan en determinadas épocas del año un alegre panorama.

Además de la Iglesia-ermita del ex-convento de Capuchinos, donde estuvo la antigua ciudad y donde además de un batán hay varias casas y una buena fábrica de bayetas que hoy está cerrada; se encuentra en la carretera de Zaragoza la ermita de Ntra. Sra. del Cármen, y en el barrio de San Julian la de San Antonio Abad; antiguamente junto al portal de Valencia había un pequeño cerro en cuya cumbre se elevaba una bonita ermita llamada de San Redentor, a la que el día de Santa Cruz de Mayo iba el clero de la Catedral y después de bendecir desde allí los términos, se celebraba con este motivo una fiesta muy solemne: en la carretera de Alcañiz y a la vista todavía de Teruel, se ve el llano de San Cristóbal, donde antes estuvo el Fonsal o cementerio de los judíos18: se llama de S. Cristóbal, porque había una ermita dedicada a este Santo, en cuyo día los teruelanos iban a ella en animada romería y se corría ensogado y embolado un toro llamado El Toro de la Ciudad, que llevaba una estrellita en el testuz y una mantilla con toretes y estrellas bordados.

Los alrededores de Teruel dan a entender claramente al observador, que allá en tiempos estuvo todo cubierto por las aguas de un gran lago, pues aparte de otras pruebas, encuéntranse multitud de impresiones de yerbas, peces, caracolillos etc. etc.: en cuanto a lo demás por allí se encuentra tierra arcillosa, por allá canteras de piedra, por acullá depósitos de piedra de yeso, y por do quiera vetas de turba, de donde tal vez algunos dieran este nombre a Teruel, cuyos contornos así como casi todo el terreno de la provincia, encierra en sus entrañas riquezas inmensas, del reino mineral, que sin lugar a duda hacen en esto a la provincia de Teruel la mas rica de todas las de España. ¡Sensible es que no se esplote mas! ¡Lástima que el proyectado ramal de ferro-carril de Calatayud a Teruel, no se lleve a cabo, para facilitar esa esplotación y animar la vida de la capital y de sus pueblos!

Capítulo II

Aspecto esterior e interior de Teruel. – La puerta de San Salvador. – La de la Anda-quilla. – La de la Traición. – El auto de fe. – El Acueducto de Teruel

Vista por fuera la ciudad de Teruel admira por su posición soberbia y por la magestad de sus altas y moriscas torres coronadas de caprichosos arabescos y levantadas sobre arcos que por su pie abren paso a la calle con pintoresca osadía.

No tan bella parece la ciudad en su interior, antes bien produce una impresión algo desagradable lo empinado de sus cuestas, lo tortuoso de muchas lóbregas calles, y el mezquino y ruinoso aspecto de sus edificios, entre los cuales descuellan por su solidez y grandes proporciones, ya que no por su artística belleza, la casa de la Comunidad y el Seminario, edificios situados el primero en la antigua plaza de la Marquesa, ahora de la Libertad, y el segundo en la plaza de su nombre dando ya fuera de la ciudad.

La distribución interior de las casas, es antigua y de poco gusto, ofreciendo por lo general en su esterior un aspecto poco ventajoso y sin ningún orden arquitectónico: en los últimos años, sin embargo, se han mejorado y cada día se mejoran mas algunos edificios, y se construyen o se reedifican otros, según el gusto moderno.

No se busque en Teruel, ni tampoco en su provincia, los nuevos adelantos de la industria y del comercio, ni los goces refinados de la civilización moderna: pero bastante pureza de costumbres, nobleza de carácter, franca hospitalidad mezclada con alguna rudeza y pueblos esencialmente agrícolas, eso si se encontrará.

De las siete puertas que antes daban entrada en Teruel, solo hoy están en pie las tres siguientes:

1.ª La de San Salvador, nombre que recibe del templo y de la calle a que da paso; es toda de piedra y de gran solidez y se cree fue construida muy poco después de la fundación de la ciudad.

2.ª La de la Anda-quilla, hecha en la misma muralla, y cuyo nombre, según algunos, procede de que cuando D. Diego Garcés de Marcilla, llegaba a Teruel montado en una jaca la noche en que se cumplía el plazo de espera dado por su amada D.ª Isabel de Segura, al entrar por aquella puerta oyó la primera campanada de un reloj que daba las once y que D. Diego creyó las doce, y entonces hincando la espuela a su cabalgadura para llegar a tiempo a la casa de Isabel, dijo a su escudero: «Camacho perdidos somos» y a la jaca «Anda, jaquilla,» palabra que corrompida hoy la pronuncia el pueblo «Anda-quilla

3.ª La puerta de la Traición,19 situada junto al sitio que por la parte de la ciudad empieza el acueducto: la traición conserva sin duda ese nombre, a causa de haber penetrado por ella llevándolo todo a sangre y fuego, las tropas de D. Pedro I de Castilla (el Cruel o el Justiciero), durante la guerra de los nueve años: no faltó denuedo a los teruelanos para defender sus hogares: por espacio de nueve años sostuvieron las embestidas de los ballesteros castellanos y no les intimidaron la ruina y mortandad que producían las enormes piedras que desde fuera lanzaban las bombardas. Rindiose Teruel, según dice el P. Traggia, el día negro de Santa Cruz – 1365 – Miércoles al medio día por tracto malo et falso.

 

Siguiendo la muralla en la parte mas alta del Tozal20, se hallaba la puerta de Zaragoza, porque antes empezaba desde ella el camino que conducía a dicha ciudad: entre ambas puertas hay una pequeña planicie, en la cual el día 7 de Enero de 1486, tuvo lugar un auto de fe: fueron allí quemados por heréticos o judaizados, nueve vecinos de Teruel, siete hombres y dos mugeres: desplegose fúnebre e inusitada pompa para el cruento espectáculo: escoltados por mucha gente armada de a pie y de a caballo llevaron a los presos por la carretera de la cárcel, desde las casas llamadas del Arzobispo, hasta la plaza llamada del Mercado, en la cual habían erigidos dos cadalsos: subieron al uno el inquisidor y sus ministros con trages negros; ocuparon el otro las víctimas con sambenitos amarillos y mitras de color negro: después de una arenga que les dirigió el inquisidor, leyose a cada uno su proceso y deposición de testimonios, y luego llevados a la planicie mencionada, y en la era de Pero Pancha fueron quemados en las grandes hogueras que al efecto se habían encendido.

He aquí los nombres de los condenados: Jaime Martínez Santangel, mayor; Francisco Tristán, mayor; Francés de Puigmija; Diego de Toledo; Pero Pomar, mayor, Jaime Pomar, su hermano; el notario Joan Sanchez De xarch (a) el Royo; la muger de Ferrando Rám y la de Gil de Gonzalvo Roiz.

Algunos meses antes de este suceso, del que el cronista, testigo presencial, dice con ingenua conmiseración, que era piedad ver una cosa tan nueva en Teruel, algunos meses antes, decíamos, el 30 de Agosto de 1485, habían sido también quemados en la plaza del Mercado, Berenguer Rám; Gonzalvo Royz, mayor; su hijo Gil de Gil Royz, y Violante de Santangel, su muger. La mayor parte pertenecían a las familias mas distinguidas de Teruel, especialmente la de los Santangel, que era una de las mas poderosas y opulentas.

El Acueducto de Teruel, o los Arcos, como le llaman comunmente, es uno de los monumentos mas notables por su construcción y por el buen servicio que presta a la población: junto a la puerta de la Traición se levantan los esbeltos arcos que le forman: en el año 153721, el insigne arquitecto Pierres Bedel empezó a fabricar esta escelente obra que se hizo para conducir el agua de una fuente que dista media legua de la ciudad para el abasto de esta: fue preciso taladrar un monte de piedra picada, con el fin de que en dicho trecho reposase el agua; coronando esta obra al remate de ella, para pasar un valle, con ocho arcos de tanta altura y maravilloso primor, que se tiene por obra de las mas admirables de España: tiene cada arco de concavidad noventa y cuatro palmos geométricos y costó mas de cincuenta mil escudos.

En la parte del suelo del barranco hay dos grandes arcos, y encima de estos hay seis, por cuya parte superior atraviesa el cauce del agua para surtir las fuentes de la capital; el punto de donde arrancan los seis arcos sirve de puente para pasar al camino y barrio de las Estaciones.

Dicho acueducto, pertenece a la clase de los aparentes, está construido con grandes piedras sillares, la canal por donde va el agua está revestida interiormente de un cimiento muy duro, los arcos están sostenidos por seis pies derechos y sobre el punto de donde salen los pilares del segundo orden, hay grandes almohadillados que contribuyen a hacer mas admirable el acueducto y a dar mas solidez a la obra.

Dejando a la izquierda el barrio citado poco ha, encuéntrase otro arco sólido pero de poco gusto que da paso al agua que vá por el acueducto descrito, y siguiendo adelante, cerca ya del cementerio se halla una fuente de un caño sobre del cual se lee: Desde este punto a la mina del Collado se varió la cañería y se colocó de hierro: – año 1866.– Efectivamente desde este sitio sigue la cañería, y pasan por debajo del Collado o cerro de Santa Bárbara, al depósito de donde parten las aguas para recorrer todo el trayecto que desde el acueducto hemos venido recorriendo.

Capítulo III

Las Calles, las Plazas, las Fuentes y los Algibes de Teruel

Las calles de Teruel son por lo general estrechas, tortuosas y medianamente empedradas, pero muchas hay muy aseadas y algunas con alcantarillas: para el sistema de las calles puede considerarse la ciudad dibidida en dos partes; por la del Salvador que unida al Mercado y calle del Tozal, corre de E. a O. formando una línea semicurva desde la puerta del Salvador a la antigua de Zaragoza. En el lado izquierdo de esta línea hay veintisiete calles; la mayor parte en línea recta y paralelas entre sí, distribuidas con bastante regularidad, siendo las principales la del Seminario, por que conduce a la plaza donde está este establecimiento: antes se llamaba de Acuavera por vivir en ella una de las mas antiguas familias de Teruel; la de los Amantes, porque allí habitaron estos y sus familias; antes se llamó de Ricos-Hombres, por las familias nobles que en ella vivían y en cuyas casas se ven todavía los escudos de armas: la de S. Juan que conduce a la plaza de su nombre: la de los Mártires, por haber vivido en ella los compatronos de Teruel, San Juan de Perusia y San Pedro de Saxoferrato: la de Francés de Aranda, en memoria de este ilustre y caritativo personaje; también se llamó esta calle la de la Pescadería, porque antes era el único punto donde se vendía el pescado: la de Santa María, así llamada porque conduce a la Catedral conocida antiguamente por «Iglesia de Santa María de Media-Villa» a causa de que ocupaba precisamente el centro de la villa de Teruel: en esta calle, al buscar tierra firme para levantar el cimiento de la casa de Lagasca, se encontró a unos treinta metros de profundidad un espacioso subterráneo sostenido por columnas de piedra; la parte de un lado parecía baño árabe, y la del otro que se dirigía hacia la plaza del Mercado, tenía a una distancia regular, cavidades largas a manera de pesebres: se cree con fundamento ser todo esto obra de moros, y mas si se fija la atención en una pequeña mezquita que hay casi debajo y delante de la fuente de la plaza del Mercado, con la que tal vez se comunicaba el subterráneo encontrado en la casa de Lagasca: todavía hay personas en Teruel que en tiempos de la guerra estuvieron en dicha mezquita, ya casi desconocida.

Plazas, Fuentes y Algibes. Se encuentran catorce plazas en Teruel, la Mayor o del Mercado, cuya figura es un polígono, tiene quinientas treinta y siete varas cuadradas y soportales en sus contornos bien pavimentados: en esta plaza se ven las principales tiendas de comercio y fuera de los soportales el abundante mercado de artículos de consumo de todas clases y diferentes puestos, que se llaman paradas: Valencia, Sagunto y otros puntos surten a esta población de cuanto se cría en aquellas fértiles huertas y de todo lo demás que necesita: hubo un tiempo en que en la plaza de que tratamos se dieron corridas de toros, a las que asistían muchísimos espectadores habiendo llegado a pagar a media onza el asiento en uno de los espaciosos balcones que todavía existen: en ella está también la antigua casa de Ayuntamiento, desde cuyo balconage dirigieron la palabra al pueblo teruelano por diferentes veces, los que después fueron mártires Fr. Juan y Fr. Pedro de Pisa, con el fin de calmar los ánimos, pues a consecuencia de la trágica muerte de los Amantes, del dolor y lástima pasaron las circunstancias a la ira, volviendo a recrudecerse los bandos y parcialidades que dividían la población principalmente entre los Muñozes, Garceses y Seguras, quienes hubieran acudido a las armas a no mediar con su palabra aquellos venerables religiosos.

Casi en medio de dicha plaza hay una antigua fuente de construcción irregular, que tiene cuatro caños de agua la que va a parar a un pilón tal cual ancho: en el centro se eleva una columna, sin mérito alguno artístico y en su parte superior hay un toro que le sirve de adorno: al pie próximamente de esta fuente,22 hay una piedra que cubre una angosta escalera que da a un recinto fuerte y abovedado, parecido a una mezquita de la cual nos hemos ocupado poco ha. Cerca de allí debajo del pavimento, hay tres algibes, que, según un manuscrito conservado en la Academia de la Historia, Colección del P. Traggia, tomo XIX,23 los comenzó a obrar en el año 1375, el Sr. Castellan de Amposta, et después día domingo a 30 días de Octubre, faciendo hi una almoneda de D.ª Juana de Alcañiz, sumiose la cubierta del uno con veinticuatro homes et cuatro mullieres, y no escapó mas de uno.

La plaza de la Marquesa, (ahora de la Libertad), es de figura cuadrilátera de cuatrocientas veinte varas de superficie: está decorada con las fachadas de la Comunidad y la de la Marquesa de la Cañada, con una fuente pública en el lado del Oeste.

La de la Catedral, es un polígono de trescientas ochenta y nueve varas de superficie con una fuente en el costado del Norte, y las fachadas de las casas consistoriales y la Catedral. La de Santiago, de figura cuadrilátera con sesenta y seis varas de superficie, y una fuente al lado del Oeste. La del Seminario, figurando un polígono de cuatrocientas treinta y seis varas, está decorada con el frontispicio del Seminario conciliar de quien toma el nombre. La de San Miguel, de forma cuadrilátera con setenta y dos varas de superficie. La del Paseador, que tiene ochocientas veintitres. La de Bolanár, treinta y ocho. La de San Andrés, cincuenta y siete con una fuente en medio. La del Tremedal, de ciento treinta y cinco varas. La del Gobernador, de forma cuadrilátera y de ochenta y siete varas. La de San Juan, de ochocientas treinta y ocho, llamada así del templo que hay en ella. Las dos primeras corridas de toros que se celebraron en Teruel con motivo de unas fiestas reales por Fernando VII, diéronse en esta plaza, habiéndose invertido una cuantiosa suma en madera para formar tendido y cerrar la plaza: en ella se encuentra la antigua casa de los Barones de Escriche y el Hospital, del que nos ocuparemos mas adelante.

 

Por último la plaza de la Judería, de trescientas sesenta y siete varas de superficie: se llama así por que en ella y en algunas calles vecinas habitaron los judíos, quienes por la noche cerraban con grandes puertas el barrio que ocupaban, en el que todavía existe la casa donde residía el caudillo, y que mas tarde ocupó el Rey D. Alonso; siendo digno de particular mención el techo de madera de la habitación principal por sus notabilísimas pinturas de figuras, monstruos, sierpes, toros con estrella y alguna que otra representación quimérica, pinturas que han llamado estraordinariamente la atención de cuantos curiosos y amigos de antigüedades han ido a examinar aquella casa, hoy ocupada por la honrada familia de un tejedor. Tenía comunicación con un torreón de piedra llamado castillo de Ambeles, que hay en el paseo-ronda de este nombre, y que, según voz común, había a su pie una puerta por la que subterráneamente se podía salir al cerro de Santa Bárbara que está en la sierra vecina, dándosele aquel nombre porque dicha Santa tuvo erigida allí una ermita: cerca de ella hay una cueva de regular profundidad, que por tener tres agujeros para entrar, se conoce por la Cueva de las tres puertas.

17En este mismo camino encuéntrase en una casa una ventana verdaderamente morisca, y otra existe también en la calle del Mercado casi frente a la puerta falsa del templo llamado de San Salvador.
18Debió estar en el camino de las Estaciones donde hace pocos años se encontraron restos de sepulturas antiguas.
19El pueblo la llama de San Miguel, por estar cerca de este templo.
20Tozal, lugar alto y eminente.
21Nos referimos a la Memoria que se conserva en el archivo municipal de Teruel.
22En los alrededores de Teruel están las llamadas de Atarazanas, la del Orispo, la de Mosen Morante, la de la Fuenfresca, la del Gallo, la de los Fabianes, la del Chorro, la del puente de hierro y otras.
23Este manuscrito se titula: Libro que trata de la fundación de Teruel y las cosas numerables y señaladas que desde entonces han acaecido.». Este libro lo copió el P. Traggia, a fines del siglo pasado, en la librería del convento de Santo Domingo de Teruel; estaba casi completo, puesto que solo faltaba una hoja comprensiva de los años 1525, 26, 27 y principios del año 1528. El manuscrito que vio el P. Traggia en Teruel, debió ser copia del Libro de los anales, que aun se conserva en el archivo del Ayuntamiento, pero sin duda la conservada en el convento de Santo Domingo debió sacarse antes de que se perdieran las hojas que ahora faltan al original, que está mucho mas incompleto que la copia.