El arte de fotografiar la naturaleza

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Sari: FotoRuta #38
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ALAS DE PAPEL

Una obra donde Pedro Javier Pascual pone en evidencia un titánico esfuerzo. Un trabajo difícilmente realizable sin un estudio profundo del medio y del motivo, imprescindible para la elección de las localizaciones y sus posibilidades como escenario, y la captura de instantáneas de unas criaturas volátiles de comportamiento fugaz y esquivo, que exigen gran conocimiento y anticipación. Un trabajo que supone un gran desafío para el fotógrafo, que necesita incorporar nuevas pautas y técnicas sofisticadas. Las imágenes nos sorprenden y conmueven por su singularidad estética y su belleza. Pero a pesar del rigor de la técnica y la metodología, no deja de manifestarse una mirada personal. El autor interioriza y expresa un discurso entre la belleza del insecto, la magia de su vuelo, y el transcurso del tiempo. El ciclo vital y lo perecedero.


SENTENCIA NATURAL

Un proyecto abierto con un planteamiento original, donde David Frutos Egea, paralelamente a una propuesta estética, formula una llamada de atención sobre la fragilidad de la vegetación de algunos ecosistemas pantanosos. Con el agua y la vegetación como principales protagonistas, reflexiona sobre el efecto que provoca el crecimiento desmedido del nivel del agua en el ecosistema, manifestado en la progresiva muerte de plantas y árboles. El agua, asociada a fuente de vida, es aquí sinónimo de muerte y desaparición. Fuertemente influenciado por el minimalismo en blanco y negro de fotógrafos como Michael Levin, Michael Kenna o Hengki Koentjoro, el autor recrea este escenario desde el romanticismo, donde plantas y árboles, emergen del agua envueltas en niebla, anunciando como canto de cisne su pronta desaparición.


INSPIRADO POR LAS AVES

Con este proyecto, Mario Suarez no solo persigue la belleza de la naturaleza a través de las aves, también nos quiere mostrar una obra que inspire desde una perspectiva más alejada de la fotografía clásica o documental. Partiendo de un trabajo de ensayo que busca una ruptura con la norma, no busca tanto describir como sugerir, no tanto la perfección como la emoción. Como él mismo manifiesta, su intención está fuertemente identificada con uno de sus principales referentes, el fotógrafo Elliot Erwitt y con una de sus reflexiones más reveladoras. Palabras que sirven de broche final para este capítulo.

“La fotografía es un arte de observación. Tiene poco que ver con las cosas que ves, y todo que ver con la forma en que las ves”. Elliot Erwitt



Textos:

Javier Alonso Torre (autor), Daniel Montero, Joaquín Fernández Caparrós, Fran Rubia, Juan Pixelecta, Juan Tapia

Javier Alonso Torre

La composición en la fotografía de naturaleza

AL FINALIZAR ESTE CAPÍTULO, HABRÁS APRENDIDO A:

•Conocer qué son la percepción y los estímulos visuales.

•Utilizar los elementos básicos de la imagen.

•Sintetizar y resaltar lo que se quiere mostrar.

•Cómo estructurar la fotografía de una forma estética.

•Dirigir la mirada del espectador.

•Aportar mayor impacto visual.

Introducción

La palabra “composición” viene indudablemente ligada a la palabra fotografía. Esta no podría concebirse sin la presencia de unas pautas de composición que equilibren el conjunto de la fotografía y que resuelvan visualmente, de una manera satisfactoria, la distribución del conjunto de elementos que se incluyen en el motivo fotográfico.

En definitiva, la composición es eso: ubicar, organizar y encajar los elementos en el encuadre elegido. Debemos entender los elementos no solo como objetos, sino también como colores, matices de luz, líneas y estructuras que, sin estar ahí, conectan puntos y dan “ritmo” a la imagen.

Todos estos términos, que se irán desarrollando en este capítulo, están íntimamente ligados a la composición y al concepto de “una composición equilibrada”.

La composición equilibrada logrará guiar la mirada del espectador hacia los elementos más importantes y transmitir la idea o las sensaciones que queremos plasmar en el trabajo fotográfico que estamos realizando.

Componer adecuadamente permitirá dotar de cierta estética, incluso usando elementos muy simples, mientras que errar en la composición puede arruinar el intento de plasmar momentos únicos de luz o escenas irrepetibles en la naturaleza.

El tiempo que se debe emplear en analizar la composición que perseguimos debe ser el adecuado, y será necesario “moverse” por el entorno hasta encontrar el equilibrio de elementos y formas que alcance el objetivo que perseguimos.

Es importante plantearse qué queremos captar en la fotografía antes de encuadrar por el visor. Analizar los elementos que tenemos delante, meditar su distribución y elegir adecuadamente lo que queremos que entre en nuestro encuadre antes incluso de “mirarlo” a través de la cámara.

Este ejercicio se debe realizar de manera continuada, como si se tratase de un entrenamiento deportivo. A base de trabajar con autocrítica constructiva y análisis profundo y sosegado, se conseguirá que el proceso de componer una imagen se convierta en un proceso natural, casi ligado al subconsciente, donde la mirada de los elementos descubrirá las líneas lógicas de conexión, los ritmos de la fotografía y los contrastes entre elementos visuales de forma natural.

Al final, el objetivo de una buena composición es ayudar a articular el lenguaje visual que expresa la idea del artista. Como comenta Michael Freeman, “la composición tiene tres objetivos posibles: crear orden, dirigir al espectador y crear interés. Dependiendo del tema y del estilo y la habilidad del fotógrafo, a veces solo uno de estos tres domina, pero también hay imágenes en las que dos o los tres juegan un papel importante”.

Evolución de la composición en la fotografía de naturaleza

Pero ¿cómo se crea el orden o el interés en una fotografía?

A lo largo de la historia del arte se ha buscado entender cuáles son las pautas que hacen que una obra sea atractiva. Es inevitable tener asociada la idea de “reglas”, “normas” o “directrices” a una composición “correcta” para obtener un resultado adecuado y que iremos analizando durante este capítulo. Estas reglas o directrices de la composición no han surgido por el capricho de un grupo de personas que dictaminan los patrones a seguir, sino que son producto de la propia evolución del arte en la historia de la humanidad.

Esta evolución del arte no es simplemente un producto de la práctica social, sino que se puede entender como una buena adaptación biológica. Según las teorías del neuroarte de Ramachandran, existen “leyes del arte” que están implícitas evolutivamente en el cerebro, con patrones neuronales configurados para canalizar y activar determinados estímulos relacionados con el bienestar y que tiene tres componentes: la lógica del arte, con principios universales, la justificación evolutiva de estas reglas y el circuito cerebral que las rige (Ramachandran y Hirstein, 1999). Esta teoría del neuroarte propone una serie de capacidades creativas que los artistas implementan consciente o inconscientemente para excitar de manera óptima las áreas visuales del cerebro.


Javier Alonso Torre

Canon 5D Mark II, Canon 17-40 mm f/4.0 @ 35 mm, ISO 200, f/10, 2 s. Trípode.

Francisco Mora, de la Universidad Complutense de Madrid (2007), propone que estas leyes se resumen en dos principales: 1) La ley del agrupamiento. Los mecanismos cerebrales de agrupación de colores y formas hasta generar una forma con un significado que tiene una convergencia y cierta coordinación y producen sensaciones estéticas placenteras. En el arte elaboramos o reconstruimos o evocamos esos códigos primitivos. 2) La ley de la simetría. Somos muy sensibles a la simetría (más que cualquier otro ser vivo) que guarda relación con códigos en nuestra corteza cerebral visual. Las bases de estas percepciones siguen siendo códigos que nos han sido útiles para la supervivencia y que, en el contexto de nuestra cultura, han sido ensalzados y sublimados.

Son muchos los artistas que han marcado influencia en la evolución de la composición de fotografía de naturaleza y que han utilizado el lenguaje visual de manera magistral. No es el objetivo aquí hacer un compendio de artistas, pero sí cabe destacar algunos de ellos por la importancia que tiene su proceso creativo en la composición.

 

Ansel Adams es uno de los más reconocidos fotógrafos de paisajes y también fue un ambientalista, fomentando la conservación de espacios naturales a través de su fotografía. Sus imágenes están llenas de detalles, profundidad y muy contrastadas, gracias a una técnica llamada Sistema de zonas, que desarrolló para determinar la exposición adecuada y ajustar el contraste de las impresiones finales de sus fotografías.

Gallen Rowell aunó la fotografía de paisaje con el concepto de “aventura” y es representativo de la conjunción de la luz, y fenómenos como tormentas eléctricas y arcoíris en la composición de la fotografía de naturaleza, donde los paisajes están empapados de color y brillan con todo su poder. Elliot Porter a través de sus “paisajes íntimos “, aporta un estilo de composiciones más ajustadas que la gran escena estándar, alejándose se manifestaciones poderosas de la naturaleza e integrando los detalles de manera armoniosa en la composición. David Munech siente la obligación de presentar los paisajes con sinceridad, despojando la emoción que un fotógrafo podría elegir colocar en él, dando respuesta al paisaje en una forma verdadera, incluyendo los elementos y las formas, la luz, y lo que la luz hace en el paisaje. Y el minimalismo en la composición puede estar representada por Hiroshi Sugimoto. De entre sus temas de trabajo, las exposiciones largas en paisajes marinos son destacables por su capacidad de “no incluir elementos”, realizando composición con sólo luz y texturas extraídas de un paisaje, creando composiciones equilibradas con un punto de tensión surrealista en las mismas.

Art Wolfe documenta con sus fotografías, documentan escenas con impresionante impacto visual, al igual que las obras de Frans Lanting, imprimiendo puntos de vista diferentes y creando composiciones arriesgadas que transforman situaciones casi ordinarias al de la vida silvestre en nuevas e inquietantes visiones. Ambos autores son abanderados del conservacionismo. Por último, la creación de lenguaje visual usando el color como elemento de composición está representado en autores como Antonio Camoyán que, en palabras de J.D. Caballero, genera “una visión expresionista de la naturaleza que invita a la contemplación introspectiva y silenciosa de campos de color naturales que estallan ante nuestros ojos”.

No obstante, aunque existen estas leyes o normas de composición, que rigen la evolución del arte, no existe un obligado cumplimiento y es importante que uno se sienta libre, y experimentar con estos elementos clave, para lograr imágenes que articulen el lenguaje visual. Y esto es de especial importancia en un universo fotográfico globalizado donde la capacidad de captar la atención es muy limitada y donde la respuesta cerebral a la “armonía” está sobresaturada. Es, sin embargo, esencial conocer las leyes de composición a fondo, con estudio de la historia del arte, combinarlo con el análisis autocrítico constructivo y el entrenamiento para, a partir de ahí, comenzar la aventura de romper las reglas de composición. Y esta aventura se guiará por la senda de crear un estilo particular, rompiendo (o no) reglas de manera efectiva, pero siempre desde el conocimiento y el análisis profundo de los elementos que tenemos al alcance en nuestro visor, y del mensaje y sensaciones que queremos transmitir con nuestra fotografía.

La percepción

La percepción es la forma en la que el cerebro detecta y analiza los estímulos que le llegan a través de los sentidos. En este proceso la mente selecciona, organiza e interpreta la información recibida en busca de una representación de la realidad que la rodea. Para conseguirlo necesita reconocer e identificar los estímulos sensoriales y generar una representación interna de lo que sucede en el exterior. Ayudándose de la memoria tanto empírica como genética, el cerebro busca identificar y dar sentido a la información recibida y así poder dar la mejor repuesta posible a cada estímulo.


Javier Alonso Torre

En esta imagen se muestra un simple reflejo, pero más allá de eso vemos líneas, colores y formas. Intentamos descubrir que es lo que tenemos ante nuestros ojos.

Canon 5D Mark II, Canon 24-70 mm, f/4.0 @ 70 mm, ISO 3200, f/8, 1/45 s.

En el caso de la fotografía el sentido encargado de la recepción de estos estímulos es la vista. El proceso óptico de la percepción visual funciona mecánicamente de modo parecido en todos los individuos salvo singularidades fisiológicas (daltonismo, miopía, etc.). Las diferencias empiezan con la interpretación de la información recibida. La educación, cultura, edad, memoria o estado emocional de cada uno modifica el resultado final.

PERCEPCIÓN SELECTIVA

La cantidad de estímulos recibidos hace imposible asimilar todo lo que sucede. La necesidad de simplificar y facilitar el reconocimiento de los estímulos hace que el cerebro discrimine la información recibida y priorice sobre aquello que más le interesa.

Las prioridades de la percepción se basan en nuestras necesidades como individuo, ya sean de seguridad ante el peligro, relaciones interpersonales, o curiosidad y conocimiento ante lo desconocido.

VISIÓN REAL VS MIRADA FOTOGRÁFICA

La fotografía es un medio de comunicación visual, por lo que el conocimiento de cómo responde el cerebro a los estímulos visuales se hace una herramienta indispensable para transmitir de una manera eficaz aquello que queremos mostrar. Saber identificar aquellos elementos que susciten mayor interés, y mostrarlos de manera consciente en la imagen, repercutirán en la estética e impacto visual de la imagen.

Por lo tanto, el fotógrafo debe ser capaz de identificar cada uno de los estímulos visuales, cómo interactúan entre ellos y saber cómo utilizarlos para conseguir comunicar con sus imágenes de una manera más precisa.


Javier Alonso Torre

Cuando te encuentras ante un paisaje así el cerebro no puede hacer otra cosa que disfrutar del momento. Pero al fijar el “momento” en una imagen se aprecian detalles que no eran evidentes in situ, como el sol y su reflejo colándose justo en el hueco entre las rocas, o la diagonal en la parte inferior derecha. Por ello es fundamental ejercitar la “mirada fotográfica”.

Canon 5D Mark IV, Canon 24-70 mm, f/2.8 @ 40 mm, ISO 200, f/18, 30 s. Trípode, degradado suave.

Además, la imagen que se muestra en una fotografía no funciona de la misma manera que la visión real. Cuando se contempla un hecho en vivo lo secundario apenas es retenido por el cerebro y es desechado, pero la cámara si lo captará y quedará fijado en la fotografía. Cuando la imagen resultante es contemplada se hace de forma más reposada, y un elemento secundario que en vivo pasaba desapercibido, en la imagen fija puede ganar relevancia y competir visualmente con lo que se quiere mostrar.

La mirada fotográfica tiene que valorar de manera anticipada los atributos de cada uno de los elementos que deseamos incluir en la imagen, su peso visual y cómo se relacionan entre ellos para dirigir la mirada del espectador de la forma preconcebida por el autor.

Los elementos
ENCUADRE

La primera decisión a la hora de tomar una fotografía es determinar que se incluye en ella. El encuadre será el primer elemento en la imagen, marcando el lienzo sobre el que irán apareciendo el resto de los elementos. Haciendo un símil musical el encuadre será el pentagrama sobre el que el fotógrafo irá colocando las notas musicales.

Pero las propias proporciones del encuadre ya son en sí mismo una declaración de intenciones. Las más habituales son 1.1, 2.3, 3.4, 16.9, 1.2 y 1.3, pero las posibilidades son infinitas.

El formato cuadrado es el más neutro. Los cuatro lados miden lo mismo por lo que trasmiten estabilidad y equilibrio.

En el resto de los formatos las longitudes de los lados no miden igual, lo cual genera cierta percepción de direccionalidad entre los lados más cortos. Esto es mayor cuanto mayor sea la diferencia de longitud entre los lados.

Los formatos rectangulares pueden ser horizontales o verticales, condicionando este hecho la estructura y lectura de la imagen. Igual que ocurre con la línea, (como veremos más adelante); el formato apaisado trasmite mayor estabilidad que el vertical.


Antonio Real

Nikon D200, 28-70 mm @ 70 mm, 1/25 s, f/11, ISO 100, Buen tiempo.

PUNTO, LÍNEA Y FORMA

El punto es la unidad mínima, es el elemento más básico de la composición y supone un centro de atracción visual. Cuando es mostrado de forma aislada trasmite equilibrio y estabilidad.

Dentro del encuadre mantiene ese atributo cuanto más centrado esté, pero irá ganando en inestabilidad y tensión cuanto más cerca de los lados se encuentre.

La sucesión de puntos da lugar a la línea. Este elemento tiene gran importancia dentro de la imagen, ya que con ella se definen los contornos que dan lugar a las formas, dirigen la mirada del espectador, marcan recorridos visuales y estructuran la composición. Dos puntos separados entre sí también pueden formar una línea visual.

Distinguimos tres tipos de líneas básicas según su orientación. La horizontal, que aporta estabilidad y calma, la vertical, que da altura y presencia, y la diagonal que genera gran dinamismo y tensión. Las líneas pueden ser rectas, aportando estabilidad y vigor, o curvas, mostrando un recorrido mucho más dinámico y rico en tensiones.


Javier Alonso Torre

Las arcillas que recorren Río Tinto se muestran como líneas sinuosas que recorren todo el encuadre. Cuando encontramos una línea en la imagen no podemos evitar recorrerla y ver donde nos lleva. Conocer esto es fundamental a la hora de componer.

Canon 5D Mark II, Canon 17-40 mm, f/4.0 @ 35 mm, ISO 200, f/10, 2 s. Trípode.


Javier Alonso Torre

El curso de un río, las nubes… cualquier elemento dentro del encuadre puede mostrarse dentro de la imagen como líneas que ayudarán a estructurar la fotografía y dirigir la mirada del espectador.

Canon 5D Mark IV, Canon 16-35 mm f/4.0 @ 16 mm, ISO 50, f/16, 1/4. Trípode, degradado inverso 2 pasos, degradado suave 3 pasos.

Las diferentes líneas pueden definir un contorno, delimitar planos en la imagen y, cuando se relacionan, generar formas. Según cómo sean las líneas cambiarán los atributos de la forma. Podemos distinguir tres tipos básicos.

•Cuadradas-rectangulares, sugieren equilibrio, rectitud y estabilidad. Al igual que en el caso de los formatos del encuadre el cuadrado será más neutro y estable, mientras que los rectángulos generarán direccionalidad horizontal o vertical.

•Triangulares, formadas por tres líneas, generan diagonales y ángulos, aportan tensión y dramatismo. Cuando uno de sus lados es una línea horizontal y un vértice se dirige hacia arriba trasmite mayor estabilidad, mientras que cuando el vértice mira hacia abajo provoca gran tensión, amenaza e inestabilidad.

 

•Circulares, con ausencia de ángulos acusados, trasmiten equilibrio, perfección y cierta sensación de repetición. El circulo, genera una gran atracción visual y genera una fuerte separación entre el sujeto y el fondo.


Javier Alonso Torre

La larga exposición nos muestra una imagen serena con tres puntos que destacan sobre el resto. Aunque no existan realmente, el cerebro tiende a unir esos puntos generando líneas y formas.

Canon 5D Mark IV, Canon 17-40 mm f/4.0 @ 21 mm, ISO 50, f/13, 30 s. Trípode, degradado ND 6 pasos, filtro degradado inverso 1 paso, filtro degradado suave 3 pasos.


Javier Alonso Torre

Canon 5D Mark IV, Canon 24-70 mm f/2.8 @ 70 mm, ISO 50, f/16, 5 s. Trípode.