Match Love 2.0

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A veces, las grandes cuestiones pueden explicarse de un modo sencillo. Estudios recientes16 demuestran que el ochenta por ciento de las mujeres solo siente atracción hacia el veinte por ciento de los varones. Si tomamos estos datos como ciertos, podría deducirse fácilmente que hay un ochenta por cierto de hombres que es invisible sexualmente (los cuales se saben sin ningún tipo de atractivo debido a su físico, su personalidad o su estatus socioeconómico) y que debe desarrollar actitudes complementarias de «supervivencia» si quieren tener «acceso» a una fémina.

Perfiles Base de mujeres en las redes:

La víctima. Dice haber sido maltratada en sus relaciones anteriores y por ello ahora afirma cosas del tipo: «¡Ya no me fío de ningún hombre!». Se me hace difícil entender que los sentimientos más profundos de uno(a) se puedan contar a quién te acaba de conocer. Además, es muy poco inteligente, pues la persona que tienes delante no estaba en tu pasado y es llevar la cita a un terreno pantanoso. Lo que no han podido decirle a su ex —por miedo o impotencia— lo proyectan en su nueva cita, por lo que pueden pagar justos por pecadores. Ser hombre significa: «Eres culpable hasta que me demuestres lo contrario».

Si se piensa con frialdad, este perfil es para salir corriendo (también hay multitud de varones así), pues nadie tiene que pagar por lo que otros hayan hecho. Es curioso ver la relación entre quien ejerce el papel de víctima y el de salvador17. Son roles que se ejercen involuntariamente y, pese a que ambos se necesiten, suelen acabar desencadenando relaciones tóxicas.

Observo que en los últimos años los medios de comunicación están presentando de forma continua la imagen de la mujer como víctima, creando así una sociedad femenina infantilizada, como ya se ha comentado, (a lo que hay que añadir las maniobras de hipersexualización en los medios)18, que persigue una inmunidad en la responsabilidad individual por decreto, con todos los problemas que esto conlleva en un adulto.19

Cada cual debería extraer las conclusiones necesarias y hacer un profundo ejercicio de reflexión. La maquinaria de la ingeniería social provoca por definición que, si hay una persona damnificada, entonces hay que buscar un culpable y, claro, ya se sabe quién lo es en el 99,99 % de los casos...

Para la sabiduría popular, el amor significa compartir. Se comparte la salud y la enfermedad, las alegrías y las penas. Si partimos de este principio, la responsabilidad de lo que ocurre en una relación, sea cual sea, también es repartida (aplicable tanto a historias de amor, como para idilios de una noche). Cuando he participado en algún foro, la mujer que escapa del hecho de asumir su parte de responsabilidad suele dar respuestas del tipo: «Al principio él no era así, cambió con los años» o «Me acosté el segundo día porque dijo que me quería...». (Y aquí acaban sus competencias, pues como ella estaba muy enamorada y el que cambió —evidentemente a mucho peor— fue él, la culpa total y absoluta es de él también).

Llegados a este punto, siente su postura reforzada por los «amigos» de siempre (y también por los recién conocidos que han aparecido milagrosamente en su vida), que le van a decir lo mucho que vale, que ese hombre con el que ha estado no la merecía y que evidentemente puede aspirar a alguien mejor. Ellos están ahí para consolarla cuando le haga falta, reforzando de este modo —todavía más— su exención de responsabilidad (es obvio que existen carroñeros masculinos que no desaprovechan un momento de tristeza profunda, para si la ocasión se presenta beneficiarse de la coyuntura).

La casada. No tiene foto en su perfil o, si la tiene, es una foto de Betty Boo —o bien unas piernas de infarto en blanco y negro—, con unas medias de rejilla imponentes y tacones de un palmo. Suele tener las ideas claras y lo que busca es diversión y buen sexo, pues con los años ha perdido esa pasión y se considera lo suficientemente joven para vivir a tope. Suele ser ella la que inicia el contacto y, si le gustas, quedar es muy rápido y fácil. Existe la ventaja de saber de antemano la reglas del juego, que evidentemente pone ella. Para un hombre tener una relación sencilla, sin compromiso, divertida y con buen sexo es más que suficiente durante muchas etapas de su vida, aunque también se debería valorar el hecho de estar metiéndose en camisa de once varas. Podría decirse que hay circunstancias y necesidades diferentes, según el momento existencial de la persona.

Siempre me han preguntado amigos y conocidos lo difícil que es tener una aventura de este tipo con una mujer soltera, es decir una relación duradera, sin ataduras y buen sexo, pero por lo que se ve, esto es más difícil que aterrizar con éxito en Venus teniendo solo cien euros para invertir en tecnología espacial.

Dicen que los hombres somos «simples», como si esto fuera lo más negativo del mundo. Satish Kumar20 dijo que «para ser feliz hay que ser simple». Muchas veces he escuchado la frase: «La vida no es complicada, nos la complicamos nosotros». Ante este tipo de afirmaciones siempre lanzo la pregunta: «¿Por qué no lo haces todo más fácil entonces?». Aquí se entra en una especie de cortocircuito mental (y la conversación gira radicalmente a cualquier otro tema), como si fuese algo para lo que no hay respuesta.

Las casadas en las redes sociales —no así las de las páginas de citas— suelen ser de un perfil diferente. Buscan más el hecho de sentirse deseadas y tener conversaciones prohibidas que no un encuentro físico en sí. Es una manera de demostrarse a sí mismas que, aunque están comprometidas en el presente, tendrían muchos pretendientes disponibles si decidieran regresar al mercado en el futuro.

La novata. Una amiga la ha empujado a darse de alta en la app y aún no está contaminada por citas y decepciones anteriores. Conocer a una chica de este grupo es tener mucha suerte, pues es lo más parecido a empezar de cero. Según mis entrevistados se nota muchísimo cuando una mujer no está envenenada por los desengaños de todo tipo que se esconden tras las páginas de citas. Conservan cierta frescura y un encanto diferente, las conversaciones son más abiertas y el modo de relacionarse con ellas es más espontáneo y distendido también.

Pese a que suelen ser un poco recelosas de entrada, tienen un gran mundo para enseñar pasada esta fase inicial. Puede valer la pena tener paciencia y ser generoso en el esfuerzo, pues la recompensa también puede ser grande en forma de amor, aventura o amistad. Todo les parece nuevo, divertido y apasionante, desde tomar algo en un sitio bonito a su primera experiencia practicando sexo telefónico. Es como volver a tener veinte años y sentir la posibilidad de que enamorarse de nuevo es posible.

Muchas de las novatas, tras haber puesto punto y final a la relación con su antigua pareja, experimentan la necesidad de vivir e ilusionarse con nuevas historias (cual niño pequeño que sueña con sus regalos la víspera de Reyes). Piensan que sus ya exmaridos viven todavía en el paleolítico sexual y afectivo y que ellas lo que anhelan son novedades —al más puro estilo modernista de Andy Warhol—, para lo cual no dudan en apuntarse a clases de salsa y, por supuesto, renovar toda la colección de ropa interior de sus armarios. Se preguntan a sí mismas si serán capaces de comerse a un yogurín o hacer un trío, pues para ellas constituye un gran reto el hecho de desafiar algunos dogmas sociales referentes al amor, los cuales, a su juicio, son retrógrados y denigrantes, producto del modelo educativo con el que otros han moldeado sus vidas desde bien pequeñas.

La diva. O, lo que es lo mismo: «Estoy aquí para que me digan lo buena que estoy, aunque yo ya lo sé. Le gusta agrandar aún más su vanidad a base de ver ciento cincuenta nuevos mensajes diarios en su buzón de correo cuando llega a casa por la noche del trabajo.

Para conseguirlo, no duda en tener varias fotos de lo más sexis en su perfil, en el que, por supuesto, afirma no buscar solo sexo y que no responderá a aquellos que no tengan foto, que escriban con faltas de ortografía o tengan una estatura por debajo de lo que considere suficiente. Para rematarlo, termina con una frase del estilo: «Sé que no existes pero por si acaso». (Seguro que compite con sus amigas por ver cuál de ellas tiene más mensajes, la propuesta más obscena o la invitación más glamourosa).

Respecto a este punto, Johny PT me comenta que mujeres muy atractivas suelen darse aires de grandeza diciendo entre otras cosas que han compartido momentos íntimos con tal o cual jugador famoso de fútbol, como si esto les otorgase un estatus o categoría especial. Así mismo, le resulta de lo más gracioso el hecho de que, cuando ha quedado con una de ellas, esta emplea la mitad del tiempo en quejarse de lo «salidos que están todos» y la otra mitad pregonando que no puede vivir sin su dosis diaria de cortejo y seducción.

Una dama le explicaba que «el día que pasase por una obra repleta de albañiles y no le dijesen guarradas, entraría en crisis existencial». Le reconoció que en días de bajón se ponía una minifalda y unos tacones solo para que los «currantes» de algún edificio en construcción, y desde el andamio le subieran la moral, pues decía estar pasándolo fatal debido a que, de entre sus novecientos noventa y nueve pretendientes no estaba el que a ella le gustaba. Podría haber acabado aquí la cosa, pero no: ella siguió diciendo que a ver si esos «garrulos» aprendían a decir piropos bonitos y que era lamentable el nivel de educación en este país tan machista.

La resabiáá. Lleva tanto tiempo en las páginas de contactos y ha tenido tantas experiencias que se las sabe todas. Le es suficiente con echar un vistazo a la ficha del interesado para saber hasta la marca de los calzoncillos que usa. Por lo general, ha sufrido muchos desengaños con anterioridad, lo cual la hace estar en posición de defensa y, para llegar a su parte más humana y profunda, tienes que pasar múltiples pruebas, como si de una carrera de tres mil metros de obstáculos se tratase.

 

Hay muchos más perfiles, pero para incluirlos a todos tendría que hacer una enciclopedia y no un libro.

5. Las citas al inicio de cada capítulo han sido extraídas de la web frasesdelavida.com, ciento diez frases de El arte de la guerra, obra maestra de Sun Tzu.

6 (١١ de septiembre de ٢٠١٩). Hombres intentan tener cita con una pintura del siglo XIX. [Artículo en prensa]. Canal Teleamazonas. Recuperado de: http://www.teleamazonas.com/٢٠١٩/٠٩/hombres-intentan-tener-cita-con-una-pintura-del-siglo-xix/

7 Huarte-Mendicoa, B. (٢٣ de junio de ٢٠١٧). La estrecha e íntima relación entre lenguaje y emoción. Escuela de coatching EEC. Recuperado de: https://www.escuelacoaching.com/blog-coaching/la-estrecha-e-intima-relacion-entre-lenguaje-y-emocion/

8 Nieto, M. (٢٦ de agosto de ]٢٠١٥). Las mujeres somos más propensas a pedir el divorcio que los hombres. Revista Woman

López, A. (٢٣ de septiembre de ٢٠١٩). Por qué se divorcian los españoles: los datos. [Artículo en prensa]. El confidencial. Recuperado de: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/٢٠١٨-٠٩-٢٣/motivos-divorcios-espana-afecta-hijos_١٦١٨٧٠٦/

9 (٣ de marzo de ٢٠١٧). El ego y las redes sociales. [Artículo online]. Recuperado de: https://www.psico.mx/articulos/el-ego-y-las-redes-sociales

(٢٦ de junio de ٢٠١٣). El ego de la mujer. [Artículo online]. Recuperado de: https://www.taringa.net/+apuntes_y_monografias/el-ego-de-la-mujer_wikxq

10 Llovet, C. Niñas adultas, mujeres infantilizadas. [Artículo online]. Recuperado de: http://www.icmedianet.org/es/articulo-en-profundidad-ninas-adultas-mujeres-infantilizadas/

Grimaldi, G. (٦ de octubre de ٢٠١٧). Infantilización y brutalización, herramientas de sometimiento. [Revista]. Recuperado de: httpsArtículo online].vientosur.info/spip.php?article١٣٠٨٠

11 French, D. (٩ de mayo de ٢٠١٧). La feminización de todo está fallando a nuestros chicos. National Review. Recuperado de: https://medium.com/@Carnaina/la-feminizaci٪C٣٪B٣n-de-todo-est٪C٣٪A١-fallando-a-nuestros-chicos-b٢٤٩٧e٣b٣٣٦b

Bonilla, Á. (٢٧ de julio de ٢٠١٠). Los hombres castrados. [Artículo online]. Recuperado de: https://www.estrategiadelaseduccion.com/٢٠١٠/٠٧/los-hombres-castrados/

12. Polo, S. (١٠ de junio de ٢٠١٩). Las mujeres españolas cada vez más infieles: ¿tienen que ver los cuernos con el empoderamiento femenino? [Artículo en prensa]. El Mundo. Recuperado de: https://www.elmundo.es/vida-sana/sexo/٢٠١٩/٠٦/١٠/٥cf٦ad٤b٢١efa٠da٦٢٨b٤٧٦c.html

13. Pardo, P. (٣٠ diciembre de ٢٠٠٨). Burbuja sexual. [Artículo en prensa]. El Mundo. Recuperado de: https://www.elmundo.es/elmundo/٢٠٠٨/١٢/٣٠/nodoycredito/١٢٣٠٦٤٩٤٨٢.html

Piergiorgio m, S. (٢١ de diciembre de ٢٠١٢). La verdad sobre el sexo masculino. [Artículo en prensa]. La Vanguardia. Recuperado de: https://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/٢٠١٢١٢٢١/٥٤٣٥٨١١٤١٧١/la-verdad-sobre-el-sexo-masculino.html

14 Paz, F. (٢١ de mayo de ٢٠١٨). Divorcios, suicidios... ¿Por qué los hombres ya no se casan? [Artículo en prensa]. La Gaceta. Recuperado de: https://gaceta.es/civilizacion/crisis-demografica-los-hombres-ya-no-se-casan-٢٠١٨٠٥٢١-٠٧٠٣/

15 Ventas, L. (١ de abril de ٢٠١٦). ¿Por qué los hombres se suicidan más que las mujeres? BBC. Recuperado de: https://www.bbc.com/mundo/noticias/٢٠١٦/٠٤/١٦٠٣٣٠_salud_suicidio_tasa_mas_alta_hombres_lv

16 de Diego Ramos, G. (١٧ de agosto de ٢٠١٧). Por qué los tíos normales no ligan en las páginas de citas. [Artículo en prensa]. El Confidencial. Recuperado de: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/٢٠١٧-٠٨-١٧/tios-normales-aplicaciones-citas_١٤٢٩٤١٢/

17 «La víctima se queja constantemente y busca a otros para que le resuelvan sus problemas».

«El salvador se preocupa de modo excesivo por los problemas de los demás, incluso en detrimento suyo».

Edwards, G. (٢٠١١). El triángulo dramático de Karpman. Gaia ediciones.

Ranking, B. Cómo salir del triángulo dramático. Ediciones Obelisco.

18 Sen, C. (١٩ de febrero de ٢٠١٧). La hipersexualización de la sociedad: niñas sexis, infancia frágil. [Artículo en prensa]. La Vanguardia. Recuperado de: https://www.lavanguardia.com/vida/٢٠١٧٠٢١٩/٤٢١٤٣٩٨٩٧٤٢/hipersexualizacion-ninas-infancia-autoestima.html

19 Reyes Zendrera, A. (٧ de marzo de ٢٠١٧). El arte de convertirnos en adultos. [Artículo online]. Recuperado de: https://lamenteesmaravillosa.com/arte-convertirnos-adulto/

(١١ de marzo de ٢٠١٧). Por qué la irresponsabilidad tiene un efecto directo en la confianza. [Artículo online]. Recuperado de: https://es.aleteia.org/٢٠١٧/٠٣/١١/por-que-la-responsabilidad-tiene-un-efecto-directo-en-la-confianza/

20 Satish Kumar (Durgargarh, ٩ de agosto de ١٩٣٦) fue un monje yaina, defensor del desarme nuclear, actual editor de la revista The Ecologist.

2. CURIOSIDADES Y PERFILES MASCULINOS MÁS COMUNES

«Si envías refuerzos a todas partes,

serás débil en todas partes».

A la mayoría de mujeres, no sé por qué extraño fenómeno, les gusta hablar desde el minuto cero y a cualquiera que les preste un mínimo de atención, de los hombres que han pasado por sus vidas. Aquí podemos incluir tanto exmaridos que resultaron ser lo peor (entre aburridos sexuales, celosos, machistas, manipuladores, buenazos que no tenían sangre en las venas e infieles por naturaleza anda el juego, señores, ¡hagan sus apuestas!) como rollitos de primavera (que van del niñato que buscaba una mami experimentada con la que vivir nuevas realidades sexuales, hasta el profesor de yoga con el que han compartido ducha recientemente en los vestuarios del gimnasio y con el que siempre se había cruzado miradas indiscretas).

Si transmites confianza, aunque un par de copas de buen vino pueden ser suficientes, pueden contarte todo tipo de detalles íntimos (ya sea lo pequeña que la tenía su antigua pareja o los orgasmos que la semana pasada le provocó en el ascensor alguien a quien había conocido un par de horas antes), buscando en ti, quizá, esa comprensión que les acabe de confirmar que tú eres diferente. O bien, a modo de verborrea compulsiva, si en el primer minuto ya no les has entrado por el ojo y no van a tener un segundo encuentro contigo de ninguna de las maneras.

Llegados a este punto, uno puede mentalizarse, mientras ella habla cuesta abajo y sin frenos (el vino ya ha empezado a hacer el trabajo para el que fue inventado) de que no le has gustado; piensas, en el mejor de los casos, que te ve con ojos de un posible nuevo amigo (sin ningún tipo de derechos evidentemente). Llegados aquí, dudas entre marcharte o aguantar el chaparrón (fingiendo algún tipo de interés), pues quizá ese día no tienes nada mejor que hacer e intuyes que, redirigiendo la conversación hacia algo más apasionante, puede cambiar tu suerte. Está claro que no te atrae nada como marcha la cita y, pese a que no le vayas a pedir matrimonio, tus ojos se han quedado clavados en el generoso escote en forma de uve, en el que incluso, puedes adivinar el color del piercing de su ombligo. Es muy divertido cuando ellas afirman cosas del tipo: «Me visto así para sentirme mejor conmigo misma», «Me operé las tetas nada más separarme» o «Tampoco soy de las que va enseñándolo todo...».

Valga a modo de resumen lo anteriormente expuesto, de las largas horas de conversación que he tenido con algunos amigos que llevan bastante tiempo recorriendo las páginas, a la espera de conocer a la mujer con la que rehacer sus vidas. Sus perfiles van de los treinta y tantos hasta los casi cincuenta años, divorciados con y sin hijos, buena gente, nivel económico medio y físico de lo más común21.

«Pero no necesariamente tiene que ser esta la explicación», incide Johny PT. Según él, muchas mujeres necesitan alardear, ya sea de los últimos bollycaos que se han comido o de los indeseables con los que se han cruzado por el camino (casados que no dijeron estarlo hasta semanas después de tener sexo, enamorados de tiempo que dejaron de estarlo después de la primera y única noche juntos, supuestos «empotradores» que les propusieron repetir todas las escenas de tal o cual película erótica y que posteriormente resultaron ser una gran estafa sexual). Y esto lo hacen solo por el hecho de demostrar que tienen muchos más interesados a sus espaldas, reafirmarse en tener más currículum que tú y para que no te relajes. Cabría preguntarse qué porcentaje de la población es consciente de los errores22 que pueden mandar lo que podía ser una bonita historia, al cajón del olvido para siempre...

Llegados aquí, se me ocurrió investigar personalmente qué pasa del otro lado, es decir, qué modus operandi emplea el varón promedio en las apps para concertar su primera cita, pues pensaba que una cosa sería lo que me habían contado y otra la realidad. Me pareció una idea estupenda dar de alta dos perfiles de mujer antagónicos entre sí en una conocida página de contactos que publicita lo sencillo que es encontrar el amor de verdad y que va dirigida exclusivamente a un público «exigente». Después de pedir colaboración a dos amigas, a las que por cierto les pareció muy divertido el experimento, accedieron a darse de alta y llevar un control estadístico. Por un lado Raquel TG y, por el otro, Sandra BV.

Perfil de Raquel TG: española de 42 años, 160 cm de estatura, 77 kg de peso, residente en Barcelona. «Rellenita con curvas». Camarera a jornada completa y en la única foto que publica muestra a una insinuante sirena saliendo del mar. En sus datos personales explica que es «madre divorciada con una criatura de dos años» que dispone de «muy poco tiempo libre» y que vive con sus padres por temas económicos. En el apartado «describe que tipo de relación deseas», comenta que no quiere «ningún tipo de ataduras», que solo le interesa «pasárselo bien» con caballeros agradables y que está abierta a «vivir momentos bonitos», pues hace poco que se ha separado.

 

Perfil de Sandra BV: española de 37 años, 168 cm de estatura, 53 kg de peso, residente en Sant Cugat, Barcelona. Abogada de profesión en un prestigioso bufete y en las fotos que incluye de sí misma se muestra como una mujer educada, culta, elegante y muy atractiva. En sus datos personales explica que «es soltera sin ataduras familiares», que dispone de «tiempo libre a partir de las 20h de lunes a viernes y los fines de semana al completo» y que vive en un coqueto pero espacioso apartamento. En el apartado «describe que tipo de relación deseas» comenta que está «buscando un hombre elegante, divertido, culto y muy atractivo, con fines serios» y que se abstengan de intentar nada todos los que no cumplan los requisitos, así como aquellos a los que solo les mueva «el tener diversión» de forma esporádica, pues los detecta «al instante».

Las conclusiones más destacadas fueron las siguientes:

En contra de lo que inicialmente se podría suponer Raquel TG resultó ser infinitamente más popular que Sandra BV. Entiendo que para los lovers de las páginas tiene más fuerza una mujer poco agraciada con la que parece fácil y rápido irse a la cama, que no una mujer top en muchos aspectos y con la que poder compartir la vida.

A Raquel le escribían personas de todas las edades (incluso algunos que bien podrían estar en una residencia de la tercera edad o una guardería), mientras que a Sandra solo lo hacían los hombres del rango que ella había solicitado (año arriba, año abajo).

Pese a no tener fotografía y ser bastante menos atractiva, Raquel obtenía más piropos, palabras bonitas y atenciones que Sandra; en proporción tres a uno. Muchos se dirigían a ella llamándola «cielo», «amor», «diosa» y cosas parecidas, pese a no tener una foto real; bastantes otros la intentaban seducir con «dinero a cambio de sexo» y un par la invitaban a «pasar el fin de semana a gastos pagados». Alguien se podría preguntar si nos estaremos volviendo todos locos...

Raquel TG quiso poner a prueba a uno de sus admiradores, que ya en el primer mensaje le proponía «cenar juntos el sábado». En su respuesta, ella afirmó que «es final de mes y no me lo puedo permitir»; ante lo cual, el persistente muchacho continuó con «no te preocupes por nada, pues correré con los gastos». Después de pensarlo, Raquel prosiguió la conversación diciendo: «Me encantaría, pero este fin de semana marchan mis padres y no puedo pagar una canguro». Para su sorpresa, él también resolvió este tema ofreciéndole dinero y añadiendo además que la llevaría de regreso a casa a la hora que quisiera y que pagaría la factura del hotel si es que tenían feeling (o, lo que es lo mismo, si ella decidía que habría sexo esa noche).

Sandra BV recibía propuestas de hombres que cumplían los requisitos que pedía, pero que no eran de su agrado físicamente.

Muchos varones que no recibían ningún tipo de respuesta por parte de Raquel TG seguían intentándolo con más mensajes que combinaban diferentes tipos de estrategias; y los que eran rechazados por Sandra BV aceptaban por propia iniciativa tener una relación de «solo amistad» y esperar a ver si en el futuro Cupido cambiaba de opinión.

Después de este análisis, una de las cosas que más me ha llamado la atención es que el hombre —parapetado tras una pantalla en la soledad de su casa— puede proponer sexo de manera implícita o explícita (con mil tretas si es necesario) a perfiles femeninos que dejan claro que no quieren un compromiso, y que la mujer hace una criba en función de sus gustos físicos y necesidades sexuales del momento. Una vez el encuentro pasa a ser real —y no virtual—, ocurre lo contrario: es la mujer la que se explaya en narrar sus experiencias íntimas anteriores y presentes (quizá a modo de defensa o quizá producto del impacto que le ha supuesto el hecho de recibir tantos mensajes sexuales, desde el mismo momento en que decidió apuntarse).

También sorprende que las mujeres que realmente desean una relación de pareja sean tan sumamente exigentes en requisitos de todo tipo. Del caso de Sandra, por ejemplo, se podría deducir que una mujer con las ideas claras y que busca un determinado tipo de hombre para una relación formal no duda en rechazarlo si, aun cumpliendo todas las condiciones, no tiene ese «algo» que ella no es capaz de explicar con palabras, pero que le resulta ser un factor sine qua non.

Dicho esto, y aunque sea por pura supervivencia, el hombre, cuando la relación ha pasado de su vertiente virtual a la real, suele cagarla menos y, si lo hace, no es consciente en ningún momento. Muchos piensan que el aguante que tienen ellos respecto a las faltas de respeto que se dan en formas de temas de conversación inapropiados, desplantes, palabras desagradables y faltas de educación no lo tienen ellas.

Sería curioso comprobar cuanto durarías sentada en una cita si un varón random23 de alguna página, después de llegar treinta minutos tarde —debido a que no le ha dado tiempo a peinarse bien porque la gomina se le había terminado—, te insinuara que has de pagar la cena de veinticinco euros por comensal, mientras te va haciendo un recorrido sexual de sus últimas conquistas y que, pese a tu talla 85 C de sujetador, ha hecho un gran esfuerzo, pues normalmente no queda con ninguna que tenga una talla inferior a la 95 D. ¿Divertido o suena a broma de mal gusto?

Necesitado —olvidemos aquí el veinte por ciento aproximado que suele sobresalir por uno u otro motivo— de tener éxito en su cometido, pues no sabe cuándo tendrá otra posibilidad, toma la iniciativa para concertar una cita lo antes posible, insistiendo lo que haga falta en forma de mensajes de buenos días o buenas noches y vendiéndose para ello con las características que considere que pueden resultar atractivas. Así mismo, propone un encuentro para ver el estreno de una nueva obra de teatro —y no un simple café en un bar Paco—, pues parecer original y culto puede marchar la diferencia. Como es un tema de oferta y demanda, y él sabe que tiene poquísimo mercado (menos aún mercado de calidad), no puede permitirse el lujo de cometer errores de bulto, por lo que ha de darlo todo desde el comienzo.

Es fácil comprobar cómo el carácter de hombres y mujeres va volviéndose más amargo, mecánico y desesperanzado24 a medida que el tiempo pasa y los resultados esperados no llegan.

Además, algunos varones, después de una dura separación —que seguramente no han alentado— y de probar fortuna en las páginas (con escasa recompensa para el gran esfuerzo realizado), pueden sentirse relegados al ostracismo social, entrando así en una fase de total abandono personal y desinterés por cualquier intento de rehacer sus vidas en el futuro, incluido el hecho de estar cerca de una mujer; y, si lo hacen, es únicamente para tener sexo de un modo frívolo. Este tipo de hombres es invisible socialmente y abarrota las consultas de los psicólogos25.

En cambio —y según todas las estadísticas como ya hemos visto—, la mujer suele recuperarse antes de un divorcio difícil y, en mi opinión, hay que incluir a lo ya expuesto el hecho de que las páginas de contactos le proporcionan un «chute» de vitalidad extra de manera continua. Según reza el dicho popular, las penas con pan son menos penas.

Para la mayoría de mujeres el prototipo más frecuente de hombre es aquel que solo quiere sexo; eso sí, diluido bajo mil artimañas que la dejan en un estado de completa confusión —cual púgil recibiendo golpes por todas partes en el cuadrilátero—. Está el típico romántico que ficha todas las mañanas a las siete (como si de un trabajo se tratase), dándoles los buenos días con una frase profunda que ha copiado de algún libro de autoayuda, y también el chulito que no se puede ir a dormir sin hablar antes con ellas. Este acostumbra a enviar una fotografía en blanco y negro de una pareja abrazada en la cama (donde la chica lleva muy poca ropa y el acompañante luce el demandado six pack), haciéndoles ver que ellas podrían estar en ese momento viviendo esa escena en directo (y no solas y tristes en el sofá de sus casas, comiéndose un helado Hagen Dazs tamaño gigante y viendo un programa basura de la televisión).

De entre la multitud de hombres que hay en las páginas de contacto, de los que podríamos decir que el fin que persiguen es casi siempre el mismo —no así la estrategia utilizada—, pueden encontrarse algunos perfiles base recurrentes:

El deportista. Suele salir en la foto principal con su inseparable bicicleta de montaña de dos mil euros (nada más y nada menos), y que seguramente compró tras el divorcio solo para el día de la foto, con atuendo a juego. Aunque le sobren más de veinte kilos, aparece embutido en su camiseta cual lomo embuchado y con un casco de lo más ridículo, que además no permite que se le aprecie bien la cara (seguramente el objetivo que en realidad persiga). En su defecto, puede ser una imagen corriendo cual runner en una media maratón que, con semblante de gran de esfuerzo (y totalmente entregado a la causa), va dejando tras de sí un camino asfaltado lleno de charcos, en un día lluvioso y gris. Estas personas venden lo sanas y persistentes que son y, entre otro tipo de cosas —sin ninguna gracia, por cierto—, dicen ser «amigos de sus amigos»; lo cual, curiosamente, resulta ser algo detestable para los delicados oídos de la mayoría de mujeres.

El profundo o espiritual. Le gusta describirse al más puro estilo Paulo Coelho con frases del tipo: «No quiero dormir una noche contigo, sino despertar cada mañana a tu lado», «La vida es un sueño, pero a veces los sueños se hacen realidad». «Si lloras porque no puedes ver el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas». En su perfil puede leerse que sus aficiones e intereses personales van desde el reiki hasta el mundo del crecimiento personal, pasando por el tantra. Normalmente, busca cualquier pretexto sencillo para iniciar una conversación; de esta manera, un poco más adelante podrá lucirse haciendo gala de la gran sabiduría transcendental que ha adquirido con los múltiples cursos a los que ha asistido aunque, en realidad, el fin que persigue es irse a la cama contigo —más pronto que tarde—, e independientemente del atractivo físico que tengas. Por lo general, suele creerse mejor que los demás y por ello se empeña en usar un lenguaje refinado y sofisticado con el que demostrar esta supuesta superioridad moral (hay que amortizar la inversión en cursos...). Es precisamente en este mundillo donde algunos de mis allegados y conocidos han podido conocer a las personas con más ego y más soberbia, camuflados eso sí, bajo interminables monólogos vacíos de contenido.

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