Diario de un adolescente precoz colombiano

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Loe katkendit
Märgi loetuks
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Íbamos camino a la habitación, William vio un baño, me tomó de la mano y nos metimos allí, no más entrar William, de nuevo me besó, de tal forma que nos pusimos calientes y yo me dejaba llevar porque me gustaba todo él.



Cuando se quitó la camisa pude ver su cuerpo perfectamente marcado y un gran pectoral, era velludo, pero le gustaba pasarse la máquina, así que lo tenía muy bien cuidado, yo era un chico aún con cuerpo de niño, pero me besaba todo el cuerpo, me decía que adoraba mi cuerpo de niño, pero cuando me sacó la polla, no pudo contenerse y me empezó a mamar de una forma bestial que me puso tan caliente que deseaba follármelo, luego se acabó de quitar toda la ropa y pude ver que su polla era igual que él, perfecta, larga, gorda y con un hermoso capullo.



Empecé a chupársela y luego levantó la pierna dejando ver su ojete y también se lo mamé, sin duda tenía un gran culo, todo él era perfecto y sobre todo muy sexual, teníamos eso en común, empecé a demostrarle que también tenía lo mío, cogí la toalla del lavamanos, la puse sobre el suelo y me tiré en posición perrito para que pudiera chuparme el culo también, hacía calor, sudábamos como bestias, pero también nos chupábamos nuestro sudor, era todo tan excitante porque nos gustábamos muchísimo.



Pero no aguanté y William puso una pierna encima de la tapa del sanitario, se puso saliva en el ojete y me dijo: “Métemela”, pero yo quería seguir chupándole el culo, me arrodillé y se lo chupé, pero mi polla no podía más, me paré y empecé a metérsela, empezaron a tocar la puerta, pero no nos importó, tanto que seguimos y no prestamos atención.



Me lo follé por todo el baño, pero al final me tiró al suelo encima de nuestra ropa, él se sentó en mi polla y se la folló de tal forma que me corrí dentro y mientras lo hacía pude sentir su corrida caer por mi cuerpo, hasta el punto que la recogí con mi mano y me la empecé a chupar.



Quería sentir su sabor, él solo cogió y me besó. Quedamos tirados en aquel suelo alrededor de diez minutos, abrazados, besándonos, dejando que nuestros cuerpos descansaran, pero al rato nos pusimos de pie y empezamos a limpiarnos y a acomodarnos para poder desocupar ese baño.



Después de casi una hora encerrados, salimos y todos nos estaban mirando, William me cogió de la mano, me llevó hacia la puerta y salimos. Ya en la calle me pidió mi número de celular y yo el suyo, paró a un taxi, me montó, me dio dinero para que pudiese pagarlo y seguimos cada uno nuestro camino.



Al llegar a casa de Aracelly, ella estaba preocupada e incluso la tía Carmen que era su hermana mayor y Dora estaban hablando, cuando vieron que llegué, no podía ocultar mi felicidad, pues por primera vez sentía que me había enamorado y estaba deseando volver a ver a William, Dora al ver mi cara dijo “Esa cara puede ser por dos razones, plata o que acaba de follar”, yo la miré, ella a mí y dijo: “¡Ah! Hijoeputa* acaba de follar” y todos se pusieron a reírse de mí.



Los días pasaron y William nunca llamó e incluso cuando salía de estudiar me quedaba esperando por si lo volvía a ver, pero jamás volvió a pasar, un día cuando me cansé de esperar, cogí mi autobús me senté y por la ventanilla pude ver que estaba saliendo de una peluquería de un estilista muy conocido, Jairo Jaramillo.



Al día siguiente pasé por al lado y pude ver que William estaba allí trabajando como estilista, pero no quise dejarme ver para que no se sintiera perseguido por mí y mucho menos sintiese que estaba loco por él. Así lo hice muchas veces, hasta que un día me vio al salir, pero me hice el tonto y disimulé que estaba esperando mi autobús, él se acercó, me saludó y pudo notar que me estaba derritiendo por él, me pidió que le acompañara, ya que tenía que ir a estudiar.



Por el camino no pude contenerme y le confesé que estaba enamorado de él, que me encantaría conocerle más y que no solo fuera para sexo y que si él me daba la oportunidad, podría ser su novio.



Me miró, se sonrió y me dijo que él sabía que yo era menor, que me tocaba madurar y conocer más, para saber que todo no era tan fácil en la vida. Se despidió y me dijo que luego me llamaría, entró en su centro de estudios, yo quedé destrozado y seguí mi camino, porque tenía que ir a dormir para ir a trabajar.



Seguía trabajando y pensando en William, había algo en Sameco que ya no me interesaba, sabía que allí todos me utilizaban y empecé a sacar plata para así poder tener algo más de dinero, cogí el vicio de fumar cigarrillos, porque era lo único que me quitaba el estrés, me estaba volviendo un chico amargado y oscuro, porque mi vida no daba ningún giro y a la única persona que se había interesado en mí, no le preste atención y la que a mí me gustaba, no quería nada serio conmigo.



Aracelly estaba muy preocupada y Diego también, porque querían saber qué me pasaba, pero no me sinceraba con ellos, porque no podían resolver mis problemas, simplemente no era nada para ellos. Una tarde sonó mi celular, era William, me estaba invitando a pasar el domingo con él en su casa, me invitó a comer y me preguntó que cuál era mi comida favorita y le dije que los espaguetis.



Esa semana estaba muy feliz, porque estaba deseando que llegara el domingo, trabajé muy bien e incluso fui al Centro Comercial a comprarme nueva ropa, porque quería verme muy bien para William. Ese domingo no trabajaba, ya que Aracelly se rotaba los domingos con su hermano Hernando, para que solo trabajara uno y reponer un poco las ganancias, así que todo iba a salir bien, le dije a Aracelly que ese día iba a pasar la tarde en casa de un amigo viendo películas, que llegaría en la noche y no me puso ningún problema.



Por fin llegó el domingo, desde que me desperté, me levanté feliz y empecé a organizarme para estar preparado, pero Aracelly quiso joderme, se puso a hacer limpieza en la casa y me tocó ayudarla, no quería que saliera, pero le dije que yo le había dicho que iba a salir, que no tenía ningún problema en ayudar, pero que a las 13:00 de la tarde tenía que irme. No le gustó, pero no me importó, no iba a permitir que me estropeara mi cita.



William llamó a las 11:00 de la mañana para confirmar y me encantó, se veía que era un chico atento y que se preocupaba, en la llamada me había dicho que estaba deseando verme y eso me dejó aún más feliz, a las 12:30 de la tarde había terminado de hacer todo lo que Aracelly me había pedido, así que no tenía ningún pretexto para retenerme, me duché y me preparé para salir de la casa a las 01:00 de la tarde.



Prados del Norte, donde yo vivía, estaba cerca de San Antonio, que era donde vivía William, habíamos quedado en el sitio donde nos habíamos cruzado miradas por primera vez, así que bajé del taxi y cuando me vio, me llamó y dijo que cruzara a la calle Cinco, porque allí estaba su casa.



Yo estaba muy elegante pues había comprado ropa e incluso tenía perfume nuevo, William salió en sandalias, pantaloneta y una camisa, le vi simplemente guapo. Al encontrarnos, me abrazó, me besó, dijo que estaba muy guapo y que olía muy rico, me sonrojé, le dije que estaba así por él, nos reímos y entramos en el edificio donde vivía.



Al entrar, vi que era un apartamento sencillo y con muebles antiguos, nada de lujos, en el salón había una foto de un chico acompañado de otro, me informo que eran su jefe y su pareja, que no estaban, así que teníamos toda la casa para los dos solos.



Él trajo una copa de vino y nos sentamos en el salón con algunos pasabocas*, mientras hablábamos de nuestras cosas, lo típico para conocernos más, pero no pudimos aguantar y en medio de la conversación nos besamos muy apasionadamente mientras nos tocábamos.



Pero él debía preparar la comida, así que tuvimos que parar e ir a la cocina, pero estábamos en ropa interior, él dijo que quería cocinar desnudo y yo le dije que no tenía ningún problema, también me desnudé y le acompañé a la cocina para ayudarle con la preparación.



William tenía un cuerpo perfecto y no podía evitar acariciarle y ponerle la polla en el culo cuando me daba la espalda, luego le subí sobre la mesa que había dentro de la cocina, empecé a chupársela y besarle todo el cuerpo. William me despertaba esas ganas y no podía parar, le encantaba, se abría de piernas para que yo pudiese llegar a donde yo quisiera.



Estábamos los dos muy calientes y el agua para la pasta estaba hirviendo, William se paró para echar la pasta, aproveché y empecé a metérsela, le encantaba mi polla, porque se la dejó meter e incluso le empecé a follar y se dejó, preparando la salsa boloñesa y teniendo sus manos ocupadas yo estaba detrás follándole.



Me corrí cuando vi que su polla estaba corriéndose sin tocarla, solo porque le estaba follando el culo, pero yo seguía con la polla dura y seguíamos morboseando* en la cocina y besándonos, no sé cómo, pero la salsa se terminó de hacer e incluso quedó deliciosa.



Al terminar de hacer la pasta, encendió la TV y arregló la mesa, incluso seguíamos besándonos y tuvimos que parar para comer, fue la mejor pasta que había comido hasta ese momento, estaba encantado y no podía parar de decírselo e incluso me atreví a decirle que le amaba, él no decía nada y sonreía.



Terminamos de comer y tomamos el postre, él había preparado antes postre de tres leches y nos lo pasábamos de boca a boca, nunca había hecho eso, pero de él lo aceptaba todo y al terminar nos duchamos juntos. Nos enjabonábamos el uno al otro y me dio ganas de orinar e iba a salir al sanitario, pero él me dijo que le orinara a él.



Me sorprendí nunca pensé que a alguien le gustara que le orinaran, pero le complací, pude ver como se arrodillaba en aquella ducha y empecé a orinarle por su cara, hasta que cayera por todo su cuerpo e incluso se atrevió a beberse mi orín. Estaba alucinando, era algo nuevo y le pedí que me lo hiciera él a mí también.

 



Me dijo que se le decía lluvia dorada y cuando se levantó pude sentir el olor de su orina y no me importó, le besé, le abracé, para mí era suficiente estar con él, cuando me arrodillé, pude sentir la sensación de su orina caer por mi cuerpo, no sé por qué me gustó esa sensación, seguro era porque sentía algo por él.



Nos quedamos un momento con nuestros orines y nos besamos sin cansarnos, luego nos duchamos y mientras lo enjabonaba sentía como su polla se ponía dura de nuevo, le pedí que me follara y mentí diciéndole que iba a ser mi primera vez, él dijo que estaba encantado de follarme el culo.



Nos fuimos a su habitación cogidos de la mano, cuando llegamos nos acostamos juntos, de nuevo seguimos besándonos y acariciándonos como si fuésemos una pareja, me decía al oído: “Niño usted me encanta, eres precioso” y yo respondía: “Seamos pareja, no quiero perderle nunca y no quiero que seamos solo un polvo”, él respondió sonriendo: “Por lo menos llevamos dos” y soltamos a reír. Cada vez que sonreía me enamoraba más, su gesticulación era única y me producía ternura.



Pero no podía aguantar las ganas de tener su polla en mi culo y tuve que decirle que me follara, así que me cogió el culo y empezó a chuparlo, luego de un momento me la puso en mi ojete. Su polla y mi culo estaban predestinados a estar juntos, fue ponerla y mi ojete, se dilató al instante, permitiendo que entrara de lleno hasta el fondo.



Se sorprendió y me dijo: “Ese culo no es virgen” y para sostener mi pequeña mentira dije: “Sí, solo que me tienes deseando meterme esa polla”, pero no hubo ningún problema y me besó teniendo la polla dentro, me estaba tratando con mucho cariño, me tenía tan caliente que forcé a que se volteara* y que fuese él, el que estuviese acostado en la cama sin sacarla, quedé encima de él y empecé a follármela.



Podía sentir como sus huevos tocaban mi culo, empecé a follarme su polla tan fuerte, que él vio que estaba disfrutando, la sacó y me tiró a la cama boca abajo y empezó a embestirme tan fuerte, que restregaba su cuerpo sobre el mío, estábamos disfrutando mi papel de pasivo e incluso me dijo al oído: “Que como pasivo me superaba”, nos levantamos, me apoyé sobre la cama y siguió follándome.



Estábamos muy calientes, le pedí que me echara la leche en mi culo y pude sentir como se corría, dejó salir la leche sobre mi ojete y luego volvió a meterme la polla con su leche, provocando un placer en mí de correrme al momento.



Habíamos terminado agotados, él tomó pañitos húmedos, se limpió, luego me limpio a mí besándome cariñosamente, dejó los pañitos en el suelo, fue a la cocina y me trajo la merienda para recuperar energía, luego nos quedamos acostados en la cama abrazados viendo la TV.



Estábamos disfrutando muchísimo, permanecimos varias horas abrazados, jugando, haciéndonos alguna que otra broma, pero de broma en broma nos colocamos de nuevo cachondos, él no sabía qué le estaba ocurriendo conmigo, pues se ponía muy caliente y su calentura me ponía muchísimo, no podíamos evitar que nuestras pollas se relajaran y nos tocó volver a follar, pero esta vez lo hicimos tranquilamente en la cama.



Primero me folló él, me acosté de lado, me abrazó y me la metió delicadamente mientras me besaba el cuello y me abrazaba, luego la sacó, se puso de lado y quería también que le follara yo, intenté hacerlo cariñosamente, pero soy mucho más salvaje follando y cuando se la metí, después de hacérselo delicadamente, le follé muy duro, no se quejó y se corrió de nuevo, pero no le solté hasta que me corrí en su culo.



Se me había pasado el tiempo, cuando miramos la hora, eran las 09:30 de la noche y ya era momento de prepararme para irme. William me pidió que me quedara a dormir, pero tenía que trabajar y lo comprendió, sabía que vivía en una casa que no era la mía y debía ser responsable. No podíamos dejar de besarnos, no queríamos separarnos, deseábamos quedarnos así, pero llamé a un taxi y él me acompañó a la puerta.



Los días pasaron y cada vez que le llamaba no me contestaba y cuando lo hacía me decía que estaba ocupado, así varias veces, estaba muy triste porque pensé que él también sentía lo mismo que yo, pero no fue así y no quise volver a molestarle.



Un día llamé a mi madre y me dijo que se venía a vivir a Cali de nuevo, que estaría al sur de la ciudad, que iba a trabajar cuidando una bodega y que allí mismo podía vivir. Así que hablé con Aracelly y le dije que me iba a vivir con mi madre y que desde allí iría a trabajar.



Eso significaba que no tenía que sentirme obligado a trabajar como habíamos acordado, ya que con el tiempo se había vuelto costumbre y esto significaba que cumpliría el horario como los otros, provocando así su desacuerdo, porque sabía que ningún otro llegaría tan temprano como yo.



Recogí mis cosas y me fui a donde mi madre, cuando llegué a allí, me sentí tranquilo, me gustó, allí tenía mi propio espacio, porque mi mamá había arreglado una habitación para mí, por fin tenía una habitación para mí solo y sobre todo que estaría con mi familia.



En los días siguientes, sin duda Aracelly mostró su enojo, porque las ventas ya no eran las mismas y ya no me sentía obligado a hacer lo que fuese por ella, cumplía con un horario y con mi trabajo y tenía que pagarme por ello, pero por cualquier cosa o discusión la convivencia era insoportable, así que mi madre al ver la situación me dijo que no volviera, que ella se hacía cargo de mis cosas, que lo importante era que terminara de estudiar. Así que le hice caso y quince días después renuncié a mi trabajo en Sameco.



Al lado de donde vivíamos había un negocio de comida rápida llamado Mundo Costeño, trabajaban allí dos hombres jóvenes y costeños. Me gustó siempre espiarlos, ya que mi ventana daba casi a un metro de su negocio, así que podía ver y oler lo que allí preparaban.



Uno de ellos llamaba mucho mi atención, ya que era un chico de unos veintiocho años, era alto, o sea, el típico costeño joven. Para ganarme su confianza le saludaba todos los días e incluso salía para ayudarle a abrir y organizar el negocio, tanto que sacaba mi equipo de sonido y poníamos música para darle más vida al negocio. Él pudo notar que con mi presencia y mis ideas empezaban a venir más clientes y al mismo tiempo para mí, poder aprender sobre su trabajo.



Me encantaba mi nueva vida estando alejado de las peleas y la envidia que se vivía en Sameco, vivir con mi madre fue lo mejor, estudiaba y mi madre por fin se había convertido en lo que quería, aunque mi hermana Vanessa se había ido a vivir a casa de Don Hernando y allí se había vuelto inseparable de Alba, pero siempre estuvimos en contacto. Pero Alba la quería llevar al lado de hombres y borracheras así que me tocaba jalarle* las orejas de vez en cuando, para que se controlara, porque aunque era nueve meses mayor, yo le ganaba en madurez.



Un día mientras ayudaba a mi nuevo amigo el costeño, vi que una camioneta como la del Tieso se había aparcado enfrente del negocio, pero nadie salía, diez minutos después salió el Tieso, estaba pasando por allí y pudo reconocerme, pero quería confirmar que fuese yo.



Solo de verle me había alegrado, pues en el fondo me gustaba muchísimo. Mi amigo el costeño que se llamaba Julián, me preguntó que quien era y yo le respondí, el hombre que más me gusta, fue un descaro que no medí, siempre me hice el machito en su compañía, pero me gustó tanto ver al Tieso que no me importó.



Estaba fumando marihuana en su coche y fue tan rico que le dije que quería, él me preguntó si sabía fumar y le dije que el Rolo y Michín me habían dado a probar un día, pero que no había sentido nada, pero que me gustaba el olor y sabor de la marihuana.



Esa noche le dije a mi madre que iba a salir con un amigo y ella preocupada, anotó las placas y el modelo del carro, el Tieso la vio y se puso a reír, porque no daba crédito a lo que estaba pasando.



Él también se había puesto feliz al verme y sobre todo verme tranquilo y sonriente, tanto que me dijo que le hacía muy feliz que estuviera con mi madre y no con personas que se aprovechaban de mí.



Era un viernes, estaba contento y me dijo que si quería ir a una fiesta. Yo le dije que me gustaría, pero que no tenía ropa y que ya había pasado pena en la fiesta del Rolo y Michín, porque era el único mal vestido, así que me llevó a Chipichape, allí me enteré de que el Rolo tenía con su hermano Cherazy, una tienda de ropa llamada Emporium, que era la más popular. Esa noche el Rolo se puso a reír cuando nos vio llegar a los dos juntos y dijo que cogiera lo que quisiera que el Tieso pagaba.



Solo pude coger un pantalón y una camisa pues me daba vergüenza abusar de la confianza, todos se rieron de mí y me dijeron que tenía el gusto en el culo, así que entre ellos eligieron la ropa, zapatos y la cuenta fue de casi 3.000.000 de pesos, no podía imaginar por qué pagaba tanto por una persona que aún conocía poco. Pero me dijo: “Relájese y párchese*, que usted va a ser mi bebé y todos lo van a saber”.



Esa noche también me llevó a cenar y compramos comida para llevarle a mi madre y a mis hermanas, en el camino paramos en su peluquería para que nos hicieran el corte. Luego me dejó en casa y me dijo que pasaba a por mí, a las 02:00 de la madrugada.



Mi mamá estaba muy preocupaba, porque no sabía qué amistades tenía yo y cuando me vio llegar con todas esas compras se tranquilizó y se puso contenta de verme a mi feliz. Sin duda ese fue el comienzo de una gran amistad entre el Tieso y yo, no sabía si era por el porro, o porque había visto que él tenía una sonrisa de oreja a oreja.



Después de dejarme en mi casa, pasé al negocio de mi amigo Julián y le dije que no se preocupara, que cuando terminara le podía dar el equipo a mi madre, o si no, que lo guardara y ya me lo daría.



En cierto modo, me dio algo de pena por irme y dejar a mi amigo solo, estaba trabajándole, porque quería una complicidad con él, sobre todo por el paquete que se le notaba, decía mucho de lo que tenía y muchas veces en las noches me hacía unas pajas pensando en cómo sería su polla. Le dije que no le fuese a decir nada a mi madre de lo que le había dicho, que el Tieso era el hombre que me gustaba y me dijo que no me preocupara, pero quería que se enterara que me gustaban los hombres.



Le dije a mi madre que iba a salir de fiesta y se enfadó tanto que no me quería dejar ir, pero como pude me posicioné y le dije que iba a salir sin su permiso. Llegó la hora en la que el Tieso pasó a por mí, me había arreglado y puesto mi ropa nueva y mi mamá quedó encantada, pues me decía que me veía muy lindo, mis hermanitas me decían que era el niño más lindo y me besaban, quise pasar a despedirme de mi amigo Julián, cuando me vio solo pudo decir que estaba muy bonito, como aceptando que era gay.



Cuando llegó el Tieso, desde dentro de su coche pudo verme cómo estaba vestido, me abrió la puerta y lo primero que me dijo fue: “Va la madre* que la riqueza embellece mucho, pero solo te falta el aroma y un celular”, sacando así un perfume de París Hilton, que me pareció que olía maravilloso y un celular Samsung, que era el de moda, que costaba más de 1.000.000 de pesos. Cuando me lo vio me dijo: “Ahora si estás completico”. No daba crédito a lo que estaba ocurriendo y me puse a llorar, porque al final no sabía cuál era su interés por mí.



Ligeramente me cogió la cara y me dijo que verme feliz era su propósito, que él sabía que era un culicagao*, pero que era muy diablo, porque los chicos hablaban mucho de mí y antes de que le conociera, él ya estaba interesado en mí y que no le importaba si le gustaba o si iba a haber algo sexual, solo con ver mi sonrisa era suficiente para él ser feliz y que iba a ser mi mejor amigo.



Ese día nos fuimos a la fiesta, era muy cerca de Sameco, concretamente en Mega, una zona industrial donde se encontraban las discotecas más prestigiosas de la ciudad. Cuando llegamos, nos bajamos y uno de sus escoltas se encargó de la camioneta, precisamente nos bajamos donde el exesposo de Aracelly trabajaba y vio que iba muy bien vestido y que estaba entrando a la fiesta más cara de esa noche.



Recuerdo que me dio mucha vergüenza verle, porque no sabía que iba a pensar de mí, seguro que se lo iba a contar a Aracelly y ella a mi padrino Hernando, formándose un chisme, pero al final quería vivir mi experiencia, así que ni le presté atención. Solo sé, que había muchísima gente, mujeres y hombres muy guapos, vi que la fiesta era en la montaña, por eso se llamaba “La Roca”, se presentaban el DJ Dirty South. Pude ver que había gente haciendo fila, pero nosotros no la hicimos y ni siquiera me pidieron la documentación.

 



Al llegar al palco, ya estaba el Rolo y Michín, me presentaron a otros amigos de ellos, en total en el palco éramos como veinte personas. Pude ver que el Tieso, el Rolo, Michín y otros, estaban tomando unas pastillas de colores y les pregunté que qué era, el Tieso me dijo que era éxtasis, pero que yo no podía tomar, porque nunca lo había probado y le dije: “Que s