Tanzania, Kilimanjaro, Zanzíbar

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Probablemente los verá de noche vigilando residencias o aparcamientos de restaurantes. Prácticamente no conservan nada de su salario puesto que envían todo a sus familias, que se han quedado en el pueblo. Es su infalible solidaridad: forman un todo. Y cada uno se pone al servicio de la comunidad. Además, han encontrado en el comercio de la tanzanita —una piedra preciosa que sólo se encuentra en Tanzania— un gran medio de enriquecimiento.

Mercado

En todas las ciudades y grandes aldeas, se celebran mercados cada semana desbordantes de vida y de colores. Encontrará abundancia de frutas, verduras variadas, carnes en las que las moscas tienden a aventurarse, pescados fritos, especias, objetos de cestería, herramientas, kangas (el vestido tradicional de las mujeres bantúes) y ropa de ocasión. Los masáis organizan al menos una vez al mes grandes mercados regionales, tipos de ferias con ventas de ganado en subasta, ventas de trajes masáis, perlas y armas. En la costa, vaya a ver al menos un mercado de pescado.

Monte Meru

Con sus 4.566 m es la tercera cumbre más alta de Tanzania. La panorámica desde su cima es magnífica y da realmente amplitud a la ciudad de Arusha, en el norte. A veces hay nieve en la cima, especialmente cuando las noches son frías en marzo y abril. El Meru, montaña sagrada del pueblo masái, se llamaba antes Socialist Peak. Su ascenso es más corto que el del Kilimanjaro (una media de 3 días) y mucho más barato. En cambio, la tolerancia a la altitud es breve y la pendiente más difícil.

Moscas tse-tse

Es una mosca africana, del género Glossina, que se parece ante todo a un tábano y a la que se atribuye la transmisión de la enfermedad del sueño. Por una parte, por suerte no todas las especies tse-tse transmiten la enfermedad y, por otra, su inyección es tan violenta que solemos reaccionar mucho antes de que la mosca haya tenido tiempo de inocular nada. Hay que protegerse, sobre todo contra el dolor, llevando tejidos gruesos (pican a través de la ropa) de mangas largas y colores claros. Les atrae sobre todo el azul y el negro. En Tanzania se encuentran principalmente en los parques nacionales del Tarangire, Serengeti, el lago Manyara, Mikumi, Ruaha y Gombe Stream. Se encuentran sobre todo antes de las estaciones de gran calor (enero, febrero), pero también justo antes de las grandes tormentas de la estación de lluvias (marzo, abril y noviembre).

Mzungu

Así es como se llama el hombre blanco en suajili. Sin excepción, incluso los blancos más antiguos del país. Los niños le interpelarán con sus mzungu. Si bien al principio puede resultar embarazoso, se acabará acostumbrando. Sonría, no es malintencionado. Es solo que en algunos lugares de Tanzania, los más remotos, no suelen pasar mzungu muy a menudo.

Ngorongoro

Es el nombre que se da a la zona de conservación contigua al Serengueti y que se extiende en casi 6.500 km2. Es también el que se atribuye más precisamente a este gran cráter de laderas escarpadas que sirve de santuario natural para muchas especies animales. El cráter del Ngorongoro, con 20 km de diámetro, es la mayor caldera aún intacta del mundo. Llamado Likorongoro por los pueblos que vivían allí originalmente, la palabra fue transformada fonéticamente por los colonos alemanes en Ngorongoro, palabra que se inscribió en los registros posteriormente. Se ha convertido en un nombre mágico que hace soñar al planeta entero del mismo modo que Kilimanjaro o Zanzíbar. El lugar figura desde 1979 en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.

Patrimonio Mundial

Océanos, lagos, sabana, llanuras y valles, montañas… En Tanzania se hallan absolutamente todos los paisajes naturales. El país, en el corazón de África, ha sido especialmente agraciado por la naturaleza. La suma de los espacios protegidos (terrestres o marinos) es colosal y representa una cuarta parte de la superficie nacional. Hay más de 600 reservas forestales. Siete emplazamientos tanzanos están clasificados como Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco. Cuatro figuran en el patrimonio natural (la Zona de Conservación del Ngorongoro, el parque del Serengueti, el parque del Kilimanjaro y la reserva de Selous) y tres son de carácter cultural (el casco antiguo de Zanzíbar Town, las ruinas de Kilwa Kisiwani y de Songo Mnara, y el yacimiento de arte rupestre de Kondoa).

Perca del Nilo

Este pez introducido en el lago Victoria en la década de 1950 con el fin de alimentar a las poblaciones ribereñas del lago, terminó causando un desastre ecológico. Voraz, la perca del Nilo ha remplazado a la mayoría de las 200 especies existentes, provocando el fin de toda una biodiversidad. En cambio, su comercio, que ha crecido, alimenta desde hace casi veinte años las mesas y restaurantes de los países ricos. Víctima de su éxito, la perca tiende a desaparecer del lago, como indica el volumen de capturas desde principios de los años 2000. También está el problema de la sobrepesca con pescadores que no respetan el tamaño mínimo de las capturas y que no devuelven al agua los peces más pequeños. Por lo tanto, la reproducción está en caída libre. La perca es acondicionada en el lugar en fábricas antes de ser enviadas a Europa (alrededor del 25% de las exportaciones) y cada vez más a Asia.

Región de los Grandes Lagos

En el origen, la expresión fue empleada por exploradores del siglo XIX como Burton y Stanley, a la búsqueda de las fuentes del Nilo y designaba la región de los seis grandes lagos (Albert, Edward, Kivu, Kyoga, Tanganica y Victoria). La región, compuesta por Tanzania, Uganda, Congo, Ruanda y Burundi, es hoy una entidad geográfica caracterizada por un relieve accidentado —amenizado con grandes lagos, una elevada densidad humana, una gran proximidad cultural—, en particular lingüística (idiomas bantúes) y una experiencia política común, articulada alrededor de pequeños reinos centralizados.

Reservas marinas

El safari no es necesariamente la razón principal por la que se viene a Tanzania. Muchos buceadores del mundo acuden aquí ante todo para bañarse en sus aguas cristalinas que oscilan entre esmeralda y turquesa, famosas por poseer los arrecifes de coral más hermosos del planeta: cientos de especies diferentes pobladas por tantos peces exóticos y multicolores. Tanzania tiene la suerte de mantener y proteger dos parques marinos de reputación mundial en la costa sur (el de la isla de Mafia y el de Mnazi Bay, en la frontera con Mozambique), dos reservas excepcionales en la costa norte (una cerca de Dar y otra alrededor de la isla de Maziwe, cerca de Pangani), un santuario privado multi-galardonado internacionalmente (la isla Chumbe en la costa de Zanzíbar) y, finalmente, tres zonas de conservación realmente magníficas (la bahía de Menai, la isla de Mnemba en Zanzíbar y la isla de Misali en Pemba).

Cumplimiento de las leyes

Tanzania es un Estado bastante policial. Vayan de blanco (circulación), de beis y armados de AK-47 (seguridad y lucha contra la delincuencia) o de civil, los policías son muy visibles. Su salario es bajo; por lo tanto, no dudan en imponer multas por la menor infracción, real o supuesta. En caso de accidente también esperan una mordida a cambio de dejar marchar el vehículo. Si bien los locales son parados a menudo por los policías, los occidentales rara vez lo son. Los riesgos de acabar en la cárcel son bastante bajos. En los parques nacionales, las normas son muy estrictas. Una de las razones de este rigor es la formación a la alemana de los guardas del parque y la participación, muy positiva, de organismos alemanes en la definición de la regulación, necesaria para la conservación de los mismos.

Safari


SERENGETI NATIONAL PARK - Observación de elefantes en las llanuras del Serengeti

© raisbeckfoto – iStockphoto.com

Safari no tiene el significado occidental en suajili, en el sentido de adentrase en la sabana. Esta palabra significa viajar, es decir, desplazarse de un lugar a otro, sin connotaciones turísticas. En el espíritu de los occidentales, safari significa grandes espacios, paisajes magníficos y animales salvajes. Tanzania, santuario de los grandes mamíferos más fascinantes de nuestro planeta, no deja de hacer soñar a cualquier enamorado de la naturaleza. Para observarlos en condiciones ideales, hay que levantarse temprano, ser paciente y discreto, ir a veces a lugares de difícil acceso y, sobre todo, acudir con un guía profesional que tendrá el ojo necesario para descubrir al animal escondido en el paisaje, a veces debajo de las narices y sin embargo invisible. Respete los horarios de su conductor-guía. Es por su interés, con el fin de llevarse bien con él y aprovechar mejor el día que le propone. Como profesional, conoce las distancias y el tiempo necesario para cubrirlas.

En primer lugar, la calidad de un safari tiene que ver con los servicios de la agencia contratada, pero también con la suerte y las casualidades de los encuentros con animales. La mayor parte del tiempo son muy gratamente sorprendentes. Salir de safari es como ir a un estadio de fútbol: hay quienes vienen por el ambiente, se impregnan y se dejan llevar, y hay quienes piensan que se ve mejor en la televisión. Y, como en cualquier competición deportiva, nadie puede garantizar la calidad del espectáculo. Puede que usted no vea más que un león en estado de letargo, del que sólo sobrepasa la cabeza a través del matorral, a más de 100 metros del vehículo. Y, contrariamente a los documentales de los animales, no hay mucha probabilidad de contemplar a una fiera cazando.

 

Saludos

El saludo es un arte nacional que debe respetarse. Si aguza el oído, seguramente oirá a personas responderse mecánicamente mediante un intercambio de una decena de frases antes de dirigirse palabras más personales. Nadie espera lo mismo de usted. Sin embargo, si hace el esfuerzo de conocer algunas respuestas elementales en suajili, se expondrá a muchas sonrisas y se abrirán más puertas. Un sincero apretón de manos en el que las dos palmas chocan lateralmente el codo hacia abajo también es una buena introducción.

Sasa, Sawa-sawa

Como jambo («hola» en suajili), sasa es probablemente la expresión más extendida del país; no puede escapar. Es una puntuación que marca el ritmo de la discusión. Sasa permite encadenar las frases, concluirlas o interrumpir con suavidad a su interlocutor. Sasa da a entender la aceptación que requiere ser modulada y puede traducirse por «sí, si tú lo dices». Sawa-sawa, que termina las conversaciones, se emplea mucho más simplemente para decir «de acuerdo» o «vale».

Serengeti

Sin duda tiene en mente esas imágenes de ñus que se arrojan a la boca de los cocodrilos en la época de la migración del Masái Mara al Serengueti. Es el espectáculo ofrecido cada año en el Serengueti. Pero no el único. Disfrutará de estas amplias extensiones verdes durante varios días de safari.

Taarab

Es un estilo musical tradicional propio de Zanzíbar que mezcla varias influencias orientales. Nació en el siglo XIX en el entorno del sultán y estaba originalmente formado por instrumentos egipcios, en particular violines. Posteriormente se asociarían el sur y el ney que completa la armonía con inspiración india. El conjunto se sostiene por percusiones y un coro femenino (el toque suajili) que rodea al cantante y al qanun de origen árabe. Sauti Za Busara es un gran festival de la cultura suajili que se celebra en Zanzíbar cada año en febrero. Es el mejor lugar para descubrir grupos de taarab que no se dirigen sólo a los turistas. En 2013, el taarab perdió a Bi Kidude, fallecida con más de 100 años en Zanzíbar: por sí sola encarnaba ese estilo musical particular, del que simbolizaba la memoria y la leyenda viva. Se le rindió un homenaje nacional.

Tanzanita

Los tanzanos tienen el monopolio de la tanzanita, que sólo se encuentra en su territorio a escala mundial. Y aún así, no en todas partes. Sólo en el extremo norte, cerca del Kilimanjaro (5.895 m), en la región de Arusha. Un pastor masái descubrió por primera vez esta piedra preciosa de color azul con reflejos malvas en 1967. Se dice que había visto piedras que brillaban en la superficie del suelo, bajo el efecto de los rayos del sol. Mil veces más rara que el diamante, sedujo inmediatamente al mercado americano, en el que se concentra el 85% de las exportaciones dirigidas a los joyeros de lujo. Los masáis poseen el 95% del comercio de la tanzanita porque las minas están situadas en sus tierras, en Mererani, a unos treinta kilómetros al este de Arusha.

En las minas, las condiciones de trabajo son muy difíciles. En primer lugar porque el descenso a las galerías es especialmente peligroso: los 40 a 50 metros en vertical se hacen por una escalera con barrotes resbaladizos. Aunque hay una sirena que avisa de las explosiones, se producen accidentes. Cada día, varios cientos de personas, incluidos menores, son empleadas para trabajar en el exterior y vaciar los escombros que obstruyen la mina.

Valle del Rift

Es una gran fractura que surgió hace unos treinta millones de años en el Cuerno de África, que sigue creciendo considerablemente (1 cm al año), abriéndose entre 40 a 60 kilómetros de anchura y a veces varios kilómetros de profundidad. Se extiende a lo largo de 6.000 kilómetros de Etiopía y el sur del mar Rojo hasta el Zambeze y Mozambique. Este valle también es considerado como la cuna de la Humanidad, ya que se han descubierto los restos humanos más antiguos, en particular en la parte de las gargantas de Olduvai. La teoría que prima para explicar el nacimiento de la Humanidad sería la insuficiencia de árboles frutales: los monos migrarían bajo otros cielos y otros se quedarían, aprendiendo a levantarse y a cazar para sobrevivir.

Zanzíbar

Es una isla mítica del océano Índico. Con el Kilimanjaro y el Serengeti, forma el triángulo de oro del turismo tanzano. No ir significaría perderse una maravilla. La estancia no será la misma con o sin Zanzíbar. Hay que coger el barco, ver la bahía de Dar es Salaam y acercarse a la isla de fondos submarinos transparentes y suntuosos macizos de coral. Esta isla tropical del océano Índico fue el punto de encuentro de los guerreros del África negra y de los marineros árabes y persas. Una encrucijada mítica del negocio que albergó a los ricos sultanes del tiempo en que los esclavos del continente se intercambiaban contra los tejidos del lejano Oriente. Visitar Zanzíbar es recorrer las callejuelas sinuosas y sombreadas de la capital insular, que ha podido mantener su carácter histórico y su encanto de otra época. Es dejarse mecer por el aroma de las especias visitando plantaciones tradicionales. Es disfrutar de playas paradisíacas de arena blanca. Es nadar en unas lagunas de sueño, a la búsqueda de delfines que vienen a resollar a su lado. Es la continuación ideal del safari terrestre que le precede.

Qué hacer / Qué no hacer

Qué hacer

Dondequiera que vaya a Tanzania, será bien acogido: como el turismo es uno de los principales recursos económicos del país, el personal de los hoteles y restaurantes es en general profesional y experimentado. Si no habla inglés (e incluso si lo practica), es conveniente aprender algunas expresiones elementales en suajili, que siempre alegrarán a sus interlocutores: jambo significa «hola» ; thafadali, «por favor» ; asante, «gracias». Al karibu («bienvenido»), se le preguntará habari? («¿cómo está usted?»), al que responderá, si todo va bien por supuesto, nzuri. Los tanzanos son muy amables, y más aún si los turistas conocen algunas palabras de kiswahili.

En la calle todo es negociable: joyas, ropa, tejidos, recuerdos. No dude en discutir el precio cuando le interese un artículo, mostrándose cortés pero firme. No olvide que estos objetos han sido fabricados por artistas locales, por lo que tampoco se trata de devaluar su trabajo. Compare también los precios en las grandes tiendas de recuerdos, que a veces varían más del doble para el mismo artículo. En estas tiendas, la negociación es de rigor. También debe saber que de safari con un guía, este le dejará automáticamente en tiendas de recuerdos donde cobra una comisión sobre las compras de sus turistas (alrededor del 10%).

Qué no hacer

Alcohol: en Zanzíbar, como en Pemba, no se vende alcohol por principio. Accediendo a la demanda de los turistas, los hoteles-residencias de la costa, y luego los de Stone Town, se han saltado esta práctica. En casi todos los hoteles y restaurantes hay bebidas alcohólicas. No está permitido salir del establecimiento con alcohol.

Vestimenta: en Zanzíbar, y más aún en Pemba, donde la población es casi totalmente musulmana, se aconseja a las mujeres que no lleven ropa demasiado provocativa. Aunque los zanzibarís están acostumbrados al turismo y están lejos de ser integristas, es una cuestión de respeto hacia las costumbres y la religión locales. Atención también para las mujeres que viajan solas, un comportamiento demasiado fogoso podría atraerles problemas (agresiones, violencia).

Fotos: si quiere tomar una foto, por ejemplo de los elegantes masáis, pídales permiso siempre antes. Se lo concederán en general sin dificultad y sin ninguna contrapartida, pero no les gusta, y es normal, ser sorprendidos y fotografiados como animales curiosos.

Prostitución: como en muchos países en desarrollo, forma parte del decorado. Especialmente destacable en los bares de las grandes ciudades. La prostitución infantil también está aumentando. Es una de las lacras de África, causa de una enorme propagación del sida en todas las ciudades y pueblos del continente. Los camioneros, en particular, han propagado el virus a través de los grandes ejes de carretera hacia la región de los Grandes Lagos, foco de origen de la enfermedad, donde la población de algunos pueblos está contaminada en más de un 20%. Hay grandes riesgos de contaminación entre las prostitutas, incluidas las que vagan a veces en los grandes hoteles. Por lo tanto, no se sorprenda si hermosas mujeres jóvenes se lanzan fácilmente en sus brazos. Sobre todo vienen por dinero. Pero esto no es sistemático.

Pinceladas sobre Tanzania

GEOGRAFÍA


KILIMANDJARO - Vistas desde la cima del Kilimanjaro.

© Paulin GANGA

Se pueden distinguir cinco grandes regiones tanzanas:

Las llanuras costeras, de una anchura media de 16 kilómetros por una longitud de 800, muy salvajes, bordeadas de playas y palmeras, e interrumpidas sólo por algunos deltas fluviales y algunas calas, entre ellas las de los puertos en aguas profundas de Tanga, Dar es Salaam y Mtwara. Estas llanuras, formadas por una plataforma coralina, están esencialmente ocupadas por bosques de mangles.

Desde allí se elevan las mesetas del Este, que alcanzan hasta 300 metros de altura y en las que prima en primer lugar una densa vegetación alimentada por las lluvias abundantes que retienen estos primeros relieves. La vegetación se enrarece a medida que nos alejamos hacia el Oeste y deja paso a una gran región árida: la estepa masái.

La rama oriental del valle del Rift, en la prolongación del lago Turkana (Kenia), es la de los lagos Natron, Manyara y Eyasi, cerca de los cuales se elevan todos los macizos montañosos volcánicos importantes del país. Allí se encuentran los parques nacionales del Norte. Estos macizos montañosos alimentan numerosas fuentes de agua que desembocan en el océano Índico.

La meseta central semiárida. Situada entre 900 y 1.200 m de altitud, 300 y 1.000 m en el sur, está formada por sabanas, bosques ralos y arbustos. Al sudoeste del río Rufiji, es una meseta recorrida por fuentes de agua que la recortan en varios estanques distintos.

Por último, el valle del Rift occidental es el del lago Tanganica y el lago Nyasa. El lago Tanganica drena las aguas de las altas tierras del Noroeste, que se vierten al océano Atlántico; el lago Nyasa drena las de las altas tierras del Sur, situadas a unos 2.800 m de altitud.

CLIMA


ZANZIBAR TOWN - Masáis en una playa de Zanzíbar

© brytta – iStockphoto.com

Tanzania puede visitarse todo el año, incluso durante la temporada de lluvias. En el interior del país, las temperaturas son siempre suaves, entre 15 °C y 21 °C. La frontera norte se encuentra a dos grados de latitud sur, y la altura de las altas mesetas (más de 1.000 metros), donde se encuentra la mayoría de los parques nacionales, protege del fuerte calor. Sólo algunas regiones aisladas registran temperaturas extremas: cerca del lago Natron, el termómetro supera a menudo los 40 °C, mientras que el monte Meru y el Kilimanjaro tienen temperaturas realmente bajas: a veces hasta -25 °C en la cima de este último.

 

En cambio, la costa del océano Índico posee un clima cálido durante todo el año y un grado de humedad bastante elevado: ideal para estancias turísticas. ¡Cuidado! Llueve intermitentemente, de principios de marzo a inicios de junio; y de octubre a febrero hace realmente muchísimo calor (con frecuencia más de 35 °C, con un alto grado de humedad, especialmente entre diciembre y marzo).

Tanzania, situada en el hemisferio sur, tiene las estaciones invertidas con respecto a las europeas. Navidad se celebra en verano, y julio y agosto corresponden al invierno. Sin embargo, estas estaciones son poco contrastadas, lo que se explica por la proximidad del ecuador. En cambio, los paisajes cambian mucho y, a lo largo de las estaciones, las llanuras agotan realmente toda la paleta de tonalidades pastel. La pequeña estación de lluvias llega a principios de noviembre y se va a mediados de diciembre, mientras que la gran estación de lluvias está presente desde principios de marzo a principios de mayo. Pero esto no debe influenciarle demasiado: por regla general, sólo llueve por la noche, y este tiempo un poco perturbado no sólo no le privará del sol, sino que, además, le permitirá admirar, con intervalos, los mejores cielos negros. Estas lluvias, procedentes del océano Índico, cambiarán sobre todo el estado de las pistas, muy polvorientas o, por el contrario, bastante fangosas. Por último, la cantidad de precipitaciones puede variar mucho de un año a otro.

Lo que más cambia según los meses es, por un lado, el número de vehículos en los parques nacionales, porque el número de aficionados al safari, principalmente procedentes del hemisferio norte, es mayor en períodos de vacaciones (le recomendamos evitar Navidad y luego julio y agosto: las docenas de vehículos en el cráter del Ngorongoro recuerdan demasiado a Kenia; en cambio, en enero, septiembre y octubre, por ejemplo, salvo grupos excepcionales, estará muy tranquilo.

Y está, por otro lado, la presencia de los animales, que se desplazan continuamente busca de agua. La gran migración de los ñus en particular puede observarse en Tanzania de noviembre a junio. El parque de Tarangire es más interesante durante el invierno y primavera tanzanos (verano y otoño europeos). En los dos grandes volcanes tanzanos, la gran estación de lluvias está un poco desfasada. En enero y febrero, las nevadas nocturnas refrescan el ambiente de las cumbres pero hacen que el paisaje sea magnífico. Hace muchísimo frío en julio y agosto, sobre todo en las laderas que van del este al sur. Para el submarinismo y la pesca en aguas profundas, la mejor época se extiende entre agosto y septiembre a marzo y abril, pero puede practicar su ocio favorito durante todo el año. Por último, para la caza, sepa que sólo abre del 1 de julio al 31 de diciembre, con permisos de 21 días únicamente para determinados tipos de animales.

ECOLOGÍA Y MEDIO AMBIENTE


ECOLOGÍA Y MEDIO AMBIENTE - Isla de Mnemba

© Tanzania Tourist Board

Basando la mayor parte de su economía en el desarrollo del turismo, sus materias primas y su agricultura, Tanzania sabe que tiene que abordar seriamente el problema de la ecología y la protección del medio ambiente. Sus bosques, lagos, montañas y parques naturales son su principal fuente de ingresos turísticos. Por ejemplo, en los años 1950 y 1960 se delimitaron las fronteras de los principales parques del país: la denominación Zona de Conservación del Ngorongoro fue decretada después de que el gobierno de entonces hubiera excluido cualquier hábitat humano de la zona debido a la caza furtiva. Se pidió a los masáis que se instalaran en otro lugar (por cierto, se dice que los cazadores furtivos se disfrazaban de masái para penetrar en las tierras y sacar a los animales). Incluso se detuvo la caza intensiva de moscas tse-tse en algunas regiones porque los bosques se vieron afectados por el uso de pesticidas e insecticidas. Hoy, el Gobierno ayuda financieramente al desarrollo del ecoturismo mediante exenciones de impuestos, por ejemplo.

Tanzania, un país aún pobre que utiliza un liberalismo desenfrenado para explotar sus recursos, recibe gustosamente a las compañías extranjeras en muchos sectores de su economía. Estas podrían ayudar al país a adquirir una conciencia ecológica real y construir las infraestructuras para resolver estos problemas medioambientales. Pero en un país en el que la corrupción impera en la administración, algunos, aunque motivados para colaborar, han dado media vuelta hace tiempo.

La situación, como sabemos, no tiende a mejorar. Algunas playas de Zanzíbar no se salvan, ya que las bolsas de plástico y los desperdicios de todo tipo, tirados por los barcos e incluso los isleños, empañan este paisaje de postal. Por supuesto, las playas cercanas a los hoteles están escrupulosamente limpias, pero si se pasea cerca de los pueblos de la isla principal, a veces tendrá un panorama diferente. ¿De quién es la culpa? ¿Del Gobierno de Tanzania, que no trata de ayudar realmente al de Zanzíbar, que a su vez no está interesado en este problema? ¿De la población local, poco preocupada por el impacto que esta contaminación pueda tener en la economía de la isla? Quizás un poco de ambos.

Parques nacionales

El primer Parque Nacional del país, Serengeti, fue creado por la administración colonial británica en 1951. El objetivo de los parques es permitir la conservación óptima de la fauna, la flora y todos los ecosistemas. El retroceso de la fauna africana se debe tanto a la caza furtiva como a la presión de una agricultura extensiva. Los agricultores africanos, que dominan mal las técnicas modernas y, sobre todo, no tienen los medios para acceder a ellas, compensan su escasa eficiencia explotando siempre nuevas tierras, incluso para simples cultivos de subsistencia. La práctica de la quema empobrece el suelo, favorece la erosión a medio y largo plazo, y perjudica o destruye el hábitat de la fauna salvaje cuando estos incendios no controlados se propagan dentro de los Parques Nacionales. La creación y ampliación del territorio y de la regulación de zonas protegidas parecen, por tanto, indispensables.

A través de las elevadas tasas de conservación que se han establecido, el turismo debe permitir financiar una parte del presupuesto del país, especialmente los gastos necesarios para la gestión de estos espacios naturales (la carga salarial de las personas que los gestionan y los rangers, estos guardias armados encargados de su vigilancia permanente). Parece bastante normal que, en compensación por los daños causados inevitablemente por los vehículos de safari, el turismo pague la construcción y el mantenimiento de las pistas que se le reservan. Hay que reconocer que esto se ha hecho a menudo en detrimento de las poblaciones circundantes, a las que se le han impuesto numerosas limitaciones, empezando por la prohibición de cazar donde lo han hecho durante siglos. Por ejemplo, los masái lucharon para poder vivir y hacer pastar a sus animales en la parte oriental de las grandes llanuras del Serengeti. El fenómeno típicamente keniano de las columnas de minibuses turísticos, cercano al funcionamiento industrial en serie, ha traído algunas perversiones, contra las cuales las autoridades tanzanas intentan luchar por diferentes medios (aumento de impuestos, protección de algunos pueblos).

Del mismo modo, alrededor de los parques, si los niños no le dan la bienvenida saludando alegremente con la mano sino tendiéndosela para pedirle lápices o dinero, es que también hay un problema. Como turista, se contribuye a reforzarlo tanto como los demás. La solución pasa, sin duda, por adoptar una actitud responsable, mostrándose discreto cuando pase por un pueblo, sin exhibir su material fotográfico, y sin repartir dinero o pequeños regalos, satisfactorios para la mente pero totalmente inútiles e incluso perjudiciales. Si se siente un alma pródiga, pida consejo, para así ofrecer regalos que sean realmente útiles para una comunidad y que no corren el riesgo de ser recuperados o de contribuir a la financiación de los organismos encargados de la conservación.

Los 16 Parques Nacionales de Tanzania se presentan con más detalle en las diferentes zonas regionales. Por orden alfabético, se encuentran los parques de Arusha, el río Gombe, Katavi, Kilimanjaro, Kitulo, el lago Manyara, Mkomazi, Mikumi, los montes Mahale, Ruaha, la isla de Rubondo, Saadani, la isla de Saanane (el último), el Seregenti, el Tarangire y, por último, los montes de Udzungwa. Además, la Zona de Conservación del Ngorongoro, que tiene un estatuto especial, para que los masái puedan vivir allí (excepto el cráter) y 17 reservas de caza (game reserve), de las cuales la más conocida es la de Selous, destinada al turismo y a la caza. Los safaris suelen realizarse en vehículo: se llama game drive (game: «caza» en español). Los safaris a pie, o game walk, sólo se permiten fuera de los parques, o en los parques a los que los vehículos no acceden (montes Udzungwa, montes Mahale, río Gombe y Kitulo). Es obligatorio entonces recurrir a los servicios de un ranger (guardia de los parques, armado), ya que el peligro es real aquí también. En los game reserves, se puede contentar con un game scout gubernamental.